Capítulo XXXVII

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Repaso por ultima vez las recomendaciones para antes y durante su "primera cita". ¿Por que los humanos tienen ese tipo de "rituales" para encontrar pareja?; durante su crianza en el purgatorio, se comprendió que los demonios tienen otro tipo de instintos respecto a las parejas de vida, por que eso eran, una pareja para toda la vida. En cambio, los humanos solían de tener sentimientos confusos y cambiantes, un día decían amar y al otro ya se odiaban a mas no poder, usando de excusas las infidelidades o el derecho de los hijos; era estúpido.

Aun así se esmeraba por ser mas como ellos, ¿razón?, le traía recuerdos nostálgicos. Agito su cabeza espantando esas memorias para volver a concentrase  en las pequeñas letras. "1,-Tener en cuenta tus objetivos. Eso era fácil, le parecía agradable conocer mas a la hermosa mujer rubia mientras fortalecía su empatía por los humanos, después de todo había decidido quedarse ahí, olvidándose de su naturaleza.

La segunda instrucción era un poco mas confusa, ¿Qué tenia que ver la apariencia?, creía que los sentimientos recíprocos era lo único que importaba en una relación, pero al parecer no. Se hundió de hombros restándole importancia. Entre otras cosas encontró desde buenos temas de conversación y como controlar los pensamientos, no era la gran cosa en realidad, no era tan difícil.

—Oye Zel— escucho la voz de la mujer —Ya estoy lista— comento con emoción en su voz, Zeldris dejo el libro sobre la mesa para dirigirse a la fémina, pidiendo su mano para encaminarla a las afueras de la vivienda.

[...]

El rubio se mantenía sereno saludando a cualquier compañero entre los pasillos del castillo, su sonrisa ladina y su semblante relajada, optando por su postura con las manos detrás de su nuca, siseando entre la nada hasta llegar al aposento de su amada princesa. Aun que no lo demostrara, ese lugar lo mantenía emocionado y curioso a cuando seria su próximo encuentro, moría ansioso por volver a amarla por completo, tocarla lentamente y aspirar ese aroma tan sensual que lo drogaba. Sin duda, un deleite para sus emociones.

Borrando sus pensamientos, toco un par de veces antes de abrir ligeramente la puerta encontrándose solo con la dama de ojos morados sentada a la orilla de la cama.

—Buen día, Diane— alzo su mano a modo de saludo —¿Y Elizabeth?— la castaña suspiro con pesar aburrimiento.

—Acaba de entrar al baño. Últimamente se despierta muy tarde— respondió disimulando la picardía en su voz —Me pregunto que la mantendrá despierta— 

La risita caprichosa y sutil causo un tenue sonrojo en sus mejillas; sus palabras fueron como un escalofrió recorrer su columna de forma dolorosa. Se limito a hundirse de hombros tratando de ser indiferente a su curiosidad.

—Quizás se mantenga leyendo algunos de sus libros— Diane negó ligeramente al percatarse de la pequeña mentira blanca por parte del nervioso rubio, por lo que decidió dejar de indagar mas.

—Tal vez, pero creo que aun tardara un poco mas— dijo mientras se levantaba de su lugar para estirase un poco —Iré un rato con Elaine, en un rato vuelvo—

Como si hubiese sabido de la ansiosa necesidad de privacidad por el capitán con la chica, salió de la habitación dejando al mismo con una enorme tentación al otro lado de la puerta frontal.

Mientras tanto, Elizabeth se sumergió completamente sobre la fina capa de espuma, el vapor acariciaba su piel desnuda y sus hebras plateadas se mantenían sujetas en un moño alto con un par de palillos. Un suspiro salió de sus labios, comenzando a pasar el jabón liquido por su cuerpo, enfocándose en sus brazos y pecho.

Un sonrojo apareció en sus mejillas pálidas al notar una traviesa marca rojiza entre sus pechos, así como otras en sus hombros y estómago. Agradecía que esta vez no estuvieran mas notables y que por suerte sus ropas cubrieran la mayoría, pero seguía sin poder usar escotes sin que alguno se asomara vergonzosamente; sin embargo, no le molestaría volver a sentirlo tocándola de esa manera pasional en la que el sabia hacerlo, un gozo para su sensibilidad.

El sonido de la puerta abriéndose llamo su atención, mas no se molesto en cubrirse al ver que se trataba del protagonista de sus fantasías; se mordió el labio inferior ligeramente al verlo sin la parte superior de la armadura, quedando solo con las grabas sobre sus pantalones negros y su camiseta roja sin mangas, dejándole una buena vista de sus brazos trabajados.

—¿Meliodas?— volteo a verle como en silencio se acercaba a ella quedando a sus espaldas.

Cerro los ojos al sentir sus cálidas manos posarse en sus hombros húmedos masajeando ligeramente sobre sus músculos tirantes, logrando así que comenzara a relajarse sobre el agua.

—Estas tensa— murmuro en su oído antes de depositar un casto beso en este sacándole un jadeo titubeante. 

Sus mejillas se sonrojaron ladeando su cuello dándole acceso a el, las pequeñas succiones erizaban su piel, mas cuando las manos de el descendieron por sus brazos impregnándose en el agua espumosa de olor a jazmines. Esta vez sus caricias eran distintas, le hacían sumergirse en relajación soltando una bocanada.

—Mhh— jadeo, las manos ajenas rosaron los costados de sus senos y por debajo de ellos, descendiendo por su estomago —M-Meliodas...— tembló al sentir las yemas en la línea de su entrepierna sin tocar directamente, así continuo subiendo y bajando relajando su cuerpo.

Sin embargo, a la vista del rubio la tentación de su cuerpo mojado lo seducía, sus suspiros, su suave respiración, sus labios entre abiertos, sus pechos asomándose sobre el agua, un deleite para sus ojos. Cerro sus ojos perdiéndose en su aroma, pasando su lengua por su cuello teniendo cuidado de no dejar evidencia de sus travesuras.

Las manos de la princesa siguieron las de Meliodas, tratando de motivarlo a que la tocara directamente, su cuerpo rogaba por ese calor sobre ella, pero el parecía no sobrepasar ese limite entre la inocencia y la lujuria.

—Creo que es suficiente— detuvo sus movimientos sacando sus manos del agua —Se preguntaran porque tardas tanto— explicó al ver su mirada confusa, pero aun así no cambio su expresión.

—De acuerdo— suspiro con desilusión cosa que el capto y aunque no le hubiese gustado detenerse, sabia que en cualquier momento la castaña regresaría.

—Tranquila princesa...— beso su mejilla —Te espero afuera— dejó un ultimo beso en su coronilla antes de erguirse para salir del baño tomando una pequeña toalla de paso para secar sus manos.

Elizabeth suspiro con amor sumergiéndose en el agua. Sabia de la enorme voluntad de acero que su caballero poseía, todo por ella y su estatus en la jerarquía, lo tentativo y tenaz que era de un momento a otro, la manera en que demostraba su afecto en pequeñas acciones ; cualidades que solo la dejaban deseosa.

Mientras tanto, Meliodas terminaba de acomodar su guantelete justo a tiempo antes de que la castaña ingresara a la habitación de regreso.

—¿Todavía no termina de asearse?— cuestiono con falso asombro, el solo negó ligeramente con una sonrisa —Me pregunto porque tardara—

[...]

Las risas no cesaban, la charla continuaba con relajación y hasta cierto punto de confianza pues, Zeldris había sido del todo cuidadoso con no revelar detalles de él o cualquier procedente se su origen y pasado, lo menos que quería en ese momento era asustar a la única persona en la que había confiado y había recibido en su antiguo hogar, pero ¿de que hablabas con una persona con quien vives día con día?. No había casi nuevo que contar o conocer, al menos no de su parte.

Él se había dedicado a escucharla hablar, de su familia y cercanos, todo de su entorno a su alrededor. Cada gesto, cada sonrisa, cada brillo en sus ojos era grabado en su memoria, admirando las cosas pequeñas que delataban su felicidad; ¿Qué era esta emoción?.

—Después de suplicar como mendiga, al fin Hawk me dio el empleo— suspiro avergonzada al recordar hechos pasados —Ese maldito es un arrogante vanidoso— el contrario negó levemente.

—supongo que todos se avergüenzan solos— soltó una carcajada amortiguada.

—¡Oye!, recuerdas quien te ayudo a obtener el empleo— alzo la ceja mientras se cruzaba de brazos —Después de todo encontraste lo que buscabas—

—Y estoy agradecido contigo. Creo que iré por mas cerveza, ¿quieres algo?— cuestiono parándose sobre su lugar, ella negó levemente.

—Después— este asintió retirándose a pedir su ansiada bebida. No perdió tiempo en posar la mirada en su compañera, observándola a lo lejos como degustaba de su comida, sin embargo, su ceño se frunció ligeramente al ver un joven acercarse con una sonrisa zancarrón. 

Ella correspondió su gentil saludo y mostro una amplia sonrisa amable mostrando sus pequeños colmillos a l varón frente a ella, causándole un extraño enoja en su cuerpo, como si se tratase de otro demonio en su territorio. Su cuerpo se tenso al punto que al momento de que el cantinero le diera su bebida el solo se lo arrebato de las manos sin molestarse en  agradecer, pues sus pies dieron pasos pesados de regreso a la mesa que compartía con Gelda.

—Ya regresé— dijo en voz sepulcral y oscura que causaron escalofríos en ambos.

—Z-Zel...— titubeo por su tono, un aura de terror desprendía, un semblante frio y una chispa asesina, todo esto manteniendo una ligera sonrisa —Te presento un viejo amigo, Doni— el aludido vio con arrogancia al mas bajo.

—Un gusto muchacho— ladeo vanidosamente la comisura de sus labios —Tu debes ser...—

—Zeldris— respondió con poco agrado.

—Nunca había escuchado un nombre tan atávico— dijo burlón e indiferente posándose al lado de la mujer de ojos violetas —Bueno, no te molesta si hablo un rato con ella verdad— la forma en que la abrazo por el hombro fue la mecha que prendió la hoguera.

—Claramente me molesta— respondió sin rodeos sorprendiendo a su compañera ante tan directa actitud —Me  molesta tanto que podría lanzarte lejos si no te vas por las buenas — enunció sin importarle quien lo escuchara, a lo que el contrario soltó una carcajada.

—Que directo eres, me caes bien, pero si nos disculpas...— volvió a enfocarse en la rubia, sin embargo, el breve momento en el que veía como esos ojos verde se tornaban en negro con un extraño poder maligno le hizo echarse para atrás repentinamente.

—¡Oh!, ¿estas bien?— preguntó la despistada chica que no se había percatado de lo anterior, llevándola a sorprenderse por su repentina lejanía y sentimiento de pavor marcado en su rostro —¿Qué sucede?— ella notó que veía con temor al pelinegro, sin embargo al voltear a verlo, el ya había desviado la mirada mientras bebía gustosamente.

—Na...N-Nada— se levantó del suelo tratando de actuar con normalidad —Solo olvidé algo, pero te veré después linda— guiño el ojo para salir corriendo del lugar dejando extrañada a la mujer.

—Eso fue raro— musito.

—Tal vez— sonrió ligeramente recuperando su asiento, recuperando aquella conversación con Gelda —¿De que hablábamos?—

Hermosa tarde fue tanto para el oji verde como para la joven rubia,  tanto que el pelinegro ya deseaba una próxima cita pues esta había llegado a su fin. Ahora tenia sentido y comprendía ese lado, a las personas solo disfrutaban del sentimiento de sentirse amados, la mayoría no amaba realmente, lo había notado con la presencia del amigo de Gelda; un hombre tan casanova como vanidoso y egocéntrico.

Un suspiro salió de sus labios; por otro lado aun mantenía dudas respecto a la rubia, ¿realmente ella seria su pareja?, no podía equivocarse y darle falsas ilusiones, en cambio el temor a esos sentimientos cambiantes le daban miedo; si el la escogía como compañera y aceptaba, se vería obligada a corresponderle de por vida, aun si después esos sentimientos marchitaban.

Un escalofrió recorrió su cuerpo, un extraño miedo lo invadió atravesando su decepción ante un rechazo. Tal vez indagar mas no seria mala idea después de todo.

Gelda abrió la puerta, suspirando mientras ingresaba a su hogar junto en inquilino; sus mejillas se sonrojaron al recordar su tarde junto el pelinegro. Se sentía dichosa y su corazón palpitaba emocionado, pues poco a poco se había enamorado.

Los ojos violetas encontraron el extraño libro que el azabache leía a sus espaldas, intrigada lo tomo frunciendo un poco el ceño.

—Q...¿Qué es esto Zeldris?— cuestionó al ver la curiosa portada de aquel libro de escasas hojas que el promedio. Por otro lado, el aludido se tenso al verla tan concentrada con el título del libro.

—Eso no es lo que...— trato de arrebatárselo pero ella se dio la vuelta, frunciendo el ceño al sentirse incomprendida.

—¿Amor para idiotas?—  el oji verde trago saliva al ver su semblante desilusionado, triste y decepcionado.

—No lo tomes a mal, solo experimentaba— esto fue como un golpe bajo para la rubia.

—¿Experimentabas?— jadeo —¿Te refieres que no vas en serio?— apretó el libro arrugando las hojas —¡¿Solo estabas jugando?!— Zeldris retrocedio al caer e cuenta en como lo había dicho, aunque de cierta manera se sentía aun inexperto, curioso y confundido por sus propios sentimientos que simplemente tenia miedo de no saber como expresarlo correctamente y ahora por culpa de no expresar nada, había dicho todo.

—No, no lo quise decir así— trato de darle vuelta a la situación, pero la condolencia de la rubia era irremediable —Solo tenia curiosidad de...— la rubia interrumpió lanzando el libro agresivamente mientras unas pequeñas gotas se asomaban de las comisuras de sus ojos.

—¡Curiosidad!. ¡¿Y por eso me tomaste a mi como tu conejillo de indias?!— soltó con dolor con su puño en su pecho —Yo creí que sentías algo, te creí diferente, pero solo me estabas utilizando por tus curiosidades egoístas— lagrimas de dolor se deslizaron por sus mejillas. Un extraño e incomodo sentimiento se vio reflejado en los ojos verdes al ver el brillo de su llanto, le dolía y sentía empatía al verla así a pesar de ser el causante, sin embargo, ella se decepcionó por su silencio —Eres un idiota— sollozó corriendo a encerrase a su habitación con el corazón en la a garganta y el alma desgarrada.

—Gelda, espera, ¡eso no...!!— —Maldita sea— golpeo ligeramente la pared con su puño, suspirando recargándose sobre la fría superficie solida. 

¿En que pensaba al decir eso?, nada, absolutamente nada mas vino a su mente; el temor le invadió que sólo se le escapó la verdad de sus intenciones. Doloroso o no, esa era su naturaleza, un demonio cruel y frío, de impulso sanguinario y salvaje, la sangre violenta corría por sus venas y la indiferencia al lastimar era placentero, pero ahora se maldecía por serlo.

Estaba tan centrado y seguro de querer estudiar los sentimientos humanos que olvido que el ya era la mitad de uno, de lo contrario no hubiese sentido ese zumbido de su corazón al ver a la chica que había lastimado. ¿Qué debería hacer?.

Mientras tanto, a lo lejos de Britania, un gruñido de ira salió disparado en eco de los labios de aquel ser divino de largos cabellos negros, bailando con los vientos al igual que las sedas blancas que usaba.

—¡¡Ese par de imbéciles se fueron como los viles cobardes que son!!— choco su puño contra una de las columnas blancas adornadas de arreglos florales —Seguramente regresaran al reino de Liones— el platinado rechisto indiferente ante la actitud histérica de su hermano mayor, cada vez comprendía menos la actitud obsesiva y vengativa, ese pequeño trauma que se negaba dejar.

—Y, ¿Qué sugieres?— cuestiono, sin esperar nada bueno cuando una pequeña sonrisa se formo en su semblante fruncido; tenia un plan y lo sabia.

—Partir ahora mismo— Mael ladeo una mueca tratando de oponerse a la petición, sin embargo, la llegada de una tercera diosa de cabellos rosados interpuso con un aleteo de una posible discusión.

—Mi señor Ludociel— suspiro con determinación en sus ojos azules —Yo iré con ustedes— el pelinegro bufo dándole la espalda.

—¿Qué te hizo cambiar de parecer?— cuestiono con ligeras sospechas en su cambio de postura.

—Elizabeth necesitara asesoría en cuanto se entere de su naturaleza divina, entrara mas fácil en confianza conmigo— dijo tan calmada de manera en que el arcángel no notara sus verdaderas intenciones.

—De acuerdo— afirmo en un firme sentimiento —Al fin, esta será mi venganza

.

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Ok, a partir del siguiente capítulo no les daré ningún tipo de spoiler, responderé a sus comentarios, pero sin nada que les diga que pasará. Ni aunque me lloren, ni me rueguen :v

Y seguramente muchos ya me estarán odiando por lo que pasó con Zeldris y Gelda, pero tranquilos que apenas estoy calentando >:3...

Pero cuéntenme, ¿Qué les pareció el capítulo?.

Sin mas, gracias por leer y nos vemos en la próxima.

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