Preludios de caza

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Shang Qinghua mantuvo la mirada sobre Xiao Jiu durante la cena, el secretario mantenía su concentración sobre su plato de estofado ya que rara vez alzaba la vista; entrecerró los parpados intentando descifrarlo más fracasó en el intento ya que lo poco que sabía de psicología se había evaporado de su mente y Xiao Jiu no encajaba en un perfil criminal o psicópata ya que no tenía rasgos identificables, contrario a ello Shang Qinghua lo consideraba ciertamente asocial y hasta huraño, pero no creía o más bien no imaginaba al secretario siendo un traidor, no cuando se estaba esmerando por mantenerlos con vida.

—La semana está por acabar, finalmente nos queda el domingo para hacer el cierre oficial de campaña —expresó Qingyuan relajando los hombros—, después vienen las elecciones y espero con ello que toda la pesadilla acabe.

—Lo será señor. —Shang observó al secretario, Xiao Jiu apenas alzó un segundo la vista antes de volverla al plato.

—¿Qué harás después Xiao Jiu? —Preguntó suavemente obteniendo la atención del castaño.

—¿Sobre mi trabajo? —al ver que Qinghua asentía, Xiao Jiu se permitió sonreír un poco—, volveré a casa, a mi hogar.

—¿Seguro?

—Por supuesto, incluso esto lo había mencionado al señor Yue desde hace mucho. —Cortó tajante y casi fingiéndose herido.

Shang Qinghua observó a Qingyuan quien solamente asintió dándole la razón.

—¿Pero acaso no necesitarás de su ayuda después?

—A'Jiu tiene un contrato que abarca solamente la campaña política, no más, finalizado este él es libre —tomó un trago a su bebida restándole importancia—, después de todo lo merece por todos los problemas que le he causado.

El menor de los tres observó a Shen Jiu, después a Qingyuan y retornó al secretario, las dudas crecían a consecuencia de su hermano quien yacía ahora en la cárcel a la espera de su juicio final, sin embargo el menor hizo de aquellas dudas su inseguridad puesto que Xiao Jiu era alguien demasiado hermoso y brillante, era inteligente, leal y firme en sus decisiones, transformándolo lentamente en su némesis aun cuando el secretario no mostrase interés alguno en Yue Qingyuan.

Resopló causando que el dúo mayor le observara con curiosidad, bajó la mirada hacia su plato y continuó comiendo, tal vez imaginaba cosas donde no las había, él había visto el anillo de pareja que portaba el secretario y que no se quitaba en absoluto, quizá sí se estaba volviendo loco al dudar de él después de todo lo que había ocurrido.

Pensó en Yue, en los problemas en los que se había metido y después en las palabras de su hermano sobre aquellos expedientes que nadie sabía que existían hasta que Tianlang Jun los mencionó superficialmente culpando directamente a Xiao Jiu; ¿qué había hecho el secretario el día en que había sucedido el hurto?

No lo recordaba, ni siquiera tenía buena memoria para sus encuentros, solo recordaba que una noche llegó a la casa de Yue solicitando ayuda y ahí estaba él detrás del escritorio, tecleando rápidamente lo que consideró avances políticos para la campaña, después solo recordaba verlo organizando la agenda y planeando los encuentros para con el tirador.

A esa duda acudió una más grande; ¿por qué seguía con vida? ¿Cómo pudo haber dejado ir al tirador si prácticamente lo había acorralado gracias al cuerpo de escolta?

Fijó la mirada una vez más en el secretario topándose con los ojos esmeralda, tan fríos y gélidos que le causaron un escalofrío, internamente se abofeteó por no controlar su actuar, por no saber disimular ni siquiera cuando se ponía a pensar.

—¿Sigues pensando en el señor Woo? —Preguntó dejando los palillos sobre la mesa.

—Sí —mintió toqueteando con el índice la mesa—, estoy pensando en todo sobre él.

—¿No piensa ceder su lugar con el cambio de partido o es independiente? —Shen Jiu cuestionó interesado ya que seguía ideando su plan.

—Es independiente de quién gane, él seguirá en su mismo puesto y si te soy sincero tengo la esperanza de que cambie conmigo, en estos días le he demostrado que no he hablado de más y que realmente yo no fui el que se robó esos casos. —Suspiró cansino.

Shen Jiu asintió en silencio, deslizó una mano hacia su vaso para beber tranquilamente aparentando estar sereno; Shang Qinghua tomó ese gesto como algo habitual en él dado que el secretario mayormente lucía desinteresado y aunque no le molestó se cuestionó si tan poco valía como persona para ser ignorado en algo que a él le aterraba por cargar con una culpa que no era suya.

—Tiempo al tiempo joven Shang, verás que pronto el señor Woo se portará amable contigo y podrás laborar con facilidad como antaño. —Concluyó el tema al levantarse de su asiento para recoger sus trastos y retirarse a la cocina.

Qingyuan siguió comiendo con calma, su mente no dejaba de concentrarse en el futuro, en las elecciones y en Shang Qinghua, todo era tan etéreo que se sentía frustrado por no poder darle un rostro y cuerpo al culpable de todo aquello, intuía que Gongzhu tenía que ver en sus intentos de homicidio pero con Shang Qinghua no lograba concebir un villano, a una persona que quisiera hacerle daño y eso era lo que le preocupaba porque había dos enemigos que querían verlo muerto a él y al menor.

Observó a su pareja, la cual mantenía la vista sobre Xiao Jiu quien a pasos calmos se dedicaba a hacer la limpieza en la cocina, sus movimientos eran precisos con un toque de elegancia, tenía que admitir que el joven secretario era alguien de admirar por la espectacular manera de desenvolverse aún sin necesidad de querer lucir.

Se sentía tan seguro y confiado gracias a esa protección que su secretario le había brindado que no dudaría en meter las manos al fuego por él ya que ahora sabía que era tan preciado que perderlo sería un gran error.

—Me retiro a descansar. —Anunció pronto Xiao Jiu.

—Duerme bien. —Yue Qingyuan le sonrió ganándose una mirada inquieta por parte del más joven.

El secretario desapareció de sus vistas, el sonido de la puerta cerrarse bastó para que el más joven de todos le encarara con el ceño fruncido.

—Yue tengo una duda ¿no crees que él sabe mucho de nosotros?

—¿A qué te refieres? —Arqueó una ceja.

—Me refiero a que —inhaló hondo formulando su pregunta— ¿qué estaba haciendo él cuando se robaron los expedientes?

—No lo sé, se tomó el día libre, más bien yo se lo di porque estuve contigo y no hice nada —contestó con simpleza—, ¿por qué?

—¿Qué hacia él cuando estabas conmigo?

—Trabajaba con los de la campaña, además de que no lo dejé solo tanto tiempo, pocas veces te vi y en esas ocasiones él estaba conmigo —ladeó el rostro con curiosidad— ¿qué piensa esa cabecita tuya?

—Nada —descartó la charla con su medio hermano por la mañana—, es solo que sigo pensando en el ladrón de los archivos.

—¿Y piensas en A'Jiu? —al ver que Shang Qinghua asentía lentamente le hizo sonreír— ¿por qué querría él tales documentos?

—No lo sé Yue, tal vez imagino cosas y él en verdad nos está apoyando en todo. —Sonrió sincero y relajado.

Aquella noche tardó en conciliar el sueño, incluso se atrevió a salir de la habitación para acercarse a la recamara del secretario, se sintió un fisgón cuando abrió con sutileza la puerta para asomarse a comprobar que había alguien ahí; la tensión en sus hombros se vio disipada cuando logró vislumbrar en la penumbra el cuerpo durmiente del secretario, cerró con suavidad y se retiró a la habitación que compartía con Qingyuan, sí; era un paranoico.

Se acostó tranquilo, la personalidad tan arisca del secretario era su naturaleza, no había más cuestiones que hacer, todo había sido un mal entendido que su cabeza había generado gracias a las palabras de su hermano. Restaban once días para las elecciones, ahora más que nunca se mantendría alerta para con su novio.



Shen Jiu inspiró hondo, el tiempo estaba contado, tenía solo una oportunidad para salir victorioso de aquello; observó hacia sus costados, acomodó la peluca de manera en que se viese natural, el cabello castaño y ondulado se movía al compás de sus movimientos, ahora lucía como una joven mujer trabajadora.

El delineado en sus ojos ayudaba bastante ya que le daba ese toque femenino, la peluca iba peinada en una coleta alta sobresaltando de la frente un par de mechones acompañándolos de un fleco mediano que le llegaba a cubrir bien las cejas.

La ropa de sirvienta le ayudó para ocultar su ropa de civil, la falda larga y apenas ampona escondía el pantalón de mezclilla, la camisa blanca de tela delgada cubría todo, incluyendo sus antebrazos, sumándole a ello se lograba mezclar con el delantal de pecho que se unía perfectamente a la falda por un botón para evitar su caída, todo aquello lo coronaban un par de guantes blancos que eran largos y finalizaban hasta el inicio del codo, ante la vista de todos era la más joven y atractiva de la servidumbre dentro del palacio de gobierno donde los turistas tenían acceso salvo a la parte trasera que era donde se encontraba el gobernador.

Caminó con la cabeza gacha y la mirada alerta, no había cámaras y eso aunque le extrañó fue algo benéfico para él puesto que no tendría que ocultarse del todo; avanzó directo hacia la cocina donde se topó con el mundo culinario donde había dos chefs y cinco ayudantes, todos se movían rápido para elaborar el desayuno del gobernador quien esperaba paciente por todo.

—¿Ya está listo todo? —Preguntó fingiendo una voz femenina que para su sorpresa salió perfecta.

Se acercó a un pequeño y elegante carro de servicio de metal y madera donde colocó los cubiertos, una jarra de naranja diminuta, una charola con tres piezas de pan y también una vasija con café frío. Los cocineros en ningún momento alzaron la vista, ni siquiera le prestaron atención ya que colocaron los platos sobre la barra listos para ser ingeridos. Shen Jiu sonrió internamente y los tomó en silencio desapareciendo al instante de ahí.

Con el carro de servicio frente a él, fue avanzando dirigiéndose hacia la oficina principal donde se encontraba Lao Gongzhu. Solo dos guardias cuidaban la puerta, misma que fue abierta cuando se acercó sumisamente. Al entrar encontró al hombre simplemente sentado en el pequeño comedor que yacía cerca del escritorio principal.

Shen Jiu conoció al fin al hombre que iba tras de Yue Qingyuan, sería tan fácil dispararle ahí mismo y huir, lástima que no fuese así el plan, por lo que acercó el carro y comenzó a servir el desayuno.

—Café. —Ordenó el hombre.

Shen Jiu asintió, volteó una taza de fina porcelana y sirvió el café para colocarlo sobre un plato y cederlo al gobernador quien al tomarlo hizo un gesto de total amargura.

—¡Está frío! —Masculló dejando caer con brusquedad la taza de café sobre el plato— ¡Está fría esta porquería!

—Me disculpo señor —Shen Jiu terminó de acomodar los platos para retirar el cafetero—, le traeré de inmediato el café caliente. —Dijo en voz baja.

Observó al despreciable gobernador unos segundos antes de girarse con el carro de servicio para retirarse del lugar, al estar lo suficientemente lejos de la oficina, vertió el café de nuevo sobre la jarra y guardó la taza discretamente en el interior de una bolsa hermética, misma que ocultó en el bolsillo oculto de la falda.

Retomó la minúscula pausa para ir hacia la cocina, dejó el carro de servicio y se retiró del lugar tan pronto como pudo, su misión había concluido con éxito así que se marchó del lugar buscando la salida del servicio; al encontrarla abandonó el espacio del gobernador, hizo de sus pasos discretos algo rápidos hasta perderse entre la gente.

Finalmente y cuando se sintió seguro de haberse alejado lo suficiente se introdujo en un pequeño restaurante de comida típica y mientras su orden era servida acudió a los sanitarios para deshacerse del vestuario; extrajo la taza del bolsillo y sonrió, la guardó en la pequeña mochila de mano que se había asegurado por el cinturón al pantalón, dobló el vestuario y lo ocultó detrás del retrete, procedió a quitarse la peluca y también el maquillaje.

Las acciones eran rápidas, apenas y tenía tiempo de pensar en comida por lo que tras volver a su apariencia normal, abandonó el cubículo y acto seguido la comida servida, pasando de nueva cuenta desapercibido ya que quien había entrado al baño era una mujer, no un hombre.

Retomó su camino y avanzó entre las calles hasta llegar a su auto, mismo que yacía estacionado cerca de un parque, tan solo tuvo tiempo de guardar la mochila dentro de la guantera ya que Binghe tocó la ventanilla sorprendiendo por unos segundos al pelinegro, quien tomó una posición relajada antes de bajar.

—¿Te hice esperar mucho? —Binghe besó los labios rosados.

—No, recién apagué el auto y justo estaba guardando mi nueva agenda cuando tocaste. —Mintió regalándole una sonrisa.

—¿Nos vamos entonces?

Shen Jiu asintió, se tomaron de la mano y acudieron a un restaurante de mariscos; el pelinegro sabía que no era correcto mentirle a Luo pero consideraba que debía obtener la ventaja sobre él para que Qingyuan se mantuviera intacto y qué mejor manera de hacerlo que haciendo de la misión de su novio algo trunco por la ley.

Aquel día sonrieron, disfrutaron de la comida y hablaron de lo bien que les caería unas vacacione lejos de la ciudad y de sus trabajos, así que comenzaron a planear unas vacaciones sin destino ni tiempo definido, lo que les importaba era eso, crear planes a futuro para no olvidar lo que eran.

Por la noche, Shen Jiu pidió unas horas de espacio a Binghe pretextando que debía hablar con Yue Qingyuan urgentemente sobre su boda aunque en realidad no hubiese tales planes aún.

Al estar finalmente en su casa, logró extraer de la guantera la taza, la sacó de su contenedor con infinita calma y con los guantes de látex bien asegurados.

Ahí en la soledad de su oficina, creó un higiénico laboratorio de muestras ya que con ayuda de luz ultravioleta logró detectar los cinco dedos y parte de la palma del hombre.

Haciendo uso de una brocha de pelo de camello, dio suaves toques a la taza aplicando el polvo de dragón rojo, mismo que utilizaban los forenses para recolectar huellas dactilares.

Al revelar todas las huellas en color, aplicó con infinita paciencia cinta reveladora la cual extrajo cada dígito impreso sobre la taza.

Dejó unos segundos las muestras para calentar lo suficiente la goma líquida que se mantenía adherida a un guante de silicón quirúrgico, al tener tal producto lo suficientemente caliente para ser moldeable, tomó cada huella con ayuda de unas pinzas minúsculas y comenzó a colocarlas en cada dedo correspondiente.

La paciencia debía ser infinita, el trabajo conciso y la precisión perfecta por lo que cualquier mínimo error le podría frustrar su trabajo, así que se apoyó de una lupa que abarcaba todo su rostro para mirar bien los lugares donde irían cada muestra.

Finalmente retiró las cintas y vio plasmadas cada huella en su lugar; sonrió victorioso cuando el guante reveló la copia de la mano del gobernador, lo más importante ya lo había logrado.

Faltaba que secara la evidencia para hacer uso de ello, por esa noche podría dormir plenamente puesto que los días para Lao Gongzhu estaban contados y así sacaría del juego a Binghe sin levantar sospecha alguna.

Observó la glock 21 junto a sus municiones .45, todo estaba tomando forma para sacar a otro estorbo del camino y así concederle la libertad a Shang Qinghua; deslizó la mirada lentamente hacia su costado encontrándose con la grabadora de mano, el cassette limpio y virgen esperaba ser usado, todo para derrocar a Gongzhu sin hacer muy notorio todo.

—Al final de todo parece ser que el francotirador soy yo y sin necesidad de postrarme tantas horas en el suelo, lo siento tanto Binghe pero si te dejaba ganar entonces tendría que decirte adiós y me he vuelto demasiado egoísta contigo como para hacerlo, me lo agradecerás al final.

Las palabras fueron coronadas con una sonrisa, protegió el guante dentro de una caja de cristal oscuro, guardó su instrumento de trabajo, apagó la luz y cerró con llave la puerta, solo disponía de unos días antes de que Yue Qingyuan ganara, mancharía la reputación de Lao Gongzhu en el momento exacto y se libraría de él para apresurar el juicio al revelar sus acciones pasadas. Todo de acuerdo a lo que llevaba días planeando. Y ganaría.



-----

Ya la cgue pero es demasiado tarde para componer esto XD



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro