⃝⃕Úɴɪᴄᴏ

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Para un omega lo segundo más importante después de un celo con su alfa destinado es tener una cría.

"Deberías  dejar de pensar en ello, Tae" le trató de calmar su mayor. "mientras más te obsesiones con eso más tu omega se deprimirá" le advirtió su amigo.

El pobre castaño sólo podía caminar de un lado a otro frente a la puerta de su baño, un minuto más... pensaba. Sólo unos segundos, casi suplicaba, si su amigo  no estuviese, el pequeño Kim estaría ya de rodillas mirando a la diosa luna que se asomaba por los cielos aún azules.

"Tae... te estoy hablando" insistió el rubio, dejando de lado sus cosas para ver a su amigo mejor.

"Lo sé, Mark" le calmó, aunque casi parecía que sólo lo había dicho para que guardará silencio de una vez y lo dejará en paz.

"Sigues caminando en círculos" siseó, alho cansado de ser ignorado, cuando estaba por quejarse por tercera vez, el pequeño pitido del reloj de mano de su amigo sonó —y aunque había sido un leve chillido del aparato— Mark se había asustado, tal vez era por haber visto a su amigo correr hacía al baño.

El omega de cabellos rubios tomó su mochila, jalando de ella, sacando de dentro una caja de pañuelos con lindas figuras de ositos, no olvidando también la caja de bombones que estaban al lado de su amadas galletas de chocolate con formas de gatos. Mark deseaba comerlas con su alfa en casa, pero su plan se vino abajo una vez que escuchó el leve sollozo de su amigo y algo estrellarse contra el espejo que apenas habían escogido en armazón.

No, ciertamente esas galletas terminarían en la panza de su pobre amigo deprimido.

"¿Estás bien?" Cuando la imagen de su amigo se hizo presente en el marco de la puerta de la sala del hogar de su amigo, Mark extendió las cosas que fueron tomadas con rapidez por el castaño que se dejaba caer en el sofá a su lado, la suavidad del esponjoso asiento blanco que le recordaba a la nieve le invadió una vez que miró a su amigo.

"Supongo que una parte de mí ya lo esperaba" con un suspiro acompañado, el joven abrió la caja de bombones llevando dos de golpe a su boca "Pero mi omega no deja de creer que en algún punto saldrán dos líneas" le confirmó.

Estaba cansado de tener cada mes una desilusión, su omega estaba tan lastimado que empezaba a deprimirse tanto que por las noches, cuando Jungkook estaba dormido decidí irse se su habitación para encerrarse en el baño de la sala y dejar salir las lágrimas.

"¿Le dijiste a Jungkook?" Mark vio a su amigo negar, llevando su mano de vuelta a la caja de bombones chocolatados, el rubio copiando sus acciones.

"No..." negó susurrando mirando a su vientre que lejos de estar algo abultada por un bebé, era porque no dejaba de comer ante la depresión "No quiero ilusionarlo como antes... los primeros meses me dolía más ver como sus ojos perdían el brillo al decirle que no estaba preñado"

"Seguro que no es tanto para él como lo dices" calmó el rubio, tratando de hacer entender a su pobre amigo, sin embargo sólo pudo ver como negaba.

"Él quiere ser papá" se atrevió a decir, mordiendo su labio ante su mal sabor de boca que le dejaba eso.

"¿Cómo estás tan seguro?"

"Por qué cada vez que pasamos mi celo su lobo  se pone demasiado ansioso, hasta que le confirme que no estoy preñado" cuando el omega escuchó su celular sonar, extendió su mano hasta dar con la mesa de cristal al frente de ellos, la funda de colores pasteles vibraba junto con el aparato.

"¿No vas a contestar?" Se atrevió a preguntar Mark al ver como su querido amigo sólo bloqueaba la pantalla negando.

"Es Jungkook" le informó con la línea en sus labios "Hace algunos días fue mi celo,  por eso estaba tan ansioso por las pruebas" le explicó ante sus casi miles de gritos en la noche, pues al no poder salir solo por miedo y no querer molestar a Jungkook, su única opción era su mejor amigo.

"Entiendo" asintió casi como si sus mentes de ambos fueran una sola.

Cuando su celular vibró por segunda vez en su mano, Taehyung presionó el botón de bloqueo hasta que el símbolo de apagar se hizo presente, presionando y dejando que el leve hueco en su vientre aumentará.

"¿Es hora?" Señaló al reloj pegado a la pared tras Kim.

"Sí, es hora" suspirando y con todas las ganas que tenía el castaño, ambos chicos se pusieron de pie hasta caminar a la entrada del hogar del castaño y tomar del perchero junto a la puerta su abrigo y del suelo sus zapatos.

"Aún sigo sin entender qué pasa con mi cuerpo" Kim fue el primero en hablar, el silencio había sido su acompañante de ambos desde la puerta de la casa del castaño hasta la llegada a la plaza central de la ciudad.

"Por eso mismo vamos con mi primo, idiota" regaño Tuan al rodar los ojos jalando de la manija de la puerta de cristal que dejaba ver el interior del hospital.

"Sólo sé que mi omega está actuando de una manera más extraña" Taehyung rascaba su dedo índice con la uña del pulgar, presionando en la piel pálida, el omega sabia que su piel ya estaría roja y algo irritada.

"Jeong In te dirá que está mal" cuando  Kim iba a ver a su amigo, su acción se vio interrumpida por el jalón que le dio el rubio a su mano. Mark le tomaba de la muñeca, dejando que viera la marca roja de la línea en su dedo índice "Creí que Jungkook te revisaba las uñas"

Kim evitó la mirada de su mayor, el rubio abrió sus labios listo para darle un regaño a su amigo,  pero para su mala suerte y buena para Taehyung, la puerta frente a ellos se abrió.

"La veré mañana, señora Jung" un omega de cabellos negros le regalaba una linda sonrisa adornada de frenos.

"Muchas gracias, doctor Yang" la mujer se despedía con una mano en el aire y la otra en su vientre abultado, Taehyung había empezado de nuevo a rascar la piel de manera inconciente ganándose un manotazo del rubio.

"Hola, Jeong" el primero en saludar fue el rubio, que no dudo en poner su mano en la espalda de su amigo, empujando de él al interior de la puerta con adornos de mariposas y flores de colores.

"Mark" saludo de regreso Yang "Tae, ¿cómo has estado?" Indagó al cerrar la puerta del consultorio una vez que ambos omegas estaban en el interior, caminando los pasos faltantes para llegar a su escritorio y señalarle a ambos chicos la sillas frente de si.

"Supongo que podría estar mejor" opinó al alzarse de hombros una vez se dejaba caer en la silla acolchonada, Taehyung sentía el aroma a durazno impregnado en el lugar.

"Entiendo" asintió el azabache al jalar de una libreta pequeña y una pluma con el adorno de un gato en la punta, la cual se movía cada vez que el omega escribía algo "¿Vienes por revisión  de embarazo o para planear uno?"

El hecho de que dijera planes  le hizo sentir más calmado, todos los médicos a los que había ido le hacían sentir como el omega más miserable e inútil del mundo.

"Llevó intentando un año" suspiró, tratando de darle una sonrisa al azabache, la cual salió más como una mueca.

"Entiendo" respondió el azabache, mirando de reojo las muecas en el rostro del castaño. Jeong In conocía miles de casos como el del mejor  amigo de su primo, todos creían que era su culpa, incluso algunos alfas maltrataban a sus parejas, sin embargo eso lejos de ser de ayuda hacía que el omega optará por no ser fértil ante una amenaza.

Las manos de su amigo rubio subían y bajaban de manera secuencial en su espalda, acariciando y dando apoyo en silencio. Taehyung no sabría que haría sin Mark, pues le ayudaba de tantas formas cuando no deseaba enfrentar a Jungkook y su realidad.

"No tienes que sentiste mal, Taehyung" le dijo al levantar su mirada, observando al castaño con una leve sonrisa "No todos los omega logran quedar preñados tan rápido y mucho menos si están bajo presión de ellos mismo o sus parejas"

Kim negó, casi asustado de las conclusiones del azabache.

"Jungkook jamás me ha presionado a nada" le trató de explicar negando repetidas veces con su cabeza, incluso elevando sus manos y acercándose un poco más al escritorio del doctor "Incluso yo mismo lo obligue a tomarme por primera vez"

Kim se sentía lamentable y patético, era la sombra del omega que alguna vez había sido, incluso al verse frente al reflejo del vidrio del pequeño loker detrás de Jeong In, se daba cuenta de que su apariencia no era nada comparada a lo que siempre dolía usar o vestir en casa o cuando salía. Se pregunta si el lobo de Jungkook estaría arrepentido de haberle tomado, incluso analizando sus palabras tenía razón, había obligado a Jeon a tomarle, sin importar las consecuencias.

"Taehyung, estás divagando" la dulce voz de Mark a su lado y los dos pares de ojos sobre él le trajeron a la realidad.

Su amigo tenía razón, Jungkook no se cansaba de decirle que lo amaba incluso se había quedado en su puesto de trabajo con tal de demostrar no ser algo que le asustaba al castaño.

"Lo siento" se disculpó con una voz baja, casi deseando llorar por la lluvia de emociones que le golpeaban.

"No te preocupes" Jeong le calmó, empujando en su escritorio los pañuelos hasta el frente del castaño, quien no dudo en tomar uno limpiando las primeras lágrimas traicioneras que huían de sus ojos "Haré varias preguntas para saber qué clase de tratamiento podría ser de ayuda, ¿vale?"

El castaño asintió, casi de manera inconciente al estar ansioso.

"¿Cuánto llevan de casados?"

"Dos años" contestó casi de manera inmediata viendo como Yang escribía en la hoja.

"¿Qué clase de relación tienen?"

Taehyung se quedó unos segundos en silencio, pensando qué clase de palabras podría decirle am médico sin que sonasen como un cuento de hadas; porque aunque quisiera negarlo, su historia de ambos era casi parecida a uno, pero muy actual y raro, sus actos de ambos habían sido casi de manera espontánea así como su amor y todo lo demás, su casa, su boda, tal vez por eso Taehyung se sentía tan mal de no poder darle a su pareja lo único que tal vez faltaba, una cría.

Su vida era perfecta, ese año de matrimonio había sido perfecto, sí había pasado con angustias, porque los primeros meses esperaba tener un bebé listo en su vientre y darle un nuevo sabor a la vida de ambos lobos, pero los meses pasaban a ser más e incluso en ese momento ya era un año de estar intentando y dos en silencio.

Jungkook jamás le había presionado en nada, ni en su vida privada ni en su trabajo, hogar o intimidad. Jeon era el lobo perfecto para un omega, tan atractivo que cualquier clase de ser  se enamoraría a primera vista, por eso cuando Kim lo había visto por primera vez casi tenía una explosión en su pecho y su omega se había decidido a que ese lobo sería de él y lo cumplió, cuando secuestró a Jeon en su habitación obligándole a tomarle.

"Diría que es perfecta" se limitó a contestar a la pregunta, viendo asentir al azabache, Kim miró sus manos.

"¿Cuánto dura tu celo y su nudo?" La pregunta había caído como golpe en su cabeza de Kim, los otros doctores no le preguntaban tantas cosas tan íntimas y por supuesto a esos tipos no los volvería a ver jamás, así que no le interesaba nada más que contestar con la verdad, pero en este caso Jeong In formaba parte de su vida y no se salvaría de verle en las reuniones de sociedad.

"Mi celo dura como máximo dos días y su nudo cerca de cuarenta y cinco minutos" mordisqueando de su labio por los nervios, Taehyung desdaba no tener que verle a la cara al omega azabache durante mucho tiempo.

Tras varias preguntas más irrelevantes acerca de su alimentación, su rutina diaria, sus estados de ánimo y algunos casos médicos anteriores, el omega azabache jaló  por fin de la hoja del cuaderno rosa,  girando en su silla hasta detrás de él; el loket siendo abierto dejando ver una caja blanca con adornos de osos en ella, era abierta por el omega que se giraba de vuelta a ellos.

"Tus exámenes médicos viejos muestran que tu salud es perfecta" le aclaró "No siempre los días de celo son los únicos fértiles" recalcó dejando que sus dedos delgados sacarán por fin el contenido de la caja que estaba casi matando de ansia al pobre de Mark a su lado—que por suerte estaba en silencio—.

"¿Qué es eso?" Señalando el objeto entre las manos de su primo, Mark miró mal la fea figura de una clase de reloj de color verde fosforescente, odiaba ese color, ambos omegas lo hacían.

"Es un aparato que ayuda a analizar el cuerpo del omega y avisar cuándo está en sus días más fértiles" les explico a ambos chicos que mataban el objeto como si fuera una nave extraterrestre.

"¿Es posible eso?" Asombrado por la información Mark miró a su primo señalando el objeto y luego a su amigo "¿Cómo se usa?"

"Es parecido a los relojes que cuentan tus pasos en el día o el ritmo cardíaco" explicó al extender la mano en busca de la del castaño, el cual no dudo en extenderla como lo pedía el azabache "Analiza las feromonas y las hormonas de su cuerpo, su ritmo cardíaco y da con el mejor punto para que puedan..."

"Follar duro" dijo obvio el mayor.

"¡Mark!" Chilló Kim rojo por la vergüenza de sus palabras.

"Eso mismo" cuando Jeong In continuó  divetido por las palabras de su primo, Taehyung no pudo evitar jalar de su mano a su pecho apenado del descaro de su amigo, no se acostumbraba a hablar de su vida íntima y sexual con su alfa.

"Entiendo"

"Dile a tu alfa que tome hormonas, puede que el problema no seas tú. Si en cuatro meses no funciona tendremos que revisar a tu alfa" declaró calmado con una leve sonrisa al castaño que miraba el reloj en su muñeca "Dile que intente permanecer más tiempo con el nudo en ti"

Taehyung se había sonrojado hasta las orejas por la vergüenza.

"Cada que suene debes de ir detrás de tu alfa" le aconsejó el omega azabache al ponerse de pie, los otros chicos imitando sus acciones al entender que era la despedida.

"Sí, como cuando casi lo vio..."

"Muchas gracia por tu atención, Jeong In" agradeció el castaño con su mano sobre los labios babeados de su amigo rubio.

"No hay de que" rió Yang al ver la escena de ambos amigos, jamás se aburría de ver al dúo problemático "No olvides avisarme cada mes del avance" fue por fin las despedida de los tres omegas, dejándo al azabache con un nuevo paciente que parecía una pelota con patas —palabras de Mark—.

Taehyung se dejó caer en la cama, llevaba toda la semana sin hacer la comida para su alfa, sabía que estaba mal, que como buen omega debía de estar al pendiente de su pareja, pero cada vez que se ponía de pie su cuerpo terminaba por sentirse pesado, cansado y fastidiado de tener que moverse, la comida era su única compañía, porque incluso Yeontan estaba más ocupado en ser amigo del perro del vecino que cuidar de su papá.

Papá... cuanto deseaba que Jungkook pudiera decir que iba a serlo y no por Yeontan, sino porque un bebé con genes de ambos estuviese creciendo en su vientre, odiaba salir, porque veía cada vez más omegas embarazados, incluso algunas alfas y lejos de sentirse como antes emocionado y enternecido por la imagen, deseaba borrarlos de su campo visual o incluso atacarlos, así de mal estaba su lobo y ese sentimiento no era para nada agradable —mil veces peor que los celos primerizos que había tenido los primeros días de conocer a Jungkook o ser su pareja oficial—.

El reloj de su mano no hacía ni una clase de sonido y lo agradecía, era pequeño, casi como una pulsera, lo único feo era el color tan llamativo que casi resaltaba como un letrero de ¡alerta! en su piel pálida; bajo las cobijas de edredón afelpadas y gruesas, el color brillante de su brazalete relucía como si dijera ¡hey!, ¡estoy aquí! Maldito pesado, si su omega sirviera de algo no lo necesitaría y ya tendría a un bebé en su vientre.

Con esas ideas su estómago dolió de nuevo, una clase de nervios y enojo invadiendo y dando casi arcadas dentro de él con el deseo de casi matarlo por sus emociones negativas golpeando contra su poca estabilidad emocional y saludable. Odiaba que él culpase a su omega y su lobo lo culpase a él, haciendo un juego donde cada uno se lanzaba la pelotita imaginaria de culpa, teniendo simpre ambos un golpe de llenó en la cara porque tal vez era culpa de ambos que las cosas no fueran funcionales.

"Taehyung"

Kim casi se ahoga con su baba, ahí estaba otra pelotita que le daba en su parte baja, casi amenazandolo y queriendo destruirle, lo que menos deseaba era ver a Jungkook y decirle que tenía una alarma para sexo.

"Taehyung" repitió el alfa, está vez su voz escudándose más cerca, confirmando sus pensamientos cuando el sonido rechinante de la maldita puerta de su habitación sonó —muchas veces le había duplicado a Jungkook que la arreglara, cada vez que la escuchaba sentía que un asesino serial iba detrás de él y que moriría con un hacha en el pecho o un cuchillo en la garganta— para su muy mala suerte —o más bien para ma mala suerte de su estabilidad emocional—, en ese caso era la llegada de su alfa.

"Aquí" saludó sin moverse, com su cuerpo boca abajo, sus manos en su mejilla que apoyaba su cabeza ladeada en espera de que Jeon levantará las cobijas.

"Hola, precioso" fue el saludo cuando el alfa hizo exactamente lo que Kim pensó.

"Hola" saludo de vuelta, sin el mismo entusiasmo que el mayor.

Poco a poco las cobijas eran retiradas de su cuerpo, el silencio había reinado en el lugar, ninguno tenía que hablar, pues ambos conocían la situación, Jungkook parecía leer sus acciones y actos, por lo que Taehyung agradecía que su alfa no le preguntará o dijera nada y sólo se limitará a jalarlo por su cintura, pegándole  a su cuerpo, jalando de ambos hasta la orilla de la cama en la cabecera, acostandose con la espalda en la superficie suave de la cama y con él encima dando caricias en su espalda mientras que los sollozos cada vez aparecían dejando un camino nuevo para sus lágrimas las cuales terminaban al final en la camisa del traje de su alfa.

Taehyung sólo podía dejar salir sus quejidos por el dolor de un corazón encogido, ardiendo en desesperación y ahogo por pasar nuevamente por ese infierno unilateral. Porque como se lo había dicho a Jeong In, Jungkook jamás reprochaba nada, ni una palabra, amandolo como loco en silencio y apoyando siempre como en dos momentos.

"Está bien, precioso" susurró el pelirojo —que en realidad estaba casi volviendo a ser azabache por completo de nuevo—, sus labios en una leve sonrisa con su olor calmado, llenando de almendra el lugar; para su muy mala suerte dejando al pobre de Taehyung soltando más lágrimas, cada vez escuchando la manera en que su castañito sorbía por la nariz.

Jungkook pudo ver que el reloj marcaba casi las diez cuando la respiración de su omega era más calmada sin que los leves hipidos de su omega desaparecieran por completo, pero quedando hasta el punto de pasar a ser leves suspiros entre sueños.

Bajando la mirada pudo ver la manera en que su omega suspiraba con un eco de sentimiento por su reciente llanto; odiaba empezar a tener esa clase de costumbre. Para Jungkook lo primordial era la salud de su menor, agradecía que su jefe le diera días libres para cuidar de su omega deprimido; Jeon odiaba decir eso, que su pequeño castaño estaba dolido por tener un nuevo fracaso en su fertilidad, aún no entendía del todo cuál era el problema.

Admitía, sin duda que su alfa estaba deseoso de tener a un pequeño ser que fuera la viva imagen de su omega,  pasando eso a ser irrelevante si Taehyung no estaba bien. El pequeño castaño había pasado por un gran cambio en su actitud, personalidad e incluso en su apariencia; las palabras de su Hyung alertandolo por una muy posible —más bien segura— depresión le obligaron a mandar todo al carajo y comprar los boletos de avión a Alaska para unas buena vacaciones en pareja.

Cuando Taehyung sintió que una mosca se posaba en su cara y su mano decidía casi por vida propia matarla  se encontró con tres cosas: con un ardor en su nariz por el golpe; con su piel roja e irritada; que no estaba en su cama con Jungkook, en su lugar estaba en un avión que reconocía aún con sus ojos cerrados... ¡Ah!, olvidaba también el hecho de que todo el maldito lugar que se miraba por la ventana estaba lleno de nieve.

"Buenos días, precioso" saludó su alfa, de la manera más normal, mienstras que Kim apenas podía ponerse de manera recta —pues estaba acostado en el asiento del avión—, Jungkook con una taza de café sentado en el asiento frontal al suyo, sonreía como si la travesura que me estaba haciendo fuese lo más normal del mundo.

"¿Qué coño se supone que pasa?" Casi gruño el omega al ver levemente en el reflejo de la ventana sus cabellos castaños parados, apenas recordaba que su último tinte había sido hacía tres meses, cuando había creído que los químicos del tinte le harían infertil.

"¡Ese es mi pequeño!"  Alabó el alfa, ganándose una mirada ceñuda por parte de una azafata que dejaba el desayuno del castaño a su lado, tal vez si la mujer hubiera visto al omega días antes también sonreiría.

"¡No me vengas con eso, Jeon!" Chilló Kim al señalar la ventana, casi rojo por completo ante las acciones de su pareja "¡¿Qué se supone que hacemos en el aire?!"

Alzandose de hombros el joven de cabellos casi negros le dedicó una sonrisa, feliz de ver a su pareja molesta en vez de estar deprimido. Prefería mil veces sacar de quicio a su menor a tener que verlo pasar por un mal momento. La idea se tener un abría se estaba volviendo un calvario, incluso cuando Mark le había llamado  por la noche para contarle los resultados de la cita con su primo.

"Vamos a Alaska" le respondió tan simple que Kim casi deseaba golpear a su alfa por sus estupideces.

"¡¿Pero por qué?!" Chilló está vez al empujar la cobija de seda azul lejos de él.

"Necesitas descansar, Taehyung" relamiendose los labios, Jungkook le miró, haciendo que sus ojos de encontrarán y siguiendo con sus palabras "Es necesario para ti y tu omega, ambos lo necesitan"

El estómago de Kim sintió el cosquilleo que hacía tiempo no sentía, tal vez tener la mente en el bebé, su infertilidad, las veces fallidas y otras cosas más, le mantenía lo suficiente mal como para recordar sus buenos momentos con su alfa.

"Somos jóvenes, Taehyung" le recordó al ponerse sobre sus pies, dejándo lejos de un empujón las bandejas del desayuno y la almohada que había tenido el castaño en su cabeza cuando dormía; jalando de la mano pálida de su menor el casi azabache le apego a él cargando de su delgada figura entre sus brazos y dejándose caer en el asiento de Kim con él sobre su regazo.

"Tenemos muchos años por delante..." la mirada fija en los ojos claros de su chico, su mano en su barbilla obligándole a que le mirase sin que apartara su vista "Y si aún así fallamos, aún queda la opción de adoptar"

Taehyung miraba a su alfa, sus ojos brillantes por sus emociones revueltas pegando contra él. Se sentía tan inseguro y mal de tener tal vez que llegar a esa opción, sin embargo su alfa estaba ahí para apoyarlo, cuidarlo y amarlo como siempre lo había prometido y como jamás había mentido. Dándole amor cariño, sustento y protección a su máximo, teniendo las más atentas acciones por él, aceptando cada fibra de su ser, desde berrinches, posesibidad y en algunas ocasiones agresividad.

"Lo sé" jadeo ante el sollozo que empezaba a hacer lugar "Pero... pero quería un bebé nuestro" soltó por fin, casi gritando y sintiendo como su omega arañaba su pecho con ardor y dolor.

Estaba cansado detener que pasar por esas malas situaciones, tan acostumbrado estaba a tener todo en su mano que cuando obtuvo a Jeon se sintió casi completo, casi porque aún le faltaba lo que todo omega amaba más que a si mismo, muchas veces: un bebé. Un jodido bebé que le llamase mamá, que le amara, que le hiciera dibujos, collares de cereal o sopa, canciones o incluso travesuras con su maquillaje, quetia pasar por todas las facetas de un bebé suyo y de la persona que más amaba.

"Como dije, Tae" le volvió a calmar su pareja, pasando su mano por su espalda de manera cariñosa, dando apoyo y amor para que su menor dejase de pensar en las tantas cosas que le tenía mal en su cabeza "Tenemos mucho tiempo por delante, somos jóvenes, saludables y buenos"

Kim por fin calmó su llanto, escuchando las palabras que Jungkook jamás se cansaba de decirle, casi como una rutina diaria o un matra.

"Está bien" él suspiró, aceptando las palabras del mayor, después de todo era lo único que le quedaba por hacer, esperar. Disfrutando de las caricias de su alfa, del aroma de éste,  Kim llevó de manera casi instantánea su cuello al del alto, sintiendo el aroma golpear aún más fuerte y teniendo el calor de Jungkook embriagarle de forma instantánea.

"Además" carraspeó el mayor, llamando la atención del omega que a regañadientes se separó para ver mejor a su alfa "Mark me habló acerca de ese reloj" continuó mirando la muñeca pálida del castaño, haciendo que éste mirara también el aparato.

"Ajá" le incitó el menor para que siguiera en su explicación, que no entendía por qué  tenía lugar en ese momento tan íntimo.

"Pues que debemos probarlo a como de lugar después de todo" declaró con la estúpida sonrisa inocente y juguetona a su vez que había enamorado a Kim.

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