Capítulo 16

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Lacewing Cottage estaba impecable para la visita de los Malfoy. La cal en el exterior había sido lavada, las flores habían sido podadas y los pisos habían sido barridos y encerados. Las ventanas estaban abiertas para dejar entrar el aroma de las lilas, narcisos y el pasto recién cortado.

Los Malfoy aparecieron debidamente vestidos con lo que ellos consideraban adecuado para tal visita. Charity le dio un discreto codazo a Snape, al notar el precioso vestido de gasa floreada de con sombreó encintado de la ancha de Narcissa. Lucius y Draco, previsiblemente usaban corbata. Por supuesto, sabiendo que ellos lo harían, Severus y Harry también usaron corbata.

—¡Que hermosa casa de campo! — Narcissa comento—¡Tan pintoresca y bonita! ¡Un refugio muy encantador! ¡Qué agradable que Harry tenga este adorable pied-a-terre! —.

Draco le sonrió de medio lado a Harry, quien sonrió educado. Sabía que su casa debía ser considerada muy pequeña por los Malfoy, pero le encantaba de todas maneras.

Sirvieron un muy buen té en la mesa de granja, ahora cubierta con un lindo mantel de lino blanco y decorado con flores del jardín y bandejas agradablemente cargadas con pasteles y sándwiches. Muffy había trabajado sin descanso para hacer un exquisito té campestre.

—Si—Lucius accedió con criterio, disfrutando un petit four cubierto de mazapán—El campo es un lugar muy saludable para un niño en crecimiento. Es lo justo: un lugar para descansar después de los esfuerzos en la escuela— Frunció el ceño, intentando recordar una memoria—Tienes una casa en un pueblo muggle, ¿no es así, Severus? —.

—Así es—Respondió Snape, luchando para ser educado. Quería tener a Lucius a solas lo más pronto posible. Matarlo enfrente de Draco quizás era demasiado brutal. Y de seguro no quería ofrecer Spinner's End para la condescendía y diversión de los Malfoy.

Charity no lo vio de esa manera—Severus tiene una casa en Sheffield. Es un lugar perfecto para inversiones. Los muggles han estado comprando las casas viejas, mejorándolas y luego las venden en una fortuna. Mis padres están considerando comprar la casa de al lado de la de Severus como regalo de bodas. Podemos combinar las dos y hacer un hogar bastante confortable. ¡Será un proyecto muy interesante y divertido! Quizás compremos más como inversión—.

Lucius aguzo el oído ante la posibilidad de algo que lo hiciera ganar dinero... aun algo muggle.

—Muy astuto de tu parte. El área está en demanda, ¿dices? —.

—Preparada para la reconstrucción. Hay una gran fábrica vieja en las inmediaciones. Los muggles han estado haciendo todo tipo de cosas con ese tipo de edificaciones: vaciándolas y luego transformándolas en apartamentos de un solo ambiente o series de oficinas; o incluso pequeños centros comerciales. La fábrica está fuera de nuestro presupuesto, claro está, pero será interesante ver lo que harán con ella, eventualmente—

—¿Recuerda ese centro comercial muggle al que fuimos, Profesor? —Pregunto Harry. —¿No sería genial que tuviéramos algo así? Podrían poner un letrero diciendo que es otra cosa, y solo magos y brujas podrían entrar y comprar todo lo que necesitan adentro, ¡y los muggles jamás lo sabrían! —.

Lucius sonrió con suavidad—Es una idea bastante interesante, Harry. Me alegra que pienses en hacer de nuestro mundo un lugar mejor—En privado, ya estaba convencido de comprar el lugar. Los Malfoy habían hecho una fortuna durante décadas por los apartamentos que arrendaban sobre la tiendas en los callejones Diagon y Knockturn, y la demanda superaba con creces el suministro. El espacio mágico no podía ser expandido demasiado.

Este era un pueblo muggle... las casas, si, posiblemente, pero tener un gran lugar lleno de apartamentos mágicos escondidos de los muggles, ¡esa era una idea interesante!

Harry termino su té y se removió inquieto.

—¿Puedo mostrarle a Draco mi habitación por favor? —Le pregunto a Snape—¿Y luego quizás el estanque? —.

—Puedes mostrarle tu habitación. Pero saldremos todos juntos después—Sabía que Harry quería sorprender a Draco con el bote, pero no había manera en que dejara salir a los chicos a investigar el estanque sin supervisión.

—Está bien—Accedió Harry—¡Discúlpennos! —Se movió con rapidez con Draco tras él y luego subieron corriendo la escalera.

La habitación había mejorado en los últimos días: estaba más personalizada, y llena ahora de las posesiones más preciadas de Harry. Una banda de runas marchaba alrededor de la habitación, unas cuantas pulgadas bajo el techo.

A Draco le gustaron las runas y aprobó la vista—¡Un estanque! Que genial. ¿Es ese un bote? —.

—Si—Dijo Harry orgulloso, contento de tener algo notable que Draco no tenía—Es mi bote. Estoy aprendiendo a navegarlo y todo eso. Fuimos a pescar en él, porque la Profesora Burbage sabe cómo hacerlo. No quieren que vaya solo aun, pero más adelante podre. Es genial—.

—¿Podremos ir hoy? —.

—¡Sí! Lo prometieron—.

—Charity, querida—Dijo Narcissa—Fui a Farge el martes y los vi trabajando en la túnica de tu hermana. ¡Está quedando fabulosa! —.

—Estoy contenta—Charity rió—Hope siempre ha pensado que tengo un gusto terrible. Mi madre está haciendo todo lo posible para tranquilizarla, pero ella simplemente no confía en que no la vestiré en, como ella dice "¡un saco de papas!" —.

Ella rió pero recordó lo horrible que había sido su túnica en la boda de Hope. Era de un tono anaranjado, no, "camarón", que había lucido bien en la imaginación de Hope y terrible en el cuerpo de Charity. Y luego Hope había hecho un mohín, culpando el físico de Charity y no su opción de color. Charity amaba a su hermana y la había escogido como su dama de honor para arreglar de alguna manera las cosas entre ellas. No tener una "boda apropiada" con Brian había causado muchos cuchicheos y sentimientos lastimados en su unida comunidad mágica. Charity esperaba que esta boda compensara por todo eso.

—¡Bueno! —Dijo Narcissa—¡Difícilmente consideraría esa encantadora túnica un saco de papas! Y con tan precioso tono de azul. ¡No imagino que no le siente bien a, bueno, ¡a cualquiera! Tengo una idea sobre tus flores...—.

Snape miró a Lucius—Estoy seguro de que es algo extraordinario, Narcissa, ¿pero quizás me disculparas si me llevo a Lucius por un momento? —.

Narcissa se largó a reír y les hizo un gesto con la mano.

—¡Es terrible, lo sé! Oh, váyanse a beber brandy. Charity y yo tendremos una encantadora conversación—

Charity también estaba sonriendo, pero más suave. Ella le cerró el ojo a Severus.

—Por aquí, Lucius—Dijo Snape guiándolo al estudio—Hay algo de lo que necesito hablarte—.

Snape cerró la puerta, con suavidad. Había sido una lucha mantener su control frente a los demás, pero ahora que tenía a Lucius a solas, había mucho que quería decir.

—Siéntate—Le dijo indicándole a Lucius un sillón. Sentía deseos de maldecir a Lucius, pero primero lo interrogaría.

Lucius estudio a su amigo con creciente inquietud. Magia prácticamente salía por sobre la cabeza de Severus. Estaba sonriendo de manera muy extraña. Por alguna razón, estaba muy, muy enojado por algo. Lucius inquieto, catálogo todo lo que había salido a la luz que Severus pudiera encontrar objetable.

Snape lo fulmino con la mirada y comenzó a hablar de repente—Fue un gran triunfo el día de Navidad, ¿no es así? El Señor Oscuro exiliado para siempre. Llama por algo de celebración, ¿no crees? Quizás también era bueno limpiar la casa, ¿puede ser? —.

Un escalofrío recorrió a Lucius ante esas palabras. "¿Está hablando sobre lo que creo que está hablando?"

Snape continuó, sonriendo de manera horrible—Supongo que no sabes nada sobre un delgado diario muggle, ¿no es así? ¿Uno con las iniciales "T. M. Ryddle" escritas adentro? —.

Lucius se quedó muy quieto. —¿Y si lo sé? —.

—¿Qué diablos estabas pensando, Lucius? —Explotó Snape—¿Que te convenció que se la dieras a un estudiante? ¿Acaso fue el mismo Señor Oscuro? —.

—¡Jamás le daría algo así a un estudiante! —Se defendió Lucius. Con más calma, dijo—Si algo así existiera, cosa que no admito ni por un momento—.

Snape lucía listo a sacar su varita—Bueno, más vale que lo admitas. Necesito saber todo lo que tú sabes sobre ese diario, ahora está en Hogwarts, causando problemas y poniendo en peligro a los estudiantes—.

—¿En Hogwarts? —La fachada fría de Lucius se derritió un poquito—Te doy mi palabra, Severus, de que nunca le di ese libro a un estudiante. ¿Quién lo tiene? —.

—¡No lo sabemos! Harry lo manejo brevemente, y lo puso en claro peligro. Por todo lo que se, Draco podría tenerlo escondido ahora. Te sugiero que me digas todo, porque nadie está seguro con esa cosa en manos equivocadas. ¿Qué estabas pensando? —.

El comentario sobre Draco fue un golpe bajo, pero logró su objetivo con Lucius. El hombre se puso pálido, aunque no parecía ser posible. Se sentó y comenzó a pensar con fuerza.

—Esto es entre nosotros, ¿no es así? Debe serlo. Ese conocimiento es increíblemente peligroso—.

—No puedo prometerte eso, Lucius. Dumbledore probablemente tendrá que saberlo, más adelante, pero no será de conocimiento público. Se mantendrá en secreto mientras podamos proteger a los estudiantes. Pero descubrimos que es bastante peligroso y no hemos podido rastrearlo. ¡Cuéntamelo todo! —.

Decidiendo arriesgarse, Lucius asintió y comenzó a hablar—El Señor Oscuro me dio algo para mantener a salvo. Al menos, esas fueron sus órdenes. Dijo que era algo precioso para él y que nadie podía conseguirlo. Tenía que esconderlo hasta recibir nuevas órdenes, aunque tuviese que esperar mil años. Nunca me metí con él de ninguna manera, porque pensé que se enteraría—.

Snape gruño, comprendiendo—Sigue—.

—No hay mucho más que decir. Después de enterarme de su derrota, decidí deshacerme de eso. No quise ponerlo en mi bóveda de Gringotts donde Draco quizás podría encontrarlo algún día. Y dejarlo en cualquier otro lado de la casa no me pareció una buena idea por todo tipo de razones. Intente quemarlo, pero resultó imposible. Así que lo lleve a Borgin & Burkes con intenciones de dejarlo allí—.

—¿En Borgin & Burkes? —Repitió Snape—¿Alguien pudo comprarlo allí? —.

—No te molestes en ir allí—Dijo Lucius. —Estaba cerrado ese día. Así que termine dejando el libro en un estante perteneciente a una de esas tiendas de segunda mano—Wensleydale, creo. Lo metí entre varios libros inútiles. No creí que alguien buscando algo lo notara. No había nada en el diario que lo identificara—.

—A menos que fueras visto y alguien se sintiera curioso. Iré a Wensleydale y veré si el hombre recuerda algo. ¿Recuerdas la fecha? —.

—La mañana de fin de año—.

—Eso es algo, supongo—.

—El diario...—Se atrevió Lucius muy preocupado—¿Qué hace? —.

—Le responde a quien él escribe. Parece tener mente propia. También puede llevar al lector a visiones del pasado del Señor Oscuro. Por lo que sabemos podría hacer algo peor. Harry lo tuvo brevemente antes de desmayarse por las visiones y alguien se lo robo en clases. La persona que se lo robo debe ser de Primer Año. Si Draco comienza a actuar extraño, déjame saber de inmediato—.

Lucius estaba escuchando con creciente horror—¿Mente propia? ¿El Señor Oscuro está en el diario? Por lo que sabemos, podría ser un...—Se detuvo, no queriendo revelar más.

—¿Ser que, Lucius? —Preguntó Snape con burla—¿Ser... un horrocrux, quizás? ¿Una parte del Señor Oscuro? No hay nada a que traerlo de vuelta, claro está, ya que lo que quedaba de él desapareció para siempre, pero es suficiente para causar un infierno entre los inocentes chicos de primero—.

—Un horrocrux—Jadeo Lucius—¡Debí saberlo! ¡Eso es por lo que no murió esa noche de Halloween! —.

Snape no tenía intención de decirle nada sobre la cicatriz de Harry. Esto era todo lo que Lucius necesitaba saber. Asintió—Eso es lo que creemos. Debemos rastrearlo y destruirlo. Revisamos los dormitorios y los baúles, pero no encontramos nada—.

Lucius proclamó—¡Deberían usar veritaserum en los estudiantes! —.

Snape desecho esa idea con el desprecio que merecía—¡Como si Dumbledore alguna vez accediera a eso! No, Lucius, ese vendedor de libros es nuestra mejor pista. Usare Legeremancia en él y veré si puedo reconocer al estudiante que le compró el libro. Después de eso...—.

Lucius aún estaba considerando el horror de todo eso—Espera...—.

—¿Qué? —.

—Severus—Lucius intento recordar bien lo eventos de hacer tantos años atrás—Puede ser posible que el diario no sea el único—.

—¿Qué quieres decir? —Snape lo fulmino con la mirada, odiando la posibilidad de que Lucius hubiera deducido el significado de la cicatriz de Harry.

Lucius encontró la botella y se sirvió otra copa—El Señor Oscuro también le dio algo a Bella. Estoy seguro de eso. Ella estaba eufórica, tan orgullosa de sí misma. Seguía diciéndome lo mucho que el Señor Oscuro confiaba en ella. Creo que puso lo que le dieron en su bóveda—.

"¿Más de ellos?" Snape sintió que se le erizaba el cabello ante tal noción.

Se sirvió un trago. Después de un momento, le dijo—Narcissa tiene poder de representación sobre la bóveda de su hermana, ¿no es así? —.

—Así es—.

—Entonces necesitamos que nos deje entrar para revisarla bien, a conciencia. Probablemente el objeto no será algo tan común como una moneda. Más bien debe ser... una especie de souvenir—.

—Otro pedazo de recuerdo de estudiante—Considero Lucius—¿O un trofeo? —.

—Posiblemente—Bebió el brandy de un trago—Debemos deshacernos de él lo más pronto posible. Una vez que Bella muera, la bóveda será de Narcissa de todas maneras. Encontrarse con eso sin advertencia podría enfermarla o lastimarla de alguna manera—.

—Bella ama sus bromas enfermas—Accedió Lucius—¿Sabes cómo destruir tal objeto? —.

—Si todo lo demás falla, usaremos Fuego Maligno. No conozco nada que se resista a eso—.

—Si... por supuesto. ¿Quién más sabe sobre el diario? —.

Snape le sonrió de medio lado—Todos los Jefes de Casa, obviamente, Charity, porque le hace clase a todos los de Primer Año. Lupin y Kettleburn, porque están trabajando en un proyecto relacionado...—.

—Del cual no me contaras—Lucius dijo con mala cara.

—No puedo. Hice un juramento. También está relacionado con nuestro viejo amigo Tom Ryddle, por lo menos te puedo decir eso. El bastardo de verdad quiere que lo recordemos. Ahora, ¿puedes recordar si el Señor Oscuro le dio algo más a alguien del viejo grupo? —.

La puerta se abrió. Charity sonrió y dijo—Prometimos que llevaríamos a los niños a dar un paseo, Severus—.

Snape asintió, haciendo una mueca breve. Charity captó la extraña expresión y decidió preguntarle sobre eso después.

Dos días después, Snape arribo al Callejón Diagon con los dos Malfoy mayores.

Todos tenían cosas que hacer antes de visitar Gringotts. Snape marchó al callejón en busca del vendedor de libros. Lo encontró, pero fue decepcionado en los resultados.

—Nada—Le murmuró a Lucius.—Absolutamente nada. Wensleydale no recuerda haber vendido nada ese día, y no tiene memoria de algún estudiante visitando por esos días. El libro debió ser tomado mientras dormitaba—.

Pusieron sus esperanzas en poder entrar a la bóveda de Bellatrix Lestrange.

Les tomó tiempo. Los goblins examinaron minuciosamente los documentos de Narcissa y la llave. La dueña era una reclusa de Azkaban y los goblins no querían interferencias del ministerio después, si los procedimientos adecuados no eran seguidos. Narcissa espero, fría y desdeñosa, mientras las criaturas que despreciaba se tomaban su burocrático y burlón tiempo.

Los tres mantuvieron silencio en el descenso a las profundidades. Lucius murmuro al llegar—Debemos tener mucho cuidado. Hermana o no, Bella no lo hará fácil—.

Y así resultó ser. Pero el artefacto estaba allí, casi brillando con funesta magia. Bella había realizado una especie de altar al Señor Oscuro, con la copa al centro.

—¿Una copa? —Snape considero—¿Que es esto? —.

—Creo que debe ser la Copa de Helga Hufflepuff. ¡Una reliquia de los fundadores! —Dijo Lucius, muy impresionado—Desapareció de la residencia Smith hace décadas. Al parecer el Señor Oscuro la tuvo todo este tiempo—.

—Al parecer—.

Y claramente estaba rodeada de trampas. Les tomo tiempo y ansiedad desentrañar las maldiciones a su alrededor. El tiempo avanzaba y el estómago de Snape comenzó a rugir por el hambre mientras emprendían el minucioso trabajo de liberar la copa.

—Creo que será más seguro que Narcissa sea quién la tome—Dijo Lucius.

—Por supuesto—Accedió Snape—Toma—Le dijo a Narcissa, pasándole unos gruesos guantes de piel de dragón—No dejes que toque tu piel y déjala caer de inmediato en la bolsa—.

Las manos de Narcissa estaban temblando un poco. Algunas de las maldiciones que había divisado eran horribles y eso la hacía enojarse contra su hermana. Estaba furiosa, en realidad, ya que había estado enojada con Bellatrix por años: enojada con su intromisión, sus trucos y su locura en general. Narcissa se había obsesionado con el asunto, intentado localizar cuando todo salido mal, pero era una tontera culpar de todo al Señor Oscuro. Él quizás fue la chispa que encendió todo, pero una chispa era inútil sin combustible y las grandes familias sangre pura con alegría se habían vuelto eso, ofreciéndose a sí mismos para la gloria de un vil mestizo. Ella, Narcissa Malfoy antes Black, había sido fácilmente engañada como los demás.

No más. Rastrearían cada trozo del difunto Señor Oscuro y desharían al mundo de él. Ella estaba orgullosa de ser parte de eso.

La copa estaba a su alcance. Con rapidez, la tomo y la dejo caer en la bolsa que sostenía Severus y luego Lucius siseo—Tenemos que irnos. ¡Ahora! —.

Las protecciones que habían puesto contra las maldiciones estaban desapareciendo. Sin molestarse en sacarse los feos guantes, Narcissa se apresuró a la salida, los dos magos justo tras ella. El goblin atento cerró la puerta de golpe. Adentro se podía oír la furia de las trampas que surgían tardíamente tras la presa que ya había escapado.

Ella se mantuvo en silencio en la subida a la superficie, no confiando en si misma de no decir algo que no debía. Era posible, solo posible, que ella hubiera ido sola a la bóveda de Bella tras la muerte de su hermana. O... quizás Draco podría haberlo hecho, no esperando malicia de su propia sangre.

Cuan errado habría estado. Narcissa pensó que necesitaba algo ahora. Algo con mucha azúcar y chocolate. Algo que Bella jamás volvería a tener.

Al día siguiente, Snape hizo su reporte al Director. Los dos se reunieron en su oficina, mientras Dumbledore vacilaba un poco, haciéndose el viejo chiflado. El acto cayó apenas Snape abrió la bolsa para revelar su contenido.

—¡La Copa de Helga Hufflepuff! —Exclamo Dumbledore mirando el corrompido objeto dorado con asombro—¡No puedo creer que pudieras poner tus manos en esto! —.

Snape lo observó fijamente—No puse mis manos en eso en el sentido literal. No te sorprende que esto haya estado en posesión del Señor Oscuro, ¿o me equivoco? —.

—No—Admitió Dumbledore en voz baja—Sabía que Tom estaba interesado en Reliquias de los Fundadores. Te confeso que el diario como horrocrux me sorprendió, porque no lo había esperado para nada. Esto no es tan sorpresivo—.

—¿Como sabías que "Tom" estaba interesado? —Insistió Snape.

—He seguido la carrera de Tom más años de los que llevas con vida—Le dijo con gentileza Dumbledore—No puede sorprenderte eso. Tom tomó un puesto en Borgin & Burkes después de dejar la escuela. Lo uso para ganar conocimiento y acceder a significativos artefactos mágicos. Me pareció claro que quería el set completo y no solo por razones sentimentales—.

Snape bufo—Seamos específicos. ¿Qué artefactos crees consiguió? ¿Cuántos de esos horrocruxes podría haber? Sabemos del diario y ahora de la copa. ¿Qué más hay por ahí? —.

Dumbledore lo miro midiendo con cuidado sus palabras—Creo que existe un relicario del tiempo de Slytherin. Era una herencia de la familia Gaunt, la familia de la madre de Tom. Ella se lo vendió a Borgin justo antes que naciera Tom, cuando estaba en circunstancias extremas. Tom, creo, encontró la manera de recuperar este relicario después de caer en las manos de Hepzibah Smith, una coleccionista muy adinerada. Él la mató, o eso creo. Era muy seductor en esos días—.

—Entonces este relicario también podría ser un horrocrux—.

—A luz de recientes descubrimientos, me temo que si—.

—Entonces debemos encontrarlo. Pero primero, debemos destruir esta cosa—.

—Ven. Hay una habitación cercana que podemos usar—.

Era una pequeña habitación de piedra sin ventanas: piso, techo y paredes de piedra. La copa fue ubicada con cuidado al centro del piso y Dumbledore, luego de respirar profundamente lanzó Fuego Maligno.

Snape dio un paso atrás, intimidado, pese a la presencia de Dumbledore, por la intensidad de las llamas. El viejo mago estaba sudando por el esfuerzo de contener la llamarada en una columna de fuego impresionante. El aliento escapaba como un siseo por entre los dientes de Dumbledore que estaban entreabiertos como los de un perro listo para atacar.

Un chillido escape de la copa, furioso y frustrado. Se detuvo, como cortado por un cuchillo. Dumbledore volvió su esfuerzo a disipar las llamas que lucharon y murieron con dificultad.

La copa, ennegrecida y muerta, se quedó en un amplio círculo quemado.

—Uno menos—Gruñó Snape—¿Quién sabe cuántos más faltan? —.

Traductor: Fadamaja

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