7 Sacrificio

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Y así, concluimos nuestro pequeño maratón del PRIDE  month mis coquitos ^u^ 🌈💕Muchísimas gracias por haberme acompañado. Acaba junio e inicia otro mes, pero esperemos que pronto tengamos más aventuras juntos. No les voy a mentir, me gustó escribir sobre los 4KOTA, estoy pensando seriamente en hacer más historias sobre ellos. ¿Les gustaría? ¿Qué parejas les gustaría ver? ¡¿Y cuándo?! *u* Bueno, hasta que ese momento llegue, mejor vamos a disfrutar y a leer el cierre de esta bella historia. Ya saben qué hacer 💋

***

"El amor más grande es el amor sacrificado. No hay mayor acto de amor que renunciar a uno mismo por la felicidad del ser amado."

*

—Sabía que había algo extraño en ti —rugió una voz a sus espaldas, una voz que sonaba como trueno y que tan bien conocía—. Es decir, además de haberte sacado medio muerto del océano. Sospeché que podrías haber sido enviado por algún reino enemigo para matarme, y esperaba que eventualmente te animaras a intentarlo —Lancelot había despertado. Llevaba despierto desde que entró a su cuarto, y al parecer, se preparaba para enfrentarlo—. Lo que no creí es que tuvieras las agallas de negarte y traicionarlos. ¿Quién te envió, Astro? Puedes decirme. Te recompensaré por tu lealtad, y me encargaré de que nuestros enemigos paguen por sus actos.

«Así eres tú», sonrió con alegría. «Siempre tan valiente y temerario».

—¡No lo soy! —se avergonzó el rubio, sin notar que le había leído el pensamiento—. Ahora dime quién eres en verdad, de dónde vienes y qué es lo que querías. —Se moría por decírselo. Habría dado el mundo por contarle. Entonces sintió un tremendo dolor en el pecho, y supo que era demasiado tarde.

«Adiós».

—¿Cómo que adiós? Aún no termino contigo —preguntó mientras palidecía, comprendiendo sus intenciones—. ¿Qué haces? —Su amigo ya estaba sobre la orilla del balcón, y tuvo que arrojarse al frente para impedir que saltara—. Espera, ¡alto! —forcejeaba. Se debatía contra él, tratando de lanzarse al vacío—. Detente. Para. ¡Te lo ordeno! —Fue obedecido en el acto, y el albino se relajó en sus brazos, terminando la lucha—. ¡Estúpido! ¿Por qué hiciste eso?

Pero él no respondió, ni con gestos, ni con señas, ni siquiera con el pensamiento. Se quedó ahí tan lánguido como si estuviera muerto, pero aún tenía los ojos abiertos. Lancelot no sabía si sentirse furioso o asustado.

—Ya basta de jueguitos. Contesta de una vez, ¿quién eres, y cuáles eran tus intenciones conmigo? —Tuvo que volver a sostenerlo mientras doblaba con violencia su cuerpo. Sin embargo, esta vez no era porque estuviera tratando de liberarse. Algo muy malo le estaba pasando, y no necesitaba poder hablar para que entendiera que estaba gritando. Su expresión de dolor lo puso de nuevo en alerta, y sintió terror cuando, en medio de su lucha muda, se escuchó el sonido de algo rasgándose—. No puede ser... —murmuró con un hilo de voz. Al fin, parte del secreto se había descubierto.

Lancelot miró con la boca abierta cómo, de donde a su amigo debían nacerle las piernas, había una larga cola terminada en aletas. Lo contempló mientras el otro gemía en silencio, y al final, no pudo evitar que a su rostro asomara una sonrisa.

—Una sirena. Lo sabía, ¡sabía que existían! —Tristán le sonrió de vuelta, y levantó una mano temblorosa para acariciar su mejilla. Estaba helada, fría. Y esto fue suficiente para traer a Lancelot de vuelta—. Agua. ¡Necesito llevarte al agua!

Lo cargó de nuevo en brazos como aquel día, esta vez, llevándolo a las olas en vez de sacarlo de ellas. Se sumergió hasta la cintura sin soltarlo del todo, y ahí, flotando sobre sus manos, vio como la maldición de la bruja se cumplía.

—No, no, no. ¡¿Qué está pasando?! —se disolvía. Sus cabellos plateados se convertían rápidamente en espuma, y su piel se desmoronaba como granos de arena—. ¡Astro! —gritó él, sintiendo que la vida también se le iba.

«Tristán».

—¿Qué? —se lo había dicho con las manos, los labios y el pensamiento.

«Así me llamo. Gracias por todo. Te amo».

—¿Qué estás diciendo? —le dedicó una sonrisa. Luego, todo fue silencio, y Lancelot por fin entendió lo que sentía—. Pudiste decirme tu nombre antes, idiota, ¿por qué no lo hiciste? ¿Por qué no me dijiste que eras tú, todo este tiempo? ¿Por qué me ocultaste quién eras? —Pero ya no contestaba. Al parecer, nunca más lo haría—. No me dejes. Por favor —Por fin lo reconocía. Pese a estar prohibido, pese a ser imposible, pese a ser opuestos y otras tantas mentiras—. Somos tontos sin remedio. Yo también te amo.

Y entonces, le dio un beso. Sus labios se unieron mientras lo que quedaba de la sirena se hundía, y Lancelot cerraba los ojos, anegados de lágrimas, las cuales se disolvieron mientras también se sumergía.

«Te amo. Por favor, no me dejes», le suplicó al silencio, incapaz de mirar cuánto de él restaba. «No me dejes, ¡no me dejes!», sentía que se ahogaba. Entonces entendió que eso estaba pasando, y abrió los ojos de golpe para encontrarse en brazos de su sirena. Ambos emergieron entre chapoteos, y Lancelot sintió su corazón paralizarse mientras escuchaba, por primera vez, su risa.

—Nunca hubiera pensado que me correspondías. Estoy muy feliz, incluso aunque ya no sirva de nada —dijo levantando su aleta. Por su cara escurría agua que podría haber sido lágrimas de alegría, pero pese a todo, parecía que aún se iba.

—No te irás —rugió el otro, entre la sonrisa, el llanto y la ira—. Estás loco si piensas que voy a dejarte.

—Pero...

—¡No! ¡Eres mío! —luego, volvió a besarlo con fiereza. Roto el dique, su amor se desbordaba como la marea.

—Lance —trató de oponerse cuando lo soltó para tomar aire—, no puedo quedarme. Ya no podría.

—Entonces llévame contigo. Tú ya lo diste todo por estar conmigo. Déjame hacer lo mismo. —A lo lejos, se escuchaban las voces de gente buscándole.

—¿Estás seguro? Perderías la corona, el reino, incluso tu vida en la tierra. Para ellos, sería igual a que en verdad te hubiera matado.

—¡Me estarías dando una nueva vida! —Estaban cada vez más cerca—. Sabes lo mucho que amo el océano, sabes que desde un principio ahí pertenecía. Por favor —pero la sirena aún parecía indecisa—. Por favor. ¡Tristán! —Eso fue lo que lo trajo de vuelta.

—Dilo de nuevo.

—¡Por favor!

—No. La parte en la que dices mi nombre —Una sonrisa tan resplandeciente como el sol que estaba saliendo iluminó el rostro del rubio, quien lo besó de nuevo antes de repetírselo.

—Tristán. ¿Nos vamos?

—Toma aire. Y sujétate fuerte. —Así, antes de que pudieran verlos, la pareja desapareció en las olas, abrazados en un mundo lleno de agua, luz, y todo lo que ellos eran. 


***

😂❤ Me encantan las historias con final feliz. Pienso que a eso se parece el amor verdadero: no cambiar a la persona amada, ni transformarte tú mismo por complacer; quererla como es, con sus peculiaridades y todo; estar dispuesto a reconocerlo que sientes, incluso si a otros les parece incorrecto. En todos los universos, cualquier género y cualquier preferencia que tengas, todo comienza con aceptación. La historia de amor del príncipe y la sirena acaba aquí, mis coquitos, pero esperemos ver mucho más de esto en más historias y en la vida real. ¡Los amo mucho! ¡Y espero verlos pronto en otra historia! 💝

Posdata: como siempre, voy a traerles un epílogo mañana, pero es picante 😏🔥 Así que si prefieren quedarse con la versión inocente y dulce de hoy, ya no hay nada más por leer. Ahora sí, nos vemos pronto por aquí 💋



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro