Buscando entre mis escritos, me encontré con este que había publicado allá por 2019, y me di cuenta de que no quería desperdiciarlo borrándolo, así que lo resubo para evitar eso. No es lo mejor que he escrito (porque está claro que normalmente no escribo así😭 y que probablemente tenga ciertas similitudes con otras novelas que ya escribí), pero como siempre, me encanta esta pareja. Así que... Disfruten la lectura!

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La segunda vez que lo siente, es Kim NamJoon de veintidós años. Universitario, y con más sabiduría que cualquiera de su supuesta de edad. Pero aún así, no puede evitar que sus vellos se ericen, sus músculos se tensen y su lengua sienta el inequívoco sabor a deseo. Al principio no lo entiende; no logra poner el dedo en el por qué de su reacción, hasta que lentamente pone las piezas en su lugar.

Quería reclamar a alguien. Luego de tantas eternidades, su bestia había encontrado una víctima. De nuevo.

—Hyung, conoce a NamJoon, el chico del que te hablé— la delicada voz de JiMin le llama la atención, acercándose a la mesa a la que estaba sentado con alguien detrás de él. Tiene el pelo rosa, y su piel es de un tono cremoso.

La bestia saca los colmillos, y sus dedos se cierran con fuerza alrededor del utensilio de plata que tiene en la mano.

—Espera, JiMin-ah...— sus ojos se encuentran con los de él, y sonríe.—Gusto en conocerte, NamJoon. Ya creo que JiMin te habrá dicho mi nombre.

NamJoon sonríe también, pero a merced de la bestia. Su víctima ya tiene un nombre.

—Kim SeokJin, ¿Verdad?

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JiMin está con ellos todo el tiempo durante la cena. Ríe junto a ellos, sin siquiera sospechar ya cuántas veces NamJoon devoró a Kim SeokJin en su mente. Y Jin, como pide que se lo llame, está incluso más inconsciente de ello.

Se pasa las manos por su ropa, arreglándola, y cuando su camiseta cae un poco más de su clavícula por su gran tamaño, NamJoon se contiene de lanzarse encima. Jin se da cuenta de su mirada, pero lo ignora simplemente con una sonrisa avergonzada.

Luego de eso, NamJoon pasa toda la velada admirando la curvatura del cuello del otro, imaginando como se vería entre sus dientes, y como se sentiría lamer ese líquido exquisito de él.

Eso despierta un recuerdo doloroso, pero lo aparta a un lado.

Se relame los labios, y JiMin le pregunta si la comida está rica.

Él contesta que sí, mirando a SeokJin por el rabillo del ojo.

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—Lo siento de verdad, Hyung. Pero sabes cómo es YoonGi. Se molestará si no voy ahora.

SeokJin niega con la cabeza, como si no le diera importancia. Pero sus manos por debajo de la mesa tiemblan como si no hubiese un mañana. NamJoon casi se siente mal.

—No te preocupes, JiMin-ah. Puedo volver solo a casa. Tomaré un taxi.

—Es que ya es tard...—

—Yo puedo llevarte, Jin-hyung— se toma la libertad de llamarlo así, y eso parece relajar un poco al chico.—No será problema. A menos que no te gusten las motocicletas.

Jimin sonríe de oreja a oreja.

—¡Qué amable de tu parte, Hyung!

—Bueno, no sé sí...

—Por favor, Hyung. Así estaré más tranquilo. Deja que NamJoon te lleve— Jimin hace uno de sus pucheros más famosos, y Jin suspira resignado.

—Bien.

—¡Genial! Nos vemos, hyungs.

NamJoon lo despide con una mano, y se queda a solas con el otro. Este suspira de nuevo, y se pasa los dedos temblorosos por su pelo. NamJoon puede escuchar el bombeo frenético del corazón contra el pecho de Jin.

La bestia ronronea bajo su piel, susurrandole la forma más fácil en la que sería reclamarlo.

Podía llevarlo hasta su casa. Podía no llevarlo hasta su casa. Podía llevarlo hasta un rincón oscuro y...

—¿Vives cerca de aquí, NamJoon-ah?

NamJoon se ajusta los lentes sobre el puente de su nariz.

—Hongdae. Cerca de la Universidad.

Jin alza las cejas, sorprendido.

—Yo vivo en Sinchon. Creo que estás más cerca de lo que creí. ¿Cómo es que nunca te vi antes por estos lugares? Recordaría a alguien tan guap...Tan resaltante como tú.

Eso toma por sorpresa a NamJoon, pero solo sonríe.

—No acostumbro salir. Solo vine ésta vez por JiMin.

—Oh. Bueno, tal vez podría mostrarte algunos lugares de interés cuando tengas tiempo...

De nuevo aquello sorprende a NamJoon.

La bestia sigue rondando por su subconsciente, pero ya no escucha sus gruñidos.

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Está apunto de clavar sus uñas y dientes en SeokJin cuando llegan al frente de la casa de este. Jin se despide con un sorpresivo abrazo, y su cuello está tan cerca de los labios de NamJoon que puede tocarlo con solo abrirlos. Su aroma es intoxicante, y su pulso es tan fuerte que la bestia comienza a rugir.

No hay nadie a los alrededores, y SeokJin vive solo. Podría acabarlo tan rápido que nadie se daría cuenta jamás.

Las manos de NamJoon están tocando sus omóplatos, e inconscientemente las empieza a subir para tomar sus hombros.

Pero se detiene, y cierra los ojos.

La bestia se retuerce dentro de él, y el veneno sube por su garganta.

—Gracias, NamJoon-ah. Espero verte de nuevo, aunque sea en la Universidad.

La bestia le gruñe que destroce su cuello ahora que tiene oportunidad, que beba hasta la última gota de sangre de su cuerpo y que...

—No es nada, Hyung. No te preocupes, después de todo, ya tienes mi número.

SeokJin ríe y se separa del abrazo.

—Buenas noches, Nam.

Lo despide, y ya no está temblando. Ya no le tiene miedo.

—Buenas noches, Hyung— se da la vuelta y se sube a la motocicleta. Traga pesadamente aquél sabor, y obliga a la bestia a volver a la jaula.

No va a dejar que lo arruine ésta vez.