Capítulo 8

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Capítulo 8: Amigos

*En el Shira Kuei*

Estaba en su habitación reposando tras la última misión, aún sentía algo de agua en sus pulmones como la piel algo quemada tras naufragar por dos días junto a sus compañeros y sinceramente necesitaba un descanso.

Jun.- Mi pequeño espero te mejores pronto tienes que descansar ahora.

Smoke.- Hiciste un gran trabajo Ryuo.

Ryuo.- Muchas gracias... Padre, ¿Dónde está mi otro maestro?

Aquella pregunta dejo a todos en silencio en la habitación, tanto la mujer como el peli plata dirigieron la mirada al gran maestro Hasashi que estaba recargado en una esquina todo el tiempo y ahora era el centro de atención.

Hanzo.- Él está...

Jun.- Tomas dejemos que hablen solos.

Smoke.- Claro Jun...

Ambos salieron de ahí cerrando la puerta de paso, tanto padre como hijo, maestro y alumno se miraron un tiempo.

Ryuo.- ¿Dónde está mi otro maestro?

Hanzo.- Tu padre... Él está ocupado por ahora, se que hubiera estado aquí para felicitarte pero no puede por el momento.

Ryuo.- ¿Felicitarme? Ya solo puedo esperar uno de sus castigos injustos, insultos y menospreciar...

Hanzo.- Ryuo no digas eso, Kuai también te quiere como yo hijo — sentándose a un lado del chico —.

Ryuo.- ¿Tan importante son otras cosas que su hijo? Por poco moría...

Hanzo.- No hay nada más importante para nosotros que tú Ryuo, eres de nuestra sangre y nuestro legado — abrazando a Ryuo —.

Ryuo.- Gracias papá — escondiéndose en el hombro del mayor —.

Hanzo.- Mañana se que vendrá a verte, ¿Te parece si conversamos los tres con reunión de té?

Ryuo.- Me encantaría.

Tras unos minutos más de convivencia Hanzo dejo solo a su hijo para que pudiera descansar, ya era algo tarde y necesitaba dormir lo debido.
Entre sueños el criomante sintió como era observado, fue hasta sentir algo frío recorrer su cuerpo que apenas duras se pudo salir de su cama y toparse con el menos esperado.
Aún era de madrugada debido a la oscuridad pero fácilmente veía el rostro del invitado... Sub-Zero.

Kuai.- Cámbiate ahora, — sonando lo más frío posible — ¡Apresúrate!

Ryuo.- ¿Qué hace maestro?

Kuai.- ¡Te di la orden de que te cambiarás! ¡Ponte tu armadura ahora!

Ryuo.- E- está bien...

Kuai.- Me dieron el reporte de tu misión... ¡Algo decepcionante y vamos a corregir ahora!

No dijo nada más, solo se levantó para tomar su traje de batalla.
Observó como Sub zero salió de su habitación, así que se cambió lo más rápido que pudo, no hubo tiempo de peinarse con una trenza y solo se amarró el cabello.

Ahora sentía sus manos temblar, así como su voz frágil. Apenas veía a su padre y sabía que ahora tendría que soportar otra sesión de golpes, mirando como su mano derecha temblaba ¿es que acaso su miedo era demasiado? Nisiquiera estuvo así cuando casi moría en el avión o en el momento donde era hundido, recordaba como estaba más decidido en ese momento y se aferraba a la vida y esperanza.

Aceptó su destino y simplemente salió de la habitación con la cabeza baja, no escuchó más palabras por parte de Sub zero, solamente que se iba alejando y él lo siguió hasta afuera.
A diferencia de las otras veces, su campo de entrenamiento fue un claro en aquel frío bosque.

Kuai.- Escuche que no llegaron al destino, ni mucho menos completaron la misión original

Ryuo-. no señor, hubo complicaciones... Atacaron el avión y en el mar...

Kuai.- ¿Alguien de tu equipo murió?

Ryuo.- No...

Kuai.- ¿Estas muerto? ¿Herido de gravedad?

Ryuo.- N-no...

Kuai.- ¿Entonces por qué no completaron la misión? Tenías la decisión de seguir ¡solo, si era necesario!

Ryuo.- Y-yo...

Alrededor de él se fue extendieron un hielo, uno producto de su estado emocional.
Su voz estaba frágil, tomaba sus manos entre sí para que no siguieran temblando y no quería levantar la vista en ningún momento, no quería que viera su mirada que imploraba perdón y misericordia.

Finalmente lo inevitable sucedió y recibió el primer golpe solo que ahora no opuso método de defensa, solo sintió como su cuerpo se componía de más dolor.
Con cada puñetazo, con cada puntapié, con cada patada.
Lo único que hacia era mantenerse de pie, o eso trataba, en un punto el equilibrio de fallo y cayó al suelo. Donde no fue atacado pero si ordenado a que se pusiera de pie de nuevo.

Kuai.- ¡Ponte de pie ahora! ¡Nunca serás un buen criomante! ¡Se digno del título de Ice Storm! ¡Demuestra que si eres producto de mi sangre!

Ryuo.- Y- yo... — poniéndose de rodillas —.

Kuai.- ¡Que te pongas de pie! — pateandolo en el estómago — ¡¿Y así quieres llamarme padre?! ¡¿Así quieres que te vea como un hijo?!

Ryuo.- Pe- perdón! — tratando de respirar pero tomado del pelo — ¡Por favor te- tenga piedad!

Kuai.- Ya te la he dado hace mucho — tomándolo de la cabeza y asotarlo en el suelo —.

Sus súplicas no eran escuchadas por el mayor que solo seguía golpeándolo contra el suelo, la sangre que empezaba a manchar su frente se mezclaba con sus lágrimas del dolor, el sentimiento de inferioridad con su mentor y el suprimir cosas.
Estaba perdiendo la conciencia tras los golpes, aún trataba de forzar pero era en vano y solo aumentaba la furia del otro criomante.

Kuai.- ¡En este momento todos los demás están dormidos! ¡Ni Jun, Smoke, Hanzo ni nadie nos molestará!

Ante esas últimas palabras, sintió verdadero miedo por su vida, no reconoció al otro pero solo sabía que si seguía así no sabía lo que podía llevar a pasar. Así que concluyó su estado de sumisión y se puso dispuesto a atacar.
De su mano disparo una ráfaga de hielo contra Sub zero que lo hizo alejarse lo suficientemente, de igual manera él yendo hasta un árbol cerca, tambaleándose pero llegando para recargarse.

Al ver como su padre iba de nuevo hacia él cerró los ojos, su rostro estaba lleno de sangre y aquel líquido de pronto también empapaba su ropa.

Ryuo.- ¿Por qué me odias? Compartimos sangre... Somos familia...

No importaba si lo escuchaba o no pero con su débil voz ahora a merced del llamó fue que dijo aquello. Solamente necesitaba sacarlo de su sistema, apesar de que eso probablemente provocará más golpes solo no podía quedarse callado.

Kuai se detuvo al medio metro de su hijo, alcanzó a escuchar lo último dicho. El tono de voz, la postura, el llanto.
Entró en un pequeño trance, en un recuerdo de hace años que creyó haber hundido hacia tiempo.
Sus brazos se congelaron y apretó sus puños con fuerza, solamente recordando.

Kuai.- Compartir sangre... No nos hace fami...

Ryuo.- ¿Maestro?

Kuai.- Lárgate... Cura tus heridas...

No fue buena idea abrir los ojos ya que se encontró con la mirada del criomante que lo miraba finamente. Aquellos ojos que solo transmitía seriedad, indiferente y actualmente algo nuevo, ¿confusión? ¿Distracción?
Al percatarse de eso, no lo hizo arrepentirse de haber preguntado por el otro, quería saber si estaba bien.

Kuai.- ¡He dicho que te largues!

Un poco alarmado se fué rápidamente de ahí, sin mirar atrás.
Apesar de que, por lo que más quisiera, de gustaría quedarse y tratar de ver si realmente el otro estaba mejor sabía que era un caso perdido.
Mientras caminaba de nuevo con dolor en su cuerpo, recordaba las palabras del pyromante. Aquella linda idea que dijo sobre la tres hablando como una familia feliz tomando el té mientras él emocionado narraba los sucesos en aquella misión sin planear.
Otra lágrima se escapo de su mejilla, de verdad de encantaría poder, al menos una vez en su vida, compartir un momento en paz con sus maestros. Poder decirles padres y escuchar como lo llaman hijo.

Realmente era un soñador iluso...

El criomante por su parte, seguía inmóvil, ahora observaba sus manos y como estaban manchadas con la sangre de su hijo. A pesar de que está ya estaba congelada.
No sabía que pasó, ni porqué hizo lo sus acciones tan brutales sin razón alguna.
De no ser por esas últimas palabras lo llevaron a un viejo trauma fue que lo dejar ir pero y es que, verlo ahí. Esa voz, esos ojos ¡todo! Todo de recordaba a él, a quien fue cuando era joven y no sabía lo que la vida de traería. A quien todavía tenía a su hermano...

Cómo pudo llegó de nuevo a su habitación cerrando con seguro, sin nada más sus piernas se rindieron haciendo que cayera al suelo, quería volver a su cama pero el dolor era mayor y quedó tirado.
Reaccionó al escuchar la puerta siendo tocada, abrió los ojos pensando en que se tratará de su maestro, el sol estaba entrando por su habitación y ya el dolor disminuyó algo.

Jun.- Ryuo tienes visitas.

Ryuo.- U- un momento por favor!

Poniéndose de pie quitó el seguro y lo más rápido que pudo se acostó cubriéndose lo mayor que podía.

Ryuo.- Adelante!

Rápidamente se alarmó al reconocer esas siluetas, detrás de su tía estaba el suarian y el mestizo.

Nouri.- Hola Ryuo —ingresando a la habitación—.

Dio.- Gracias señorita. Sabe, soy muy buen amigo de Ryuo ¿qué le parece si la invitó a tomar un café? ¡para hablar de Ryuo! obviamente

Jun.- Sueña niño

Después de que la mujer se retirada de la habitación los otros dos entraron a la habitación, Dio yendo directo hacia el estante para ver que tenía y pasar el rato. Mientras que Nouri fue con Ryuo a sentarse en la cama.

Nouri.- Lo sentimos ¿te despertamos?

Ryuo.- ¿Ustedes no tienen labores en el Outworld? Siempre vienen

Nouri.- ¿No podemos ver a un amigo?

Dio.- Nouri en si no trabaja. A mi me van a descontar el día por salirme de mi horario de trabajo

Nouri.- Lo que dijo Dio...

Dio.- Tienes todo ordenado acá, que nerd...

Ryuo.- ¿Solo vinieron a husmear? — ocultándose más en sus sábanas —.

Nouri.- Nosotros solo queríamos venir a verte como sigues no tienes que ser grosero.

Ryuo.- Pues ya vieron que estoy bien así que adiós! — ignorando a ambos —.

Dio.- ¡Oye! ¡Todavía que nos preocupamos por ti y eres un malagradecido! ¡No le grites así a Nouri!

Nouri.- Dio déjalo... Solo está cansado — mirando al suelo —.

Dio.- ¡Hiciste sentir mal a Jonathan! ¡¿Eso querías?!

Ryuo.- ¡Pues no tenían ni tienen porque venir acá! — recibiendo las miradas en shock de los otros — ¡¿Qué?!

Dio.- ¿Quién te hizo eso?...

Rápidamente miro a su cuerpo notando que estaba aún con su armadura, signos de golpes y manchas de sangre.

Ryuo.- ¡Fue de la misión pasada! — volviendo a cubrirse —.

Nouri.- Eso es mentira... ¿Quién te hizo eso Ryuo?

Ryuo.- ¡Solo váyanse!

Los otros dos se quedaron en silencio, muy dentro de ellos sabía que el responsable de esas heridas eran uno de sus padres. Por lo que con una mirada de preocupación y lastima lo observaban.
Ryuo no quería esa mirada de comparación sobre él, no quería la lastima de otros en este momento. Por lo que desvío la vista hacia otro lado. Ahora tenía que lidiar con el creciente silencio en la atmósfera que no dejaba a ninguno de los presentes en paz.

Dio.- ¿Por qué dejas que te traten así?

Ryuo.- No lo entenderías... Él... Él sé que solo quiere lo mejor para mi

Nouri.- Qiang, esto no está bien. Tienes que hablar con alguien al respecto. Hay una línea muy delgada entre imponer una lección y solo torturar

Ryuo.- ¡¿Sólo están aquí para decirme lo que ya sé?! Mis padres quieren lo mejor para mi y sé que me aman, somos familia... Las familias se quieren y apoyan ¿no?

Nouri.- Pero una familia no haría tortura... ¿Quién de los dos fue? ¿O fueron ambos?

Ryuo.- ¡Lárgate tu y el otro! ¡Déjenme sólo! — generándose escarcha alrededor de él —.

Nouri.- Ryuo por favor déjanos ayudarte — acercándose al otro —.

Ryuo.- ¡Que se larguen! — tomándolo del cuello bruscamente —.

La furia que lo cegaba en un instante se fue, solo tenía delante la mirada de miedo del mestizo que tenía sus manos sobre la suya que lo ahorcaba y con pequeñas lágrimas saliendo.
Imaginando que él ahora estaba en el lugar de su maestro y que el mestizo estaba en su lugar lleno de miedo.

Ryuo.- Pe- perdón! — soltandolo — ¡Y-yo no soy como él! ¡No quiero ser así! — empezando a sudar bastante y sujetar su cabeza —.

Dio.- Ryuo...

Ryuo.- D-Di...

Rápidamente recibió un puñetazo por parte del saurian directo en la nariz, apesar de que se contuvo en fuerza, fue lo suficiente como para dejar al otro aturdido y llegar su mano hasta su nariz por el dolor.

Dio.- ¡Claro que tu no eres como ellos! ¡Pero no dejaré ignorado el hecho de que lastimadas a Nouri!

Ryuo solo asintió en silencio, sabía que se lo merecía. Aun así esto solo afecto más a su pequeña lucha mental justo ahora.

Dio.- Sabemos que pasas por algo difícil pero, piensa antes de actual. Ni siquiera yo soy así de salvaje

Nouri.- Ven, curare tus heridas y después hablaremos mejor de esto

Ryuo aceptó y se levantó, los tres salieron por la ventana y al igual que la primera vez, se dirigieron hacia el lago para que el mestizo pudiera curado.

Mientras veía el agua en sus heridas, la culpa lo calcomia.
Ese joven no tenía la culpa de nada, no quería aprovecharse de su amistad ni de su tan amable actitud usándolo como medio para evadir sus problemas, justamente como hacia su padre.

Ryuo.- Jon... Lo siento mucho, actúe como un idiota, tu solo quieres ayudarme. No te mereces que te pase mis problemas

Nouri.- Descuida Ryuo, sabemos lo que pasas acá y no es tu culpa.

Ryuo.- No tienes porque curarme después de lo de hace un momento... Soy un asco.

Nouri.- Tranquilo, te perdonó y ahora importa atender tus heridas.

Dio.- Si te hace sentir mejor... ¿Quieres venir con nosotros a Outworld? Tenemos planeado ir al centro comercial y comer algo.

Ryuo.- Pe- pero no tengo permisos para salir.

Dio.- Podemos engañarlos con una mentira, solo decimos que tenemos una misión y listo.

Nouri.- Te vendría bien Qiang, será divertido y sirve que conoces más Outworld.

Ryuo.- No lo sé... Si se enteran mis padres...

Dio.- Tendrán que pasar sobre mí sí quieren hacerte algo.

Nouri.- Y de mí!

Con una pequeña sonrisa consideró esa oferta, podría salir mal y lo sabía pero, la confianza que transmitía las palabras de los contrarios y con esas últimas. Realmente lo hicieron considerado y sentirse feliz de que hubiera más personas que se preocupara por su integridad.

Ryuo.- Son buenos compañeros de equipo

Dio.- ¿Compañeros?

Nouri.- Ryuo, somos amigos. Esto lo que hacen los amigos, ahora dejame ir, Dio quédate con él

Ryuo.- ¿Porqué no van los dos?

Dio.- Van a saber que es mentira si me ven. Nouri es bueno convenciendo a la gente, suerte moradito

Las heridas a este grado eran pocas y solo permanecía pequeños raspones que desaparecería por su cuenta en una semana. Así que cómodamente el mestizo dejó al criomante y se adentro hasta el templo de nuevo.

Ryuo no podía evitar estar nervioso y con miedo de si el otro estaría bien pero Dio que solo lo miraba alejarse, no parecía así. En su mirada transmitía una confianza ciega, así que guiándose de esta, se dijo a sí mismo que todo estaría bien con Jonathan.

Ryuo.- Es un gran chico ¿no?

Dio.- Sin duda

Viendo desaparecer al mestizo fue que Ryuo siguió en el suelo reposando mientras que Dio saco una historieta.

Ryuo.- ¿Es enserio? — mirando al otro con reproche —.

Dio.- Las almohadas no hablan — recargando su cabeza en el pecho del otro —.

Ryuo.- Puedes traer una almohada mejor.

Dio.- No, ¿O me muevo?

Ryuo.- Si no te molesta...

Dio.- Bien — ahora recargandose en la pierna izquierda de Ryuo —.

Ryuo.- ¡E- es enserio! — sonrojándose algo —.

Dio.- Eres la almohada más escandalosa que he visto.

Nouri.- Volví! Bien...

Ryuo.- Sabía que no...

Nouri.- ¿Qué esperamos? Vayamos a Outworld!

Dio usó la piedra portal obsequiada y fue que los tres desaparecieron los bosque.

Apareciendo después en la capital del mundo exterior, a diferencia de los reinados anteriores, actualmente las ciudades estaban en mucho mejor estado, así como se notaba el progreso y como la condición de vida había mejorado radicalmente.

Ryuo.- Increíble que todo esto progresará en tan pocos años

Dio.- Todavía falta mucho pero al menos el mundo exterior esta mejor que los países latinos de tu mundo

Ryuo.- Cierto cierto

Nouri.- Ven Ryuo, te daré un recorrido de primera mano

Dio.- Si, hay un lugar donde vende una carne deliciosa donde voy a comer

Ryuo.- La carne ¿es de humanos? —dijo desconfiado—.

Dio.- Noo.... Al menos no he visto que corten y maten humanos en la cocina. Tal vez solo sea de monos o cerdo

Nouri.- Mejor vayamos a otros lugares

Ryuo.- Soy todo oidos Jon, puedes guiarme.
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Curiosidad:


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