━━DOCE;

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YANG MI


El sonido de cajones abrirse y cerrarse provocaron que me despertara. Adapté mis ojos a la claridad de la habitación.

Recorrí con mi vista el interior de la habitación, encontrando a la abuela guardando mi ropa limpia en mis cajones. Un momento... ¿cómo es que llegue a casa?, no recuerdo haber regresado por mi misma.

Me senté de golpe sobre la cama.

—Abuela...

Llamé su nombre con terror.

—Oh, despertaste cariño —la abuela me sonrió.

—Si... abuela, ¿cómo llegue a la casa? —la miré asustada, en espera de una respuesta.

—¿Cómo llegaste a casa? —repitió mi pregunta, confundida.

—Yo... no recuerdo haber regresado, solo recuerdo haberme quedado dormida en la cafetería.

—¡Oh!, ¡es eso! —ella rió—. Fue ese apuesto muchacho que te trajo a casa la otra noche

¿Huaze Lei?.

—¿Lei?.

—¡Si!.

¿Cómo termino Lei trayéndome a casa?, lo mas importante... ¿por qué lo hizo?. No tenemos una buena relación como para que él hiciera eso por mi. Seguramente querrá cobrarme este "favor" también. ¡Agh!.

Aguarda... ¡los informes y mi balance!.

—¡¿Abuela y mi bolso?!.

—Lei lo dejó sobre tu escritorio —señaló el escritorio.

—¿Lei entro en mi habitación? —la miré sorprendida.

—El te venía cargando en brazos, así que entro y te dejo en la cama —respondió.

Sentí el calor subir a mis mejillas.

Sacudí mi cabeza y me levanté de la cama, y evidentemente traigo puesta la misma ropa de ayer.

Revisé todos los papeles en mi mochila, y todo está dentro, nada hace falta menos mal.

—Ojalá Lei no haya visto ningún informe, si no estará en graves problemas.




#




El domingo paso rápido, decidí no salir a ningún lugar y quedarme en casa a terminar mi balance. Aunque la duda de si Lei vio algún informe no me abandonó en ningún momento, si alguien se entera de quienes son mis padres mi intento de pasar desapercibida se irá a la basura.

Elegí un pantalón formal café claro de tiro alto, un top negro de botones y unos tenis blancos. Cepille mi cabello y me aplique un poco de maquillaje, solamente lo esencial.

Tomé mi mochila y mi balance y salí de la habitación. Al llegar a la pequeña sala me encontré al Señor Ahn tomando café junto a los abuelos.

—Buenos días —sonreí.

—Cariño, ¿estás lista para la universidad? —la abuela sonrió.

—Si, —asentí con la cabeza—. Señor Ahn, aquí está mi balance

Le entregué el balance, el cual recibió con una amplia sonrisa.

—Perfecto Señorita Yang Mi, se lo entregaré personalmente a su padre, estoy seguro estará orgullo de su trabajo.

—Eso espero —crucé mis dedos.

—Bien, procedo a retirarme, muchas gracias por el café Señor y Señora Jin —agradeció con una sonrisa.

—No fue nada Señor Ahn —el abuelo sonrió.

La puerta principal fue abierta, dejando ver a Shancai.

—¡Yang Mi!, ¿estás lista? —entró una sonriente Shancai.

Shancai se detuvo al ver al Señor Ahn.

—Lo siento, no sabía que tenían visita —se disculpó apenada.

—Descuidé señorita yo ya me iba —le dedicó una sonrisa—. Me retiro

—Lo acompaño —el abuelo se paro del sofá y camino junto al Señor Ahn hasta la puerta.

—Nosotras también nos vamos abuela —bese su mejilla.

—Que tengan un lindo día mis niñas —la abuela nos sonrió.

—Nos vemos más tarde abuela —Shancai imitó mi acción, dándole un beso en la mejilla a la abuela.

Salimos de casa y nos despedimos del abuelo. Emprendimos camino a la parada del autobús en un silencio bastante cómodo. Llegamos a la pequeña parada y tomamos asiento en la banca a esperar al autobús.

—¿Cómo estuvo tu fin de semana, Shancai? —pregunté, tratando de romper el silencio.

—Normal, hubo mucho trabajo en la tienda de té —me miró—. Fue agotador

—Lo imagino.

—Más a un al haber soportado al idiota de Daoming Si —bufó.

—¿Fue a la tienda?.

—Si... solo para molestar.

—No cabe duda que es un idiota —rodé los ojos

—Cierto, ¿Y el tuyo cómo estuvo?.

—Estresante, tuve que hacer un balance para mi padre —solté un suspiró.

—¿Por esa razón vino ese señor de traje elegante? —sonrió, divertida.

—Si —le devolví la sonrisa.

—Escuché que Lei te llevo a casa ayer por la noche.

—Solamente me trajo a casa porque me quedé dormida en una cafetería y él me encontró —expliqué.

—Fue un lindo gesto de su parte.

—Si... lo fue —miré los autos pasar.

—Yang Mi —llamó Shancai.

—Hmm —la miré.

—A ti... —hizo una pausa, jugueteando con sus dedos notablemente nerviosa—. ¿Te gusta Lei?

Su pregunta realmente me tomo por sorpresa.

—¿Qué? —la miré confundida—. ¿Gustarme Lei?, claro que no, él no es mi tipo y además es parte de los F4, por supuesto que no me gusta

Observé una pequeña sonrisa formarse en sus labios la cual trato de ocultar. Y, entonces hizo click en mi cabeza.

—Un momento... —Shancai borró su sonrisa y me miró nerviosa—. ¡Te gusta Lei!

—¿Q-qué? —tartamudeo.

—¡Te gusta Lei! —afirmé.

Las mejillas de Shancai se tornaron de un rojo intenso. Permaneció en silencio durante un par de segundos hasta que hablo.

—Lei es diferente, no es igual al idiota de Daoming Si.

Sonreí con picardía.

—¡No lo hagas! —me advirtió, señalándome con su dedo índice.

—¡Tengo que! —sonreí—. ¡A Shancai le gusta Lei!, ¡A Shancai le gusta Lei!

Comencé a gritar mientras Shancai trata de detenerme. Al final ambas nos soltamos a reir. Y, unos segundos después el autobús llego.





#





Las clases transcurrieron bastante normal y tranquilas. Con tranquilas me refiero a que no hubo señal alguna de los F4 por ninguna parte, en especial de ese engreído cabeza de piña, es bastante raro, lo sé.

Decidí buscar a Lei para poder agradecerle por llevarme a casa la otra noche. Y, también para averiguar si descubrió algo esa tarde, tengo que estar segura de ello.

Busqué en el club de música pero no había nadie en el. Así que decidí ir a la mismísima cueva de los lobos, al Club de Bridge. Es mucho más probable encontrarlos ahí.

Caminé por los concurridos pasillos en dirección al club. Y, por arte de magia mi mirada encontró a Lei, pero para mi desgracia, este venía con el resto de los F4.

Los murmullos comenzaron a invadir todo el pasillo. Toda la atención está sobre los F4, quienes parecen estar en un desfile de moda por las glamorosas vestimenta y su caminata de modelos.

Centré mi atención en ellos igual que todos en el pasillo. Y, mi mirada se cruzo con la del idiota de Daoming Si, quien al verme formo una sonrisa torcida.

Esto sin duda no será bueno.

Conforme me acerco a ellos logro notar el cambio en su cabello. Ya no está peinado como una piña, ahora está todo lacio, peinado suavemente hacia atrás, con unos pequeños mechones rebeldes cayendo a los costados de su rostro.

¿Por qué cambió su peinado?. Así ya no podré molestarlo diciéndole cabeza de piña. ¡Agh!.

Me detuve frente ellos, haciendo que por inercia detengan su andar.

—¡Mira a quien tenemos aquí! —Si, agachó su rostro hasta dejarlo a la altura del mío—. La pequeña chica loca

La diversión desborda de su voz.

—¡Mira!, es una cabeza de piña que habla —sonreí divertida, apreciando la molestia e su rostro, Ximen y Meizuo reprimieron una carcajada.

—Si no lo has notado, ya no tengo ese peinado de piña, así que ya no podrás molestarme con ello —cruzó sus brazos.

Sonreí llena de diversión.

—Entonces... ¿admites que tu peinado era de una piña? —le miré complacida al ver la expresión en su rostro.

—Eso... yo... no me refería a eso —tartamudeó.

—Técnicamente fue lo que dijiste.

El entrecejo de Si se arrugo en molestia.

—Claro que no —alegó.

—Claro que si —contradije.

—¡Que no!.

—¡Que si!.

—¡No!.

—¡Si!.

—¡No!.

—¡Claro que no! —cambié mi respuesta.

—¡Claro que si!.

Sonreí complacida.

—Lo ves... no era difícil de admitirlo —le señalé.

—¿Cómo?... —me miró confundido—. ¡Me has engañado!, ¡eso no es justo!

—Yo no he hecho nada —elevé mis brazos con inocencia.

Si, me miró furioso. Y, los demás estudiantes del pasillo tan solo reprimieron una carcajada al igual que los F4.

—Esto no se quedara así chica loca —se acercó a mi, acortando los escasos centímetros entre nosotros que quedaban, no me había cuenta de que tan cerca estábamos hasta ahora.

—Mira como tiemblo de miedo —trate de ocultar mis nervios ante la cercanía entre ambos—. Tú y yo tenemos algo de qué hablar —me dirigí está vez a Lei quien me miro confundido al igual que los chicos.

—No creo que tenga algo de que hablar contigo.

Su seriedad en verdad logra sorprenderme.

—Claro que lo hay —sentí la mirada de Si viajar de mi a Lei—. Se te olvida lo que sucedió el sábado

Los murmullos no se hicieron esperar por parte de los alumnos. Lei me miro fijamente para caminar hasta mi y tomarme de la muñeca, comenzando a llevarme fuera de la vista de los F4 y los alumnos en el pasillo.

Caminé por los pasillos siendo arrastrada por Lei hasta llegar al Club de Música donde soltó mi muñeca.

—¿De qué quieres que hablemos? —me miró con dureza.

—Antes que nada, gracias por haberme llevado a mi casa el sábado —le agradecí.

—No fue nada —metió sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo—. Aunque deberías tener cuidado en no quedarte dormida en lugares públicos

—Lo tendré.

—Si eso es todo me voy —emprendió camino a la puerta.

—Espera —lo sostuve del brazo, él me miró fijamente.

—¿Hmm? —me miró en espera de que hablase.

—¿Lo sabes? —pregunté con los nervios de punta.

—¿Saber qué? —arrugó su entrecejo.

Miré detalladamente su rostro en busca de algún indicio que delate si sabe algo. Pero no, su rostro permaneció intacto, ninguna pista de que sepa la verdad. Es un alivio.

—Que... me fascina el capuchino —mentí.

—Hmm, tomaste cuatro tazas de capuchino, debe ser evidente.

Sonreí nerviosa.

—Si... bueno me iré primero —reí nerviosa, soltando su brazo—. Mis amigos me deben estar buscando, gracias por todo Lei

Y, sin más caminé a paso rápido hasta la puerta. Hasta que la voz de Lei me detuvo, hasta que sus palabras me detuvieron en seco.

—¿Podrías saludar al Señor Lee y la Señora Jin de mi parte?, diles que soy hijo de uno de sus socios.

Lo sabe.

Me giré lentamente hasta poder verlo. Una pequeña y apenas perceptible sonrisa ladina se forma en sus labios.

—¿Qué?... —logré formular.

—Dejaste una carpeta fuera de tu mochila.

Maldición.

—¿Por qué fingiste no saber? —le miré molesta.

—Porque al ocultar toda tu información y no decir quién eres, es evidente que no quieres que nadie sepa —se acercó a mi.

Le miré en silencio.

—Si eso era todo me iré —pasó de largo de mi.

—¿Lo dirás? —no me moví de mi lugar.

—¿Por qué lo haría?.

—Para dejarme expuesta ante toda la Universidad.

—¿Qué ganaría con eso?.

Me giré a encararlo.

—Diversión —lo miré.

—Mi método de diversión en completamente diferente a como tú piensas.

¿Debería confiar en él?.

—No diré nada —me miró—. Tu secreto está a salvo

—¿A cambió de qué? —le miré dudosa—. Debes querer algo a cambio, ¿qué es?

Lei agacho su mirada, permaneciendo en silencio durante varios segundos.

—Enséñame la melodía que tocabas aquel día que te encontré aquí —me miró fijamente.

—¿La melodía?, eso es todo —arrugue mi entrecejo.

—Hmm —asintió con la cabeza.

Pensé que pediría algo más. Tal vez Shancai tenga razón y Lei sea diferente a los F4.

—Bien, entonces es un trato —estiré mi mano hacia él.

Lei miró mi mano por unos segundos.

—Es un trato —tomó mi mano.

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