¡Oh sorpresa!

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—¿Qué fue eso? —Preguntó Shang Qinghua confuso.

—No tengo idea pero ahí viene el susodicho y lo mejor es que no intervengamos en nada ya que luce muy molesto. —Yue Qingyuan dirigió la mirada hacia otro lado.

Luo Binghe entró de nuevo al lugar, el ceño fruncido y la respiración agitada solo eran clara muestra de lo molesto que estaba. Mobei Jun su amigo leal se había fijado en Shen Jiu y eso no podía permitirlo, había hecho caso omiso a la declaración que había hecho el hombre sobre la noche que pasó con el espía porque no lo creía, le era imposible concebir esa idea, algo había detrás de esa escena para que su ex amigo lo dijera y por supuesto que lo investigaría.

—¿Familiares de —observó la tablilla— Xiao Jiu?

Binghe se aproximó de inmediato siendo secundado por la pareja que también se acercó para escuchar el veredicto.

—Soy su pareja —habló colocándose cerca del doctor— ¿cómo se encuentra?

—Bien; estable y dormido, se desmayó debido al dolor sin embargo y tras practicarle una radiografía de tórax descartamos cualquier indicio de fisura o fractura de costilla —habló neutral pero con el esbozo de una sonrisa—, la bala pasó rozando prácticamente por lo que la herida no dañó órganos importantes sin embargo he de señalar que presenta un cuadro de deshidratación y a juzgar por el color de piel y la temperatura en manos y pies, me temo que tiene anemia.

—¿Qué? —Binghe estrujó sus manos nerviosamente— ¿Ya le hicieron estudios?

—No y precisamente vengo a informar ello, le haremos un examen sanguíneo para saber el nivel que tiene, por ahora está fuera de peligro y si gusta puede quedarse con él ya que el horario de visita acabará pronto y el paciente no debe estar solo.

—Sí, sí.

—Señor... —interrumpió Yue al tocar el hombro del sargento.

—Luo Binghe. —Reveló atento al hombre que antaño estaba por matar.

—Señor Luo —aclaró la voz—, me gustaría pasar a ver a A'Jiu para cerciorarme de que esté recibiendo buena atención, usted pasará toda la noche a su lado así que desearía eso para retirarme tranquilo.

Binghe pareció considerarlo, mantuvo el rostro relajado un momento antes de asentir, generar celos estúpidos no sería benéfico para él, mucho menos considerando que su novio estaría dormido, así que permitió la entrada al gobernador mientras que el pequeño Shang Qinghua yacía lejos de él solo mirándolo con ese deje de amargura.

Luo Binghe deseo poder soltarle un golpe a ese muchacho que se creía superior solo por saber sobre Shen Jiu, no tenía ni idea de lo que había pasado entre ellos dos y solo se decantaba juzgándolo con la mirada; rodó los ojos y acudió a la silla a tomar asiento a la espera de la salida del gobernador, sería una larga noche pero al menos ya estaba cerca de su amor.

Por otra parte, Shang Qinghua no dejaba de mirarlo, había algo en ese hombre que no le generaba empatía, empezando por el nombre, sentía que ya lo había escuchado antes pero ¿Dónde? ¿Xiao Jiu mencionó a Binghe alguna vez? ¡No, ni siquiera cuando lloró por él, jamás reveló su nombre!

Quería cuestionarle el porqué de la ruptura, la razón por la cual había herido tan profundamente a Xiao Jiu, quería incluso gritarle por haber roto a quien consideraba ajeno a los sentimientos pero cuando se levantó para ir hacia él la mano de Yue Qingyuan lo sostuvo por el brazo para conducirlo directo a la salida.

—¿Qué haces? —Gruñó un molesto Qinghua.

—Vi tus intenciones, te mencioné que dejaras al señor Luo por la paz, no quiero problemas, no te metas en su relación. —Siseó cansino.

—Solo tengo curiosidad.

—Es la vida de A'Jiu y es privada, respeta eso —condujo al menor hacia la camioneta—, mañana podrás verlo, hablé con el señor Luo y me dijo que sería bueno que lo vieses por la mañana cuando esté despierto, solo eso.

—Pero...

—Nada, no quiero problemas, suficiente tengo con lo que ha sucedido en estos meses como para que ahora te creas Superman y quieras hacerle frente sin conocer su versión. ¿Entendido?

—Sí. —Suspiró y subió a la camioneta, lugar donde tras acomodarse bajó el rostro y permaneció inmóvil.

Yue Qingyuan relajó la espalda contra el asiento, el día había sido duro, ahora le tocaba lanzar un comunicado y comenzar a investigar si había algún rastro del francotirador.

Ver a Xiao Jiu durmiendo pero herido le había costado asimilar, lucía tan apagado y cansado que se limitó a verlo sin llegar a tocarlo, se haría cargo de los gastos médicos y también de algún tratamiento necesario para combatir su anemia, ahora le tocaba el descanso que merecía por tan arduo trabajo que tuvo en el pasado.

Se marchó a casa sabiendo que tendría que dar un informe a los mejores canales de noticias, todo para aclarar un suceso que pudo haberse evitado si cierto francotirador no hubiese disparado.

Luo Binghe entró silencioso a la habitación donde un durmiente Shen Jiu le esperaba, la tenue luz que desprendía la lámpara superior del techo alumbraba lo suficiente el rostro relajado del espía.

A pasos lentos y con el esbozo de una sonrisa, el alto se acercó hasta poder tomar con extremo cuidado una de las manos sin catéter, en verdad lucía cansado, su rostro solo reflejaba las noches sin sueño que a veces solía privarse Shen Jiu a consecuencia de sus sueños.

Calentó la mano fría entre sus dedos y pronto la dejó reposar, apoyándose de una manta delgada, cubrió parte de los brazos expuestos ya que en verdad estaba frío; suspiró y avanzó cauteloso hasta una silla acojinada que sería su cama por esa noche, tomó asiento y desde su lugar se dedicó a contemplar a su amado dormir, ya habría tiempo para hablar y aclarar, por ahora le tocaba hacer guardia hasta que el sueño le venciera.

Cuando despertó encontró a Shen Jiu aún dormido, estiró las piernas y brazos para después levantarse, aprovecharía el que siguiese tranquilo para poder salir a la maquina de café, necesitaba con urgencia uno para espabilar y estar alerta por si algo sucedía o era requerido.

Era aún muy ingenuo para descifrar los movimientos del paciente ya que este abrió los ojos apenas el alto se fue, con el rostro totalmente inexpresivo se estiró lo que el dolor le permitió y alcanzó el botón de enfermería para solicitar información.

A los pocos segundos apareció la enfermera en turno, la cual entró con una tablilla y una ligera sonrisa en el rostro, Shen Jiu con la mano le indicó que cerrara la puerta y colocara seguro ya que no deseaba la presencia de Binghe mientras se informaba sobre su salud.

—¿Qué me pasó?

—Nada grave joven Xiao, recibió la rozadura de una bala y eso le causó dolor.

—¿Por qué me sigue doliendo entonces?

La enfermera sonrió profesional, se acercó al suero con etiqueta amarilla y midió el regulador para verificar que todo estuviese en orden.

—Le puedo aplicar una dosis mínima de medicamento, sin embargo y por lo que leo aquí, usted tiene anemia, carece de hierro y complejo B —leyó la tablilla de información— y por cierto usted está...

Los toquidos de la puerta causaron que Shen Jiu rodara los ojos, hizo un movimiento de silencio y esperó, más no cesó en ningún momento el sonido que se volvía cada vez más bestial.

—¡Imbécil! —Gruñó contra Binghe. Observó a la enfermera y negó— Cuando esté solo de nuevo podremos seguir informándonos, no quiero que él sepa nada de lo que tengo ¿entendido?

—Pero él...

—¿Entendido? —Demandó con una mirada.

—Si joven, entendido.

La enfermera abrió la puerta dejando ver a un ceñudo Binghe quien tenía un café en la mano, el hombre lucía tan bien aún sin estar aseado ni presentable; avanzó a grandes pasos hasta ver a Shen Jiu quien le dedicó la más gélida de sus miradas.

—¿Por qué se encerró con el paciente? —Cuestionó a la enfermera.

—Porque quise y así lo ordené yo. ¿Algún problema? —Contestó a la defensiva.

—Compermiso. —La mujer huyó del lugar.

Binghe relajó los hombros; suspiró y se detuvo al costado de la cama del espía, colocó el café en la diminuta mesa y sonrió.

—¿Qué sucede Qingqiu? ¿Por qué tu hostilidad? Ayer no me recibiste así.

—Ayer creí que estaba por morir, hoy no. ¡Vete!

—Qing... —guardó silencio, no sabía con qué nombre dirigirse, así que tras pensarlo decidió usar el real— Shen Jiu, en verdad lo siento por lo que sucedió —intentó tocar su mano pero fue alejada de inmediato—, dije palabras hirientes y no me medí.

—Olvídalo. —Gruñó.

—No, te perdí por mi propia estupidez y yo realmente estoy arrepentido de eso, me has hecho falta.

—Tú a mí no, vete de aquí, no quiero verte. —Arrugó el entrecejo evitando cruzarse de brazos para no molestar su catéter.

—No lo haré.

Justo cuando estaban por enfrascarse en una batalla verbal, la puerta se abrió revelando al doctor que llevaba su historial, al ver que el ex secretario estaba despierto le sonrió amable y se acercó a él.

—Joven Xiao, buenos días.

—Buen día —respondió bajo mirando a Binghe dedicándole una mirada para que se marchara de ahí pero al parecer el alto no captó ya que no se movió de su lugar—, doctor ¿puede pedirle al sujeto de aquí que se marche?

—¿A su novio? —Shen Jiu tensó la mandíbula— Descuide joven Xiao, no le haré ningún chequeo íntimo —repitió el mismo movimiento que la enfermera al revisar el suero apurando al gotero para darle buen seguimiento al tratamiento—, ¿cómo se siente? ¿Nauseas? ¿Mareos? ¿Sed?

—Cansancio.

—Eso es normal, ya no está en condiciones para ser guardaespaldas del gobernador —bromeó haciendo a Shen Jiu sonreír—, hizo un acto heroico pero perjudicial para su salud, ahora más que nada debe cuidarse.

Shen Jiu alzó la mano incitándolo a guardar silencio, le dirigió una mirada cómplice al doctor y señaló con discreción a Binghe quien solo escuchaba pero no veía.

—¡Oh! —Sonrió lleno de ánimo— Comprendo joven Xiao, bueno lo que diré es que usted tiene anemia y esto e serio —su gesto hizo al paciente suspirar y asentir—, debe comer, se le está suministrando solo lo esencial para calmar ciertos malestares pero no hay mejor manera que recuperar vitaminas que ingiriendo alimentos, recuerde que ya no está en condición de permitirse una dieta estricta.

—¿Por qué? ¿Qué tiene doctor? —Finalmente intervino el francotirador.

—¿No lo oíste Luo? ¡Ya mi cuerpo no es el de un jovencito, ya comienzo a ser viejo para mi trabajo!

El doctor prefirió guardar silencio, al parecer lo que le había dicho la enfermera sobre esos dos era cierto y verlos pelear era solo momento para guardar silencio y huir.

—Bueno joven Xiao si usted lleva una alimentación sana pronto mejorará, su herida es superficial pero de movimiento limitado por ahora ya que fácil se puede abrir en una zona donde hay carencia de músculo y exceso de venas.

—Comprendo doctor ¿Cuándo podré marcharme?

—Esta tarde puede ser dado de alta, está reaccionando bien al suero y con los estudios que le realizamos solo me queda decir que estar en casa descansando es la mejor opción.

—Gracias doctor.

El médico asintió y se marchó dejando la puerta entre abierta, Binghe observó a Shen Jiu y este a su vez le retó con la mirada, una furiosa y de clara amenaza.

—Honestamente no sé por qué estás aquí, que grande es tu cinismo al dispararle a Qingyuan y presentarte como si nada.

—Yo no disparé.

—¡Oh claro y tengo que creerle al señor que es un guardia custodio! ¿No? —Entrecerró los ojos.

—Shen Jiu —suspiró y tensó la mandíbula—, yo no lo hice.

—No mientas Binghe, ya estoy harto de tus falacias.

—¡Yo no fui! ¡Fue Mobei! —Confesó desesperado.

Shen Jiu arqueó una ceja e hizo una mueca de disgusto, apoyó las manos contra el colchón y se impulsó para acomodarse mejor en la cama, se sentía tan inútil al estar postrado ahí que su mal humor solo empeoraba.

—Los dos son tal para cual, lo sabía —estrujó con ambas manos la sábana mientras que su mirada se llenaba de coraje—, primero fuiste tú y luego él, al final me confesó que su misión era matarme y casi lo logra.

—¿Qué? —Aquello sorprendió a Binghe. Saber que Shen Jiu lo sabía era diferente a deducirlo.

—No finjas que no lo sabes, los dos son un par de hipócritas.

—Shen Jiu te juro que...

—¿Con qué cinismo te atreviste a ver a Qingyuan? —le dedicó una mirada de desprecio— ¿por qué apareciste ahora? ¿Crees que sostendré tu mentira siempre?

—¿Disculpa? ¡Yo no te estoy obligando a mentir!

—¡Lo haces! ¡Lo hago desde el inicio! —Gritó con coraje señalando al alto— ¡Te oculté desde que supe que eras tú el francotirador! ¡Te di el poder de dispararle y aún así tuve que mentir y fingir que eras otra persona y no el hombre que amaba!

—Shen Jiu...

El nombrado comenzó a llorar de rabia, estaba harto de guardar secretos, de fingir que su relación se había ido al diablo por costumbres viejas, de fingir que no le afectaba la soledad, de todo, él solo deseaba paz por eso no dudó en sacar todo lo que había guardado por esos dos meses de silencio.

—¿Crees que fue fácil para mí presentarme ante él y su pareja todo golpeado saliendo con el estúpido pretexto de que huiste? ¿Crees que fue fácil para mí aceptar que preferías matarlo por conseguir una medalla de honor a solo renunciar a esa misión?

Luo Binghe guardó silencio, solo contempló las lágrimas ajenas deslizarse por sus mejillas.

—Te aguanté el tiempo suficiente Binghe, te di a escoger desde el inicio y te advertí que si tú seguías yo también lo haría y mírame ahora, aquí postrado en una maldita cama de un maldito hospital, todo por culpa de un par de idiotas.

—Entiende Shen Jiu, era mi trabajo.

—¡Y el mío también! —Sollozó pero no dejó que eso le detuviera— Me dolió perderte, lo admito pero más me dolió saber que pese a lo que vivimos eso te valió poco que decidiste seguir hasta el final.

—Te juro que yo no hice nada, renuncié a la misión de matar a Yue Qingyuan cuando tú me dejaste.

—Ya no te creo Binghe, ya no lo hago. —Guardó silencio sintiendo el cansancio volver a su cuerpo, la fatiga le consumía por una simple discusión— Dile a Mobei que le tengo una sorpresa.

—¿Qué hiciste con él? ¡Me enseñó una nota! Dime por favor que no pasó nada entre ustedes.

Shen Jiu bajó el rostro ignorando la angustia ajena, esperó unos segundos y empezó a carcajear, su costilla dolía pero valía la pena solo por la risa del momento; Binghe le observó dubitativo e interrogante.

—Ustedes los soldados podrán ser buenos disparando pero les hace falta cerebro —y volvió a carcajear—, le lancé una bomba a Mobei muy buena a cambio de la información que me dio.

—¿Cuál era?

—Mobei robó mi agenda, él y la maldita críada cómplice pagarán por ello, al menos ella ya está muerta —siseó dejando a Binghe un tanto impresionado—, ahora él debe ser condenado por el robo de información valiosa, misma que fue la causante de que metieran en problemas a Shang Qinghua; Mobei Jun fue quien le disparó a Meng Mo y Qingyang Mo.

Binghe abrió la boca; sorprendido de ver la mirada divertida de Shen Jiu, definitivamente necesitaba alejarlo de todos, debía llevárselo a un lugar tranquilo, su estabilidad mental pendía de un hilo por tantas acciones cometidas y secretos guardados.

—Shen Jiu basta, estás mal. —Sinceró acercándose.

—Te salvé Binghe, si Gongzhu abre la boca toda prueba será encontrada y el culpable serías tú, nadie debe saber que yo fui quien hizo todo ello.

—¡Oh Dios! —Binghe resopló ahogando un grito en sus manos, se paseó por el cuarto y negó— Debes detenerte.

—No lo haré hasta encontrar a Mobei Jun, él quiso jugar al cazador pero resultó al revés. —Sentenció decidido.

Lentamente la puerta se fue abriendo, revelando a un calmado Shang Qinghua quien entraba con una flor amarilla entre sus dedos. Observó a la pareja y sonrió débilmente.

—Así que —pasó saliva con dificultad—, después de todo Tianlang Jun tenía razón y no eres quien aparenta ser.

Binghe observó a Shen Jiu; listo para lanzarse sobre él y protegerlo, la mirada esmeralda detalló a Shang Qinghua y entrecerró los ojos pensando rápidamente en algo para callarlo.

—Sujétalo.

—¿Qué? —Binghe parpadeó aturdido.

—¡Mierda, sujétalo! —Gruñó con fastidio.

Shang Qinghua boqueó y retrocedió; Binghe avanzó veloz y sujetó por los brazos al menor quien intentó gritar pero fue callado por la mano callosa del sargento.

—Así no, cúbrele la nariz y verás que se calla. —Dictó levantándose con dificultad de la cama.

—Cuidado.

—¡Calla!

Shang Qinghua abrió los ojos al ver como se acercaba lentamente Xiao Jiu, fue tan confiado que realmente creyó que el ex secretario no era tan calculador como pensaba; los brazos de Binghe lo mantuvieron sujeto y tan solo se permitió ver como quien consideraba parte de la familia, le sonreía lastimero.

—Lo siento tanto pero tenemos que hablar a mi modo, has oído mucho y eso no nos conviene.

Shang tembló por el tono de voz gélido y carente de emoción, todo se redujo a silencio y pronto se vio de nuevo amenazado.

Bien ahí Shang, estás de suerte. —Pensó cuando Binghe lo sentó sobre el retrete.

Bueno, tenía altas expectativas de no ser golpeado ya que Xiao Jiu lucía indefenso, confiaría un poco en su nula intuición, aunque ahora sabía que jamás debió haberse entrometido en la vida del secretario, no cuando le tocaba a él pagar el castigo.



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