Capítulo 24. Luke.

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Estoy alucinando.

Si, debe ser una alucinación porque Lay se mueve en cámara lenta, sonriendo y parpadeando de forma seductora, diciendo mi nombre.

—¿Luke?

—¿Si, cariño?

—¿Escuchaste algo de lo que dije?

Sus labios siguen moviéndose, se presionan con fuerza y de pronto, no es la boca de Lay la que estoy mirando. Es Becca y sus labios rojos lanzádome un beso.

—¿Luke? —ahora escucho a Christian—. ¿Consumiste drogas?

Nope.

—A un lado, amor. Déjame hacerlo.

La cosita sexy aparece en mi línea de visión, con sus enormes ojos azules y sus pequeñas cejas fruncidas de forma adorable.

—Hay Luke para todas. —le recuerdo con una de mis sonrisas.

Una sola ceja se alza, y lo próximo que sé es que golpea mi mejilla con tanta fuerza que me gira la cabeza.

—¡Ay! ¡Jodida...! —chillo.

—Ahí está. Es el mismo imbécil de siempre.

Su grosera cabeza desaparece de mi vista, dando paso a la luz del sol y al ceño fruncido de Christian.

—¡Tu no! —grito, manoteando—. ¡Tu no me beses!

—Nadie va a besarte, pedazo de idiota. Intentamos levantarte del puto piso donde decidiste tomar tu jodida siesta.

¿Piso?

¿Siesta?

Cuando puedo enfocar mi visión, me levanto con cuidado en mis codos para sentarme y ver a mis preocupados amigos.

—¿Qué pasó? —pregunto.

—Juro que no lo lancé, jefe. Él solo tropezó de las escaleras. —Dice Lay mirándolo—. Perdió de vista el escalón y cayó.

—Está bien, démosle espacio para que respire, tiene la cabeza dura así que no hay nada qué lamentar. —Christian les hace una seña para que se aparten.

Jodido mal amigo.

Ni siquiera me ayuda a levantarme, solo me mira con las manos en los bolsillos.

—Necesito un cigarro. Y una cerveza. Y el puto día libre —gruño.

—Arruinaste mi salida, y la tuya. Lo último que mereces es un cigarrillo o alcohol. —me regaña—. ¿Por qué te caíste? ¿Estás muriendo?

Si.

—Un poco.

Sus ojos se abren mucho cuando me mira, revisando como si tuviera jodida vista de rayos X.

—¡No he tenido sexo en semanas! ¡Estoy muriendo, Christian!

—Imbécil. —se ríe.

—Estoy hablando en serio, ¡El señor Sawyer está más muerto que tu sentido del humor!

Vuelve a reír pero esta vez me ayuda a levantarme. Extiendo la mano para que me dé un cigarrillo pero él solo encoje los hombros. Oh, si. La cosita sexy le quitó los cigarrillos y la habilidad de decidir por si mismo.

—Creí que estabas saliendo con la amiga de Lay y Ana. ¿Cómo va eso?

—La chica es más difícil de lo que pensé y no estoy obteniendo nada. ¡Es frustrante! Me estoy volviendo loco.

—Te dije que no debías obsesionarte con ella, te lo advertí. —me acusa.

—Lo sé, lo dijiste. Y ahora no tengo sexo con ella ni con nadie más. ¡Estoy en completa abstinencia y perdiendo mis fuerzas!

Christian me mira como si le hubiera preguntado la hora.

—Entonces ve y acuéstate con alguna desafortunada chica, o vuelve al club de baile de tu mamá, lo que sea que te mantenga cuerdo.

Debería.

Sería tan fácil ir a cualquier bar y elegir a una chica. O mejor aún, ir al departamento con Penélope y conseguir la cena además del sexo. Eso ayudaría a despejar mi mente.

Pero entonces yo sabría lo que pasó, y tendría que dejar de buscar a Becca y mi esfuerzo se habrá ido a la mierda.

—Voy a pensarlo.

Una vez que estamos seguros que no sufrí una conmoción, volvemos a nuestras actividades de investigación, con Lay vigilándome como si me fuera a crecer otra cabeza.

—Estoy bien, rubia. Lo juro. Ahora tengo qué irme a hacer de niñero para Becca.

—¿Estás seguro? —pregunta, mirándome desde la ventanilla del copiloto.

—¡No! Una de ellas me estafa y la otra me odia... —Leila interrumpe.

—Me refiero a qué si estás bien, tonto.

Ah, si.

—Estoy bien, gracias por preocuparte.

Lay se aleja para que pueda poner mi auto en marcha e ir a cumplir con mi promesa. Apenas estaciono afuera de la casa de Becca, la puerta se abre.

—¡Luke! ¿Estás bien? Leila me dijo que tuviste un accidente.

Me agarra la cabeza y la gira a ambos lados para verificarme. Y yo amo que se preocupe por mi.

—Cuidado con el cuello, mamita —aparto sus manos de mi—. Estoy bien, Leila exagera.

—Debería quedarme.

—No. —pongo las llaves del auto en sus manos—. Tienes que ir, no tienes quién te cubra y necesitas pagar las facturas.

—Tienes razón. Pero si te sientes mal o algo, llámame.

Ella entra a la casa por su bolso, besa a las niñas y también me besa la mejilla. Si, esto va lento.

La puerta se cierra, dejándome con rojo 1 y 2 en la sala, mirándome con curiosidad.

—¿Y la comida? —rojo 1 frunce las cejas.

—Hoy no hay comida para ustedes dos porque vomitan. —agito mi dedo frente a ellas—. Seguramente pueden comer cereal o cualquier otra cosa que su madre tenga en la cocina.

Ambas comparten esa diabólica mirada.

—Mierda, ustedes dos son aterradoras. ¿Qué? ¿Por qué me miran?

Rojo 2 presiona los labios en una mueca y rojo 1 asiente.

—Mamá dijo que fuéramos buenas y cuidáramos de ti.

—¿De verdad?

No me lo creo.

—Si. Y nos va a dar pastel de unicornio si obedecemos.

Eso suena delicioso.

—¿Yo también puedo comer pastel?

Ambas niñas me toman de las manos y me guían al sofá, encienden la televisión en una repetición del juego de los mariners y se sientan a cada lado.

—¿Y luego que pasa? ¿Me quedo sentado el resto de la tarde?

—Si.

Genial.

Podría acostumbrarme a esto.

—¿Y qué hay de la comida? —pregunto porque mis tripas comienzan a hacer ruidos extraños.

—Tenemos cereal. —Dice rojo 1 y Rojo 2 asiente.

—Mierda, no. Casi muero hoy y quiero pizza, ¿Ustedes quieren? —las dos sonríen—. Pizza será.

Tomo el móvil del bolsillo para marcar el número de mi restaurante favorito y me reclino en el sofá listo para ser atendido como merezco.

~ • ~

¿Listas para seguir con Andrew?

😅

No me olvido de actualizar, lo prometo 🙈. Estoy emocionada porque las historias avanzan y les agradezco el apoyo ♥️.

Es genial saber que disfrutan las historias.

Por si aún no han leído “El cuento de mi vida”, es una historia corta y original, les agradecería que le dieran una miradita.

También les platico que van tres veces que me proponen llevar Oscuro a la plataforma de Dreame, pero no quiero dejarlas 🥺.

No escribo por dinero, ni pretendo ser famosa. Escribo porque me gusta crear historias y porque todas ustedes me siguen la corriente 🥰, así que hay Blue para rato.

Un beso y un abrazo. ♥️

Chicas que estén sufriendo las inclemencias del tiempo, ¡cuídense mucho! 😘

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