───── 13: alexandria

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C A P I T U L O   T R E CE









El grupo se había dividido entre la caravana y un vehículo para conducir hasta la comunidad de la Aaron nos había comentado. Me describió observando el paisaje, aunque no le prestaba la suficiente atención y me enfocaba más en mis pensamientos.

¿Como había sido tan ilusa? Si tan solo...si tan solo hubiese esperado un poco más, si el miedo no me hubiese paralizado, tal vez me habría dado cuenta, si tan solo hubiese sabido que estaban vivo, los hubiese buscado...todo este tiempo habían estado vivos.

—No te atormente, Olive—Maggie me acarició el hombro e interrumpió el hilo de pensamientos negativos en los que me estaba sumiendo— no lo pienses tanto, disfruta esta bella noticia. Se lo mucho que sufriste, es momento de comenzar a disfrutar con ellos todo el tiempo sin verse.

La miró a los ojos, estaban rojos y se habían acumulado un poco de lágrimas. No imaginaba lo difícil que era para Maggie decir esas palabras, pero lo agradecía. Me acerco a ella y la abrazo, está no tarda en corresponderme y escucho un sollozo, cierro los ojos y suelto un suspiro. Me hubiese gustado poder quitarle aquel dolor, pero al menos podía intentar alivianarlo con compañía y contención.

—Es momento de un nuevo comienzo, Mags.












Cuando el auto delante de nosotros comienza a frenar, la caravana hace lo mismo. Adam nos da un vistazo y hace un gesto para que bajemos. El ambiente estaba dividido en diferentes emociones, desde la tensión hasta la alegría, pues Aaron no había mentido con las fotos y frente a nosotros se alzaban grandes portones y podíamos oír el ruido de gente caminando y hasta niños riéndose. Sin embargo, existía la desconfianza, ya nos habíamos topado con algo parecido hace unos cuantos meses y había resultado de la peor manera.

Unos ruidos en los arbustos hicieron que todos dirigiéramos nuestras armas hacia ahí, pero solo se trataba de un zorrillo, el cual murió de pronto cuando una flecha de Daryl se incrusto en su pequeño cuerpo.

—traemos la cena– dijo este justo cuando los portones se abrieron.

Imaginaba que mi cara era la misma que la de los demás, digna de una fotografía. No esperaba un lugar así, no esperaba ver casas preciosas, ni a niños jugando sin miedo en las calles, mucho menos ver a gente paseando mascotas como si nada. No parecía real, o quizás si, habíamos estado tanto tiempo en la intemperie que quizás fue nuestra realidad la que se distorsionó.

—Bienvenidos a Alexandria.

Mi mirada se dirigió a Adam, este sonrió y me abrazo por los hombros. Este lugar era un sueño, una esperanza, un nuevo comienzo.

—Tienen que entregar sus armas– solicitó una mujer de cabellera negra y regordeta. Merle soltó un bufido—por cierto soy Olivia, es un gusto ver nuevas caras.

Nuestra mirada recayó en el líder del grupo, si entregábamos las armas o no, dependía de él. Rick se veía tenso tanto como nosotros, las experiencias nos habían hecho desconfiados y que nos quitaran las armas nos dejaba expuestos y muy vulnerables.

—Háganlo– ordenó Rick, quién dejó su colt sobre el carrito que traía aquella mujer llamada Olivia. Nosotros obedecimos, excepto por los quejidos de Merle.






Mas tarde, fue Adam quien nos guió hasta las casas que nos habían asignado, eran grandes y espaciosas, lo suficiente como para que viviéramos cómodos. Suponía que la entrevista con Deanna —la mujer que parecía a cargo de este lugar— había ido bien y por eso seguíamos aquí.

—Preferimos quedarnos todos aquí, al menos por estos días— hablo Rick mientras miraba a Adam, este último me hecho un vistazo y luego asintió.

—Si así lo prefieren—dijo mientras se encogía de hombros— hay ropa limpia, utensilios de aseo y si necesitan algo más, búsquenme. Vivo al final de la calle.

Adam me miró y supuse que eso último había sido un mensaje directamente hacia mí, dejó un beso en mi frente y salió por la puerta. Carol se apresuró a cerrarla y nos reunimos en el living.

—No confío en estas personas–murmuró Rick mientras miraba con cautela por la ventana— Así que hagan lo que tengan que hacer y manténganse juntos, no se separen.

—¡Deberían probar las duchas!–Glenn era el más emocionado, tenía una sonrisa de oreja a oreja junto a Maggie.

—¿Hay agua caliente?–preguntó michonne contagiándose de la emoción genuina de la pareja, glenn asintió—¿Dentífrico?

Glenn movió su cabeza efusivamente.

—Yo voy primero– se adelantó Merle.

—Ni lo pienses, imbécil–Michonne se adelantó y subió corriendo las escaleras, Merle no quedó atrás y desde abajo se podía oír su pelea aún. Los demás se habían dispersado, ninguno pareció hacerle mucho caso a Rick.

Reviso la habitación, era amplia y estaba amueblado con una cama de dos plazas, una mesa de noche y un armario. Me acerqué a este último, rebusque entre los cajones ropa lo más cercana a mi talla, encontré unos pantalones, una polera de tiras y una camisa mangas cortas, había ropa interior limpia y unos zapatos que esperaba no me quedara tan grandes. Cundo estoy apunto de entrar al baño, la puerta de la habitación de abre.

—Creí que estaba desocupado– habló Daryl desde la puerta. Reprimí una sonrisa al ver su intento de ocultar su nerviosismo.

—Puedes pasar conmigo— este me miró y soltó un bufido. Rodé los ojos y sonreí— prometo no tardar. Por cierto, no era broma lo de acompañarme.

Cerré la puerta al oír un gruñido y como este comenzaba a revolver los cajones, solté una risa y procedí a quitarme la ropa, disfrutaría cada gota de esta ducha y reuniría las fuerzas necesarias para ver a Sam.


Cuando baje lo primero que vi fue a Rick, estaba terminando de secar su barbilla y me sorprendió el rostro bajo aquella barba a la que estaba acostumbrada, parecía incluso más joven sin ella e podría decirse hasta más guapo.

—¡Woah!– exclamé al ver a Rick.

—¿Qué?– dijo este mientras tomaba a la pequeña Judith en brazos y me miraba con una ceja enarcada.

—Deberías afeitarte más seguido– sonreí y le guiñe un ojo a modo de broma— de haber sabido que tu rostro lucia así de bien...

—Ajá– murmuró él mientras sonreía de lado— nos vemos más tarde, Olive.

Camine con lentitud hacia el final de la calle y de vez en cuando frotaba mis manos con los pantalones para secar el sudor que se acumulaba en ellas, estaba nerviosa y ansiosa por verlos de nuevo. La última casa de la calle era bastante más pequeña a comparación de las demás, era de un piso y tenía una fachada bastante simple —un pórtico rodeado de algunas plantas y un par de asientos—, acerque mi mano temblorosa a la puerta y di unos golpecitos.

La puerta se abrió a los segundos y fue Adam quien me recibió, esta se hizo a un lado y me permitió pasar, por dentro la casa era blanca y tenía algunos cuadros en la pared, había un sofá grande en medio de la habitación, una mesa pequeña que tenía un par de adornos y una cocina americana. Más allá habían 4 puertas que suponía eran las habitaciones y el baño. No había señales de Sam.

Una de las puertas se abrió y de ahí salió un chico alto y delgado, de cabello hasta los hombros y quien tenía la vista pegada al suelo, en sus manos llevaba un par de historietas. Me tomo varios segundos asimilar que se trataba de mi hermano pequeño.

—Sam—susurré, el nombrado se encogió en su lugar y alzó la cabeza. Sam me miró unos segundos y luego miró a Adam. Este cruzó los pocos metros que nos separaban y se aferró a mi cuerpo, sus delgados brazos me sujetaban con fuerza y su cara estaba escondida en mi cuello. Lo escuche sollozar.

—No sabe cuántas veces soñé este momento, sabía que no podías estar muerta—murmuro él. Su voz sonaba tan distinta.

—No permitiré que nos volvamos a separar—murmuro Adam mientras se unía a nuestro abrazo.

Mi corazón latía con tal intensidad que sentía que podría morir de felicidad en ese momento. No había palabras suficientes para hacerlos entender lo mucho que los había extrañado, lo difíciles que habían sido estos años en su ausencia. Lo terriblemente culpable que me había sentido por largo tiempo por creerlos muertos. Así que solo lloré y los abracé todo el tiempo qué pude, susurrando lo mucho que los amaba y que no dejaría que nada ni nadie me arrebate la felicidad de tenerlos a mi lado.

—estoy aquí, hermanos. No volverán a separarse de mí.









NOTA AUTORA: Décimo tercer capitulo de SURVIVORS, espero que les haya gustado, apreciaría que pudiesen votar y comentar que tal les pareció.

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