Capítulo XI

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La luz del sol comenzaba a colarse muy levemente por la apertura de la parte de arriba de la tienda. Los verdosos ojos de Harry comenzaron a abrirse lentamente y darse cuenta de que estaba en la tienda, sintiendo un calor por todo su cuerpo y una respiración tranquila encima de su cabeza.

Había besado por primera vez a alguien, había dormido por primera vez con alguien, había estado muy cerca de alguien por primera vez, y.... le gustaba, le gustaba que todo eso hubiera sido con Louis.

Frotó un poco sus ojos para eliminar el sueño y miró hacia el rostro de Louis. Tenía los ojos cerrados todavía y se veía como un perfecto ángel; con timidez acarició la mejilla del contrario, sus esmeraldas recorrían cada facción por milésima vez haciéndolo suspirar de amor. Quería memorizar cada una de ellas.

Lentamente Louis empezó a abrir los ojos, sonriendo al instante en cuanto observó la carita de Harry. Tierna, relajada, un poco sonrojada e inocente. Acarició los rizos del chico haciéndolo sonrojar más.

No sabían exactamente la hora, pero por el sol parecía ser apenas las 7 de la mañana, hora en la que estaba a punto de ser el amanecer, razón por la cual, Louis se levantó de prisa y apresuró al rizado para que ambos pudieran verlo.

Una vez vestidos con su ropa del día anterior, fueron a la orilla de una de las montañas para ver el amanecer, sentados a lado del otro con una pequeña distancia entre sí. Además de verse perfectamente la salida del sol, eran visibles muchas montañas que estaban a su alrededor. Louis llevó consigo la armónica para hacer una dulce melodía mientras admiraban el paisaje, Harry lo escuchaba a un lado, pero estaba distraído mirando algo más.

—Es increíble—comentó.

El castaño dejo de tocar el instrumento—. Sí, lo sé—mencionó observando la vista.

—Tiene muchas patas—Louis quedó confundido y volteó a ver al rizado, quien estaba admirando una oruga sobre su dedo índice.

—Oh—soltó una risa el castaño.

—¿Todo está bien? —Preguntó una tercera voz femenina a lo lejos, ambos voltearon a ver a la mujer—. Esta propiedad es de la reserva, el mirador turístico está del otro lado.

—Si lo sabemos y esperamos no estar invadiendo, pero, ¿buscamos al Shaman Neka? —Habló Louis, por ambos.

Dicha mujer sonrió.

—Claro—alzó ambas manos—, cuando lo sabes, lo sabes.

Harry y Louis compartieron miradas confundidas.

—¿Saber qué? —Cuestionó Harry a Louis.

—No estoy seguro.

—Vengan—dijo al final la mujer y ambos chicos la siguieron.

Esta los llevó a una pequeña cabaña un poco más lejos de donde estaban anteriormente. La estructura era de piedra color anaranjada, estaba rodeado de algunos arbustos, árboles y era un lugar mediano. La mujer les señaló que ahí estaba la persona que buscaban.

Dicho hombre los recibió con gusto y tomaron asiento en el sofá que estaba en medio del lugar.

—He casado a muchas parejas—mencionó el hombre.

—Emm... no hay registros oficiales, ¿usted conserva algo? —Preguntó Louis. El hombre tomó asiento en su pequeño escritorio que estaba enfrente del sofá.

—¿Cuál era su nombre?

—Anne Styles—respondió esta vez Harry. El hombre asintió y giró sobre la silla para empezar a buscar en su computadora.

—Un momento Hazza—susurró Louis cuando el ojiverde comenzó a acariciarle el cabello, esté simplemente sonreía con sus hoyuelos.

—Basta, ¡no! —Insistió cuando el rizado comenzó a abrazarlo por la cintura, Louis no podía evitar reír levemente por la actitud cariñosa de Harry.

—Sí, hice este anillo hace 16 años—mencionó el shaman, volteando a ver a ambos chicos, quienes pararon de inmediato; Louis tratando de estar serio al igual que Harry, aunque fuera delatado por una sonrisa.

—La otra mitad del anillo la tiene tu padre—le entregó el anillo a Harry, quien se lo había prestado anteriormente para ver si lo reconocía—. Este es el cheque—se levantó de su asiento tomando una hoja que estaba a un lado, en su escritorio, entregándosela ambos.

—No dice su nombre—dijo Harry, Louis le arrebató la hoja sonriendo. Él sí había encontrado algo.

—No, ella pago, es su dirección, ¿tienes esa foto? —refiriéndose a la de sus padres—¿Puedo usar su computadora? —Preguntó ahora al hombre, quien accedió amablemente.

Louis tomó la fotografía mientras se dirigía al escritorio y Harry lo observaba desde el sofá pacientemente.

Todo parecía ir normal hasta que empezó a sentir una sensación extraña en la nariz, se limpió pensando que era comezón hasta que empezó a ver sangre sobre la palma de su mano. Entró en pánico y se levantó rápidamente del lugar para caminar hacía la ventana del lugar, para evitar que lo observarán.

Harry trataba de detener el sangrado limpiándose constantemente, ya sea con la palma de su mano o con el suéter, sin entender exactamente porque de repente estaba sangrando. Minutos después escuchó a Louis murmurar felizmente.

—¡Lo encontré! —Aclama volteando a ver a Harry.

Por suerte el sangrado se detuvo y volteó a ver al castaño sonriendo, aparentando que todo estaba en orden y emocionándose por la noticia.

—V-vamos.

Ambos salieron del lugar sin esperarse que detrás de la puerta, la misma mujer que los guió con el shaman, los estaría recibiendo lanzándo confeti y pétalos de rosa, pensando en que había hecho una unión entre ambos.

Al principio Harry se asustó y dio un pequeño paso para atrás, pero Louis lo sostuvo de ambos brazos y lo empujó hacia adelante. Lentamente una sonrisa se empezó a formar en el rostro de ambos chicos mientras se volteaban a ver.

Soltaron una pequeña risa en conjunto mientras el ojiazul tomaba por la cintura a Harry para acercarlo a él. Harry llevó ambos brazos hacia el cuello de Louis; se miraron por unos segundos, perdiéndose en la mirada del otro para después, unir sus labios en un tierno beso.

Sonrieron en este, al mismo tiempo que sentían los pétalos y los trozos de papel caer por su rostro, algunos quedando atrapados sobre sus cabellos. Era una de las escenas más románticas que jamás pensó en vivir y que sin duda quería volver a repetir.

Sus labios parecían ser una pieza de rompecabezas, una que encajaba a la perfección entre sí. Sin limitarse, empezó a acariciar el rostro de Louis, mientras este lo sostenía con un poco más de fuerza, teniendo miedo de perderlo.

Besar y sentir a Louis cerca, era una sensación a la que se había vuelto adicto en tan poco tiempo.

El viaje continuó con un nuevo ambiente dentro del vehículo, menos tenso, nervioso y serio, más alegre. Como en un principio, Louis se encargaba del volante mientras Harry recorría su alrededor con la mirada, sonriendo sutilmente, a diferencia de Louis, quien iba la mayor parte del camino sonriendo intensamente.

Desde la noche en la montaña se le ha hecho casi imposible quitarle la mirada a Harry, no tenía otras palabras para describirlo que no fueran tierno y alegre, sin embargo, durante el largo camino que llevaban su sonrisa iba decayendo y su rostro parecía verse más pálido. Louis empezó a preocuparse.

—Te ves terrible—dijo sin intención de ofender—, ¿estás bien?

"Necesitan hacer más estudios" recordó Harry las palabras de Kendra, cuestionándo en que tal vez no fue buena idea escapar y que probablemente lo que le dijo el señor Roger, de que se estaba poniendo en peligro y en que sólo buscaban ayudarlo, no era sólo para mantenerlo en secreto, como lo habían estado haciendo por 16 años.

No quiso preocupar más a Louis.

—Estoy bien—sonrió para convencerlo, y para evitar que hiciera preguntas, continuó hablando—¿Sabes a dónde ir?

Louis quedó poco convencido de su respuesta, pero aun así retomó su actitud divertida.

—Oh sí—sacó los lentes oscuros del compartimiento, colocándoselos, mientras sonreía para sí mismo—. París, Venecia y el Cairo.

El rizado lo volteo a ver en confusión, ¿todos esos lugares? Según su conocimiento todos esos estaban en otro continente, además de diferentes países. Asintió con la cabeza en respuesta, confiaba en Louis así que... si a esos lugares tendría que ir, él lo seguiría siempre.

Por la noche estaban cruzando por las calles de una de las ciudades más conocidas en todo el mundo y Estados Unidos: Las Vegas, unos de los lugares muy iluminados y que pareciera que todos los días hay una fiesta. Todos los lugares son de mucho lujo y conoces diferentes partes del mundo en un solo lugar.

Llegaron directo hacia un hotel para dejar el auto a cargo de los guardias, mientras ambos empezaban a recorrer la enorme cuidad; Louis llevaba a Harry de una mano, pues la otra cargaba con la bolsa de la primera ropa, antes de comprarse la nueva.

—Bueno, querías ver el mundo—mencionó alzando el brazo que no sostenía la del rizado—. Aquí lo tienes.

Este último se notaba algo nervioso, había muchos colores, ruidos y sobre todo personas, sin embargo, no dejaba de mostrarse sorprendido.

—Es... ¡es como un juguete enorme! —No podía dejar de mirar hacia un solo punto. Louis soltó una pequeña risa al ver como Harry parecía un niño pequeño muy emocionado.

—Mira esta es la mejor parte—jalo sutilmente del ojiverde para redirigirlo hacia el camino que estaban tomando, pues con muchos edificios llamativos, Harry comenzaba a caminar a ciegas—. Paris, New York, Shanghái y allá Venecia—señaló cada uno de los monumentos que representaban cada una de las ciudades mencionadas.

No había dejado de sonreír y no lo había hecho por mucho tiempo desde que Harry llegó a la Tierra, lo cual habían sido pocos días, donde se dio cuenta de todo lo que Harry había cambiado en él, todo lo que le hacía sentir.

—Se siente extraño—mencionó Harry rascando su nuca, al mismo tiempo que ambos caminaban a lado del otro por las calles y su sonrisa comenzaba a decaer—. Parece... no es real, no es como... como lo imagine.

Se detuvo un momento mirando hacia su alrededor, Louis soltó su mano observando cómo comenzaba a retroceder. El mundo no podía ser así de pequeño, no podía ser así de falso, nunca vio nada de eso en internet y de pronto se sentía como estar encerrado en otra burbuja.

—Me duele la cabeza de tan solo verlo—la sobo con ambas manos y empezó a tener una vista borrosa. Louis caminó lentamente hacia él, preocupado.

—Bueno... lo siento Hazz, pero el mundo no siempre te da lo que exactamente quieres—puso una mano sobre su hombro. La vista verdosa paso de las estructuras hacia los ojos azules de Louis.

—Me dio a ti.

Sonrió levemente—. De acuerdo déjame ser malo por un segundo.

Las vueltas en la cabeza no cesaban, intensificaban y de pronto el suelo también comenzaba a darlas. Miró por tercera vez la ciudad, esta vez observando a las personas, en especial a las familias, quienes iban alegres, sonriendo y riendo.

Una familia, una familia que jamás pudo tener pero que estaba dispuesto a formar con una persona en especial, sin saber exactamente como lo harían.

Se acercó de nuevo a Louis para tomarlo de los hombros.

—Louis, Lou el que tus padres se hayan ido no significa que no puedas tener una familia—el ojiazul lo miraba confundido—, nosotros podemos ser una familia, sentirnos en un hogar, juntos. Esto... —señaló las calles—esto... no es real, pero nosotros podemos serlo.

Harry abrazó a Louis, dejando su cabeza recostada en su hombro mientras lo sostenía fuerte. El ojiazul estaba confundido, pero no se negó a corresponderle la acción, en cambio, creyó que un abrazo era lo que Harry necesitaba ahora mismo, pues estaba hablando muy rápido, sus latidos se sentían acelerados y sólo buscaba sentirse protegido en los brazos de él. Del mismo modo también empezó a acariciarle un poco el cabello.

Las caricias no duraron tanto ya que Harry se separó de él volviendo a ver a su alrededor. Esta vez Louis dejó de bromear y empezó a preocuparse verdaderamente por la actitud del rizado, cuando este empezaba a alejarse de él.

—Hazza creo que es tiempo de irnos, vamos a California—dijo tomándolo de la mano al rizado y dándole vuelta para caminar de vuelta al hotel. Pero se detuvo bruscamente al notar que de la nariz de Harry comenzaba a salir sangre.

—¿Escuchaste lo que dije? —Indago, sin darse cuenta del estado en que se encontraba.

—Wow, si te oí eh... Hazz creo que estás enfermo—tomó al ojiverde de los hombros tratando de mantenerlo estable, pues este parecía tener dos pies izquierdos y su rostro estaba más pálido.

—Nada de esto es como lo imagine... —ignoró las palabras de Louis, empezando a sentir su cuerpo más pesado, al igual que los párpados de sus ojos.

—Tienes que ir al hospital—el castaño se estaba empezado a preocupar muchísimo más que hasta podía jurar que podía entrar en pánico.

—...Excepto tú—

—Hay que llevarte al hospital algo te pasa Harry, ¿Harry?,  ¿¡HARRY!?

Las cosas comenzaron a pasar tan rápido para Louis, pues en un milisegundo Harry empezó a tener la respiración más agitada, a tal punto que no podía mantenerse de pie y cayó desmayado. La angustia y el pánico llegaron finalmente al cuerpo del castaño, quien trataba, sin éxito, de despertarlo, al mismo tiempo que gritaba por ayuda.

No quería perder a Harry, se había convertido en alguien importante para él en tan poco tiempo que incluso lo dejó entrar en su corazón. No quería perder a la única persona que le había demostrado que le importaba, que lo hizo volver a sentirse vivo.

Tan pronto como sus súplicas fueron escuchadas, una ambulancia llevó a ambos chicos directo al hospital más cercano, conduciendo a Harry inmediatamente a la sala de emergencias mientras era atendido por los doctores. Louis se quedó afuera en la sala de espera, registrando a Harry en el hospital.

—¿Cuál es su nombre? —Interrogó el recepcionista.

—Harry.

—¿Y su apellido?

—N-no lo sé—respondió apenado.

—¿De dónde es?

Louis dudó por un momento, le había dicho tres lugares totalmente diferentes que ya no sabía cuál era el real.

—Mm... no lo sé.

La noche comenzaba a enfriarse más y Harry seguía en estudios, por lo que Louis, sin tener otra cosa que hacer, fue a la cafetería del establecimiento para conseguir algo de comida y calor, de parte de la calefacción que había ahí.

Cada segundo se le hacían horas, horas en la que no tenía noticias del estado de Harry ¿Por qué si se sentía mal jamás se lo dijo y esperó hasta que las cosas empezaran a agravarse? Lo había visto tan alegre y normal que jamás se imagino que ahora se encontraría en una situación así.

Sólo esperaba que no fuera algo grave, lográndose recuperar y que al menos pudiera volver a ver las brillantes esmeraldas de Harry por mucho tiempo más.

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