— Me gustaría empezar diciendo que yo no odio las fragancias dulces... Sé que piensan eso porque ciertas veces les dije que no me gustaba usarlos, pero créanme que todo aquello tiene una razón de ser.

El público deja conocer su sorpresa, expresada por cortos y sincronizados sonidos de impresión. Yoongi asiente y continúa.

— Hace algunos años atrás estaba en pareja con el amor de mi vida. Fue mi primer amor y el más importante... Siempre me catalogaron cómo un exagerado, porque según mis amigos no podría llamarlo "amor de mi vida" si solamente lo amé a él — ríe, melancólico — Pero cuando experimentas la clase de amor que nosotros teníamos no encuentras otra forma de describirlo, y jamás podría llamar a otra persona así. Mucho menos si aún sigo amándolo.

Una pequeña sonrisa se instala en su rostro por varios segundos en los que mantiene el silencio, quizá rememorando uno de los bellos recuerdos que quedaron grabados en su mente, su corazón y su alma. Recuerdos que corrían en su memoria como un par de manos explorando en un viejo álbum de fotos.

Cuando menos lo imaginaron, Agust continuó su relato.

— Conocí a ese chico cuando ambos teníamos quince años y vivíamos en casas contiguas. Nuestros padres se hicieron amigos de inmediato y nosotros seguimos ese mismo camino pero con una pequeña e importante variante: entre pijamadas, cenas, salidas al cine o tardes viendo animé descubrimos que eso que sentíamos por el otro excedía una ordinaria amistad... — varios de sus fanáticos sonreían junto a él o bien esperaban el triste y esperable remate de esa historia cubriendo sus rostros con sus manos — Nuestros padres lo entendieron y nosotros pasamos cuatro hermosos años siendo pareja, hasta que lo que ambos pretendíamos para nuestro futuro nos distanció... Yo quería ser idol, mientras él siempre soñó con ser abogado. 

La alegría por los buenos recuerdos empezó a desvanecerse gradualmente con el pasar de sus palabras, pintando el ánimo de los presentes de un contundente azul.

— Por más que uno luche, existen ocasiones en las que el amor no es suficiente para mantener a dos personas juntas. No se trata de que no nos hayamos amado lo suficiente, sino que quizá no era el momento para nosotros... Nos amábamos muchísimo más de lo que a esa edad era consciente, pero el poco tiempo que nuestras vocaciones nos dejaban terminó por desgastar nuestra relación — Yoongi suspira —. Ambos acordamos que lo mejor sería dividir nuestros caminos antes de odiarnos, y eso hicimos... Los años pasaron, yo debuté como Agust D y perdí el rastro del amor de mi vida. Pero jamás, nunca en tanto tiempo, logré olvidarlo a él y la característica fragancia que siempre llevaba. Desde que lo conocí y hasta el final llevó todo el tiempo ese dulce aroma que hoy en día intenté recordar en su honor. Por eso les repito que no odio las fragancias dulces, sólo las evito... Ya saben porqué. 

Yoongi mira a Taehyung y con sólo el cruce de sus ojos le comunicó lo que quería. Tres parpadeos significaban que necesitaba unos minutos afuera, gesto que habían acordado cuando se conocieron. El menor asiente y sube al escenario, tomando el micrófono de las propias manos de su superior a la vez que lo observaba retirarse bajo la mirada atenta de sus fanáticos.

Con sus manos intenta expresarle al público que precisaba que mantuvieran la calma un momento.

— Agust D se tomará un receso de diez minutos — anuncia —. En lo que eso sucede, recibirán snacks preparados especialmente para ustedes. Luego de eso volveré aquí para indicarles que formen fila para continuar con el resto del fan-meeting.

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El fan-meeting finaliza con éxito, o al menos así lo sintió Yoongi. Pero lo que esa charla generó en sus fanáticos los acompañaría por los siguientes días y semanas.

Durante ese tiempo, videos y audios del sentido testimonio de Agust D recorrieron todos los rincones de cada una de las redes sociales disponibles en ese instante. Algunos tristes por la fallida historia de amor y otros orgullosos por la valentía del idol, pero todos preguntándose quién fue el muchacho capaz de robar el corazón del carismático rapero. 

¿Quién era el chico de dulce aroma?

Pero cualquiera que haya compartido fandom sabe que misterios como este no duran mucho.

Los fanáticos de Agust D se encargaron de surfear por todas y cada una de las fotografías pre-debut de Yoongi, encontrando fácilmente aquellas en las que abrazaba o besaba a un muchacho algo más bajito y de cabello negro. Tampoco les fue muy difícil dar con su identidad: Park Jimin. Pero ese secreto lo guardaron mejor que nada, no deseaban invadir la privacidad del amado del rapero. No querían asustarlo al viralizar su rostro en todo internet. 

Aunque eso no les detuvo de tomar las riendas del asunto.

Fue un movimiento demasiado arriesgado de su parte, pero uno de sus fan-clubs se animó a enviarle el video de la confesión de Yoongi. Sólo les quedó esperar que Yoongi no les regañara por tal atrevimiento.

Si Jimin aún albergaba el mismo amor por Min, todo valdría la pena. Todo por ver a Yoongi feliz otra vez.

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Jimin despertó un día como cualquier otro. 

Su rutina era siempre la misma y comenzaba temprano: desayunar, pasar de diez a doce horas encerrado en su estudio de abogados y volver a casa esperando que su gato no haya destrozado todas sus pertenencias en su ausencia. No existía mucho más para hacer si no acompañaba a sus clientes a comparecer ante la corte de justicia. 

Pero en ese mismo instante — entre los chats sin abrir de su Instagram — descansaba una bomba tan poderosa que poseía el potencial de derrumbar esa aburrida vida que construyó los últimos años.