4 Reencuentro

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"Cada paso que des te dolerá como si caminaras sobre cuchillos afilados. Pero soportarás todo por amor al príncipe."

*

Lancelot no podía comer, ni dormir, ni sonreír sinceramente desde que lo rescataron. Estaba seguro de que la princesa Guinevere no era quien lo había salvado, pero como fue ella quien lo ayudó en la playa, el reino entero estaba convencido de eso. ¿Cómo contradecirlos, si la única pista que tenía era una voz hermosa? Sabía que sonaba como loco, pero igual, anhelaba con todas sus fuerzas regresar al océano. Le daba la impresión de que alguien lo llamaba.

Apartó aquella idea y ese deseo demencial para hacer lo que debía. Cumplir sus deberes, guardar las apariencias, y asegurarse de que nadie supiera su secreto, el cual era que visitaba la playa en que había naufragado cada mañana todos los días. Y entonces, llegó "ese día". Al rayar el alba después de una noche de tormenta, se quedó petrificado al ver un muchacho desmayado en la arena.

—¡Oye! —gritó, tratando de despertarlo. Estaba desnudo, su desnudez apenas cubierta por largo cabello plateado—. ¡Despierta! —Llamó. Entonces el muchacho abrió los ojos, y Lancelot sintió que su corazón se paralizaba al reconocer el zafiro y la esmeralda—. ¿Cómo te llamas? —El albino abrió los labios, pero de ellos no salió nada. Ni un sonido. Su corazón se hundió apenado, pero igual estaba decidido a prestarle auxilio—. Aguanta, ¿puedes ponerte de pie? —No podía, era como un cervatillo recién nacido—. Debes haber naufragado. Ven. —Ordenó tomándolo en brazos.

Acto seguido lo llevó como a una novia, y fue el turno de Tristán para sentir cómo su corazón se paralizaba. Le dolían las piernas, le dolía su voz, le dolía su hogar perdido y su aleta, pero igual, sentía que había hecho lo correcto. Lo había perdido todo, pero ahora podía ir tras su sueño, y aunque cada paso fuera doloroso, lo guiaría donde él estuviera. 


***

Las trampitas del amor UwU Hola a todos, aquí Coco, quien les manda un abrazo en este ombligo de semana, y quien espera que, con este clima tan tropical, estén disfrutando de este especial lleno de corazón, arcoíris y verano. Sobre las trampitas del amor que mencioné, ¡tengan cuidado! *_* Muchas sirenas caen en el engaño de creer que, sacrificando lo que son, conseguirán el amor de quien anhelan, ¡y no es verdad! Renunciar a quien eres solo para complacer lleva inevitablemente a la tragedia. Si no me creen, ¡lean este cuento en su versión original! >o< Solo esperemos que a Tristán no le pase lo mismo... ay diosas 💔 Nos vemos mañana para más. 



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