Entre inicios y misiones

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Binghe dedujo que su pierna no estaba tan lastimada como pensaba ya que solo sintió húmedo el pantalón sin embargo a los pocos segundos el ardor de la herida le imposibilitó mover la extremidad y aunque se arrastró solo consiguió que el suelo se fuese manchando dejando rayones de su propia sangre.

Escuchó el portazo de la casa ajena y gruñó, azotó los puños contra la loza y resopló pensando en cómo pediría perdón, como siempre su rudeza ganaba y le volvía un imbécil cuando interferían en su trabajo; clara prueba de ello había sido Mobei Jun sin embargo las cosas se tornaban diferente porque a quien había herido era la persona que amaba.

—¡Imbécil! —Se maldijo dejando caer su cara contra el suelo— ¡Prometiste que no lo volverías a lastimar, imbécil!

Binghe consideró que había sido Shen Jiu quien había solicitado la ambulancia ya que los paramédicos abrieron la puerta al no estar asegurada y se apresuraron a atender al francotirador quien solo se dejó ayudar cuando lo subieron a la camilla.

—¡Solo es una maldita herida superficial! —Gruñó molesto observando la casa ajena. Deseaba que Shen Jiu saliese a su encuentro y lo acompañara al hospital, más eso no pasó y contrario a ello solo logró notar que no existía movimiento alguno en el interior ya que no veía nada por las cortinas cerradas.

Entre gruñidos y malas contestaciones, explicó que era un sargento y que se encontraba revisando una vieja arma que tenía guardada, tal era su vejez que esta no portaba seguro por lo que accidentalmente cayó al suelo y soltó un disparo dándole en el costado de la pierna.

Los paramédicos dudaron unos instantes hasta que Binghe les solicitó que lo mandaran al hospital militar donde le recibieron de inmediato, aclarando las dudas de los paramédicos.

En el hospital, varios acudieron a saludarle y también a saciar su curiosidad puesto que Luo Binghe era el mejor en las armas y no se explicaban como había sucedido aquel suceso; la molestia del francotirador solo incrementó ya que él solo deseaba ver a Shen Jiu, lo que menos le importaba era su pierna, incluso él mismo exigió que le colocaran un simple antiséptico, le cosieran y lo dejaran marchar rápido.

Aproximadamente dos horas después logró salir del hospital; por seguridad no podía hacer movimientos bruscos ni ejercicio por lo que su pierna debía mantenerse inmovilizada un par de días para su pronta cicatrización, el soldado que le llevó a casa no cuestionó nada puesto que la mirada molesta de Binghe indicaba que ante la menor provocación explotaría y asesinaría, así que solo cumplió su labor de llevar al sargento a su hogar.

Para sorpresa de Luo Binghe, cuando llegó el auto de su novio ya no estaba, dedujo al instante que quizá se había ido de nuevo a la empresa de publicidad ya que de ahí venía inicialmente, así que lo esperaría desde su hogar para observar desde la ventana la llegada del pelinegro y así rogarle que hablaran, había cometido muchos errores y estaba dispuesto a enmendar cada uno con tal de que su novio estuviese de nuevo a su lado.

Lentamente tomó asiento, con las cortinas abiertas y un tazón de cereal en mano, se sentó a esperar una llegada que no sucedería. Abordó sin pensarlo la esperanza de volver a ver al chico de sus sueños, aquel que le hacía sonreír y le daba motivos para vivir, aunque las palabras del más bajo resonaron en su mente respecto a la medalla de honor, no hubo impedimento para seguir creyendo en que lo volvería a ver por la noche.

Se quedó dormido esperanzado, sin saber que del otro lado de la calle, una casa ya había sido deshabitada y bien limpiada eliminando toda la evidencia de que hubo alguien ahí.

Cayó en el profundo sueño anhelando encontrarse con su pareja, aun cuando esta en realidad yacía en el pequeño departamento frente a la playa que se coronó como su primera cita.

—Señor —la apagada voz de Shen Jiu fue un susurro que causó en Qingyuan confusión, aún si no estaban frente a frente, el mayor intuía que su secretario estaba mal—... ¿puedo verlo mañana?

—¡Claro que si A'Jiu! —respondió animado antes de bajar el tono de su voz— ¿Ocurre algo? ¿Estás bien?

—Sí, supongo que solo estoy cansado, he estado celebrando su victoria en privado. —Pretextó fingiendo una baja risa.

—Está bien A'Jiu, mañana puedes venir ya sabes que te recibiré gustoso.

—Nos vemos mañana señor, descanse.

Al colgar dejó caer el móvil al suelo, su brazo quedó colgando y suspiró, la postura fetal en la que se encontraba solo evidenciaba su fragilidad; cerró más las piernas contra su tórax y se abrazó ocultando con una almohada su rostro que aún desprendía lágrimas.

¿Por qué pese a saber lo que era le dolía tanto?

Luo Binghe le había dicho la verdad, era un espía sin identidad, tantos años trabajando como agente le coronaban como el rey de las mentiras y aunque agradecía a su mente por no generar un problema mental o peor aun no caer en la locura por tantos secretos; Aun sabiendo eso, las palabras de Binghe le habían dolido.

Había trabajado diez años figurando como diferentes personas, cada una más alejada de la otra, ahora ya no sabía si era secretario, mercadologo o espía, se sentía perdido y olvidado.

Sentía que ya no se recordaba como lo que era, un hombre de nombre Shen Jiu, uno que había estudiado idiomas, que amaba la psicología, un extranjero que gustaba de la nieve y el día sin sol, era quien amaba comer panquecas con mermelada mientras caminaba por la acera congelada. Era el que disfrutaba de ver películas románticas americanas porque solo mediante ellas podía proyectar e idealizar la forma de su amor perfecto.

Y ahora; no sabía quién era ni lo que haría porque tan grande había sido su decepción para con Luo Binghe que ya no se sentía como Wu Qingqiu; «¿por qué ya no?» fue lo que se preguntó mientras ahogaba un sollozo contra la almohada.

La respuesta acudió a él tan fácil que no tuvo que pensar demasiado; su verdadero sentir había sido a causa de que Binghe había guardado sus pensamientos prácticamente desde el inicio de su relación y habiendo visto la fragilidad emocional de quien era, reservó lo mejor para así dañarlo en momentos crueles, tales como los acontecidos en la mañana.

Hubiese preferido mejor una pelea física, un golpe a su mandíbula o sentirse asfixiado por el cuello, aquello sonaba incluso mejor que ser señalado como el asesino de sus padres que pese a ser real había sido porque lo habían forzado, él se había entregado a la muerte siendo creyente de que moriría junto a ellos. Más no fue así y ahora se encontraba en una habitación llorando y lamentándose por haber sido un idiota enamorado que expuso su verdadero ser ante alguien que le había dañado muy profundamente.

Internamente se reía de él mismo ya que en las películas mostraban escenas similares y aunque consideraba eso como algo exagerado no dejaba de sentirse empático con los actores; ahora que se encontraba en la misma situación caracterizaba todo el dolor tanto en su posición como en la postura de ahogar el llanto para no ser escuchado, aún cuando sabía que nadie le oía.

Y lo peor para él fue saber que no estaba en una película que no exageraba su sentir, todo era tan real y autentico que dolía hasta para respirar.

Cuando la tarde comenzó a caer y la noche llegó para cobijarlo, se levantó de la cama y acudió directo al cuarto de baño, el espejo solo le daba la cruel bienvenida al mostrarlo como una persona agotada física y emocionalmente, sus ojos yacían hinchados y sus mejillas lucían caminos secos de lágrimas, negó sintiendo la miseria recorrer su cuerpo, misma que le causaba asco por sentirse débil.

—Mantuve a Wu Qingqiu vivo para ti y ¿así me pagas? —Estrujó sus manos contra el borde del lavamanos— Quiero ser yo de nuevo, quiero sentirme nuevamente Shen Jiu aunque tenga trabajo por cumplir, quiero verme como lo que fui y dejé olvidado por la sombra de mi pasado.

Y fue así como enjuagó su rostro, se consintió al darse un masaje facial y revivió su piel gracias a las cremas hidratantes; incluso consideró el hecho de peinar como solía hacerlo cuando joven y aprovecharía que su cabello estaba ligeramente largo para hacer una pequeña media coleta que le hacía lucir diferente.

Ahora se apreciaba su rostro iluminado, dándole ese toque extranjero que le hacía realzar la finura de sus rasgos, tras acabar con aquel procedimiento, acudió a la cocina para ver qué era lo necesario para la dispensa, dándose cuenta de que requeriría prácticamente de todo.

No tenía deseos de salir pero era mejor exponerse en la noche al día donde las calles se volvían tan transitadas de gente y autos que le causaba un sofoco social.

Armándose de valor y aún con la mirada acuosa, abandonó su departamento para comprar lo necesario, tal vez unas vacaciones de los alimentos sanos y dietéticos no vendría mal porque justo ahora lo que anhelaba era una charola de carne de res picante, unos pinchos de pescado y también varias brochetas de tanghulu, cualquier cosa callejera sonaba tan bien para él que fue lo que le animó a salir.

Comió cada cosa en un local diferente, al ser comida callejera no había mesas fijas ni establecimientos dignos de sentirse acogido por lo que degustó su cena de pie mientras observaba a lo lejos el mar.

Habiendo saciado su apetito, compró lo necesario para su despensa, avanzó a pasos lentos por el malecón observando y escuchando el mar tranquilo, la playa estaba desierta y prácticamente le gritaba que se adentrara a disfrutar de la arena pero Shen Jiu sabía que aquello no era correcto por ahora y no porque tuviese pensamientos suicidas no, en realidad él no se internaba porque temía llenar de tierra sus alimentos y ante todo el prefería la higiene.

Caminó hasta su departamento donde tras acomodar toda la compra se elaboró un café para degustarlo en total silencio, solo la luz de su lámpara iluminaba en la habitación donde yacía sentado.

Se sentía extraño, vacío y sin energía, la tristeza mermaba lentamente por su cuerpo de forma diferente a lo que él creyó, su inexperiencia en el amor le hizo saber que dolía más de lo pensado ya que todo malestar y pensamiento tortuoso pasó a su cuerpo manifestándose mediante dolores de pecho y cabeza.

Los recuerdos felices martilleaban constantemente creándole una ansiedad poderosa que hacía sentir que su corazón podía salirse de su lugar por latir tan fuerte, así como la sudoración en la frente por estar pensando en Binghe y su bienestar.

Finalmente y cuando su café se acabó, se acurrucó de nueva cuenta en la cama, abrazando la almohada e imaginando que quien estaba en sus brazos era Luo Binghe, más la ilusión se esfumó al momento pues al apoyar su cabeza sobre las suaves plumas estas cedieron su peso y no se mantuvieron firmes como el pecho de su ahora ex novio.

Cerró los ojos con fuerza y se forzó a dormir, deseando con toda su alma no soñar con quien tanto amaba, porque ahora lo que necesitaba era retomar la rutina de alguien inexpresivo y profesional.

—¡A'Jiu! —Qingyuan sonrió animado al ver de nuevo a su antiguo secretario, pese a haber pasado tres días solamente, él ya le extrañaba.

El nombrado se levantó del asiento, al encontrarse en la sala ahora era tratado como un invitado; hizo una reverencia al ver a Yue y ajustó discretamente los bordes de su traje.

—¡Señor, que gusto verlo!

—¡Más gusto me da a mí! —Observó el peinado informal que estaba adornado con una pequeña peineta de plata y jade verde por lo que asintió un tanto asombrado— ¡He de confesar que luces diferente, muy bonito!

—Gracias por su cumplido. —Shen Jiu volvió a hacer una reverencia cortés antes de cuadrar los hombros— ¡Señor he venido aquí a solicitar temporalmente y si se me permite, mi trabajo como secretario!

—¿Cómo? ¿Por qué? —Yue observó preocupado al rubio.

—Me entregarán mi nuevo hogar hasta mediados de agosto y nadie quiere contratarme por el lapso de dos meses —mintió bajando la vista, sabía que Qingyuan era manipulable pero justo ahora el hacerlo solo le hacía sentir culpable. Era una mentira justificada ya que necesitaba permanecer a su lado hasta que llegara el día—, así que decidí recurrir a usted, comprendo si no puede devolverme el puesto pero...

—¡No A'Jiu no pienses eso! —Interrumpió al menor— ¡Puedes tomar tu puesto aunque ahora me gustaría que estuvieses más para Qinghua!

—¿Shang Qinghua? —Preguntó curioso.

—Sí, pese a no hacer público nuestro compromiso quiero que sí sea anunciada nuestra boda, es posible que en los próximos meses nos casemos —suspiró largo tomando asiento frente al ajeno—, con todo esto hemos pospuesto nuestra felicidad, llegué a la gubernatura pero a cambio a Tianlang Jun lo metieron a la cárcel y estos meses será procesado para darle una sentencia.

—¡Oh!

—Sumando el hecho de lo que le ocurrió al director, es terrible pero al menos el hombre pudo confesar lo que hizo y por qué —negó lentamente, mostrándose en desacuerdo—, Lao Gongzhu estuvo detrás de todo esto y también está incriminado directamente en su asesinato.

—¿De verdad? —Arqueó una ceja ya que no había visto las noticias ni tampoco sabía si el audio que edito había sido mostrado completo o no.

—Así es ¿crees conveniente que abra el caso de su esposa?

Shen Jiu selló los labios, la tensión en su cuerpo se fue generando lentamente, no le convenía a Gongzhu acarrear más problemas al decir que él mandó a matar a los dos candidatos, el caso de su esposa podía ser incluso de ayuda para no dejarlo salir pero incluso si ya era condenado, podía hablar y acusar a Binghe de haberlo ayudado, quedando como su cómplice directo y homicida doloso.

Su cabeza rápidamente anunció una severa migraña por pensar en eso, rogaba que el hombre no hablara ni metiera a Binghe en su propio fango, si sucedía otra cosa entonces tendría que actuar y esta vez sería utilizando tortura física con tal de hacer sufrir al hombre.

Sus ideas y posibles salidas se vieron interrumpidas cuando Yue Qingyuan le tocó el hombro con suavidad, causando que el pelinegro soltara un respingo seguido de un sobresalto.

—¿Estás bien?

—¡Oh sí señor! —Aclaró la garganta y asintió— Abra el caso aunque ¿no había perdido la evidencia?

—Es cierto —se frotó el mentón sumido en sus pensamientos—, aquella tarde donde te robaron la agenda, pudieron haberse robado también lo que tenía guardado.

—Es probable —Shen Jiu asintió, recordó que había culpado a la sirvienta, una que ya estaba muerta—, de ser así con lo que le hizo al director Woo es suficiente, no creo que le den pocos años ya que su acción fue horrible.

—Al menos el maldito va a pagar.

El silencio que se formó solo duró unos pocos momentos ya que fue el mismo Qingyuan quien olvidó el tema, sin embargo para Shen Jiu aquello solo era el inicio de un conflicto mental, quería ayudar a Yue Qingyuan, vaya que deseaba hacerlo pero por otro lado no quería involucrar a Binghe.

Lentamente subió la mirada al tiempo en que Qinghua hacía acto de presencia, sonrió sin poder controlarlo. ¿Cómo no lo había pensado?

No había mejor forma de cerrar los casos de los candidatos que cambiando el expediente, guardaría los reales para él mismo y los entregaría a su agencia como forma de cambio ante su retiro y para la SEMEFO dejaría los archivos falsos colocando otra valoración en la autopsia, lo mejor y más creíble era cambiar el arma y la munición utilizada, era el único medio que tenía para ayudar a Binghe.

Mientras él se sumía en sus pensamientos, Shang Qinghua se acercó a Yue y posteriormente a Shen Jiu, los tres hablaron sobre el retomar el trabajado del ex secretario y llegaron al acuerdo de que el de mirada esmeralda pasaría a trabajar para Shang Qinghua, siendo beneficioso para el menor de los tres puesto que así podía investigar mejor a quien había sido el secretario de su prometido.

—Solo te pido una cosa —añadió amable, al ver la cara interrogante de Shen Jiu, se apresuró a hablar—, conmigo no uses ropa formal, nada de trajes por favor, quiero sentir que trabajo con alguien de mi edad.

—De acuerdo.

—Me ayudarás a organizar mis horarios de citas para el evento de la boda y también con algunas cosas personales.

—Está bien —Shen Jiu se limitó a asentir, tenía que comprar una nueva agenda y también ropa informal. Bajó la vista y anotó todo en su móvil— ¿comenzamos el siguiente lunes?

—¡Por supuesto! —Shang Qinghua esbozó una sonrisa, observó a Yue y negó lentamente al ver que de nuevo su pareja lucía tranquilo.

—Siendo así, por hoy me retiro. —Tras hacer una reverencia se despidió de la pareja y se marchó del lugar.

Antes de irse y pensando en todo lo que había hecho, consideró el hablar sobre su situación sentimental, no quería ver a Binghe por lo que estaba seguro de que el alto le buscaría por todos lados.

Siendo fiel a su palabra quería desaparecer de su vida por completo así que se encargó de hablar con seguridad para darles estrictas órdenes de negar su paradero, alegando que no deseaba encontrarse con el hombre que había roto su corazón.

Los guardias comprendieron, era bastante obvio el cambio que había tenido el joven secretario por lo que respetaron su decisión y entraron en modo defensivo para negar al pelinegro por si el hombre se presentaba ante ellos para buscarlo.

Por otra parte, Shang Qinghua se sentó a lado de Yue y palmeó su mano con suavidad, chasqueó la lengua intentando reprender al mayor pero eso no funcionó porque el gobernador solo se rió de su actitud.

—¿Acaso no lo ves diferente?

—Cambió su estilo de peinado, eso es muy diferente.

—¡Tonto! —Shang sonrió dedicándole una caricia a su mejilla— ¡Xiao Jiu sigue mal, desde el incidente donde regresó golpeado él está totalmente devastado!

—¿Le habrá pasado algo a su familia? —Cuestionó preocupado.

—No —adoptó una pose pensante, rascó se mentón y frunció el ceño—, él ya no trae puesto el anillo de pareja.

—¿Tenía pareja? —Yue Qingyuan arqueó una ceja y adoptó una cara de sorpresa.

—¡Tonto despistado! —Negó sabiendo que por muy inteligente que fuese su prometido había temas que no manejaba en absoluto, así que solo se resignó a investigar por él mismo lo que le ocurría al ex secretario, así como también solventaría sus dudas que habían nacido a causa de la conversación con Tianlang Jun— ¡Espero acercarme más a él!

—¿Por qué?

—Porque el tiempo que estuvimos en su hogar me di cuenta de que es un chico bastante solitario, estuve indagando en todo lugar y no encontré nada sobre su familia, tampoco había fotos ni algo que se le relacionara como una persona social, hasta llegué a pensar que ahí no vivía nadie antes de nuestra llegada.

—Esa cabecita tuya piensa mucho —Yue acarició el antebrazo ajeno y sonrió—, serán buenos amigos.

—Lo mismo espero.

La pareja se sumió en un tranquilo silencio, el mayor abrazó al joven forense olvidándose de todo problema externo, habían dado grandes pasos, todo se estaba resolviendo tan bien para ellos que comenzaban a respirar tranquilos.

Por ahora.

El sonido de las olas de mar romper contra la playa era un calmante para muchos y para otros era solo algo mudo porque pese a ver el espectáculo, en sus mentes no había nada, solo vacío.

Así sucedía con Shen Jiu, quien yacía sentado en la arena abrazando suavemente sus piernas flexionadas, incluso se había decantado por apoyar el mentón entre sus rodillas mientras observaba el paisaje, uno que le sabía insípido y sin sentido.

Cada día había acudido a la playa para sentarse frente al mar y perderse en sus pensamientos, sabía que era algo masoquista y hasta patético porque él mismo se ahogaba en su miseria pero sentía que necesitaba expulsar toda esa tristeza mediante llanto y lejos de casa, ya que la soledad le asfixiaba a tal grado de que sentía que caería en la paranoia.

Se había negado el regresar al fraccionamiento donde vivía Binghe, así como también se había creado una rutina rápida mientras entraba a trabajar que consistía en desayunar un emparedado en un pequeño parque con vista al mar, seguido de ello recorría los establecimientos del lugar, incluso compraba ropa para armar sus nuevos vestuarios laborales, se saltaba la comida ya que aunque se forzaba a comer sabía que si tomaba el almuerzo o la colación se la pasaría con severos dolores de estómago.

Por la tarde tomaba asiento en la playa para ver la puesta de sol, perdiéndose en sus pensamientos y lamentándose por su vulnerabilidad a los sentimientos que tanto había cuidado. Entrada la noche paseaba por los mismos lugares deteniéndose en algún puesto callejero a comer algo simple y barato ya que no deseaba gastar en comida que después vomitaría.

Ahora, se encontraba en su mismo lugar a la espera de que las horas pasaran para tomar al día siguiente una nueva rutina a lado de Qinghua, todo se volvía más fácil, llegaría al mismo punto de buscar estar al lado de Yue Qingyuan para la fecha establecida y después se retiraría al norte de Huayue donde presentaría su retiro, solo así buscaría la paz en él mismo y comenzaría a buscar su propia identidad, aquella que era real y humana.

Lejanamente observó un yate, sonrió con lástima al recordar aquella cita bajo el fondo del mar, aquella donde él y Binghe se tomaron las manos por primera vez y fueron participes de una puesta de sol desde el bote.

—El amor es una mierda. —Expresó sintiendo que sus ojos se volvían a acuar por el recuerdo.

Se levantó con tranquilidad, sacudió sus pantalones y tomó sus mocasines blancos para retirarse, debía volver a casa para bañarse y tirarse a la cama donde pasaría otra noche de insomnio pensando en la salud de Binghe, él estaba seguro de que el disparo había sido lateral pero su lado paranoico le decía que quizá le había causado más daño del normal, incluso recurrió a su libro de anatomía para revisar si había dañado una vena o arteria importante y aunque todo indicaba que no, él se sentía culpable por haberlo dañado de esa forma, aun cuando su actuar fue contrario.

Sumido en sus pensamientos, se marchó del lugar, dejando atrás a un hombre que le miraba asombrado y boquiabierto porque ante la vista de él había cambiado tanto no solo por el cabello informal sino por ver la vulnerabilidad que demostraba.

Mobei Jun no creía en las coincidencias hasta ahora, que sin saberlo vio de cerca y en persona a Xiao Jiu, el secretario de Yue Qingyuan, la mente maestra y también al causante de sus fallos.

Pero sobre todo, no creía que su actitud fuese tan diferente a la foto que le había mandado Gongzhu porque pese a verse borrosa, mostraba todo menos debilidad y ahora verlo solo le hacía cuestionarse si era él o solo un espejismo de su deseo por encontrar y seguir a quien tanto problema le trajo.

Mantuvo su asombro unos instantes, acto seguido avanzó con su maleta deportiva contra su hombro y comenzó a seguirlo lentamente, sabía que Gongzhu ahora estaba en prisión preventiva pero eso no lo detendría de acabar con la misión que le habían dado, sería algo que solo guardaría para sí mismo, tal vez no acabaría con Yue Qingyuan pero sí con el causante de su desgracia.

Ahora se daba inicio a la persecución entre las sombras. Y una nueva misión daba comienzo de lo que para Mobei Jun sería su victoria asegurada para demostrarle a Binghe que era digno sucesor.

Aprovecharía que su amigo estuviese en casa reposando por el disparo accidental para abrirse camino y volverse la sombra del secretario, hasta encontrar el lugar correcto; y después, seguiría con Shang Qinghua para hacer a Yue Qingyuan tan miserable como pudiese.

—¡Bienvenido a mi mundo Xiao Jiu! —Esbozó una sonrisa arrogante sin detener sus pasos calmos cerca del triste secretario.

Uno que a consecuencia del desamor había bajado tanto sus defensas y paranoia que ahora pasaba como un ciudadano normal, alguien común y sin experiencia, sin saber que eso posiblemente le traería problemas mortales al estar en el punto del francotirador. 



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro