- Me odia, definitivamente me odia. -Jimin dice dejándose caer sobre el sofá del apartamento de su mejor amigo.

- Estás exagerando. -Namjoon dice desde la cocina, colocando las galletas que el pelinegro le había regalado.

- ¡No lo hago! -Jimin exclama- Le ha regalado esos malditos dulces a todos menos a mí.

- Y siento decir que están deliciosos -Jin dice con una sonrisa, dándole un mordisco a la galleta que tenía en su mano.

- No ayudas Jin -Yoongi le dice rodando los ojos.

- El chico es nuevo en el edificio, tan sólo está siendo amable. -Namjoon explica, volviendo a la sala.

- ¿Con todos menos conmigo?

- Es una tontería Jimin. -Yoongi dice, cómo si nada- ¿Lo sabes?

Puede que sí, puede que sea una tontería y Jimin realmente esté exagerando. Pero realmente a Jimin no le importa.

- Me da igual ¿Qué he hecho para no recibir postres gratis?

- Debe ser por tu cara cuando sales por tu café todas las mañanas.

El castaño fulmina a Jin con la mirada, que parece demasiado concentrado en buscar la película que ver en Netflix mientras come una de las galletas que el pelinegro había traído.

- ¿Por qué el idiota de Jin sí y yo no? -suspira dramáticamente-

- Jungkook dice que soy genial -Jin lo mira con una sonrisa-

- Estupendo -Murmura entre dientes, cruzándose de brazos-

- Dale unos días, estoy seguro que tú también tendrás sus deliciosos dulces. -Namjoon sentencia y Jimin asiente no muy convencido.

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Pasan unos días, y Jimin sigue sin aquellos deliciosos postres.

Y definitivamente Jimin no ha comenzado a espiar al nuevo vecino, en absoluto. Tal vez, y sólo tal vez, abre la puerta de su apartamento medio minuto después de escuchar cómo la del pelinegro se abre, tan sólo para seguidamente ver a escondidas cómo toca en las puertas de los demás vecinos para ofrecerle los postres que habían sobrado.

Para seguidamente escuchar la molesta voz de Jin gritando "¡Gracias amigo! Esto que haces está delicioso."

Es injusto, completamente injusto. Jimin quiere salir al pasillo y protestar, encarar a Jungkook y preguntarle que había hecho para no merecer aquellos postres que realmente parecían deliciosos.

Y sabe que es una tontería, que quizás esté exajerando, pero ser el único que no recibe postres en diciembre le hace sentir un poco como el Grinch.

Y Jimin ama la navidad.

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- ¿Ves? Sabía que esto te subiría el ánimo -Jin dice con una sonrisa caminando al lado de Jimin por las frías calles de New York-

El castaño rueda los ojos pero sonríe, feliz de haber salido con uno de sus mejores amigos. Jin podría ser el más irritante del planeta a veces, pero Jimin lo adoraba desde el primer día que se conocieron en la universidad.

- Sabes que un té caliente siempre lo arregla todo.

- Exacto -Jin asiente, pasando su brazo por encima de los hombros de Jimin- Además, que le den a Jungkook y a sus postres.

Jimin suelta una pequeña risa, negando suavemente.

- Te encantan sus postres, Kim.

- Mucho ¿Cómo los hará? Están demasiado buenos.

Jimin pone los ojos en blanco, y a pesar de que sus amigos le han ofrecido probar los postres que Jungkook les ha dado, el castaño siempre se niega. Tan sólo quiere probarlos cuando el pelinegro se los dé a él directamente, quizá incluso entonces sabrán mucho mejor.

- Sigo sin entender por qué te los da siempre a ti y a mi no.

- Creo que soy su favorito -Jin dice encogiéndose de hombros-

- Eres lo peor -Pero la sonrisa en sus labios lo delata.Si Jin era el favorito de Jungkook, no podía culparlo.

Llegan a la cafetería cercana al edificio en el que viven, y al entrar, la sonrisa en los labios del castaño desaparece por completo.

Allí, con una sudadera negra y su cabello despeinado, se encuentra Jungkook con un delantal verde atado al cuello. Al parecer, Jungkook ahora también trabajaba en su cafetería favorita.

- Igual también te quedas sin té -Jin le dice divertido-

- No me lo puedo creer -Es todo lo que Jimin puede decir-

Jin, quien parece divertido con la situación, camina alegremente hasta la barra donde Jungkook se encuentra.

- Hola Jungkook.

- Jin, hola -El pelinegro clava su mirada en el rubio mientras sonríe amablemente.

Por primera vez desde que llegó el chico nuevo al edificio casi dos semanas atrás, Jimin lo tiene lo suficientemente cerca como para observarlo. Y es muy injusto tenerlo cerca y apreciar lo realmente atractivo que era.

Jin y Jungkook se sonríen mientras hablan, y Jimin está demasiado concentrado en admirar al chico que ni siquiera puede prestar atención a la conversación. Las mangas de la sudadera del pelinegro se encuentran a la altura de sus codos, dejando a la vista varios tatuajes que Jimin no puede evitar observar con asombro.

Siendo tatuador, nadie podía culparlo por apreciarlos.

- Él es Jimin, vive en la puerta enfrente a la tuya. -Jin dice captando de nuevo la atención del castaño, quien finalmente aparta la mirada de los brazos de Jungkook.

- Hola -Jimin dice en un murmuro-

Pero no recibe nada a cambio, los ojos café del pelinegro se posan en él por lo que parece un rápido segundo y asiente nuevamente antes de volver a mirar a Jin.

- Enseguida tendréis vuestro pedido -Es todo lo que dice en respuesta-

- Gracias -Jin dice con una pequeña sonrisa-

Ambos caminan hasta el final de la barra, dónde una chica se encontraba preparando las bebidas, y para ser justos, Jimin y Jin se encuentran un poco confundidos.

- ¿Qué mierda le has hecho al chico, Jimin?

- ¡Nada! -Exclama con el ceño fruncido- No entiendo cual es su jodido problema.

- Quizás simplemente no le gustas.

- ¿Pero por qué?

- ¿Quién sabe? -El rubio se encoge de hombros- A veces no tiene que haber un por qué.

Jimin suspira sin querer seguir hablando del tema. Segundos después sus bebidas ya están listas y ambos salen de la cafetería, mientras el rubio habla sin cesar de algo a lo que realmente Jimin no le está poniendo mucha atención, demasaido concentrado en pensar como acercarse al pelinegro.

Porque Jimin se niega a dejar las cosas como están. Se niega a quedarse de brazos cruzados sin saber que es lo que realmente le ocurre a Jungkook con él.

Holii <33

Espero les guste la historia uwu