Capítulo 21

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e¿Debió esperar? Y si fue así, ¿debió esperar afuera o adentro? Harry luchó con esas preguntas hasta que se quedó dormido en su habitación en Hufflepuff, escuchando la suave respiración de sus compañeros.

Quizás debió ir donde el Profesor Snape, pero él de verdad, de verdad, no quería decirle al Profesor Snape sobre su maravillosa capa. No tenía dudas de que entonces desaparecería en su bóveda de Gringotts. El Profesor Snape no aprobaría que Harry la usará para investigar después del toque de queda.

Sin embargo, no tenía dudas de que debía decirle al Profesor sobre la habitación misteriosa. De hecho, después de la cena, mañana, lo haría.

Y resultó que el Profesor estaba bastante molesto de que Harry hubiese entrado solo a la habitación.

La Profesora Burbage estaba con él cuando Harry toco a la puerta y lo sentaron de inmediato para conversar sobre el asunto.

—¿No se te ocurrió pensar que podría ser peligroso?—Preguntó Snape.

—No en realidad—Confeso Harry—Estaba tan sorprendido cuando apareció la puerta que no pude resistirme. No había nadie allí. Solo era una gran habitación llena de cosas geniales. Bueno... también de un montón de basura. Era como una especie de bodega—.

—Me gustaría mucho ver esta bodega que dices—Dijo Snape con calma.

—De verdad tiene que querer verla—Le advirtió Harry.

—Yo también quiero verla—Chillo Charity emocionada ante la idea—¿Una habitación secreta en Hogwarts llena de "cosas geniales"? ¿Cómo podría resistirme a eso? —.

La caminata hasta el séptimo piso les tomó un tiempo. Charity estaba llena de noticias sobre su familia y las cosas que estaban haciendo—¡Mis sobrinas y sobrinos están ansiosos por conocer Hogwarts! Me pregunto si mi hermana Hope cambiara de idea. Le dije que es perfectamente seguro que ellos estudien aquí ahora, aunque eso es una exageración supongo, con trolls, basiliscos y habitaciones secretas—.

Llegaron a la pared vacía y Harry se concentró.

"Necesito estar en la habitación donde estaba el estudiante. Necesito verla. Necesito mostrársela a los Profesores".

Como antes, hubo una pequeña demora y luego una gran puerta apareció. Harry sonrió triunfante mientras Snape y Charity intercambiaban miradas sorprendidas.

Entraron y encontraron que Harry no había adornado la realidad. Charity se habría lanzado sobre todo, mirando todo a la vez en su emoción, si Snape no la hubiera silenciado.

—Ponte atrás mío—Ordenó con seriedad—Tú también, Harry. No sabemos que hay aquí—.

—Vi la cama tras esas pantallas de allá—Susurro Harry apuntando.

Snape frunció el ceño, mientras avanzaba lentamente por la habitación, buscando trampas. Mucho de lo que vio era basura, o cosas de poco valor. Parecía que todo lo olvidado y lo perdido había llegado hasta esta habitación.

Harry miro alrededor frunciendo el ceño. Parecía que cosas que había visto anoche habían desaparecido...

Con un movimiento rápido y suave, Snape estuvo tras las pantallas. Se detuvo y lanzo un rápido hechizo de reconocimiento.

—No hay nadie aquí—Murmuró—Aunque estoy de acuerdo en que había alguien—.

—Estuvo aquí—Dijo Harry avanzando—Pero ordeno todo. Había comida en la mesa cuando yo estuve aquí—.

—Ya no—Remarco Charity.

La cama estaba bien hecha. La mesa estaba limpia y ordenada y la elegante silla estaba en una nueva ubicación, contra una pared. Harry miro el lugar pensando.

—Creo que a los pies de la cama había un baúl que ya no está—Dijo al fin—También había unos platos dorados. Recuerdo haber visto unas joyas lujosas que tampoco están. Quizás falta más de un baúl. No estuve lo suficiente como para recordar todo lo que había—.

Snape asintió—¿Tocaste algo cuando estuviste aquí, Harry?—Pregunto—Es posible que nuestro invitado misterioso notara que alguien lo había descubierto y decidió marcharse—.

El rostro de Harry decayó. Debió decirle al Profesor Snape esta mañana sobre la habitación. Ahora, la persona que había estado aquí tuvo tiempo suficiente para huir.

—Es un lugar bastante bonito, de todos modos—Dijo con un suspiro.

—Si, lo es—Dijo Charity. Ella le sonrió y luego admiro una curiosa vitrina—¿Quien habría estado viviendo aquí? —.

—Creo que es algo que debemos averiguar y pronto—Dijo Snape—Necesitamos hablar con Albus sobre esto—.

Harry sabía que eso terminaría con los adultos prohibiéndoles a todos la entrada a la habitación secreta, así que después de eso, corrió a la biblioteca a buscar a sus amigos.

—¡Tengo algo increíblemente genial que mostrarles!—Le susurro a los Hufflepuffs. Hermione también estaba en la biblioteca y él le hizo un gesto para que se acercara. No había señas de Draco o Neville, para su decepción, pero no había tiempo que perder.

—¡Vengan conmigo!—Estaba por explotar de la emoción—Encontré una habitación secreta. Los profesores saben sobre ella y le van a contar al Profesor Dumbledore. ¡Probablemente la esconderán, así que si quieren verla, tenemos que ir ahora! —.

—¿Y si nos metemos en problemas?—Hermione pregunto ansiosa.

—¡Eso es lo bueno de esto!—Harry les dijo a todos—¡El Profesor Snape estaba tan apurado de decirle a Dumbledore lo que sucedió, que no me dijo que no podía volver allí! ¡De seguro a ustedes no les ha prohibido ir! Vamos ahora. ¡Está lleno de cosas asombrosas! —.

Una habitación secreta fue tan irresistible para ellos como lo fue para Charity. Corrieron tras Harry, riendo y empujándose. Después de una larga caminata y subir incontables escaleras, se detuvieron anonadados al ver una pared en blanco.

—Tengo que concentrarme ahora—Dijo Harry—Tengo que pensar en querer entrar a la habitación—.

—Pero Harry...—Protesto Hermione y luego se calló de golpe. La puerta había aparecido y todos se miraron encantados.

Harry abrió la puerta e hizo una reverencia—¡Las damas primero! —.

Hannah, Susan y Hermione se apresuraron a entrar y miraron fascinadas con la boca abierta el gran lugar. Justin y Ernie sonrieron de medio lado, intentando mantener un comportamiento más masculino, pero estaban visiblemente impresionados.

Se vistieron con túnicas olvidadas y juguetearon con baratijas. Se preguntaron quien habría dormido en la cama verde y quien habría cenado en la lujosa mesa. Colgaduras y sabanas fueron tiradas a un lado a medida que destapaban cosas.

—¡Miren aquí!—Llamo Hermione, apuntando a una vieja tiara, sucia con manchas—¡Se lo que es! Es como la tiara que le pertenecía a Rowena Ravenclaw. Hay una estatua en nuestra sala común. Claro que esta es una copia barata... está sucia—.

—Bastante maltratada también—Dijo Ernie sonriendo—Rowena Ravenclaw debió tener una cabeza bastante deforme—Hermione lo miro molesta, llena de indignación.

Susan lo considero—Creo que esta es de plata verdadera, Hermione. Quizás quedara bien si arreglas las abolladuras y usas un hechizo de pulido. Yo no conozco ese hechizo pero mi tía siempre lo usa. ¡La plata se pone bien fea si uno no se esfuerza en cuidarla! —.

Hermione estaba fascinada por lo que había encontrado y tiro y empujo la tiara, intentando arreglar su forma—¡Así está mejor! ¿Me pregunto si alguien se molestara si me llevo esto? ¡A los demás Ravenclaws les encantará verla! —.

—Pruébatela—La insto Hannah—Quizás algún día podríamos hacer una fiesta de disfraces. Podrías ser Rowena—.

Tentada, Hermione puso la tiara contra la pared y le dio otro cuidado empujón—¡Lista! ¡Creo que ahora me la puedo poner!—Y se la puso en la cabeza.

Harry dijo—Todos alaben a Rowena Ravenclaw...—Se detuvo al ver la expresión de Hermione—¿Estás bien? —Preguntó.

—Si...por supuesto...—Dijo en voz baja—Solo me sentí extraña por un momento...—Lentamente caminó alrededor de la habitación, mirando los viejos libros de texto dispersos y apilados.

Jugó un rato más, luego Harry noto que Hermione parecía alterada.

—¿Qué sucede?—Pregunto al fin.

—¡Todo!—Respondió ella alterada—¡Desearía no estar en Ravenclaw! Es tan difícil todo el tiempo. Quiero decir... el Profesor Flitwick es amable, pero las chicas son horribles, incluso las que fingen que se llevan bien conmigo. ¡No le agrado a nadie aquí! ¡No le agrado a nadie en ninguna parte! —.

—Eso no es cierto—Susan dijo amable—Somos tus amigos y si no nos agradaras, no saldríamos a explorar contigo. Supongo que estas cansada—.

—Quizás—Susurró Hermione con lágrimas en los ojos—Quizás dormir me haría bien—.

—Entonces vamos—Dijo Harry guiándolos a la salida.

Salieron por la puerta y todos dieron un salto. Harry no había pensado que los descubrirían, porque nadie había entrado a la habitación. No había esperado encontrar al Director y los cuatro Jefes de Casa esperando afuera de la puerta.

Hermione de repente se lanzó a llorar con fuerza—¡Lo sabía!—Sollozo—¡Nada me sale bien!—Luego le gritó a Harry—¿Hiciste esto para meterme en problemas? —.

—Er...—Harry miro a los adultos algo avergonzado—No esperábamos verlos, Profesores—.

La mirada de Snape era como hielo negro—Evidentemente—.

Los sollozos de Hermione aumentaron.

—No sé qué le sucede a Hermione—Dijo Harry sintiéndose culpable—Solo estábamos mirando las cosas—.

Filius Flitwick estaba mirando a Hermione—¡Señorita Granger!—Chillo—¿Que está usando? —.

Los ojos de la niña se llenaron aún más de lágrimas—¡Solo la había to-tomado prestada! —.

Harry les dijo—Ella nos contó que es un modelo de la tiara de Rowena Ravenclaw! —.

Hermione intento sacársela, pero su alborotado cabello se enredó en el metal—¡Ayyy! —.

Snape estaba más cerca y con un bufido impaciente, intento ayudar a la tonta niña a liberar su cabello. Calor y dolor lo apuñalaron a través de su marca y siseo dando un paso atrás. Agarro su brazo, asaltado por una horrible sospecha.

Dumbledore y Flitwick, sin embargo, no vacilaron ni un momento. Flitwick había reconocido la reliquia de inmediato y ya se estaba moviendo con la varita lista, la manga de su túnica doblada sobre sus manos para no tomar la tiara con sus manos vacías.

—Harry, hazte a un lado—Ordenó Dumbledore con voz calmada. Snape de todas maneras agarro al niño.

—¿Que es esa cosa?—Preguntó Hannah temerosa—¿Esta maldita? —.

—Si—Declaro Minerva McGonagall, furiosa e impaciente—Esta maldita, niña tonta. ¿Alguien más tomo algo de esa habitación? —.

Los estudiantes negaron con la cabeza, con grandes ojos abiertos.

—¡Entonces váyanse a la sala común de Hufflepuff de inmediato!—Pomona reto a sus tejones—Nos encargaremos de sus amigos—.

Madame Pomfrey declaró que Harry estaba bien y que Hermione solo necesitaba una gran barra de chocolate. De hecho, a ambos estudiantes les dieron una gran barra de chocolate y de inmediato se sintieron bien. Snape gruño y amenazó a Harry con hacer líneas, pero se apresuró a marcharse con Dumbledore y el resto para encargarse de eliminar el nuevo descubierto horrocrux. Enojado como estaba ante la imprudencia del niño, también estaba emocionado de haber encontrado otro de los objetos malditos.

—Y también está la pregunta de quién está viviendo en la Habitación de las Cosas Perdidas—Dijo Dumbledore.

—Yo he escuchado sobre una Sala de Requerimientos—Dijo Flitwick frunciendo el ceño—¿Es similar? —.

—Creo que es la misma habitación—Respondió Dumbledore—Los elfos la llaman "La Habitación Que Va y Viene". Un estudiante la encontró y la ha estado usando como escondite—.

Snape había estado en silencio—Es posible—Dijo lentamente—¿Qué Zacharias Smith nunca haya dejado Hogwarts? —.

Silencio. Luego de un momento de consideración, la pregunta despertó emoción y debate.

—¡Pero él fue visto por otros estudiantes en el tren!—Dijo Minerva.

Flitwick estaba intrigado por la idea de Snape—¿Pero lo vieron después que el tren dejo la estación de Hogsmeade? A mí no se me ocurrió preguntar. Deberíamos revisara nuestras entrevistas—.

—Y asegurarnos que tenemos toda la historia—Accedió Snape.

—¿Así que no es posible entrar a la habitación si ya está ocupada?—Pomona Sprout pregunto.

—Al parecer así es—Respondió Dumbledore—Desafortunadamente, se ha limpiado de evidencias recientes con tanto cuidado que no puedo suponer cuanto tiempo ha estado ocupada y por quién—.

La diadema fue llevada a la habitación usada antes y sometida a Fuego Maligno, bajo los cuidadosos ojos de los Jefes de Casa. Un fino y alto gemido de furia frustrada se alzó y se desvaneció.

Snape sonrió severo—Otra pieza del Señor Oscuro eliminada para siempre. Ojalá el resto le siga pronto—.

El equipo de Amelia Bones estaba sentado decaído alrededor de su mesa de conferencia.

—Bueno—Gruño Alastor Moody—No hay manera que esto se refleje muy bien en nosotros—.

—Como sea—Dijo con fuerza Amelia—No vamos a cubrir nada. No nos detendremos ni nos ofuscaremos. Ni el mismísimo Merlín me convencería de hacer desaparecer a las partes involucradas—.

—¡Por supuesto que no!—Dawkins accedió apresurado.

—El hecho es—Amelia dijo ácidamente—Que un hombre inocente, quien dijo algo precipitado y tonto mientras estaba afligido, fue enviado sin un juicio a Azkaban, donde ha estado por diez años. El verdadero perpetrador ha estado libre, escondido dentro de una familia con niños pequeños, esperando el regreso de su amo. Y no me importa lo malo que haga lucir esto a Bartemius Crouch o al Ministro. Haremos esto bien—.

Croaker, del Departamento de Misterios, hablo—Black está en mala condición, física y mentalmente—.

—Ya casi perdió la cabeza—Bufo otro Auror.

Croaker lo fulmino con la mirada por la interrupción—Como has dicho. No podemos simplemente liberarlo y esperar lo mejor. Es probable que este desquiciado y sea violento. No es su culpa, pero así son las cosas. Hemos hecho algo de investigación en los cerebros mágicos y una larga exposición a los Dementores es muy dañina. Nuestros sanadores recomiendan que sea transferido a San Mungo apenas termine su juicio y se declare su absolución—.

—Eso no debería tomar más de una semana—Comento Moody—Ya ha sido alejado de los Dementores y han comenzado a darle tratamiento en los niveles superiores. El Ministro tendrá que firmar un internamiento forzado, pero no hay otra opción—.

—Dumbledore ha estado pidiendo verlo—Dijo Amelia—Él y el Profesor Lupin de Hogwarts, quien es un viejo amigo de Black—.

Croaker frunció los labios y miró a la mujer, sabiendo que ella conocía lo que él sabía.

Ella escogió ignorar su expresión y continuo—Por supuesto que no podemos mantener al Grand Mugwump alejado. Además, Black tiene derecho a conseguir un abogado, aunque el veredicto es una conclusión inevitable. Aunque su viejo amigo no será admitido. Pueden reunirse cuando Black sea encontrado seguro para compañía por el personal de San Mungo—.

La joven aprendiz de Auror sentada al lado de Moody susurro—Es el padrino de Harry Potter, sabe. ¿Qué va a pasar con eso? —.

—Buen punto, Tonks—Accedió Moody—Black siente mucha culpa por eso. Probablemente querrá ver al chico en algún momento—.

—Él vive con sus familiares muggle, ¿no es así?—Pregunto Croaker.

Amelia se sentía segura en este asunto—Si, él vive con ellos, pero Severus Snape es su guardián mágico. Cualquier solicitud de visita para el pequeño Harry tiene que ser aprobada por él. No creo que sea una buena idea en estos momentos—.

—¡Una maldita mala idea!—Comentó Moody—Black puede ser inocente, pero ahora es peligroso. Puede tener las mejores intenciones del mundo para con el chico, pero es posible que pueda atacar en cualquier momento—.

Había sido movido dos veces y sus alrededores eran inexplicables. ¿Una cama? ¿Un baño de verdad? Había una pequeña mesa de metal y una banca, ambas atornilladas al piso. Su celda no era una verdadera celda tampoco, si no una habitacion sencilla, pintada de blanco, con grueso vidrio en la puerta para que los guardias pudieran observarlo.

Sirius Black estaba acurrucado en la esquina, preguntándose a que estaban jugando. Era impensable poner su cuerpo sucio en la prístina cama blanca. En vez de eso, tenía apoyada su espalda contra la pared, con sus ojos cerrados debido al doloroso brillo blanco del lugar.

Este lugar era inquietantemente tranquilo. Después de años de gritos, gemidos y suplicas de piedad, este ambiente estéril era un mundo sin sonido. Estaba sentado, en silencio y atento, temeroso de hacer algún ruido por el miedo de llamar la atención de manera desfavorable. Si el guardia se alejara de la puerta de vidrio, Sirius se transformaría en un perro y así estaría más cálido...

Un guardia abrió la puerta y otro guardia entro con una bandeja con comida. Olía como comida de los dioses. Quizás estaba envenenada. Aunque lo matara, una comida como esta valdría la pena.

—Almuerzo—Dijo el guardia de manera innecesaria.

Sirius observó hasta que salió de la habitación y volvieron a cerrar la puerta. "¿Almuerzo?" Esa era una palabra que no había oído en mucho, mucho tiempo.

Un tazón con rica sopa caliente. Un emparedado de mantequilla y queso que parecía deshacerse. Una manzana, roja y brillante. Sirius estaba hipnotizado por el antinatural color rojo de la manzana en esta habitación monocromática, en este mundo en blanco y negro. ¿Era real?

Miro por la ventana. Los guardias estaban como a nueve metros de distancia, al otro lado de la puerta cerrada y no lo estaban mirando. Si era rápido...

Cruzo la habitación en dos pasos, agarrando la comida como un lobo agarra a su presa. Estuvo de vuelta en su esquina en un flash, la comida escondida lo mejor que pudo y espera que nadie lo hubiera notado. Sus dientes rasgaron el pan con queso, mordió la manzana. Sirius jadeo cuando el sabor inundo su boca. Una manzana. Nunca había imaginado lo perfecta que podía ser una manzana...

Sorbió la sopa, sin importarle que se quemara la lengua. Probablemente solo tenía unos momentos antes que lo atraparan y lo castigaran...

Si, había charla y conmoción afuera. Sirius metió la comida en su boca con rápido enojo. Sin importar lo que pasara ahora, había comido bien hoy. La puerta se estaba abriendo y se chupo sus sucios dedos capturando cada rastro de la manzana.

—Mi querido muchacho, apenas se cómo enfrentarte...—.

Sirius levantó la mirada y se quedó con la boca abierta. Era Albus Dumbledore.

De alguna manera se veía más viejo mientras se sentaba en la pequeña banca dando un suspiro.

>> No te preocupes por mí, Sirius. Termina de comer, aunque encontraras que la cena en seis horas más será igual de buena. Tengo grandes noticias para ti, mi muchacho. Grandes noticias—.

Sirius no respondió, si no que agacho la cabeza como un perro precavido. Dumbledore hablo con calma y suavidad.

>> Encontramos a Peter. Se había estado escondiendo de nosotros todos estos años, fingió su muerte pero ha sido encontrado al fin. Su juicio comienza en tres días. Después que sea sentenciado, tú tendrás tu juicio, aunque la culpabilidad de Peter ya establece tu inocencia en los ojos de la mayoría de las personas. Sin embargo, las formas deben ser seguidas, aún más porque no fueron seguidas antes—Dumbledore le dio al agachado hombre una amable y triste sonrisa—Estamos conscientes de lo mucho que has sufrido, de manera injusta, por todos estos años. Nunca podre disculparme lo suficiente por mi falta de fe en ti. Espero que algún día encuentres en tu corazón perdonar a un viejo tonto—Miro con tristeza al piso sacudiendo la cabeza.

>> Tan pronto te absuelvan, serás llevado a San Mungo, para que puedas ser restaurado a salud perfecta una vez más. Una vez que estés allí, podrás tener visitas. Remus ha rogado poder verte. Tu prima Andrómeda, también lo ha pedido. Ella tiene una hija, sabes, y la joven Nymphadora es una aprendiz de Auror, que ha estado orgullosa de haber tenido una mano en tu reivindicación—.

Dumbledore observo los ojos del hombre perder algo de locura. Luego dijo—También está el pequeño Harry. Si, Harry está bien: de hecho esta maravilloso. Está en Hogwarts y ha hecho muchos buenos amigos. Es un buen chico, que tiene un hogar cómodo con la hermana de Lily y su familia. Sin duda disfrutará conocerte cuando seas más tú mismo. Y eso, mi amigo, volverte más tú mismo, es tu mayor meta en estos momentos. Te traeremos ropa limpia, ya que querrás hacer una aparición decente en tu juicio—.

Sirius dijo con voz apretada—Estoy sucio—.

Dumbledore asintió con calma—Sabes, me permitieron traer mi varita mayormente por eso. ¿Por qué no vemos que pueden hacer unos cuantos hechizos de limpieza? Esta noche, tengo entendido, podrás bañarte. De seguro eso es algo que esperar con ganas: una ducha, ropa limpia, un hechizo afeitador de parte de uno de los guardias, otra buena comida, dormir en una cama decente. Vienen mejores días para ti, Sirius. Todos queremos que puedas disfrutarlos—.

—Peter....—Gruñó Sirius.

—Esta prisionero—Dumbledore respondió de inmediato—También sabemos sobre su forma de rata, así que no podrá escapar de esa manera. Chicos inteligentes, ustedes. No me sorprendería que tú también tuvieras una forma animaga....—Dejó que su voz se elevará inquisitivamente, pero Sirius sólo lo miró fijamente, con ojos fieros y alerta. Dumbledore sonrió con desgana.

—Si, días mejores para ti, Sirius. El juicio de Peter y su sentencia, tu juicio y tu inocencia establecida de manera definitiva. Volveré mañana, después de que duermas y descanses y realizaremos planes a gusto...—.

Traductor: Fadamaja

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