[3] No le digas a nadie

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El segundo día de celo fue abominable para él mientras que en el tercero lo que hizo fue dormir toda la mañana recuperando el sueño que había perdido el día anterior en donde todo se volvía más intenso y tentador.

Mientras que a SooBin el segundo día sin el jefe se le hizo aburrido y el tercero mucho más aburrido ya que se había encargado de todas sus tareas y no había nada para investigar al supuesto alfa, ya se había metido en su computador esperando a que hubiese algo que lo delatara o que indicase a SooBin por cuál raza inclinarse más.

Ahora eran las siete de la mañana, YeonJun ya había llegado con el mentón en alto y con su típica seriedad, desbordando autoridad.

SooBin odió perseguirlo cual perro faldero mientras le hablaba sobre lo sucedido en los tres días ausentes.

—Así que Zi&Ko no canceló nuestra junta, me parece muy bien que sepa que le conviene y que no —habló el peligris tecleando algo en su computadora— Llámalos y diles que los quiero aquí a las once, por favor.

El alfa castaño asintió pero se detuvo antes de dar la vuelta, notando algo inusual en el peligris.

Tenía una marca en su cuello, casi oculta con el cuello de la camisa.

Ustedes se preguntaran, ¿y eso que tiene que ver?

Pues, para SooBin, alias el desesperado por irse de ahí, mucho.

—¿Qué miras? —espetó YeonJun con el ceño fruncido. SooBin aún atónito y pensando señaló el cuello del peligris, este consiente de su marca la tapó con una mano— ¿No habías visto una acaso? Aveces mi omega se sobrepasa.

¿¡Su omega!?

No, esto debe ser una broma.

Sin decir nada, más que solo asentir se retiró de ahí.

¿Su omega? Nunca se le ha visto con nadie, nadie a dicho nada sobre su pareja.

Si nos mantuvieron ocultos por veinte años, ¿por qué él no puede ocultar a su omega?

Aportó su lobo por primera vez en el tiempo que llevaba ahí.

SooBin quiso jalar de sus cabellos, ahora decía inclinarse más por YeonJun siendo un beta.

Mientras que SooBin estaba quedando calvo de tantos jalones de cabello, YeonJun botó todo el aire que tenía en sus pulmones.

Esa marca que tenía en su cuello se la había pedido a la omega teniendo casi que arrodillarse para que la omega le hiciera ese pequeño chupetón.

Y no lo mal interpreten, lo pidió para asegurarle a Choi SooBin que era un alfa emparejado con una linda omega, porque no iba a negar que cuando el alfa le preguntó por su estado en la llamada del primer día de celo miles de pensamientos maquinaron por su cabeza.

SooBin solamente preguntó por su estado para saber si él estaba en celo o no, para saber si era un omega o no.

Y esperaba que con esto de la marca y la mención de "su omega" la curiosidad del otro bajase y quedase en el olvido.

Su reunión con Zi&Ko le había generado un enorme dolor de cabeza, el líder de aquella pequeña empresa de accesorios para teléfonos tenía meses queriendo hacer un proyecto junto a él y YeonJun no tenía problemas ya que conocía muy bien como era la forma de trabajo de aquella empresa, pero el hombre que la dirigía se quería pasar de listo con él en cuanto a los ingresos para cada quien.

Había estipulado que la reunión no iba a durar más de una hora pero, por obvios motivos para ponerse de acuerdo, se extendió a dos horas. Y a SooBin no le pudo ir peor en ese momento, tenía que llamar, mover papeles y citas, ser lo más gentil que podía con todos, había quedado agotado.

Ahora estaba frente al jefe extendiéndole la carpeta con los nombres de nuevos empleados para el piso de ventas.

—¿Se siente bien, joven Choi? —preguntó mirando como el peligris masajeaba sus cienes con el ceño fruncido.

—Solo me duele la cabeza, eso es todo —dijo recibiendo la carpeta y abriéndola para leer todo. SooBin se mordió el labio inferior y empezó a escarbar en sus bolsillos, sacó una bolsita de pequeña de pastillas y sacó una.

Estiró su mano hasta el vaso de vidrio que tenía el peligris ahí ganándose una mirada confusa. Sin prestar atención se dio la vuelta y salió de ahí, lo llenó de agua en los dispensadores y volvió a la oficina.

—Joven Choi —llamó al peligris que estaba sosteniendo su cabeza mientras leía los números de las hojas.

YeonJun alzó su cabeza y se sorprendió por el gesto del castaño.

—Ayudará a su dolor de cabeza —dijo sonriendo. YeonJun tomó la pastilla y el vaso de agua tomándola de inmediato, su dolor de cabeza estaba en un punto extremo.

—Gracias —sonrió al terminar de beber el agua— Puedes irte, ya no necesito que traigas nada.

SooBin no dudaría en darse la vuelta e irse directo a su casa para acostarse en su cama y poder descansar sus pies, pero quedarse con el peligris sería un avance en la "relación" que debía formar con él.

—Pero le duele la cabeza, ¿no podría ayudarlo en algo? Así podrá irse a casa a descansar —habló usando el tono más amable y preocupado que podía.

YeonJun en otra situación habría dicho que no y habría insistido al alfa para que se retirara, pero su cabeza le estaba matando y un cansancio se estaba adueñado de su cuerpo sin explicación alguna, por eso indicó al alfa que podía hacer para ayudarlo, le indicó que debía traerle la carpeta en donde estaban guardados los papeles que indicaban el sueldo que tenía cada empleado, desde el primer piso hasta el quinto piso.

Mientras el alfa hacia eso YeonJun siguió masajeando sus sienes tratando de concentrarse en los documentos frente a él, intentando sumar y restar cosas.

Pero era imposible, su cabeza palpitaba y cuando apretaba los ojos se mareaba. La pastilla tardaría en hacer efecto así que dejó la carpeta de lado y recostó su frente en sus antebrazos esperando a que el dolor pasara.

Y sin darse cuenta, cayó dormido, víctima del cansancio.


SooBin entró a la oficina con dos grandes carpetas indeciso de cual era la indicada. Miró al jefe dormido encima de sus antebrazos, exhalando de forma sonora.

Chasqueó la lengua y dejó las carpetas frente a él. Estiró su mano para despertar al peligris pero una idea se le ocurrió.

En silencio, rodeó el escritorio evitando hacer algún sonido, en cuanto llegó relamió sus labios y empezó a agacharse con delicadeza cuidando que sus collares no chocaran con el peligris.

Antes de que su nariz golpeara el cuello del "alfa" se detuvo.
Aspiró levemente captando el mero olor del neutralizador, volvió a inhalar, esta vez con más fuerza pero nada, neutralizador y más neutralizador. Contuvo sus ganas de bufar y volvió a su puesto anterior, frente al escritorio.

—Joven Choi... Despierte...—dijo moviéndolo suavemente, el peligris se removió un poco y se levantó, mostrando la franja enrojecida de su frente y sus ojos somnolientos, apenas enfocó al alfa este le dedicó una bonita sonrisa— Se ve que está muy cansado, ¿por qué no deja esto para mañana?

Negó con su cabeza mientras carraspeaba.

—Voy a seguir, mañana necesito hacer otras cosas, no tendré tiempo de terminar esto, ¿trajiste lo que te pedí?

SooBin asintió empezando a trabajar junto al peligris que se veía demasiado cansado a decir verdad.

Al terminar de aumentar el sueldo de los empleados y acabar con algunos balances ya estaban saliendo del lugar, estaban esperando el ascensor.

—No le digas a nadie que me has visto durmiendo, no sé que me pasó —se sinceró el peligris metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Está bien, se veía un poco cansado, lo entiendo. Yo... quería pedirle algo, joven Choi —dijo subiendo al ascensor, el alfa castaño presionó el botón del último piso y mordió su labio inferior, debía lucir nervioso— No quiero que se enoje y mucho menos me despida.

—Está bien, dime que ocurre.

—Gané un cupón para dos personas en un restaurant, me preguntaba si usted quisiera ir, ¡no malpiense! No lo hago con segundas intenciones, solamente no quisiera desperdiciar aquello.

YeonJun le preguntó si no tenía algún amigo, hermano o sobrino, en busca de una "solución" al "problema" del castaño, pero SooBin negó diciendo que sus amigos se habían alejado él debido a que cada uno tomó para una ciudad diferente y también inventó que su familia estaba en Seúl, así que por ahora estaba solo y no podría esperar a que llegara alguien para usar el cupón ya que este se expiraría.

Y YeonJun, bajando la guardia por un momento aceptó.

Estaba cansado, el efecto de la pastilla estaba a nada de desaparecer y su lobo insistiendo en su mente le había orillado a aceptar la salida con el alfa castaño que sonrió en grande, pareciendo emocionado.

Antes de que el ascensor llegara al piso que habían pedido el castaño dijo que el jueves, luego del trabajo irían a esa cena.

¡Si, si! ¡Dile que si! ¡Dile que si!

—Está bien. Hasta mañana, Choi —dijo sacando las llaves de su auto

—Hasta mañana, joven Choi, descanse y tome algo para su dolor de cabeza —le volvió a sonreír y meció su mano de lado a lado.

Dile que suba, ¡vamos! ¡Llevémoslo a su casa!

No. El auto huele a nosotros, no podemos.

¡El guardará nuestro secreto!

No, no es seguro.

Le devolvió levemente la sonrisa a su secretario y se metió al auto, arrancando y pasando frente al castaño.

SooBin suspiró y caminó hacia la parada de autobuses, para mantener su fachada debía ir a pié o en autobús, su auto había quedado encerrado en el gran garaje de la mansión Choi.

El jueves iría a una cena con el jefe y debía prepararse para ser amable, para mostrarse como una persona en la que confiar.

Debía conseguir ser amigo del peligris, y si siendo amigos el secreto aún no llegaba a su posesión, recurría al plan C.

Enamorarlo.

"—Si no consigues que te lo diga mientras son amigos, has que se enamoré de ti, sé su pareja, te tendrá que decir de una forma u otra."












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