CATORCE

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—Supongo que no entiendo el arte— respondió Jimin después de que Jungkook le preguntará si se estaba aburriendo.

—Admito que a veces yo tampoco.

Ambos caminaron alrededor de los pasillos mirando las diferentes obras de la exposición, no es que a Jimin le aburriera Jungkook o la exposición, sino que su cabeza estaba en otro lado.

Precisamente en un hombre de piel canela, sus labios aún ardían al recordar la sensación de sus besos.

—Será mejor que nos vayamos— Jungkook tomó su mano y lo hizo caminar detrás de él.

—No, hay que quedarnos, perdón no ha sido mi intención arruinarte la exposición.

Jungkook sonrió —Yo tampoco estaba muy concentrado, no te preocupes no has sido tú— acarició el cabello castaño claro, casi rubio, era suave, Jimin era demasiado hermoso, poseía ojos gatunos, su mandíbula fina, nariz pequeña y respingada, unos labios gruesos y sexys que te invitaban a probarlos.

Los acarició con su dedo sorprendiendo al mayor.

—¿Quieres ir a otro lado? — le preguntó con un doble sentido.

Jimin asintió y le siguió hasta el coche.

.-.

Hoseok llegó más tarde de lo normal, decaído y triste.

Soyeon lo miró y se pensó si decirle que Taehyung había estado metido en el cuarto de Jimin incluso cuando este ya se había ido o quedarse callada.

—¿Quieres que te sirva de cenar?

—Sí por favor, ¿has visto a Taehyung?

Soyeon suspiró —está en su habitación.

Hoseok se estiró en el sillón y bostezo, ceno la comida que Soyeon había preparado y la despidió con un beso en la mejilla.

Encendió el televisor y espero sin saber que o que era lo que le molestaba, había tenido un día apestoso.

Cuando el reloj marco las doce cayó rendido de sueño.

Taehyung lo cargó hasta la cama, le puso su pijama y lo cubrió dándole un beso en la frente, prefirió dormir a su lado resignado a que Jimin no iba a llegar esa noche.

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