xii. marriages

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

⸙ ࣪ ۰ ‣ CAPÍTULO DOCE
⚔️   matrimonios  🪙

 la violencia puede destruir el poder; pero es completamente incapaz de crearlo

Alysanne y Daemon habían hablado con Lord Corlys y la princesa Rhaenys, expresándoles su deseo de casarse.

Aunque no debió haber sido una sorpresa a causa de la alianza que ya habían formado, la Serpiente Marina apoyó su unión, sintiéndose dichoso de que dos de sus hijos hubieran encontrado a sus parejas indicadas. Aún hacía falta Laena, pero prefería dejarlo así por un tiempo.

Sin excepción, la familia Velaryon se había unido a almorzar para la noticia, por lo que se había informado a todos.

—Bueno, podremos pasar tiempo juntos mientras eso pasa —dijo Lady Laena, entendiendo que era la única solitaria—. ¿Podría llevarme a tu prometida? —le preguntó a Daemon mientras se ponía de pie—. También vas tú, Laenor, pero aquí no está tu princesa.

Alysanne se puso de pie bajo la cautivada mirada de Daemon sobre ella, le dio un casto beso en los labios antes de acompañar a sus hermanos.

Lady Laena se los llevó, dejando solos a Daemon y a sus padres, quienes sonrieron al ver a sus hijos juntos. Ellos se propusieron platicar un rato.

—Quizás podríamos navegar un momento, o montar a dragón —propuso la Velaryon menor cuando ya estuvieron fuera del salón, emocionada.

—Rhagar ya ha regresado de la Fortaleza Roja esta mañana —comentó Alysanne—. Pero sería bueno conocer a otros dragones.

—Bueno, aquí hay más dragones, en las cavernas.

—¿Has ido por ahí, Laena? —preguntó su hermano—. Es peligroso, podría salir el dragón y comerte. No creo que puedas correr tan rápido.

Alysanne y Laena se pusieron en contra de él, hablando al mismo tiempo acerca de que no debería subestimarlas, que de seguro corrían más rápido que él, que Laena había domado a Vhagar cuando era joven, que Alysanne era la reina de los dragones.

—Bien, por los Siete, saben cuándo atacar a su pobre hermano —habló Laenor, fingiendo ser la víctima mientras reprimía unas risas.

—Exagerado —dijo Alysanne, dándole un golpe en la nuca.

—Oye —se quejó—, ¿cómo golpeas al futuro rey?

—Así —repitió Laena la acción de su hermana.

Laenor abrió la boca antes de fruncir el ceño. Alysanne y Laena se miraron antes de empezar a correr.

Los hermanos seguían siendo aquellos tres pequeños niños que recorrían Marea Alta mientras sus risas resonaban por los pasillos y alegraban a quienes pasaran por ahí.

Al fin de todo, los tres siempre serían familia.

Los días siguieron pasando, y la boda de Laenor estuvo muy cerca, por lo que debían empacar para ir a la Fortaleza Roja, lo que hacía al novio entrar en crisis.

—¡Me voy a casar! —gritó, pero no con la emoción que se esperaba—. No puede ser, no puede ser.

—Laenor, calma —pidió Alysanne, queriendo que dejará de ir de un lado a otro.

Ella había estado tranquilamente en su habitación, con Daemon. Ambos estaban sentados mientras conversaban con una copa de vino. Pero ahora estaban presenciando el problema del Velaryon.

—Explícame, ¿si? Voy a oír cada detalle.

—Ella dijo que podía comer pato, y yo ganso, y, Alysanne, sabes que realmente me gusta el ganso, pero no es...

—Alto, me estoy perdiendo, Laenor —dijo Alysanne, tomándolo por los hombros para que dejara de moverse inquieto.

—Ella dijo que ambos podríamos cenar lo que queramos.

Daemon soltó una pequeña risa, y los dos Velaryon lo miraron mal. Él alzó las manos, indicando rendición.

—¿Qué hace aquí, eh? —dijo Laenor, tomándosela contra él.

—Es mi prometido, querido —le recordó Alysanne mientras lo llevaba a sentarse en los muebles. Ella le dedicó a Daemon una mirada para que saliera de la habitación, él no pudo alzar quejas por lo decidida que se veía, y solo la obedeció—. Ahora dime con calma, ¿qué es lo que realmente te molesta?

—Sabes acerca de mis preferencias, Anne —murmuró, cubriendo su rostro con ambas manos. Ese era un apodo cariñoso que los hermanos usaban con la mayor—. No sé si podré hacer esto.

—Laenor, escúchame. Está en nuestros deberes asegurar que nuestro linaje continúe. Es nuestro legado, el legado de los reinos —dijo—. Pero está en tus manos.  Sé lo mal que se siente estar obligado a algo que rechazas.

—¿Qué debo hacer?

—Conozco la presión familiar que tienes sobre los hombros en este momento, pero puedes elegir, yo siempre te apoyaré.

Laenor miró a Alysanne con una sonrisa, agradeciéndole con todo el corazón lo que hacía por él.

—Te acompañaré en tus decisiones, y mataré a quienes osen lastimarte, ¿bien?

—Eso segundo es un poco extremo.

—Sabes que puedo hacerlo.

—Lo sé —dijo Laenor, sintiéndose más calmado.

Alysanne le dedicó una reconfortante sonrisa que Laenor le regresó.

Llegó el inicio de la celebración de la boda real en la Fortaleza Roja, y Alysanne en su dragón, sobrevoló los mares, viendo todos los barcos que se aproximaban para la celebración de su hermano y la princesa.

Ella decidió pasear por los Siete Reinos en Rhagar un poco más, siendo que la presión pronto llegaría a su Casa.

El día siguiente, debían todos los Velaryon verse perfectos, o Lord Corlys sería quien estallaría de los nervios.

Alysanne fue la primera en estar preparada, por lo que fue a ayudar a Laena. Aún no era de noche, pero las ansias que envolvían la situación ponían a todos de ánimos muy volubles.

—¿Estás bien? —le preguntó Alysanne a su hermana cuando la vio demorarse detrás del vestidor.

—¡No me queda bien! —dijo, mostrándose insegura con su cuerpo—. Me lo probé hace unos días, ¿cómo puede ahora quedarme tan horrible?

—Laena, calma —le pidió, acercándose a ella para poder observarla—. Cómo dices eso, te ves preciosa —contradijo, detallándola de pies a cabeza con una sonrisa.

—¿En serio lo crees?

—Lo puedo jurar.

Laena se sintió más tranquila luego de oírla.

—Tú también te ves muy bien, Anne — dijo, llamándola cariñosamente por el diminutivo de su nombre—. Daemon quedaría aún más enamorado si te viera.

Alysanne soltó una pequeña risa por sus palabras, sintiéndose halagada. Pensó en Daemon, y en si eso era realmente cierto.

—Lastima que no pudo venir —añadió Lady Laena.

Alysa dio media vuelta, escondiendo su sonrisa. Ella sabía que ello podía no ser tan cierto.

Laena terminó de alistarse y, junto a su hermana, fueron a donde su Casa había decidido reunirse antes de ir al Salón del Trono. Cuando estuvieron todos, se le deseó a Laenor mucha fortuna en su matrimonio antes de partir al lugar solicitado.

Tambores anunciaron su llegada antes de que las puertas se abrieran.

—Lord Corlys de la casa Velaryon, Señor de las Mareas, amo de Driftmark, lo acompaña su esposa, la princesa Rhaenys Targaryen, y su hijo, y heredero, Sir Laenor Velaryon, el futuro rey consorte.

Si bien Alysanne era la heredera, había accedido a entregar los títulos que le iban a pertenecer para que Laenor tuviera más con lo que defenderse ante la corona. Ella creía que podría conseguir muchas más cosas por si sola si se lo proponía.

Los Velaryon terminaron de ingresar al salón, siendo recibidos por los aplausos de todos los presentes. Cuando se detuvieron frente a la mesa del rey y su hija, dieron una reverencia.

Rhaenyra dejó el lugar a lado de su padre para ir por Sir Laenor, quien también fue a su encuentro. Ambos se tomaron de las manos, sonrieron y se mostraron unidos.

Lord Corlys y la princesa Rhaenys también fueron juntos hacia la mesa real. Alysanne acompañó a su hermana menor como si fuera su caballero, creyendo que no necesitaban de una compañía masculina.

Los demás partidarios de la casa Velaryon dieron una reverencia ante el rey antes de dirigirse a las mesas comunes.

Entonces, cuando todos empezaron a tomar asiento, Alysanne se mantuvo de pie en espera de alguien.

De repente, Daemon Targaryen apareció por las grandes puertas, caminando con su característica confianza. Él llegó hasta el frente, y se detuvo frente a su rey con una sonrisa que fue, sinceramente descarada, para luego mirar a su futura esposa.

Viserys le dio un lugar en la mesa, pero Daemon en vez de tomarlo inmediatamente, fue hacia Alysanne, besó el dorso de su mano y la llevó hacia el lado Targaryen, sentándola a lado suyo. Su acción causó una gran impresión en la corte, pero no hubieron más que murmullos.

—Sean bienvenidos —dijo el rey, dirigiéndose a sus invitados—. Estamos reunidos para celebrar. Esta noche apenas es el comienzo. Honramos al aliado más antiguo y valiente de la corona, la casa Velaryon.

Todos sus miembros asintieron con la cabeza en gratitud.

—Se remonta a los días de la antigua Valyria y la era de los dragones. Con la casa Targaryen y la casa...

El rey se quedó a mitad de discurso, fijando su mirada en la entrada. Todos vieron hacia ahí, encontrándose a la reina con un vestido de seda verde.

Todos se pusieron de pie para recibir a su majestad, todos menos Daemon y Alysanne, quienes la observaron mientras susurraban:

—¿Acaso el farol en la torre no brilla de color verde cuando, Oldtown llama a sus abanderados a la guerra? —preguntó lentamente, haciendo mayor énfasis en la última palabra.

—Oh, así es —respondió el Targaryen.

La reina terminó su recorrido hasta la mesa real, deteniéndose a lado de Viserys mientras felicitaba a Rhaenyra.

—Sonó muy falso —opinó Alysanne en un susurro, siendo apoyada por su prometido.

—Siéntense —pidió el rey, quién se había desorientado por la aparición tan sorpresiva de su esposa—. Con la casa Targaryen y la casa Velaryon unidas, espero la llegada de la segunda era de dragones en Westeros —finalizó el rey, haciendo que la gente aplaudiera y golpeara la mesa para causar más ruido—. Después de la humilde cena de esta noche... —dijo, causando varias risas—, habrán siete días de torneo y festines.

El rey realmente quería celebrar a su hija.

—Para concluir con una boda real entre mi hija, mi heredera, su futura reina, y Sir Laenor Velaryon, heredero de Driftmark.

Los tambores volvieron a sonar, indicando el inicio de la danza de Rhaenyra y Laenor. Alysanne los miró atentamente, más que por su hermano, por Rhaenyra.

Junto a Daemon, admiraron a la princesa. Alysa ya le había contado acerca de lo ocurrido con la pequeña Nyra, haciéndolo sentir extrañamente orgulloso.

Cuando el baile concluyó, ambos, al igual que todos en el lugar, les aplaudieron, mucho más el rey, emocionado. Varios se les unieron a la danza mientras la reina se puso de pie para ir a buscar al representante de la casa Hightower. Antes de poder irse, la Velaryon le habló:

—El rojo siempre le ha quedado excepcionalmente bien, majestad, pero el verde... Hace la diferencia.

Alicent le agradeció, aún cuando sentía que lo decía con dobles intenciones. Ella se retiró segundos después.

Entonces, Daemon y Alysanne decidieron dejar por un momento la tarea de observar cada paso de la princesa, o molestar a la reina, y tomaron un poco de vino, preparándose para comunicarle al rey la unión que buscaban formalizar.

Pero cuando se sintieron preparados, alguien se dirigió a ellos.

—En Vale, se obliga a los hombres a responder por sus crímenes, incluso los Targaryen.

—¿Quién es usted? —preguntó Alysanne, confundida de que se dirigiera a su prometido con tanto atrevimiento.

—Sir Gerold Royce, de Runestone, mi lady.

Ambos comprendieron, pero Daemon prefirió encargarse de la situación a su manera.

—¿Y...?

El hombre subió las pequeñas escaleras que habían para acercarse más a ellos.

—Soy primo de su difunta esposa.

—Sí. Un terrible acontecimiento. Estoy desconsolado por su partida —dijo, aún cuando tomaba la mano de Alysanne sobre la mesa.

—Sabe mejor que nadie que no fue un accidente.

—¿Confiesa alguna culpa, sir Gerold?

—Estoy haciendo una acusación.

—Vaya con calma, y cuidado —intercedió Alysanne, evitando que difamará a Daemon—. En King's Landing, los hombres deben responder por sus calumnias —añadió, pensando en lo que había ocurrido con la anterior Mano del rey, quien por sus acusaciones había sido despedido.

—Incluso hijos de puta como usted —concluyó Daemon, haciéndolo enfadar—. Me alegra que haya venido. Quiero hablarle sobre mi herencia.

—¿Qué herencia?

—Lady Rhea y yo no tuvimos herederos. Como su esposo, lo que le correspondía ahora me pertenece. Ella iba a heredar Runestone, ¿no es cierto? Tras la boda de mi sobrina, volaré e Eyrie para pedírselo yo mismo a lady Jeyne.

A Alysanne no le pareció aquella idea de tomar lo que no le pertenecía, por lo que hablaría con Daemon acerca del tema.

Sir Gerold volvió a su lugar, y la mesa retomó el silencio.

Alysanne y Daemon decidieron unos segundos después, bailar un poco. Creyeron mejor dejar la noticia al rey en la mano de los esposos Velaryon, de Rhaenys, quien había prometido apoyarlos en cada paso.

—¿Te han dicho que eres casi tan hermosa como tu hermano? —le dijo el Targaryen a su acompañante.

—Me halagas —bromeó, empezando a rodear al príncipe como pedía la danza—. Por los Siete que nadie nunca me ha dicho algo así.

—Siempre soy el primero —dijo, sacándole una corta risa mientras continuaban con el baile. Cuando tuvieron un mayor acercamiento, Daemon le habló desde el corazón: —Alysanne, te ves aún más hermosa, si eso es posible. A quien siquiera piense en apartarte de mi lado, podrá imaginárselo en la tumba.

—No busques cautivarme, Daemon —dijo, tomándolo por los hombros mientras él la levantaba un par de segundos.

—Si tú logras hacer que me enamoré más de ti todos los días, ¿por qué yo no podría?

Eso le sacó una sonrisa de oreja a oreja. Continuaron con la danza, y todo se volvió un jubileo.

Hasta que Daemon y Alysanne llegaron a Rhaenyra.

—Preciosa, princesa heredera —dijo Alysanne al quedar cerca a ella en la danza. Daemon fue más directo, pidiendo bailar con ella.

El Targaryen se llevó a ambas un poco más lejos de la mirada del rey. Alysanne fue quien los cubrió, dándole la espalda a la mesa del rey.

¿Esto es lo que quieres? —le preguntó Daemon en Alto Valyrio a Rhaenyra.

No sabía que les importaba lo que quiero —respondió la princesa.

Esto no es para ti —insistió—. Laenor es un buen hombre y un gran caballero. Te aburrirá hasta el cansancio.

Alysanne miró mal a Daemon, pero supo que era cierto. Ella, a su vez, no quería terminar de entender el propósito del príncipe. La Velaryon anhelaba a Rhaenyra, pero se había prometido que no la iba a arrebatar del lado de Laenor sabiendo que lo que significaba. Ella no haría nada.

Según sé, el matrimonio solo es un acuerdo político —les recordó Rhaenyra sus lecciones, enfrentándolos cara a cara.

El mío se disolvió recientemente —inició Daemon, fijando su mirada en Alysanne para lo siguiente que quería decir.

Pero me queda claro que tienes intenciones de tener otro —lo interrumpió Rhaenyra, mirándolos—. Entonces llévenme. ¿Acaso no ha sido su propósito? Aún no estoy casada. Pero las horas pasan rápidamente —los retó, hablándoles muy cerca.

Ambos intentaron mantener el control.

Deben estar armados, acaben con la Guardia Real. Llévenme a Dragonstone y háganme suya.

Y sus palabras fueron tan hechizantes, tan posibles, que Daemon fue quien cayó primero y tomó a Rhaenyra por el cuello, sorpréndiendola. Por su parte, Alysanne solo la intimidó con una mirada cazadora. Cuando Daemon iba a llegar al error, se oyeron desesperados gritos.

Alysanne miró a su alrededor, buscando el motivo del caos. Tomó la mano de Daemon y también la de Rhaenyra, evitando que la revuelta la alejará, se perdiera y pudiera estar en peligro. Daemon no se alejó de Alysanne, y Alysanne no se alejó de Rhaenyra. Los tres se mantuvieron juntos.

Repentinamente, alguien empujó a la princesa con fuerza, haciendo que casi cayera al suelo. Alysa la ayudó a recuperar su estabilidad para poder llevarla a un lugar seguro. Pero, cuando vio a lo lejos cómo empujaban también a su hermana, tuvo que pedirle a Daemon que cuidara de ella.

—¡No entres ahí, Alysanne! —le ordenó al verla introducirse en el caos, dentro de toda la gente alterada, preocupándose por ella. Pero la Velaryon no podía dejar a su familia sola.

Fue por Laena, empujando a quien se interpusiera en su camino hasta llegar a ella. Al verla y tomar su mano, la ayudó a salir de ahí, y le ordenó irse con sus padres. Llamó al guardia más cercano para que la acompañará. Una Laena asustada aceptó y se fue.

Luego, Alysanne fue en búsqueda de su hermano, teniendo que sumergirse más a profundidad en el caos. Ahí pudo ver cómo un agresivo miembro de la Guardia Real atacaba a alguien que conocía, a alguien que su hermano amaba como a nadie. Ella vio a Leanor en el suelo, prácticamente inconsciente. De inmediato actuó, sacó su daga y la clavó en el cuello del atacante con facilidad, haciendo que gritará de dolor. Ella, luego de desearle la muerte, dejó que se fuera por el momento. No quería más destrozos.

La gente quedó aterrada, y empezó a dispersarse luego de considerar que todo ya había acabado.

Alysanne se acercó al hombre en el suelo, a quien habían atacado hasta morir. Su rostro estaba desecho y de seguro su cuerpo igual, era una imagen horrible. Vio cómo la gente dejaba el Salón del Trono, y entonces fijó su mirada en su hermano, que ya había recobrado la razón e intentaba entender lo que Alysanne cubría.

Cuando él se acercó, la Velaryon no pudo evitar su dolor. Sir Joffrey Lonmouth, el amado de su hermano, estaba muerto, y nada podría remediarlo.

Los gritos de Laenor se oyeron por todo el salón, sus lamentos fueron fuertes y supieron resonar en el interior de todos los que lo conocían y querían.

Alysanne no podía creer cómo de un momento a otro todo se había envuelto en llamas de dolor y pesar, en un fuego que tenía la capacidad de consumir todo a su paso, y no buscaba detenerse.

ya, pero alysanne siendo parte fundamental de su familia >>>

y la verdadera boda roja que se dio 😿

quería pedirles un pequeño favor, ¡voten y comenten! realmente se siente mal no recibir nada por lo que doy. y no espero que lo malinterpreten, yo amo escribir, pero nunca está mal que me hagan saber que sí les gusta lo que escribo. T-T

he pensando en poner un mínimo de votos para publicar nuevos capítulos, espero puedan comprender.

gracias a quienes sí interactúan con la historia, me hacen pasar un buen rato, los tqm. chausitoo. <3




































































































































































JEMIISA ©
09 / 11 / 22

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro