🌆 Reminiscencias 🌃

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Ahora es momento del segundo especial y de que sepas más sobre otro personaje que, en lo personal, me agrada mucho.

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Recuerdo que abandoné este especial hace un año porque me rendí.

Y ya que hablo con franqueza y de manera directa, hay una posibilidad de que este especial sea lo último que haga aquí en Wattpad.

Ojalá no tenga razón, suelo tenerla cuando yo mismo me contradigo.

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Este es un gran, y a veces largo o corto (eso depende), día festivo para celebrar y sentirse querido por las personas que te rodean o para que ocurran accidentes domésticos ya que estadísticamente (aunque no recuerdo donde lo vi), el día en el que más mueres de registran es en esa fecha, no por ser navidad, sino por accidentes que ocurren en casa, las lucecitas de los árboles, velas que se caen, cosas así, toma tus precauciones, ¿De acuerdo?
Pero, ignorando esa rara y preocupante introducción, la navidad se sigue celebrando de la misma forma a como lo hacía hace un año, los anteriores y los que se recuperan en Nueva Era, con reuniones familiares y charlas entres seres queridos.
El único día al año en el que tienes la oportunidad de demostrar que no eres una mala persona debido a que las buenas acciones cuentan el doble en navidad (no recuerdo dónde lo oí, ni de quién lo oí pero lo oí), en especial si lo haces tú solo.

24 de diciembre, departamento de Adria

(16:55 PM)

Podrían pasar muchas cosas por la mente de un buen amigo de Rass, como que podría esperar que cualquiera le podría regalar, si tendría dinero ahorrado suficiente para comprar un excelente regalo para su único amigo o que podría comer para, de alguna forma, dejar de pensar tanto en ciertos temas.
Pero ninguna de las ideas le fue lo suficientemente atractiva como para hacer que dejara lo que hacía, entonces, estando sentado y apoyando el peso de su joven cuerpo en el sofá, siguió con sus distractores pensamientos aunque no ya no servían de mucho ya que lo que tenía en mente era más bien un dilema que se planteaba repetidas veces si realmente valía la pena o no.
Era algo que se propuso a hacer desde hace algún tiempo, lo analizaba de manera interna y privada sin decírselo a absolutamente nadie, ni siquiera a su mejor amigo Rass o a Adria, las personas más cercanas que tenía en la vida.
Lo mantuvo en secreto porque él creía que era un problema que tenía que solucionar solo, que nadie debía ayudarlo, no porque no lo necesitara, sino porque era algo un tanto personal.
Pero este sería el día en el que se dispondría a ya no seguir manteniéndolo pasa si mismo, aunque aquello implicara recurrir a un poco de ayuda mediante una conversación, razón por la que se encontraba esperando pacientemente y repitiendo las mismas frases en su mente sin que diera un resultado diferente.

Adria:¿Terminaste?

Oír esa voz tan repentinamente fue algo que no esperaba tan pronto, creía que ella tardaría mucho más y que tendría el tiempo suficiente para él mismo.

Alfred:¿Terminar qué?

Adria:De pensar si deberías ir o no, eso.

Alfred:Ah, es eso... no sé.

Él alejó la mirada hacia el mismo lugar en el cual la tenía hace minutos, hacia el exterior para tratar de continuar preguntándose cosas a si mismo, pero esto se le dificultaría con la presencia de Adria.
Ella se acercó a Alfred con lentitud, se sentó a lado de él para, únicamente, sujetarle la cara y forzarlo suavemente a mirarlo, para, según ella, que sea más sincero con lo que diría y dejó de tocar su cara cuando este ya lo miraba.

Adria:¿Por qué no estás seguro?

A pesar de que se sentía inseguro por qué respuesta dar, principalmente por no saberlo, si se propuso a responder.

Alfred:Porque... ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, ninguno buscó al otro y no estoy seguro si yo deba ser el primero.

Adria:No me digas que tienes más orgullo que sentimientos.

Alfred:No es por eso, ésto no se trata de orgullo, me siento inseguro.

Adria:Tal vez no lo pensaste lo suficiente o quizá solo haces todo el tiempo que puedes para evitarlo.

Una vez más Alfred volvió a poner la mirada con dirección a la ventana.

Alfred:Eso no es cierto, no lo evito.

Adria:¿Entonces?

Alfred:Ah... creo que fue una mala idea adelantarme a comprar algo.

Adria:Qué, ¿Te refieres a ésto?

Ella tomó la pequeña caja envuelta en papel de regalo de color azul para sacudirla de la manera más suave que podía para no cometer algún accidente que pusiera en más conflictos a Alfred.

Alfred:Adria, deja eso.

Alfred arrebató con rapidez la caja de las manos de su tía ya que, por sentirse inseguro por toda la situación, no confiaba tanto en la delicadeza de Adria al tomar su regalo.

Adria:¿Qué hay dentro?

Alfred:No puedo decirlo, espero que lo entiendas.

Ante esto, Adria soltó un suspiro y se propuso a hablar.

Adria:Hemos vivido tantos años juntos que me parte el alma y corazón que aún no confíes totalmente en tu tía, quien es casi una madre para ti.

Alfred:Tampoco exageres, a veces sales sin decirme nada.

Adria:Bien, ya entendí, ahora háblame más de tu regalo, si no estás seguro de buscar a tu, no se si deba decir padre, por qué te apresuraste comprar eso.

Alfred:Es que pensé que sería una buena idea y estaba en descuento.

Analizando el tema internamente, Adria pensó en la mejor manera de ayudar a Alfred para sacarlo del dilema en el que él mismo se metió creyéndose capaz de resolverlo.

Adria:Estuviste seguro cuando compraste esto pero ahora esa seguridad se fue, lo que no entiendo es qué te dió determinación de planearlo.

Alfred:Tampoco yo lo sé y quizá solo me emocioné demasiado.

Adria:Me temo que nunca resolveremos este problema si seguimos así.

Pero, como si se tratara de una misteriosa señal, la puerta de la habitación se oyó siendo golpeada sin rudeza desde fuera y seguidamente, Adria y Alfred escucharon hablar a quien llamaba a su puerta, quien era un familiar querido para ambos, sobretodo para Alfred.

Rass:Alfred, amigo.

Apenas logró oír la voz de su amigo, Alfred se levantó con cierto entusiasmo de donde se encontraba sentado y fue a abrirle la puerta a su amigo.

Alfred:Hola, Rass, oh, y Rockin también.

Eran Rass y su padre, quien tenía la roja y larga bufanda de siempre en el cuello, y saludó al momento en el que Alfred lo hizo.

Rockin:Alfred.

Inmediatamente después, Alfred preguntó por la razón de la visita de Rockin y su hijo.
Pero pudo percatarse que, dada la época del año, Rass no tenía suficientes prendas encima que lo cubrieran del frío clima, sin embargo, Alfred no le dió nada de importancia y prosiguió.

Alfred:Cómo están, qué los hizo venir hasta aquí.

Rockin:Antes de que Rass diga algo, yo tuve la idea.

Rass:Oye, eso no es cierto papi inci.

En ese momento, los dos se pusieron a debatir sobre a quien se le ocurrió la idea de visitar a Alfred para algo que él aún no sabía.

Rockin:Lo es, lo pensé antes de que me lo preguntaste.

Rass:Mejor hay que olvidarlo.

Dejaron de discutir y volvieron a centrar su atención en Alfred.

Rockin:Alfred, Rass y yo queremos que tú y tu tía vengan a nuestra casa hasta navidad, como hace un año, ¿Lo recuerdas?

Alfred:Sí, me acuerdo bien, pero, ¿En este preciso momento?

Rass:Por supuesto, ¿Qué dices, amigo?

Lógicamente, Alfred tenía ganas de aceptar su invitación con gusto y esmero, pero no había olvidado para nada lo que tenía planeado hacer y que dudaba si hacer o no.

Alfred:No estoy seguro, también tendríamos que preguntárselo a mi tía.

Mientras tanto, ella se limitó a hablar desde el sofá dónde estaba sentada.

Adria:Estoy aquí, ¿Lo olvidas? Y a mí me encantaría ir, pero tú dime, Alfred, ¿No se te olvida algo?

Solo los dos sabían bien de que hablaba ella, y Alfred tampoco lo había olvidado en lo absoluto.

Tal vez la visita de su amigo ayudó a Alfred a decidirse de una vez, y él en parte lo agradece internamente, pero puede que quizá haya sido por la prisa de decidir si ir con su amigo o no.

Alfred:Es posible que no pueda, he estado pensando en visitar a alguien que no veo desde hace mucho.

Esto desanimó un poco a ambos, no esperaban que él rechazara su invitación, pero no fue demasiado y, por suerte, lo entendieron.

Rass:No importa, Alfred, debe tratarse de un ser querido.

"Ser querido" es la expresión menos indicada desde el punto de vista de Alfred.

Rockin:Los esperaremos de todos modos.

Adria:Eres tan amable, Rockin, iremos más tarde si tenemos tiempo.

Al parecer al papá de Rass le gustó que Aldria le haya dicho que es amable, su cara con un ligero toque de satisfacción lo dijo todo.

Rass:Hasta pronto amigo, no pasa nada y si no vienes hoy, mañana vendré a visitarte.

Alfred:Gracias, Rass.

Los dos chicos se acercaron mutuamente para darse un abrazo de poca duración a modo de despedida y, finalmente, las visitas pusieron rumbo a su hogar.

Rockin:Adiós.

El padre y su hijo se dieron la vuelta y empezaron a caminar con dirección a las gradas para bajar, pero los dos comenzaron a hablar entre ellos y, como Alfred aún no había cerrado la puerta, pudo escuchar lo que los dos se decían y también verlos.

Rass:Creo que debí venir más abrigado, me hizo bastante frío al venir.

Rockin:Yo dije que te pusieras más y tú respondiste que no era necesario ya que solo saldríamos por un momento.

Rockin dejó de caminar y Rass, al darse cuenta que su padre se detuvo, también dejó de mover las piernas y vió a su padre con curiosidad.

Rockin:Pero puedo arreglar eso.

Rass:Cómo, ¿Me darás tu bufanda?

Rockin:No, solo quédate quieto y algo flojo.

El padre se acercó a su hijo, usó sus grandes brazos para sujetarlo bien y levantarlo del suelo para cargarlo con tanta facilidad que parecía que Rass no pesaba ni un gramo, mientras que Rass solo reaccionó sujetándose de mejor manera y sonriendo por el gesto de su padre.

Rockin:Problema resuelto, Rassi.

Rass:Aunque me gusta que me cargues, caminar así será vergonzoso para los dos, papi inci.

Rockin:No hay nada vergonzoso en el amor que te tengo.

Era evidente que los dos disfrutaban de la situación, claro, mientras ningún extraño los vea y los juzgue.

Rass:También te amo, papi inci, pero en serio, bájame, no quisiera que alguien me vea así.

Rockin:Vamos, solo te cargué hasta que salgamos de este lugar, o prefieres que te lleve así hasta nuestra casa.

Rass aceptó lo que su padre le propuso porque sabía que, de otra forma, Rockin hubiera ido cargando a Rass caminando hasta su hogar sin que le importe en lo más mínimo las miradas que habría atraído.

Rass:Está bien, papi inci, solo hasta que salgamos de aquí.

Y Rockin caminó sujetando a su hijo mientras bajaba las gradas hasta que Alfred dejó de poder verlos y no supo si en verdad Rockin hubiera sido capaz de cargar a Rass en sus brazos todo el camino.
Pero como lo conocía de hace años, no le sorprendería mucho que lo haya hecho porque, después de todo, esas son las formas en las que Rockin le demuestra su amor y afecto a su hijo.
Quizá fue por esa razón por la que permaneció mirando al mismo lugar por varios segundos, segundos que usó para examinar la situación de otra forma pero manteniendo su punto de vista, literalmente.
Rockin, el padre y pareja de Rass, tiene una manera de actuar bastante agradable y simpática cuando está cerca de su hijo, en ese estado es difícil que algo lo ponga de mal humor, aunque suele pasar raras veces por diversas causas y situaciones.
Aunque hayan pasado años desde Alfred conoció al padre de Rass a través éste y aún sabiendo parte de la vida de Rockin por medio de las múltiples conversaciones que tuvo con Rass, Alfred aún se sentía muy ligeramente intrigado en como alguien que no tuvo ningún tipo de... familia o padres presentes en su infancia, adolescencia o en ninguna otra etapa de su vida pueda actuar como un padre tan fantástico y amoroso.

Es posible que esa no fuera la definición más apegada a la realidad ni la más precisa por como es en realidad Rockin, pero para Alfred, con el padre adoptivo con el que vivió gran parte de su vida, Rockin era cientos de veces mejor en su labor de padre de Rass.
Él no siempre veía en Rockin a un Pokémon intimidante, inmaduro o incluso posesivo, sino a alguien muy afectuoso y compasivo, en especial con su hijo.

Alfred soltó un suspiro con pesadez y cerró la puerta de su habitación.
Instantes después se topó con la mirada de su tía, quién lo hacía de manera que parecía que le preguntaba algo que Alfred ya sabía.

Alfred:No me mires así.

Adria:¿Quieres decir que no quieres que te acompañe?

Aunque Alfred sabía de qué lugar hablaba su tía, prefirió fingir no saberlo.

Alfred:¿Acompañarme a qué sitio?

Adria:Pues a la tienda de helados, ¿Cómo que a qué sitio? Sabes de lo que hablamos momentos antes de que Rockin y Rass vinieran a visitarnos.

Aunque ella se ofreció a ir con él, Alfred rechazó su oferta sintiéndose seguro de sí mismo... por unos segundos.

Alfred:Pero no te pedí que vinieras conmigo.

Adria:Supuse que necesitarás de mi compañía cuando estés ahí.

Alfred:Podré ir solo, no hará falta que me acompañes.

Esta vez se oyó más decidido y confiado que antes, cosa que Adria notó y supo interpretar.
A su respuesta, ella se levantó del sillón al mismo tiempo que tomaba el pequeño regalo de Alfred con una mano y se dirigió hacia Alfred con un poco de seriedad.

Adria:Entonces, voy a preguntártelo por una última vez.

Alfred, en su mente ya había respondido que quería ir solo pero, con ella frente a él, tuvo ciertas cosas en qué pensar.

Adria:¿Estás seguro que quieres volver solo? Ninguno de los dos sabemos qué podría pasar... sabes que te quiero, somos familia.

No muchas veces pasaba lo que Alfred veía pasar, que su tía le diga que le tiene afecto.
Porque, aunque sea obvio por el tiempo que vivieron juntos, es reconfortante para Alfred oírlo de cualquier persona.

Alfred:Estaré bien, te lo prometo.

Al oír su respuesta, Adria se alejó de él para ir al pequeño ropero de Alfred y buscar una prenda dentro de este mientras aclaró sus palabras y lo que quiso decir.

Adria:Hablo del dolor emocional y nostálico que podría provocarte volver, y pensaba que quizá sería menos pesado si tienes a alguien a tu lado.

Alfred:Adria, estoy consciente de todo lo que me dices, sé que es doloroso recordar pero necesito comprobar algo que llevo preguntándome desde hace mucho.

Luego de conversar debido a la preocupación que sentía Adria y después de oír a Alfred tan determinado en su objetivo, lo único que tenía en mente era darle un abrazo como despedida y decirle que se cuide, tal como una madre lo haría.
Entonces dejó de buscar en el interior del ligeramente desgastado mueble luego de hallar lo que buscaba y sacó de su interior un abrigo de azul claro.
Sosteniendo esa prenda para el frío, volvió a acercarse a Alfred a la vez que le daba palabras que creía que lo animarían un poco.

Adria:Sin importar lo que oigas, no olvides que no estás solo, me tienes a mí y a tu amigo Rass, pero, más importante, a mí.

Los dos cedieron levemente un poco ante la risa por lo que dijo Adria para tratar de animar el ambiente.

Alfred:Hey, Rass también es importante.

Adria:Lo sé, es broma.

Ambos se acercaron para darse un abrazo para despedirse de la mejor manera que podían.

Alfred:Hasta pronto, volveré tarde... o tal vez temprano.

Dejaron de abrazarse, se vieron por unos instantes y Alfred emprendió su camino no sin antes tomar el regalo que su tía le acercó y el abrigo que buscó.

Adria:Cuando lo necesites, Alfred.

Alfred cruzó la puerta sin cerrarla y empezó a caminar con rumbo a un antiguo lugar que aún creía conocer y temer por consecuencia de acontecimientos pasados.

Una vez fuera del edificio y con el abrigo en sostenido por su mano/pata, él pudo notar que la temperatura del ambiente, aunque estaba fría por la época del año que atravesaba la ciudad y parte del mundo en general, no era tan baja comparada como los años anteriores.
Soportable hasta cierto punto, por lo que podía prescindir del abrigo por un largo tiempo, pero decidió ponérselo antes de empezar a caminar por si haría frío más tarde.

Luego de tener el abrigo cubriendo la parte superior de su cuerpo y de comprobar que el regalo seguía en su mano/pata, algo innecesario que hizo por la inseguridad que aún seguía sintiendo, inició su recorrido guiándose únicamente por lo que alcanzaba a recordar.
Habían pasado años desde que vió su antiguo hogar y Alfred creyó que esos recuerdos, aunque indeseados, le bastarían para trazar el camino mentalmente y después recorrerlo.

(17:26 PM)

Por todo el tramo, lo único que Alfred tenía en la mente, sin contar las innumerables dudas que no paraban de generarse, eran las preguntas sobre cuál sería la reacción de la persona por la cuál estaba afuera, lo que se volvía otra cosa más de que preocuparse.
Dados los recuerdos que Alfred tenía, le era un tanto complicado predecir e imaginar cuál sería el escenario con más probabilidades de suceder en cuanto se encuentre con quien fue su padre adoptivo.
Por un lado, él podría actuar justo conforme lo recordaba; no podría importarle mucho la visita de el Pokémon que alguna vez llamó hijo, quizá actuaría con desinterés, indiferencia o, en el peor de los casos, podría ni siquiera abrirle la puerta.

Esto último hizo que Alfred se detuviera y volviera a pensar las cosas en base a la experiencia a pesar de que ya lo había hecho con anterioridad y a fondo.
La principal razón de porque huyó fue más que nada por el desprecio y odio que tenía hacia su padre, sentimientos que se acumularon de manera lenta y constante con el tiempo junto a la decadencia de su padre como persona, cediendo constantemente a su alcoholismo.
Los últimos meses fueron como si viviera con otra persona, cada vez más distante y con un carácter día con día más cerrado en si mismo olvidando más y más que tenía un hijo.

Pero no todo podría ser tan trágico por una razón; todo tiende a cambiar de manera continua e inevitable.
Es posible y algo probable que, después de todo, su padre lo escuche tocar la puerta y tenga la voluntad suficiente para abrirla.

Alfred volvió a enfocarse en el camino luego de ver muchas cosas que le resultaban familiares pero no por ello acogedoras ni mucho menos reconfortantes.
Pero, al haber llegado tan lejos, dar marcha atrás no era una opción aún cuando lo que presentía le decía y advertía que se fuera.
Sin embargo siguió firme en su decisión y continuó hasta ver algo muy llamativo al final de la calle, lo que había venido a buscar y, muy en el fondo, no esperaba encontrar después de todo.
Caminó con calma y sin prisa hacia esa pequeña casa, deteriorada por el imparable paso del tiempo y probablemente el dueño estaría en las mismas condiciones.

Al llegar a estar en frente de la puerta y sintiéndose más temeroso que nunca pero sin retroceder ni un solo centímetro, Alfred levantó la mano/pata de manera muy lenta para tratar de tocar la puerta por la ausencia de un timbre.
Pero se detuvo justo antes de hacerlo.
Aunque parecía que renunció y regresaría con su tía de inmediato, no era así.
Caminó a un lado con el cuidado de no emitir ningún sonido para ver el interior de la casa a través de una ventana que se situaba a un par de metros de la puerta.

Él no esperaba nada y eso fue lo que vió o más bien lo que no vió, ningún árbol de navidad, ningún regalo envuelto, ningún adorno de navidad o luces brillantes.
Solo el desorden que olvidó que era habitual, botellas tiradas, el suelo cubierto por basura, poco más de un par platos sucios apilados.
Y aún así, él le llamó hogar alguna vez.

Con todo lo que vió y recordó en seguida, Alfred, apenado y arrepentido de haber venido, intuyó que nada había cambiado ahí dentro, parecía un lugar donde el tiempo no avanzaba desde que se detuvo justo el día en el que lo abandonó.
Todo eso fue suficiente para que Alfred se diera vuelta totalmente desanimado, cabizbajo y quisiera volver a casa con su tía para sentirse mucho mejor.

Pero fue en ese instante, justo después de dirigir la mirada atrás, cuando notó que su presencia no era la única que yacía por el lugar.
Una persona, un hombre con lentes y cuya edad podría rondar entre la adultez y vejez, mirándolo directa y atentamente.

Ante eso, Alfred, muy aparte de sorprenderse, supo de inmediato quien era y como no si verlo significaba liberar todo un torrente de memorias guardadas que creía olvidadas o borradas por toda su mente.
No podría ser otro ser humano más que Bralse Hitchcock Vadrek.

Aún con todo el tiempo que pasó lejos de él, con el infinitamente suficiente tiempo para pensar y quizá, solo quizá, cambiar de parecer, Alfred no sintió nada más que algo de extrañeza.
Él creía que cuando menos se sentiría un poco mejor consigo mismo al poder ver a Bralse luego de ese periodo de tiempo tan largo, pero no había nada en su interior, ni una pizca de alegría.
Mucho menos él, solo estaba ahí, con mirada puesta en Alfred, sin cambiar de expresión y se mostraba manteniendo la formalidad como si Alfred ya fuera un total desconocido para él.

Bralse:Alfred.

No obstante, el primero que rompió el silencio del ambiente fue Bralse, quien usó el nombre de Alfred para referirse a él.
Por lo que sentía, Alfred quería apartar la vista del rostro de su padre adoptivo pero por mucho que quisiera, no era capaz ni de cerrar los ojos, a lo que se sintió forzado a responder.

Alfred:Hola... Bralse Vadrek.

Una vez más hubo otro momento de silencio entre los dos, pero más corto que el anterior.

Bralse:No creí que te vería de nuevo, Adria me dijo que vivías con ella.

Alfred aún no tenía palabras con las cuales expresarse y únicamente se limitó a verlo y apartar la vista por momentos.

Bralse:¿No quieres entrar? Hace frío y quisiera platicar contigo ahora que tengo la oportunidad.

Por mucho que le costaba, Alfred se enfocó en no dar marcha atrás por creer que ese era un momento idóneo para hablar, probablemente la única vez que tendría en mucho tiempo.
Aunque meditó demasiado su respuesta por lo corta que ésta era.

Alfred:Está bien.

Alfred se desplazó hacia un lado para darle el paso libre a Bralse y así pudiera abrir la puerta de su malogrado hogar; su padre adoptivo fue el primero en entrar seguido lógicamente de Alfred puesto que eran las únicas dos personas en ese sitio en específico.

Bralse no esperó a qué Alfred estuviera dentro de su casa del todo para hablar de manera muy poco arisca y anodina.

Bralse:Me disculpo por el desorden, no estoy acostumbrado a recibir visita jamás.

Pero esto no era nada nuevo para Alfred, quien no dudó en hacérselo saber poniéndose frente a frente con él.

Alfred:Lo sé, lo recuerdo.

Ya estando dentro, Alfred pudo contemplar desde una mejor perspectiva lo que vió a través de la ventana cuando estuvo afuera esperando.
El interior se veía mucho más deprimente, ver todo de nuevo desde un punto de vista con más cercanía significaban más recuerdos que Alfred creía sepultados en su memoria y que parecía un espectáculo trágico proyectándose en su mente del cual él era el único espectador.

Alfred:¿Por qué ahora tienes la oportunidad según tú?

Bralse:Porque supuse que no querías volver a tu padre.

Hasta este momento, Alfred había mantenido una actitud calmada y sería hasta cierto punto, pero lo último que pronunció Bralse fue más que suficiente para cambiar eso en menor medida pero no por ello insignificante.

Alfred:No, padre no, te atrevas a creer que sigo considerándote mi padre, eso fue hace años pero ahora ya no.

Bralse:Aunque no lo creas, jamás dejé de considerarte un hijo.

Alfred podría haberle dado múltiples razones por las cuales su padre adoptivo no tenía ninguna base para decir lo que decía.
No obstante, se contuvo y sólo quiso ir directo al punto.

Alfred:No quiero discutir contigo, solo dime qué quieres y por favor, mi nombre es Alfred.

Esas palabras bastaron para que Brasle mostrara un poco que, después de todo, tenía sentimientos que podían ser merecidamente heridos.

Bralse:No quisiera desaprovechar esta oportunidad, como ya casi es navidad.

Alfred:¿Para qué?

Bralse:Primero quiero tratar de conversar, aunque sea esta vez.

Alfred:Entonces déjame preguntarte algo.

Brasle se mantuvo callado y Alfred, asumiendo que podía preguntar, decidió hablar de manera un poco átona porque quizá, en el fondo, no quería saber la respuesta de su pregunta.

Alfred:Por qué nunca trataste de hacer que vuelva.

Aunque Brasle seguía mostrándose serio, podía notar la casi inexistente melancolía en su voz.

Bralse:Pensé en buscarte, pero cuando Adria me dijo que te acogió en su hogar... supe que ella te cuidaría mejor de lo que lo haría yo.

Como ya no era tan joven para contener todo lo que tenía que decir, Alfred no se limitó en sus palabras y las dijo con una crudeza que no era propia de él.

Alfred:Siempre supe que querías que me largara y que te dejara solo en tu miseria.

Brasle:No fue así, por favor no hables de ese modo.

Alfred:Eso mucho pedir para alguien como tú, apuesto que sigues siendo tan alcohólico y conformista como siempre, nunca mereciste ningún tipo de respeto.

A Bralse no le quedó otra opción que oír todo lo que Alfred decía y aceptarlo.

Bralse:Un alcohólico al que ya no le queda nada.

Alfred:No te compadezcas, no ayudará en nada.

Bralse:No trato de compadecerme, solo te recuerdo que siempre fue así.

Sin embargo, Alfred encontró un error en lo que Bralse afirmaba desde la perspectiva más deprimente.

Alfred:No siempre... los niños jóvenes tienden a ver de mejor forma las cosas que los adultos.

Habló remontándose a sus recuerdos de infante, dándole otro motivo por el cual arrepentirse de haber venido.

Bralse:Hablas de tu niñez, ¿No?

Alfred:Era un niño ingenuo, un Mudkip muy ingenuo y feliz con lo poco que tenía.

Recordar tiempos lejanos de hace años afectó a ambos por la ilusión de que, en el pasado, todo fue mejor.
Dieron paso al silencio por un largo tiempo, evadiendo sus miradas, angustiada por parte de Alfred y decaída por parte de Bralse.

Brasle:¿Quieres saber por qué decidí adoptarte?

Pero, cuando Bralse cambió de tema repentinamente con esa pregunta, la curiosidad de Alfred, aunque esté la ocultó visiblemente, era demasiado grande como para dejar pasar esa pregunta, aún si era probable que la respuesta no sería de su agrado.

Alfred:¿Por qué quieres decírmelo?

Bralse:Asumo que, por tu edad, sientes curiosidad con respecto a ese tema.

Habían noches en las que esa pregunta se repetía en la mente de Alfred y pese a que esas noches solían ser escasas no por eso dejaban de ser largas y difíciles.

Bralse:Te fue complicado acostumbrarte al inicio, pero ganaste confianza con rapidez.

Alfred:Lo siento pero no me gusta recordar esa etapa, ve directo al punto.

A causa de la incomodidad emocional de Alfred, Bralse tuvo que simplificar sus palabras.

Bralse:Me vi en ti.

Pero esa simple fue suficiente para confundir a Alfred.

Alfred:No comprendo.

Bralse:Los encargados del orfanato me dijeron que te hallaron inconsciente, solo y debilitado, sin familia, padre o madre... fue como si estuvieran describiéndome.

Al tratarse de un tiempo que se remonta más allá de lo que la memoria de Alfred es capaz de visualizar, él, aunque seguía sintiendo curiosidad por ello, no quería oír más.

Bralse:Sabes que tampoco conocí a mis padres.

No obstante, aunque era probable que Bralse trataba de hacer que Alfred sienta empatía por él, Alfred continuó manteniéndose distante ante él.

Alfred:Aún así sigo sin entender tus motivos.

Bralse:No será necesario explicarlos para darte cuenta de que fue un error que cometí.

Siempre lo creyó pero nunca espero que se lo dijera algun día, por lo que ésto fue un golpe doloroso para Alfred, decir que se sentía emocionalmente herido por lo que acababa de escuchar era poco, trataba por todos los medios de no hacerlo notar pero no lo consiguió en su totalidad.
Aunque lastimar a Alfred no era la intención de Bralse.

Alfred:Un error, tardaste demasiado en decírmelo directamente.

Una muy pequeña parte de la angustia de Alfred salió de su interior por medio de un par de lágrimas que solo humedecieron sus ojos.

Bralse:Entiendo que es duro que te lo haya dicho.

Alfred:Te equivocas, no sabes como se siente corroborar que tu existencia es producto de un error, jamás tomaste en cuenta mis sentimientos.

Él hacía todo lo que podía para no dar rienda suelta a sus emociones en ese momento, o al menos solo a su tristeza.

Alfred:Yo recuerdo muy poco del día en el que supe que sería adoptado, nunca imaginé que el día que creí como el mejor de mi vida en realidad fue el peor.

Pero a este punto Alfred no pudo seguir conteniéndose y, con unas pocas lágrimas recorriéndole el rostro, fue directo con respecto a sus sentimientos.

Alfred:Me arrepiento de haber venido aquí, estaba mejor sin saber de ti.

Se limpió la cara usando uno de sus brazos y evitó a toda costa mirar a Bralse pero eso no impidió que oyera lo que él le dijo.

Bralse:No creo que vuelva a verte y tal vez sea lo mejor para ti, por eso quiero pedirte una sola cosa.

Alfred seguía sin querer verlo y solo se limitó a oír lo que tenía que decir.

Bralse:Quiero pedirte perdón por adoptarte y haberte arrebatado la oportunidad de haber tenido una familia de verdad y estar rodeado de seres que te quieran.

Ni aún después de esa petición de perdón tuvo el valor suficiente para dirigirle la mirada.
Por supuesto no se lo tomó a la ligera porque Bralse, en cierto modo aceptó lo que en otras palabras quiso decir haber arruinado la vida de Alfred, no solo quitándole la oportunidad de tener un mejor padre como ya lo dijo con anterioridad, sino arrastrarlo con él a una vida con poca estabilidad económica, nulas muestras de afecto y sin darle la sensación de tener un hogar al cual pertenecer.
Alfred no pensaba en responder de ninguna forma, es más, ni siquiera consideraba la idea de pensarlo si eso implicaba seguir recordando y lo que menos quería era ver desde su memoria viejos acontecimientos.

Los segundos se percibieron como minutos por la seriedad de aquella situación tan difícil, no era probable que, después de éste día, Alfred tuviera deseos de regresar, pero ni aún así quiso decir ni una palabra, negándose a darle una respuesta a su padre adoptivo.

Quien sabe cuánto habría podido durar esa situación de no ser porque un sonido irrumpió entre ellos, el cual provenía del celular de Bralse.

Bralse:No puede ser.

Parecía ser algo malo por la reacción de preocupación que tuvo Bralse.

Bralse:Alfred, yo... me tengo que ir.

Alfred se dió vuelta sin ninguna prisa y se dirigió afuera antes de que Bralse lo hiciera.
Pero, pese a lo que sentía, él había venido a hacer una cosa más y no se iría sin haberlo hecho.
Entonces Alfred comenzó a hablar sosteniendo y mirando el regalo que había traído por... por quién sabe qué.

Alfred:Te compré ésto, siendo honesto, creía que te extrañaba pero ahora entiendo que solo me siento mal conmigo mismo por razones que desconozco.

Ni dijo ni una palabra más y solo se lo acercó sin mirarlo a la cara para que pudiera tomarlo si quería o no si no lo quería, cosa que, por lo que sucedió, le daba igual a Alfred.
Curiosamente, Bralse lo aceptó y tomó sin pronunciar absolutamente nada pero no tuvo ninguna importancia porque Alfred tampoco esperaba nada.

Adria:Yo tampoco creí que volvería a verte.

Esa voz fue sorpresiva para ambos ya que no esperaban a otra persona más que ellos.
Alfred fue quien la reconoció de inmediato, se dió la vuelta en menos de un segundo y vió que Adria estaba a unos pocos metros de él.
Al verla y darse cuenta nuevamente que realmente era ella, fue de prisa y la abrazó rápidamente por como se sentía.
A ésto, Adria aprovechó para susurrarle algo al mismo tiempo que también lo abrazaba.

Adria:Te dije que no estabas solo.

Al parecer, ella lo siguió de cerca y sigilosamente desde que Alfred salió porque temía que algo así podía suceder y creyó que él podía necesitarla.
Con ella en el mismo lugar, Alfred ya no tenía la necesidad de interiorizar su angustia y le dió rienda suelta a su tristeza mediante sus lágrimas y sollozos, los cuales no se oían por tener el rostro en ella por el abrazo que tanto necesitaba.
Sin embargo, Adria no sólo centraba su atención en Alfred, sino que la puso sobre Bralse a modo de palabras dichas con tranquilidad y seriedad pero también con pena.

Adria:Bralse... es triste ver como algunas cosas no cambian.

Bralse no tuvo nada con qué responder quedándose totalmente mudo y sin palabras, pero las que oyó de Adria tuvieron tanto significado para él que no tardó tornar la expresión de su cara en angustia.

Alfred dejó de abrazar a su tía para luego secarse con ambos brazos y manos/patas las lágrimas que le quedaron en el rostro y ver a Adria aún con el mismo sentimiento de antes pero sin las ganas de seguir llorando que Adria ya aplacó.

Adria:Vamos a casa, Alfred.

Ella tomó su brazo con suavidad para ir juntos de vuelta a su hogar.
El sol ya se había metido y las temperaturas empezaron a descender por consecuencia.
Pero antes de caminar, Alfred, aprovechando el momento, no pudo seguir aguantando tener dentro algo que siempre quiso confesarle a cualquier persona de total confianza y que le inspirara seguridad, quien, en ese caso, sería Adria.

Alfred:¿Puedo decirte algo?

Adria lo miró atentamente y se propuso a oír lo que quería decirle.

Adria:Qué te aflige.

A pesar de que lo dudó por un momento, al final pudo librarse de ese pesar que estuvo con él desde hace muchísimo tiempo.

Alfred:A veces siento envidia por Rass...

Prosiguió casi de manera melancólica.

Alfred:No sabes cuánto hubiera querido tener un padre que sea como lo es Rockin, él es tan... es tan dulce y bueno.

Como aún no avanzaron nada, Alfred vocalizó sus palabras de manera apagada y el lugar era muy callado y calmado, Bralse pudo escuchar con claridad lo que Alfred dijo y como él no tenía ni la más mínima idea de quién era Rockin ni mucho menos cómo era, eso le daría muchísimo en qué pensar.

Adria:No creo que quieras decírselo a Rass, peor aún a Rockin, ¿O sí?

Eso era tan personal para él que no tendría el valor para decírselo a Rass, peor aún a Rockin.

Alfred:No.

Adria supuso que él ya no tenía nada más que decir y comenzó a caminar despacio para regresar a su hogar con Alfred para que él se sintiera mejor.

Pero no avanzaron ni un par de metros cuando Bralse fue la causa por la que se detuvieron nuevamente.

Bralse:Alfred, espera.

Aunque solamente se lo pidió a Alfred, ella fue quien giró la cabeza, pero él no lo hizo por razones ya mencionadas y se quedó dándole la espalda.
Pero aún sin tener la atención de quien quería, Bralse se dispuso a hablar y tratar de ser claro en sus palabras.

Bralse:No me importa si no me perdonas, me alegra haberte visto por posiblemente una última vez... y feliz navidad.

La serenidad del ambiente ayudaba a tranquilizar la mente de Alfred, quien aún se encontraba en conflicto e inquieta por lo sucedido pero que el silencio de los alrededores contribuyó en mitigar, cosa que le permitió pensar y analizar esas última palabras con más calma.
Él era el que sabía más que nadie que, tal y como se dijo varias veces, ninguno de los dos volvería a tener la oportunidad de volver a hablarse o si quiera verse lejos de ese día, saber y dar por hecho ese pensamiento entristecía a Alfred sin que nadie lo notara o sospechara.
Si bien este sería facilmente el lugar menos deseado para Alfred, también fue uno de lo más importantes para él debido a que fue ahí donde vivió casi todo lo que lograba recordar de su niñez.

Luego de un largo lapso de tiempo que le sirvió para examinar la situación de un modo más objetivo, volteó lateralmente la cabeza y pronunció solo dos palabras.
Meramente dos palabras dichas con seguridad, ni una pizca de inquietud y lo que podría decirse un rostro que parecía expresar paz.

Alfred:Feliz navidad.

Bralse no esperaba recibir ningún tipo de respuesta por parte de Alfred, por lo tanto su sorpresa fue evidente así como su alegría mostrada mediante un rostro al que era posible divisa una ligera sonrisa.
Alfred ya no recordaba la última vez que vió a su padre adoptivo con un sentimiento positivo como podía verlo en ese momento, y dicho momento se convertiría en el último buen recuerdo que probablemente tendría con Bralse.

Es un hecho innegable que Alfred siempre se preguntó y siempre querrá, por interés personal, saber sobre qué fue de sus auténticos progenitores, donde están y, si lo intenta, si en verdad lo intenta con todas sus fuerzas, podría verlos o si quiera tratar de recordalos; raras veces fantaseaba con tenerlos en su vida para motivarlo y darle afecto cuando pasaba por momentos en los que se sentía solo.
Momentos parecidos al que pasó cuando estuvo en su antigua casa con Bralse, pero que, como si lo supiera desde que salió de su hogar, Adria supo como mitigar a tiempo estando en un momento de vulnerabilidad.
Es gracias a ella que Alfred logra mantenerse a flote en el mar de soledad en el que se ve internamente rodeado por momentos.

Es posible que Alfred llegue a sentirse sin tener a nadie que este dispuesto a oírlo y que las fechas como la navidad se lo recuerden con frecuencia, pero después de todo, así como los buenos momentos que todos viven son temporales y se olvidan, también es probable que los malos momentos no duren para siempre y no sean recordados jamás, justo como pasa con los buenos momentos, y no importa en realidad porque no se puede tener control sobre lo que puede suceder.
Y lo que puede quedar después de que esas vivencias ya se han ido se convierten en reminiscencias de aquellas vivencias ya pasadas, un recuerdo lejano que quedó de todos esos momentos, almacenado en la memoria y mentalmente enterrado... o guardado en lo más profundo del corazón.

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¿Qué tal te pareció? Bonito espero a pesar de que esta parte es un veinticinco punto cinco por ciento menos extensa que la parte anterior.

Feliz navidad...

Y gracias por mucho [ :

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