𝐟𝐨𝐮𝐫. ... death eater by association?

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IV —— ... death eater by association?

🦢

—ESTOY HORRORIZADA. CONFUSA. DISGUSTADA —Georgia tiene los brazos cruzados mientras ella y Fianna se sientan en el Gran Comedor. Durante el resto del viaje, Fianna y Regulus estuvieron con sus amigas, y tanto Pandora como Georgia se quedaron estupefactas de que los hubieran encontrado besándose en los baños. Ambas acordaron rápidamente que, si querían que los Aurores dejaran el caso, tendrían que seguirles la corriente un poco más, escuchando incómodamente a sus respectivas mejores amigas desahogarse sobre la noticia.

Siguió a Fianna hasta la escuela, con Georgia aún en estado de shock. Fianna no deja de mirar a su alrededor, sintiendo la cantidad de ojos que la contemplan. Gracias a Dios, los delegados no tienen que hacer nada para la ceremonia de inicio de curso, porque preferiría arder en la hoguera antes que estar delante de todo un colegio que sabe que ha sido encontrada por los Aurores, aparentemente a punto de tirarse a Regulus Black en los lavabos. Si hasta ese momento no había estado a la altura de la hermana del merodeador, ahora sí que se lo había ganado.

—Mira, no contaba con que pasara —dice Fianna, completamente en serio. ¿Qué va a hacer cuando su hermano se entere? A sus padres no les importará, ¿pero a Remus? No sólo es el mejor amigo del hermano repudiado de Regulus, sino también un miembro del grupo encargado de detener a Voldemort. Fianna está condenada. Siente que su moral ha pasado a un segundo plano, mientras agradece miserablemente que nadie más sepa que Regulus, su aparente novio, es un mortífago. ¿Significa eso que... es una mortífaga por asociación? Quiere que la aten a una estaca inmediatamente.

—Debí suponerlo —dice Georgia.

Eso toma a Fianna por sorpresa.

—¿A qué te refieres?

—Nadie se acuerda del pedido de alguien cuando es tan raro —dice Georgia.

Fianna hace una pausa.

— ... ¿Qué tiene de malo el Earl Grey?

—¡Ya estamos otra vez! —avergonzada, Georgia sacude la cabeza—. ¡Es un snob desayuno inglés! No me puedo creer que no sólo salgas con el cretino de Regulus Black, ¡sino con el cretino de Regulus Black cuya bebida favorita es el Earl Grey!

—A mí... no me molesta el Earl Grey...

—Tienes que tener una charla personal contigo misma —dice Georgia muy seriamente.

Afortunadamente, la Ceremonia de Selección concluye; el Sombrero Seleccionador se guarda por un año más, pero no antes de que Fianna pueda lanzarle una mirada sucia, eternamente marcada por sus seis minutos en el infierno en su primer día de clases. El coro del colegio sale, parándose en dos ordenadas filas frente a los profesores. El profesor Flitwick, su profesor de Encantamientos y director del coro, se pone frente a ellos, agitando su varita como la batuta de un director. Con un ligero toque, el coro irrumpe en una interpretación de Islands in the Stream. Fianna se muerde el labio para reprimir la risa. Claramente el colegio quiere mostrar el atractivo de los muggles... pero no está segura de que esta sea la mejor canción para ello. ¿Fleetwood Mac, sin embargo? Convertiría a cualquier mortífago en un fanático de los muggles, aunque Fianna no esté convencida de que Stevie Nicks sea muggle.

Al terminar el coro, Dumbledore toma su lugar. Fianna consulta su reloj y su estómago comienza a revolverse de hambre. Espera que el discurso sea rápido para poder comer pronto.

—¡Bienvenidos a un nuevo año en Hogwarts! Como siempre, quiero dar la más alegre bienvenida a nuestros alumnos de primero. Espero que os adaptéis con facilidad y que los estudiantes de cursos superiores os ayuden a sentiros bienvenidos —Dumbledore hace una pausa por un segundo; Fianna mira a los primero de Gryffindor, todos con ojos brillantes y uniformes de gran tamaño—. Creo que este año es más importante que nunca para nosotros enfatizar la importancia de la comunidad.

Fianna y Georgia intercambian una mirada; aparentemente, entre el caos de los baños se descubrió que un Slytherin de séptimo año llamado Gus Rookwood tenía una Marca Tenebrosa y fue sacado por los Aurores. Egoístamente, Fianna se sintió aliviada por la noticia: si arrestaron a uno, con suerte no volverán a husmear por un tiempo.

Aunque se pone nerviosa. Gus y Regulus andan en el mismo grupo junto a Evan Rosier, Barty Crouch Jr. y Pandora. Si dos son mortífagos, Fianna solo puede asumir que los otros dos también... Y nunca se sabe, Pandora podría mentir acerca de su desinterés en todo el asunto para evitar que la descubran...

Y ese es solo su grupo — ¿qué pasa si hay más mortífagos acechando con uniformes de Hogwarts o estudiantes que planean unirse algún día? Fianna siente que necesita morderse la lengua ahora más que nunca. Si la persona equivocada escucha que mi madre es muggle y mi hermano es un hombre lobo, ella está muerta...

... Lo cual parece más fácil decirlo que lamentarlo, ahora que su aparente novio es un mortífago. (Reza a Dios, por muy muggle que sea, para no tener que pasar ni un solo minuto con ninguno de los amigos mortífagos de Regulus. ¡Ew, ew, ew!)

—Hoy, se descubrió que uno de los nuestros era un mortífago. Y sé que puede haber más entre nosotros o algunos pensando en elegir ese camino —hay una pausa. Fianna puede sentir a Georgia mirándola, la nueva alianza de la rubia con Regulus Black dándole un objetivo—. A lo que me refiero es: nadie puede elegir nuestro linaje, y es injusto juzgar a alguien por esto. Echad una mano amistosa a alguien nuevo este año... Puede que ganes al más improbable de los amigos.

Fianna mira hacia la mesa de Slytherin en el extremo opuesto del Gran Comedor. Desafortunadamente, capta la mirada de Regulus, quien torpemente la aparta mientras Evan Rosier le susurra algo. Hay una brecha entre Barty Crouch y Pandora, como si los chicos hubieran dejado espacio para su amigo expulsado desde entonces.

—Tengo un último anuncio —dice Dumbledore. Fianna desearía poder quejarse. Su estómago da vueltas, hambriento—. Debido al entorno actual, Hogwarts tomará precauciones de seguridad adicionales este año. Esto incluye horarios reducidos en Hogsmeade los fines de semana con una prohibición provisional para los estudiantes que deben abandonar el recinto por temas de trabajos parciales.

¿Qué? —Fianna le sisea a Georgia, furiosa.

—... Dicho eso, ¡que empiece el banquete!

Dumbledore hace un gesto con la mano y pollo asado aparece en medio de las cuatro mesas, y mientras Georgia y Fianna se enfrentan a la noticia de que están provisionalmente desempleadas, aparece un plato de verduras asadas entre ellas.

Pero Fianna ignora el hambre en su estómago por ahora; baja del banco y camina hacia la mesa de los profesores. Sube las escaleras y se para frente a Dumbledore.

—Hola, señorita Lupin —saluda Dumbledore alegremente—. ¿Ha probado las chirivías asadas? Los elfos domésticos pasaron todo el verano perfeccionándolas.

El estómago vacío de Fianna toma esto como un ataque personal. Primero, está desempleada y segundo, ¿él habla no solo de comida, sino también de su parte favorita de un asado?

—Hola —dice, tratando de apresurarse a responder—. Aún no lo he hecho. Quería preguntar sobre la prohibición de los trabajos a tiempo parcial. ¿Deberíamos haber estado Prewett y yo involucrados en esa conversación...?

—Lo siento, pero es una cuestión de seguridad. Algunos estudiantes, y sé que esto no la incluye a usted, pueden pretender tener un trabajo en otro lugar y usar la libertad de transporte como una forma de asistir a las reuniones de los mortífagos. Espero que al evitarlo, podamos alentarlos a elegir el camino correcto.

Fianna piensa, oh, sí, porque dejar de ser un mortífago es lo mismo que entregarle un aviso a un gerente. Sin embargo, intenta salirse con la suya, y su jefa de casa, McGonagall, está justo al lado de Dumbledore, por lo que Fianna intenta ser educada.

—Es que no me parece justo.

—A veces la vida no es justa, Lupin —espeta McGonagall.

Se queda en silencio, conteniendo su ira. Sé que la vida no es justa, ¡nada de este día lo ha sido! Piensa en la cantidad de dinero que ahora va a perder, simplemente porque ya no puede trabajar en su turno de sábado. No puede visitar a sus padres, no puede ver a su hermano; por primera vez desde que consiguió este trabajo en cuarto año está completa y absolutamente atrapada en las tierras altas de Escocia hasta Navidad.

—Bueno —Fianna tiene los dientes apretados—. Gracias, de todas formas.

—¡Disfruta las chirivías! —dice Dumbledore, quien debe saber lo enojada que está.

Se vuelve a sentar frente a Georgia, con una chirivía asada ya metida en la boca.

—¡No me lo creo! ¡Tenía una lista de ropa que quería comprar con el salario de este mes!

—Todo es culpa de los mortífagos —dice Georgia con amargura. Mira el muslo de pollo que tiene en la mano y luego lo usa para señalar a Fianna—. Dile a tu novio que dije eso.

Fianna no dice nada. En cambio, come enojada, deseando poder retroceder en el tiempo y presionar reiniciar. No habría ido con Regulus a buscar un escondite, habría encontrado una manera de detener esta tontería. Es una pesadilla, y la mayor parte recae miserablemente en su estúpida decisión de ayudar a Regulus Black en el tren.

No se arrepiente de haberlo ayudado; no le preguntes por qué se siente tan protectora con él, no lo entiende, pero la culpa la habría estado carcomiendo si hubiera sabido que él estaba en problemas y ella no ayudó. ¿Los otros mortífagos de los que es amigo? Que se jodan, por lo que a ella le importa, pero Regulus es diferente... Dios, ahora empiezo a sonar como todos creen que soy, piensa, sintiéndose asqueada. Se siente protectora, pero él no le gusta así, ¡ew!

Su mueca la sigue desde la mesa de Gryffindor hasta el pasillo exterior, mientras se dice a sí misma que necesita ordenarse antes de que los de primero piensen que tienen a una perra como delegada. Pero, antes de que pueda pensar en otra cosa, una mano la agarra y la aleja de la multitud de estudiantes que caminan hacia sus salas comunes.

Es arrastrada al pasillo de servicio al lado del Gran Comedor, vacío desde que los elfos domésticos introducen los platos sucios en las cocinas. Fianna retira su brazo, mientras Regulus la mira.

—¿Ahora que?

—Tenemos un problema —suelta él.

—Lo sé, todos se creen que salgo con un mortífago.

¡Baja la voz!

¡Aquí no hay nadie! —Fianna deja escapar un suspiro y se pasa los dedos por el cabello—. Lo siento, ha sido un día de mierda... Básicamente, perdí mi trabajo.

—Lo vi —dice Regulus.

Ella frunce el ceño.

—¿Qué...?

—Bueno, te vi yendo hacia Dumbledore e imaginé que iba por ese camino —responde, encogiéndose de hombros. Hace una pausa por un segundo, como si tuviera algo más en mente. Resulta que sí, porque luego agrega—: Además, en cuanto mis amigos te vieron acercarte a él, empezaron a hablar de mi novia.

Los labios de Fianna se tuercen, asqueada.

—No me voy a acostumbrar a eso.

—¿Soy tan feo? —dice Regulus, mirándola divertido.

Le lanza una mirada asesina y se cruza de brazos.

—No voy a responder. Sigues siendo el hermano de Sirius y me niego a alimentar tu ego.

—Bueno, además del hecho de que me encuentras atractivo —Regulus hace una pausa y sonríe descaradamente ante la expresión de asco en el rostro de Fianna—, se van a dar cuenta de que mentimos si no pensamos en algo... No sé nada sobre ti.

—Podemos decir simplemente que estábamos demasiado ocupados liándonos como para hablar —dice Fianna, encogiéndose de hombros.

Regulus la mira de forma extraña... Ella no cree que él pueda mirarla sin entrar en confusión. Pero se recupera y dice:

—No creo que mi madre, que inevitablemente se va a enterar, quede impresionada al respecto... Ni nuestros hermanos.

La idea de ser amable con Walburga Black la enferma. También se da cuenta rápidamente de que tendrá que ser lista para mantener en secreto el linaje de su propia madre y la falta de magia en él. Sin mencionar a su hermano... Dios, se arrepiente mucho de esto.

—Vale, primera regla: no tengo que conocer a tu madre —dice Fianna—. Si va de visita a Hogsmeade, yo tendré que tener amigdalitis o algo así.

—Mi madre nunca lo visita, así que eso es redundante —él dice con desdén.

Fianna siente una punzada de culpa. Sabía que Walburga y Orion nunca visitaron a Sirius, pero pensó que era por ser un traidor a la sangre en el momento en que entró en Gryffindor; supuso que Regulus, su chico de oro, habría recibido un trato diferente.

—Me refiero a si se entera y quiere conocerme en el futuro... —Fianna consulta su reloj; pronto tendrá deberes como delegada y necesita organizar un plan con Georgia si aún quieren escabullirse a Cabeza de Puerco—. Tengo que irme. ¿Irás al pub más tarde? Podemos encontrar un lugar tranquilo y hablar de esto apropiadamente.

—Supongo que tendré que hacerlo —dice Regulus.

Fianna levanta una ceja.

—¿Nada mejor que hacer?

Regulus tarda un minuto en responder. La mente de Fianna se remonta a esa conversación en Borgin & Burkes. Parecía muy contento de escuchar una hora de trabajo al día, lo que sugiere que cualquier cosa que esté planeando hacer, puede hacerlo en Hogwarts. Hm.

—Llega allí a las once —dice Fianna. Sabe que el pasillo seguirá lleno de estudiantes y realmente no quiere que piensen que la nueva delegada se está escondiendo por áreas restringidas con un chico. Sin embargo, recuerda esta parte del Mapa del Merodeador y sabe que hay una pequeña ventana que da al patio—. No me sigas... Déjame cinco minutos de margen.

Regulus la mira.

—Eres una novia mandona.

—Vete a la mierda —dice Fianna, molesta.

Sale corriendo hacia la ventana. Es un castillo antiguo, por lo que es uno de esos sin cristal, algo que normalmente le resultaría molesto (¿cómo es que nadie, en los últimos trescientos años, ha invertido en algunos paneles de vidrio para reducir la factura de energía de este lugar?) si no necesitara salir de allí. Se levanta y comprueba que no haya nadie alrededor antes de inhalar y hacer que su cuerpo sea reemplazado por el de un ciste. Rápidamente, se lanza desde la cornisa, desaparece en el cielo, y encuentra un lugar más cercano a la torre de Gryffindor para transformarse nuevamente en ella misma. Cuando está en este cuerpo, todo lo humano parece muy lejano, un pensamiento que la hace suspirar mientras aterriza nuevamente en el suelo como la rubia de diecisiete años.

Los cisnes no tienen por qué fingir una cita, piensa poco impresionada.

🦢

FIANNA LLEVA SU BLUSA FAVORITA, una de color verde lima con volantes que es ligeramente transparente, por lo que usa un bralette de crochet negro debajo. También lleva sus jeans favoritos y siente que necesita toda la comodidad posible para pasar esta noche. Lo que se suponía que sería un trago divertido, con una charla rápida con Prewett sobre su agenda como delegada, se ha transformado desde entonces en una pesadilla. Ahora, su noche no se trata de ginebra y limonadas, sino de cómo salirse con la suya saliendo falsamente con Regulus Black.

Ya ha prometido que hablará con Prewett mañana, y menos mal que él ya llevaba tres tragos de Whisky de Fuego cuando ella llegó, así que pareció que sólo estaba siendo considerada. Ahora, Fianna, con el pelo teñido de pelirrojo por la noche, está de pie cerca de la barra con Georgia, mientras Pandora les habla vertiginosamente de tener una chica en su grupo de amigos.

—Los adoro, de verdad, ¡pero todo es guerra y nada de juegos con ellos! —dice Pandora. Intentó vestirse como Narcissa Black, lo que resultó en un conjunto gótico de Stevie Nicks—. Los Slytherin no son divertidos. Barty, Evan y Gus nunca pondrían un pie aquí... Reg tampoco lo haría, normalmente...

Aquí está el asunto: las otras casas se mezclan, pero los Slytherin se mantienen solos. En realidad, sólo Pandora interactúa con todos, pero siempre ha sido la oveja negra de su familia. Fianna sabe que algunos Slytherins la miran raro, pero ¿quién va a hacer un comentario cuando ella es una Malfoy? Mientras sea miembro de su familia, es dorada. Bueno... plateada.

—Ahora tiene sentido —dice Georgia encogiéndose de hombros. Aparentemente, poco a poco está aceptando la idea, algo que hace que Fianna se sienta culpable, porque no existe ninguna relación que ella pueda siquiera aceptar—. Él era un cliente habitual en el trabajo, pero no venía cuando estaba solo yo...

Fianna frunce, porque eso es un poco extraño. Pero no puede cuestionarlo; en su lugar, sonríe débilmente y se encoge de hombros, fingiendo que su relación falsa floreció con Earl Greys y el olor a café recién hecho. También le sorprende que esta sea la única relación en la que ha estado involucrada... dale unas cuantas ginebras más y se enojará por eso.

—¿Qué tienes planeado como delegada? —cuestiona Pandora. Lamentablemente, una bombilla parpadea en la mente de Fianna. Si sale con Regulus por el momento, es una Slytherin por asociación... lo que significa que puede sumergirse en sus buenos libros y hacer que se sumen a sus planes.

Entonces Fianna sonríe levemente.

—Quiero empezar de cero el Club de Duelo: magia blanca, magia oscura. Creo que a todos nos vendría bien más ayuda en el combate —puede ver que el interés de Pandora se aleja, así que cambió de táctica—. Y también quiero un baile...

¿En serio? —los ojos de Pandora deslumbran de emoción.

Fianna piensa, Bingo.

—Ajá. Sé que tradicionalmente es en Navidad, pero creo que con el clima actual la gente querrá ver a sus familias durante las vacaciones, así que en su lugar preguntaré si podemos tener uno justo antes de marcharnos...

—Sería increíble —comenta Pandora—. Empecé a hacer mis propios vestidos en verano; el último tenía como tema una oruga, así que tal vez para Navidad pueda diseñar algo que me quede bien...

Georgia parece haberse dado cuenta de lo que está haciendo Fianna, porque agrega:

—Estábamos pensando en conseguir firmas para demostrar que los estudiantes lo quieren. Pandora, ¿podrías comentarlo por Slytherin?

—¡Pues claro! —dice Pandora, sin darse cuenta de que la están usando como a un títere.

—Gracias, sería de mucha ayuda —dice Fianna, agradecida.

—Ni las des —Pandora sonríe—. Creo que necesitamos algo tan edificante como eso.

Luego, Prewett aparece y pone una mano en el hombro de Fianna.

—¿Cómo va la delegada? —dice, y sonríe a las otras dos—. ¡No puedo creer que hayas mantenido lo tuyo con Black en secreto!

—Estoy llena de sorpresas... —Fianna sonríe débilmente.

—George, Jordan y yo vamos a traer bebidas para todo el equipo. ¿Qué te apetece?

Tú, duh, piensa Fianna, viendo cómo se iluminan los ojos de su mejor amiga.

—Ah, pues...

—Tienen ofertas especiales allí, te las enseñaré —le dice a Georgia. Le da a Fianna una mirada confusa, pero Fianna le devuelve la sonrisa y le levanta el pulgar.

Fianna está a punto de pensar, Oh Dios, estoy aquí sola con Pandora Malfoy, pero antes de que pueda pensar en un tema para iniciar la conversación, los ojos de Pandora brillan de emoción al ver a alguien detrás de ella.

—Odette —la voz de Regulus suena tranquilamente detrás de Fianna. Antes de reaccionar, él desliza su mano en la de ella. Su corazón se detiene. ¿Es ella Odette? ¿Qué clase de apodo es ese? Es muy específico. ¿Por qué lo diría? Esa es la princesa de El Lago de los Cisnes, es un apodo muy extraño. ¿A menos que sepa que ese es su animal...?

—Fianna me estaba contando sus planes de celebrar un baile —dice Pandora emocionada.

—¿Ah, de verdad? —dice Regulus, porque esto, de hecho, es una novedad para él. Pandora asiente y él parece ignorar el asunto—. Es inteligente, ¿no?

Fianna se siente increíblemente rara.

—Uh, Panda, necesito hablar con Fianna en privado —dice Regulus, incómodo—. Nos vemos en un rato.

—Claro —dice Pandora, que ya se está alejando, la palabra se escapa de sus labios mientras se une a la conversación del grupo más cercano.

Fianna mira a Regulus; ella mide ciento cincuenta centímetros, por lo que él es casi treinta centímetros más alto, su cuerpo larguirucho se eleva sobre ella. Si realmente estuvieran saliendo, siente que la logística estaría mal: ¿cómo podría siquiera acercarse a su rostro para besarlo? Supone que lo hizo en el tren, pero él la había agarrado con tanta fuerza que tal vez la levantó sin que se diera cuenta...

—¿Odette? —ella trata de contener su pánico.

Regulus la mira con incredulidad.

—¿Prefieres otra cosa?

—Podrías llamarme Fee.

—No me gustan los apodos que vienen de los nombres, creo que los estropean —responde él. Recuerda el minuto anterior, cuando llamó Panda a Pandora. Es tan raro.

—Entonces... me has llamado por uno completamente diferente. ¿Por qué Odette, de todos modos?

—Como el ballet —dice Regulus, encogiéndose de hombros—. Madre siempre nos llevaba.

—Pensé que era algo muggle...

—No, no, no —sacude la cabeza con una confianza arrogante similar a la de Sirius. Ella levanta una ceja—. Tchaikovsky tiene demasiado talento para ser muggle —no has probado los pasteles de mi madre, piensa Fianna con tristeza—. Mi madre nos llevaba a uno en París cada Navidad. Alternaban entre representar eso y El Cascanueces.

Siguen de la mano, para su consternación, por lo que lo usa para alejarse de los demás. Hay una sala de reuniones en el piso de arriba, que sabe que a todos les parecerá poco fiable, pero acepta miserablemente que todos piensan que ya han tenido sexo. Gigi ni siquiera me ha visto desnuda, piensa Fianna, sintiéndose aún más soltera que antes de tener un novio falso.

—Bien —Fianna suelta la mano de Regulus en el momento en que se cierra la puerta, limpiándose la palma en sus jeans, tratando de borrar el recuerdo de su toque en su piel. Primero, es un Slytherin, segundo, es el hermano de Sirius, y ahora se ríe actuando como si un muggle no fuera en realidad un muggle y que algunos magos parisinos se apropiaron de él—. Creo que necesitamos límites para esta relación.

Regulus la mira con extrañeza.

—¿No soy quien pensabas que sería?

—No, eres precisamente lo que me imaginaba —ella hace una mueca de desprecio.

Él le lanza una mirada asesina, pero a ella no le importa. ¿Los muggles no pueden tener talento? Háztelo mirar, piensa, ya molesta.

—Nos vimos en verano porque seguías viniendo a mi trabajo —dice, recapitulando la falsa línea de tiempo actual—. Yo estaba allí, hermosa como siempre, y no pudiste evitar enamorarte perdidamente —Regulus se burla. Fianna levanta un dedo—. Esa no es forma de tratar a tu novia, Black.

—Perdóname, te lo ruego —él se lleva una mano al corazón.

Fianna se tambalea ante las montañas de insultos que quiere lanzarle a la cara.

—Imagino que debemos continuar la farsa por ahora... pero creo que deberíamos terminar las cosas en Navidad.

En lugar de discutir, algo para lo que ella se había preparado, Regulus hace una pausa y asiente.

—Sí, me sirve —quiere presionarlo sobre lo que eso significa, pero recuerda su conversación en Borgin & Burkes, sobre cómo necesitaba arreglar algo a tiempo para Navidad—. Si tu baile se lleva a cabo, digamos que sea por ahí. Así no tendremos que soportar la miseria de fingir que estamos juntos para eso.

—Encantador —dice Fianna, frunciendo el ceño.

—Estoy siendo honesto —dice Regulus.

Esto parece demasiado específico para él. ¿Qué está planeando para el baile...?

—Vale —Fianna decide profundizar más. Tiene mucho tiempo; de hecho, casi cuatro meses—. En vísperas del baile, rompemos. ¿Trato?

Regulus se adelanta y extiende su mano para que ella se la estreche.

—Trato.

Fianna mira hacia abajo; está usando su brazo derecho, el que no tiene la Marca Tenebrosa. Aún se siente incómoda por los tortuosos quince minutos que tomó su mano y por el horrible beso en el tren, por lo que se aparta.

—No necesitamos estrechar la mano. Ya he tenido bastante con lo de antes.

—Bien —Regulus no habla por un segundo, aturdido por lo que acaba de decir. Ella se siente mal y reconoce que tal vez fue un poco mala... pero no le gusta nada de esto, y eso incluye el contacto piel con piel con él. Su mano todavía siente picazón cuando la sostuvo—. Supongo que... necesitamos aprender algunos detalles el uno del otro.

—Te gusta el ballet —dice Fianna—. Y no crees que los muggles pueden tener talento.

—Cállate —dice Regulus—. Quiero decir, ¿qué... música te gusta?

Fianna no puede pensar en ninguna banda de magos, porque todos son clones de mierda de íconos muggles. Sabe que tiene suficiente información sobre él para delatarlo ante la Orden y los Aurores, por lo que no se siente demasiado nerviosa cuando dice con valentía:

—Fleetwood Mac.

Es lo que Stevie hubiera querido.

—¿Qué es...?

—Una banda de rock muggle. Salió un álbum a principios de este año llamado Rumours, y es el mejor álbum de todos los tiempos.

—... ¿Muggle? —dice él, preocupado.

—Muggle —dice Fianna—. Te conseguiré una copia en algún momento.

—Por favor, no.

—Tienes que soportarlo, eres mi novio.

Regulus la mira. Fianna le devuelve la sonrisa.

—El mío es La Secta de Craven, gracias por preguntar.

Fianna se cruza de brazos.

—¿Qué pasa contigo y las sectas?

—Los mortífagos no son...

—Ponle un pico a un perro, y seguirá siendo un perro —dice Fianna, poniendo los ojos en blanco—. ¿Quiénes son...?

—Una banda de rock mágica, hay cuatro, y su último álbum trata sobre la ruptura de dos de los miembros de la banda que estaban juntos...

—Entonces... Fleetwood Mac —dice. O ABBA, piensa, pero decide que él no está preparado para esa conversación. Introducir a Regulus en ABBA en este estado sería como regalarle un McDonalds a un niño victoriano.

No —dice Regulus—. Salió un álbum este verano llamado Heresay...

Fianna se echa a reír.

—¿Qué canciones tiene? —pregunta.

—Uh, una llamada Nightmares, otra llamada The Shackles... —se detiene, mirando a Fianna secarse las lágrimas de risa de sus mejillas. Parece ofendido—. ¿Ahora que?

—Creo que morirías e irías al cielo si escucharas cantar a Stevie Nicks —dice Fianna, finalmente calmándose.

Regulus se burla.

—Sí, y tú a Niamh Sticks.

—¡Ay Dios mío! —Fianna se tapa la cara con las manos, luchando por contenerse—. Eres tan gracioso.

—¡Para! Tenemos intereses que abordar —dice Regulus, molesto.

Fianna se muerde el labio, esperando que contenga la última de sus risas.

—Está bien... ¿Qué otros intereses tienes? Aparte de comer de la mano de la muerte y ver ballet.

Él se burla de comer de la mano de la muerte, lo que le da un poco de validación a su broma.

—Uh... puedo tocar el piano y el violín. Madre dice que es una muy buena muestra de carácter, tener la perseverancia para aprender a tocar bien un instrumento —comienza. Fianna se alegra de no tener que conocer nunca a la imbécil que llama madre—. Obviamente, me gusta el quidditch; aunque mi familia apoya al equipo francés...

—¿Ya que tu familia es francesa?

—Hace siglos, pero sí —asiente.

—Remus y yo apoyamos a Irlanda por la misma razón. Aunque mi madre es irlandesa...

A su padre nunca le gustó mucho el quidditch, pero rápidamente se convirtió en partidario de Irlanda cuando conoció a Hope. Aparentemente estaba entusiasmada de que fuera su país el que dominara las tablas de clasificación; su felicidad fue suficiente para que él renunciara a la poca lealtad que alguna vez tuvo hacia el equipo británico. Remus y Fianna siempre fueron partidarios de Irlanda.

—¿En qué casa estaba ella? —pregunta Regulus.

—Fue educada en casa —Fianna miente rápidamente. Ha aprendido a hacerlo últimamente—. Sus padres no permitían que sus hijos se mezclaran con los ingleses... Imagina el horror cuando se mudó aquí.

Mientras nunca conozca a su madre y escuche su acento de Yorkshire, nunca pensará dos veces en su historia inventada.

—Oh, Merlín —dice Regulus, de repente—. ¿Qué pasará cuando tengamos que competir entre nosotros en quidditch?

Fianna no había pensado en eso todavía. Pero ahora lo es: ellos dos, ambos buscadores, persiguiendo la misma Snitch. Puede imaginarse los comentarios, los susurros, las miradas. Tendrían que actuar con mucho cuidado, tratar al otro con amabilidad, como lo haría un compañero a pesar de la competencia. No como lo que realmente son: ni siquiera amigos y apenas conocidos que se han dado codazos entre sí para llegar a la Snitch antes. Ya está harta de todo este rollo de tener que conocerse el uno al otro.

—Creo que tendré un colapso mental si pienso en eso ahora mismo —ella sacude la cabeza—. Bien. Te daré una lista de las cosas que me gustan. Tú haz lo mismo. Pásamela en algún momento de esta semana.

—Me parece bien —asiente Regulus—. Y tratemos de saludarnos durante cada comida, públicamente, por supuesto.

Fianna gime internamente.

—Vale.

🦢

A LA MAÑANA SIGUIENTE, REGULUS PASA su tiempo libre en la biblioteca, poniéndose al día con sus notas. Siempre le ha gustado estar al tanto de las cosas, algo por lo que su hermano mayor solía burlarse. Pero se sacude ese recuerdo de la cabeza mientras recoge los libros de los estantes, queriendo agregar más a ciertos puntos que mencionó durante la clase.

Regresa a su escritorio, encontrando un sobre con un disco sin marcar sujeto con una cinta roja junto a una pluma blanca. Él supone que el disco es ese tonto muggle que le mencionó, oculto para no tener que llevar a cuestas un vinilo muggle. Una parte de él aprecia la compasión que hay en eso, cómo a ella ni siquiera le agrada y, sin embargo, lo está protegiendo del juicio de sus compañeros...

... Pero el aprecio se disuelve cuando ve la cera rosa brillante que sella el sobre y la carta que se dirige a él como Bobo.

Maldita Fianna Lupin, piensa, contando los días que faltan para Navidad.

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