[25] Su hijo

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Maratón 3/3

Luego de quedarse unos veinte minutos más en casa de sus padres partió a su casa, agradeciendo a la Luna que Sunoo, a pesar de haber dormido en la tarde, durmió toda la noche sin algún problema dejándolo descansar debidamente para el día de trabajo que tenía.

Su cachorro había quedado a cargo esta vez de ChaerYeong, y esperaba que la omega no le llamase para preguntarle como de cambiaba un pañal.

Apenas llegó a su preciada oficina la sonrisa de Choi EunHae le recibió, el aroma a tabaco opacaba el de vainilla y eso, hizo al omega fruncir el ceño.

—Cambiar pañales te gasta el tiempo, ¿no es así? —preguntó sarcásticamente viendo al omega moverse de lado a lado, YeonJun solamente bufó.

—Con todo respeto, tengo cosas que hacer y no tengo tiempo, ni paciencia para aguantar sus cosas —habló abriendo una carpeta para leer su contenido el cual era la confirmación de llegada de nuevos productos así que solo firmó todas las hojas luego de darse cuenta de que eran numerosas copias.

—Uh, ¿mi sobrino no te dejó dormir anoche? —rió provocando al omega.

YeonJun se levantó de su lugar y miró amenazador al alfa.

—Mi hijo no es tu sobrino —negó a pesar de que Sunoo si era sobrino de EunHae.

—Oh, entonces... ¿Quién es el padre? ¿El influencer? ¿O el alfa que te acompañó a pediatría? —preguntó.

—No es tu maldito problema, ahora, vete de aquí —dijo, señalando la puerta. No se inmutó cuando el alfa se le acercó hasta que casi sus narices chocaban.

—Voy a encontrar una manera, Choi YeonJun, para hundirte, para ser mejor que tu —habló el alfa de dientes apretados— Encontraré la manera de sacarte del negocio.

—Entonces ve a pensar, necesito trabajar —le dijo, separándose. El alfa gruñó y se fue de ahí.

YeonJun no entendía y dudaba entender algún día las visitas de EunHae a su oficina solo para decir las mismas dos líneas.

Ese hombre de verdad que estaba loco por ser el número uno en todo y lo quería lograr de la manera más baja que había, saboteando a los demás.

YeonJun en ningún momento había saboteado a alguien para poder ganar o ser el número uno, él solamente se centraba en su trabajo e ignoraba a los demás y ahí estaba, siendo escogido como una de las empresas con la mejor calidad de producto.

Soltó un suspiro y se dispuso a hacer su trabajo, sonriendo en medio de este al recordar que, posiblemente SooBin iría.

—Joven Choi, el muchacho está afuera pidiendo pasar, ¿lo dejo? —a pesar de su semblante serio de siempre su corazón se agitó y sus manos empezaron a sudar cuando el beta le informó y preguntó si dejaba pasar a Choi SooBin.

Asintió, fingiendo interés por las hojas que tenía en sus manos, guardó los papeles en un cajón y peinó su cabello a la vez que miraba como la puerta se abría dejándole ver al animado alfa con una caja y una bolsa de regalo en manos.

YeonJun sonrió levemente y se levantó para rodear el escritorio.

—Ten —el alfa extendió las dos cosas a él sonriendo tímidamente.

Sigue siendo tierno. Dijo el lobo de YeonJun, este solo agradeció con un gesto.

—Gracias, no era necesario —dijo algo avergonzado. Había recibido múltiples obsequios del alfa, pero no habían sido entregados directamente a él así que en ese momento era diferente.

—¿Cómo estuvo tu día? —preguntó SooBin mirando los cambios que tenía el escritorio del omega, había más espacio y un cuadro que quería ver, la curiosidad le carcomía.

¿Sería YeonJun con el tal Kang TaeHyun?

¿O una foto de Sunoo?

—Estuvo bien, gracias preguntar, ¿y tú? —YeonJun dejó los dos regalos en el escritorio y abrió primero la caja.

—No tan bien que digamos, estuve... Veinte minutos esperando por esos pasteles —dijo señalando la caja, no eran pasteles dulces, era una capa de masa sin sal rellena con carne, pollo o diferentes tipos de salsas, en la caja que le había regalado al omega habían doce en total, de carne y pollo.

—¿Por qué tanto tiempo? —preguntó sacando uno notando lo calientes que estaban— Oh... Por eso —volvió a cerrar la caja y tomó la bolsa en manos.

Quitó la cinta adhesiva con cuidado y la abrió observando el contenido.

SooBin notó la expresión del omega sorprendida y luego confundida.

—No me dijiste nada del anterior, así que compré ese también —el alfa mordió su labio inferior, nervioso en cuanto el peligris sacó un enterizo, esta vez en forma de dinosaurio, su gorro tenía colmillos y en la parte trasera también tenía una cola.

YeonJun sonrió sin mostrar los dientes imaginando lo tierno que se vería su cachorro con aquel enterizo.

—Es... Es muy lindo —dijo volviendo a guardarlo, no queriendo quitar el aroma del alfa de la prenda, sabiendo que a Sunoo le gustaba el aroma del castaño— Es algo grande, pero en algunos meses le quedará. Gracias.

El alfa asintió tomando el cuadro en sus manos con total curiosidad, no lo había aguantado. YeonJun lo miró con una ceja arqueada por tal atrevimiento, más no dijo nada en cuanto SooBin miró la foto con ojos brillantes.

El peligris tuvo la necesidad de dejar de respirar unos segundos por lo intenso que se había vuelto el aroma del alfa, estaba feliz, SooBin soltaba feromonas de felicidad.

Por otro lado, el castaño veía la foto de su omega y su hijo en aquel marco. El omega sonreía a la cámara mientras tenía en brazos al pequeño de no más de un mes.

—¿Cuánto... ¿Cuánto tiempo tiene? —preguntó volviendo a dejar el cuadro en su lugar.

YeonJun apretó los labios y soltó el aire que tenía retenido.

—Tiene dos meses, cumplirá tres en unos días —contestó mirando al alfa, sintiendo algo de ternura en cuanto lo miró contar con sus dedos, concentrado.

Ya lo sabe. Dijo su lobo.

Lo sé. Le contestó.

Así que antes de que SooBin siguiera contando para asegurarse, le dijo.

—Es tu hijo, SooBin —dijo mirando al castaño, este subió a la mirada con una sonrisa— Sunoo es tu hijo.

—¡Lo sabía! ¡Lo sabía! —el alfa empezó a saltar y a festejar con una radiante sonrisa.

No lo tomó mal, eh. Le dijo YeonJun a su lobo sintiéndose feliz por lo que estaba haciendo el alfa en medio de su oficina.

¡No, no lo hizo! ¡Está muy feliz!. Dijo su lobo emocionado.

—¡Tengo un hijo! —chilló feliz acercándose a él, YeonJun rió y asintió tomándole totalmente desprevenido el abrazo del alfa.

SooBin lo estaba abrazando, la cabeza del alfa en su hombro.

El omega tenía sus brazos a cada lado y su expresión era una mezcla de emociones, alzó sus manos y palmeó los costados del alfa.

El castaño se separó levemente y sonrió.

—Gracias —dijo casi en un susurro, YeonJun lo miró confundido ocultando el nerviosismo que tenía por la cercanía.

Y pasó lo que menos esperó.

Un beso.

Nuevamente sus labios estaban juntos, era la misma textura, seguían encajando a la perfección y seguían teniendo el mismo sentimiento y anhelo que antes.

Las frías manos del alfa acunaron las mejillas del omega, no había movimientos por parte del peligris mucho menos del castaño, solo tenían sus labios unidos e imaginar que con solo eso sentían estragos en el corazón y revoltijos en el estómago.

YeonJun sintió los pies en la tierra y reaccionó. Subió sus manos y empujó levemente el pecho del alfa haciendo que sus labios se separaran.

Ahora sus labios estaban fríos.

—No vuelvas a hacer eso —le dijo dándose cuenta apenas que estaba acorralado entre el alfa y su escritorio.

SooBin asintió alejándose hasta sentarse en el sillón.

—Lo siento —dijo mirando al omega revisar los pasteles que le había llevado, sacando uno en cuanto se dio cuenta de que ya no estaban tan calientes.

En eso, el alfa se dio cuenta de algunas cosas que no había notado y que ahora estaba notando como por ejemplo, su contextura.

No estaba gordo, pero no estaba como antes.

Cuando acunó sus mejillas las notó más rellenas que antes y ahora que el peligris estaba tomando asiento a su lado a una distancia considerable se daba cuenta de lo rellenos que estaban sus muslos.

—Supongo que lo quieres conocer  —las palabras del peligris lo sacaron de sus pensamientos, volteó a verlo sintiéndose aún más feliz al ver al peligris comer con gusto de los pasteles.

—¿Uh? —preguntó sin entender.

—A Sunoo, supongo que quieres conocer a...

—A mi hijo —completó sonriendo. No cabía en sí de la emoción, sabía desde un inicio que ese pequeño era su hijo, pero que el omega se lo confirmase le hacía mucho más feliz y, sobretodo, especial.

Asintió a lo que había dicho el omega, era obvio, quería conocer a su hijo pero no quería presionar al peligris porque se lo mostrase.

—¿Puedo hacer una pregunta? —YeonJun asintió resistiéndose a chupar sus dedos y quitar la salsa que había en ellos, de verdad que estaban deliciosos aquellos pasteles.

Punto para SooBin.

Punto para SooBin.

—Claro. Pero si me molesta no la responderé —aclaró mirando al alfa en espera de la pregunta.

—¿Por qué escondiste a Sunno? —soltó.

Ese pregunta era la que sabía un día u otro tendría que responderle al alfa, su respuesta ya estaba formulada solo debía hablar y dejar esos pasteles con salsa de lado.

Tomó un respiro y empezó a hablar con toda la seguridad que había en él.

—No quería verte, así de simple, si te decía algo sobre mi estado sabía que te tendría pegado a mi como una garrapata y eso era lo que menos quería en ese momento, luego... Luego tenía miedo —confesó mirando fijamente al alfa que alzo sus cejas, sorprendido.

—¿Miedo? —aprovechando que el omega había vuelto su mirada a la comida se acercó un poco más a él.

—Miedo de que no lo aceptaras, miedo de que no te importase, así que lo oculté por uno, casi dos meses luego de su nacimiento, pero de un momento a otro sabía que te ibas a enterar y me preguntarías —alzó sus hombros mientras tomaba otro pastel, seguramente de pollo.

—YeonJun, yo no podría hacer eso, un hijo es...

—Lo sé —lo cortó no queriendo oír las, posiblemente, sentimentales palabras del alfa. No era momento de ponerse sentimental.

SooBin se guardó sus palabras sentimentales para otro momento y volvió a acercarse al omega.

YeonJun ya lo había notado, el alfa en cada oportunidad se acercaba más a él.

—¿Que día nació? —preguntó.

—El dos de diciembre —YeonJun cerró la caja de pasteles decidiendo dejar algunos para más tarde o para la omega que estaba cuidando de su pequeño— El viernes Sunoo cumple los tres meses, puedes ir a conocerlo.

—¿¡Enserio!? —el omega dio un salto en su lugar por el grito del castaño.

—Si, es enserio, recuerdame enviarte la dirección —le contestó aún asustado por el grito que soltó el alfa.

SooBin de verdad se veía emocionado por conocer a Sunoo.

—¡No quiero hijos, no quiero! ¡No quiero! —decía la pobre ChaerYeong una y otra vez mirando a su sobrino acostado en un fuerte de almohadas en medio de la cama de la omega.

Hace minutos le había dado alimento al bebé y tal como le había dicho su amigo había palmeado varias veces la espalda del bebé para sacarle los gases.

Pero, en el proceso el pequeño Choi había devuelto lo que había ingerido.

Si, le había vomitado.

Y estaba en camisa de tirantes.

—No te muevas de ahí, bestia —señaló al bebé y se perdió en el baño de su habitación para quitar todo el vómito de su ser.

Los lloriqueos de Sunoo la hicieron apurarse en su baño y al salir el bebé dejó de llorar.

No le gustaba estar solo. Pensó.

—Por tu culpa tendré que arrojar a la basura mi camisa de tirantes, favorita, por cierto —dijo luego de colocarse cualquier prenda que encontró pero esta vez, una que no usaba y no le gustaba mucho que digamos.

No se arriesgaría nuevamente.

Tomó al bebé en brazos y sonrió con alivio cuando escuchó la puerta principal, TaeHyun había salido y había avisado que llegaría muy tarde así que quien acababa de llegar era nada más y nada menos que el padre de la bestia.

Digo, del churrito.

Del pequeño Choi, mejor.

—¿Dónde está mi churrito? —preguntó YeonJun apenas llegó, la omega bajó las escaleras y caminó directo a su mejor amigo.

—Me vomitó, ya no quiero hijos —le dijo al omega extendiendo al bebé al peligris.

El pequeño Sunoo se removió ansioso y soltó pequeños quejidos por la tardanza de su padre al tomarlo en brazos.

—Hola, churrito —saludó tomando al bebé con un brazo mientras que con la otra daba golpesitos en su nariz de botón.

YeonJun sonrió en cuanto el bebé atrapó sus dedos con sus manitas.

Choi Sunoo soltó una hermosa sonrisa en cuanto el aroma a café y chocolate llegó a su pequeña nariz.

Y el omega también sonrió sabiendo muy bien la razón de la sonrisa de su cachorro.


















¡Fin del maratón! Estaré ocupada esta semana así que probablemente no haya actualización

Aunque ustedes me conocen, siempre termino actualizando casi que diario xd

Pero bueno, cosas que pasan u.u

Espero les haya gustado mucho, los próximos capítulos serán algo interesantes según yo ♥

The_Dark_Diamond

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