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Louis se da cuenta, días después, de que Harry a memorizado su pedido en la cafetería. Louis llega ese día a la cafetería por la tarde, con las nubes negras sobre el cielo y con una sonrisa cansada en sus labios.

—Hola -Saluda a Harry, quien aprieta los labios al verlo-

—Hola -Murmura rápidamente- ¿Un té?

Le golpea como la brisa más fría de invierno bailando sobre su piel, y se siente un tanto estupido por no haberse dado cuenta antes. Cuando llega a la cafetería por la noche, Harry sabe que quiere un café, y por las tardes, un té. Es algo simple, pero hace que Louis se sienta especial.

—Sí, por favor.

—¿Grande? -Harry pregunta, levantado una ceja a lo que el castaño asiente-

—Eso dicen. -Responde con una sonrisa divertida-

Y hacer la misma estupida broma no tendría que hacer que Harry suelte una pequeña risa, enseñando sus hoyuelos mientras su rostro se enrojece. Pero lo hace, y el rostro de Louis parece iluminarse con ello, algo vibra en su pecho al escuchar la risa de Harry.

—Eres un idiota -Harry entonces dice, mirándolo mientras aprieta los labios en un intento de retener su sonrisa.-

—Pero te he hecho reír. -Lo dice encogiéndose de hombros, completamente genuino con sus palabras-

Y Harry solo aparta la mirada, apuntando el nombre del castaño en el vaso y ocultando la apenas visible sonrisa que quedaba en sus labios.

—Serán cuatro dólares. -Dice en un murmuro cuando vuelve a mirarlo-

Y Louis sabe que lo está haciendo bien, que si hacer estupidas bromas con doble sentido hace que el bonito chico rizado sonría, lo está haciendo bien.

***

La tormenta llega más fuerte de lo que se esperaba, y con ella, Louis se siente un tanto asfixiado. Resulta que debido al fuerte viento y la inmensa lluvia que cada vez parecía caer con más fuerza, Louis ve un poco imposible salir de su apartamento.

Se encuentra pasando las horas dibujando, diseñando algunos pedidos de varios clientes y suspirando de vez en cuando ante el aburrimiento. Pero es entonces, cuando se deja caer sobre el sofá, que se da cuenta del suave sonido de la música que proviene del apartamento de Harry.

No puede evitar sonreír al reconocer la canción. "Happy Xmas" está sonando y puede escuchar la voz de Harry cantar suavemente debajo de la música.

Y Louis solo puede soltar una pequeña risa al darse cuenta. Están a diez de diciembre y su vecino está escuchando y cantando villancicos, y no debería sorprenderle, pero lo hace. Y quiere tomar una almohada y enterrar su rostro en ella, gritarle al universo por ponerle a un vecino malditamente atractivo y encantador.

Es entonces, que Louis no puede aguantarlo más.

Se levanta del sofá con una sonrisa, aún escuchando la leve voz de Harry cantando despreocupadamente mientras camina hasta la cocina.
La idea que retumba en su cabeza le hace sonreír ampliamente, sintiendo que había encontrado la forma de al menos, ver durante unos segundos al rizado.

***

No hay forma en la que Louis pueda intentar acercarse a Harry con esto, más bien, Harry se reirá antes de cerrarle la puerta en la cara.

Aún así, Louis se ha pasado dos horas preparando aquellas extrañas galletas, y se niega no llevar su plan a cabo. Las guarda en un plato con una mueca y intenta que se vean lo más normal posible.

Y segundos después, se encuentra delante de la puerta de Harry, escuchando como "I'm in the mood for love" comienza a sonar al otro lado de la puerta. Eso le hace sonreír, mientras se muerde el labio varías veces en busca de la valentía para tocar a la puerta.

Y cuando finalmente lo hace, se arrepiente. Cuando finalmente lo hace, quiere salir corriendo y esconderse en la cálida y segura soledad de su propio apartamento.

Pero es demasiado tarde, y antes de que pueda darse cuenta, Harry se encuentra abriendo la puerta.

—Harry, hola -Lo saluda amablemente, intentando sonar lo más despreocupado posible-

—Hola -Harry parece confundido al verlo, con su ceño fruncido y sus labios apretados en una pequeña mueca-

Louis lo mira de arriba a abajo, sin poder evitar sonríe al verlo. Harry viste un pijama navideño, su cabello está suelto y unos mechones se encuentran recogidos detrás de su oreja.

Y Louis lo encuentra completamente injusto, lo bonito que un chico de unos veinte años podía verse tan bonito en un pijama navideño.

—Em, esto es para ti -Dice finalmente, entregándole el plato repleto de galletas-

—¿Para mi? -Harry pregunta confundido, a lo que Louis asiente- ¿Por qué?

—Bueno, estaba cocinando ¿Sabes? El espíritu de la navidad y eso, y me han sobrado unas pocas galletas y... -Se encoge de hombros con una sonrisa tranquila- Quería compartirlas contigo.

Las palabras parecen tomar por sorpresa al rizado, quien aún con el ceño levemente fruncido, sonríe. Es una sonrisa pequeña, casi invisible, pero consigue hacer que Louis se sienta satisfecho.

—Gracias -Harry dice, tomando el plato de galletas-

Por unos segundos, las manos de ambos se rozan, los anillos fríos de Harry tocan la piel de Louis y el castaño jura que puede sentir un cosquilleo en la punta de sus dedos.

—No hay de que -Louis esconde sus manos ahora libres en los bolsillos de su pantalón deportivo, sonriendo- No esperes que sean muy buenas, soy una mierda con esto de la repostería.

Aquello saca una pequeña risa en el rizado, quien asiente.

—Estoy seguro de que estarán bien.

—Eso espero.

Entonces el silencio les invade, todo lo que se escucha es la suave música que proviene de dentro del apartamento de Harry. Louis aprieta los labios, y intenta buscar algo más que decir, algo que haga que Harry se quede ahí por unos segundos más.

Algo, cualquier excusa para admirarlo por unos pocos segundos más.

Pero para su sorpresa, es Harry quien habla.

—¿Nos vemos pronto?

Louis sonríe ampliamente y asiente repetidas veces.

—Espero una reseña sincera de las galletas para entonces. -Aunque es mentira, Louis sabe que las galletas son una mierda y realmente no le importa. Son tan solo la excusa para tocar en la puerta de Harry y verlo por al menos unos segundos.-

El rizado baja la cabeza mientras sonríe, y un pequeño mechón de cabello se sale de detrás de su oreja, haciendo que Louis quiera acercarse y colocarlo en su lugar de nuevo.

Cuando se da cuenta, cuando nota los latidos de su corazón acelerarse levemente ante sus propios deseos, se asusta.

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