Capitulo 5

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Lisa.

— ¿Qué descubriste? —le pregunté a Eunha al segundo que vino a mi oficina el siguiente día.

—No mucho. El chico joven es su hermano menor. Viven en su coche en el estacionamiento de la escuela secundaria. —Se dejó caer en mi silla favorita y levantó los pies—. Es una lástima que no aceptó tu trato. Me parece que le sería útil.

Me sentí aliviada al descubrir que el niño no era su hijo. Habría continuado persiguiéndola de todas formas, pero un hermano hacía las cosas más fáciles de tratar que un hijo. De cualquier manera, todavía era una boca más para alimentar.

—No estoy preocupada. Regresará. Esto es Nueva York. La ciudad se la comerá viva si no acepta mi trato. —Fui hacia la puerta. Tenía unas pocas reuniones de trabajo de que encargarme y las paredes empezaban a cerrarse sobre mí—. Hasta entonces, mantén un ojo en ella. Asegúrate de que nada malo le suceda ni a ella ni a su hermano.

Pasé el día haciendo tratos y rechazando ofertas para comprar mi club. Cada bastardo codicioso de Nueva York quería tener en sus manos en lo que era mío. No lo permitiría. Para el momento en que llegaba a mi coche me sentía enojada y molesta porque Eunha no me había llamado con buenas noticias sobre Holli.

Fui a mis reuniones, segura de que ella volvería al club antes de que yo hubiera terminado. Me hallaba de camino de regreso cuando Eunha me envió un mensaje de texto que al instante cambió mi estado de ánimo.

Eunha: Holli fue detenida por la policía.

LM: Nos vemos en la estación en veinte minutos.

Puse el teléfono en mi bolsillo y sonreí. Girando en el siguiente semáforo, me alejé del club hacia la estación de policía. La quería desesperada, no desolada. La pobre chica era totalmente inocente. La cárcel la destrozaría, y era la última cosa que quería. Yo quería domarla y quería hacerlo a mi manera.

Cuando llegué, Eunha ya esperaba fuera.

— ¿Vamos a rescatar a la doncella? —preguntó con sarcasmo.

—No vamos, tú lo harás. Paga su fianza, sácala. Hazlo sin involucrar mi nombre.

Me apoyé en mi coche y miré mi reloj antes de cruzar los brazos. Me distrajo de la pequeña voz persiguiéndome, diciendo que no podría olvidar todo esto, incluso si aprendía su nombre.

Encontrarla no era algo que pasaba todos los días. Las mejores cosas de la vida son siempre las más difíciles de obtener. Actualmente me tomaba un poco más de tiempo de lo normal conseguir lo que quería, lo que hacía que fuera mucho más emocionante. Había pasado mucho tiempo desde que una de mis chicas me presentaba un desafío y era exactamente lo que necesitaba. Al final, sabía que sería mía. Siempre conseguía lo que quería. Siempre.

Me senté fuera por lo que pareció una hora, y luego Eunha salió de la puerta, seguida de Holli. Sus ojos se cruzaron con los míos y sus cejas se fruncieron en confusión. Al ver que se encontraba a salvo, me di la vuelta y me metí en el coche. Esperé hasta que entró en el automóvil de Eunha, y luego me fui.

Me detuve por una cena rápida antes de ir a casa. El club cerraba los domingos y lunes, por lo que al ser lunes, se encontraba desierto cuando llegué y estacioné. Colgué mis llaves en mi dedo mientras entraba, cerré la puerta detrás de mí, y fui a mi oficina.

Holli estaba allí esperándome, como esperaba. Se puso de pie del sofá de mi oficina y nuestros ojos se encontraron tan pronto como abrí la puerta.

Algo en ella era diferente. Parecía como si estuviera a segundos de desmoronarse. Sus hombros se hallaban tensos, sus ojos gatunos la hacían parecer una gatita triste y sus mejillas enrojecidas se destacaban del resto de su linda cara.

Cerré la puerta detrás de mí y la ignoré mientras pasaba junto a ella y me sentaba detrás de mi escritorio. Podía sentir su ansiedad.

—Siéntate —ordené con firmeza.

Cuando se sentó frente a mí, entrelacé mis dedos y la miré.

— ¿Estás bien?

Nunca hacía ese tipo preguntas, pero necesitaba saber que era mentalmente estable y capaz de tomar la decisión que quería que tomara.

—Bien. —Su voz se quebró—. Gracias por sacarme —dijo, mientras sus ojos se humedecían de nuevo.

Tuve que apartar la mirada. Había visto a mujeres llorar... infiernos, incluso hice llorar a unas cuantas, pero ver que ella lo hiciera era diferente. Me dolía en el estómago, me hacía sentir vacía. Las lágrimas nunca me molestaron antes, pero sus lágrimas cortaban profundo. Por suerte, dominaba el arte de ignorar las emociones molestas.

—Eunha te sacó. —No quería que pensara que era suave. No lo era.

Sacándola era como conseguiría cumplir mis deseos. Nada más y nada menos. Sentada en mi silla, dejé que mis ojos la devoraran. — ¿Para eso fue lo que viniste aquí? ¿Por un inapropiado gracias?

Parecía como si quisiera decir algo más, o posiblemente abofetearme, pero al parecer perdió el valor porque asintió y salió de la habitación. Lo extraño era que quería ir tras ella y pedirle que se quedara.

sí, les traigo dos caps para celebrar el 1k de esta historia. muchas graciasss<33

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