❝¿Me amas?❞

Dicen que el amor es ciego, que nos nubla la vista y nos hace creer en promesas imposibles. Yo, sumida en las tinieblas de este amor, puedo dar fe de ello.

El amor, una fuerza poderosa que nos impulsa a lo irracional, nos lleva a comprarnos con la otra, a intentar ser una copia pálida de aquello que anhelamos, solo para obtener una migaja de atención.

Pero el amor verdadero no se basa en imitaciones, no se compra con sacrificios ni se conquista con juegos de roles. El amor verdadero es libre, es honesto y busca la felicidad del otro, no la propia satisfacción egoísta.

Mi primer encuentro con Joohyun fue como un relámpago en la noche. Un flechazo fulminante que encendió una llama en mi interior, una llama que con el tiempo se convirtió en un incendio voraz.

Su sonrisa, como el sol radiante, iluminaba mi mundo. Sus ojos, profundos como el mar, me atrapaban en un remolino de emociones. Su voz, suave como la seda, me susurraba promesas de un futuro juntos.

Yo, ingenua y enamorada, me entregué a ella en cuerpo y alma. Creí en sus palabras, en sus promesas de un divorcio inminente, de una vida juntas llena de amor y pasión.

Pero la realidad, como un balde de agua fría, se encargó de despertarme de mi sueño. La esposa de Irene, una mujer hermosa e imponente, era una presencia constante en su vida. Una sombra que eclipsaba mi luz, un fantasma que acechaba en cada rincón.

Intenté imitarla, copiar su estilo, sus gustos, su forma de hablar. Me convertí en una sombra de mí misma, en una actriz interpretando un papel que nunca me pertenecía.

Pero nada fue suficiente. Joohyun siempre la miraba a ella con ojos llenos de cierto amor, con una devoción que yo jamás podría igualar.

Tócame, aunque el fuego no habite en tu piel, que en la frialdad de tu tacto, mi anhelo se enciende.

Lléname de ti aunque sea mentira, que en la falsedad del momento, encuentre un fugaz alivio a mi agonía.

Sin la esperanza de un futuro juntas. Pero aún así, te anhelo, te deseo, te necesito.