CAPÍTULO I

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Francia, 1630

El sonido de las espadas chocando unas con otras, el quejido de los hombres que esquivaban una y otra vez todos los ataques, gotas de sudor rodando por sus frentes y órdenes acatadas repetidamente. En eso se basaba el entrenamiento de los mosqueteros. Y a Louis le fascinaba mirarlo.

"¡Oh, miren! ¿Ya vieron a Elian? ¡Ha logrado tirar la espalda de Krov!" El ojiazul se encontraba sobre una de las múltiples cajas que había en la bodega, con sumo cuidado diariamente se montaba en ella, para poder observar a través de la rejilla el entrenamiento.

"Sí Lou, él es uno de los mejores." susurró Liam.

"Chicos, ¿quisieran apurarse? El entrenamiento está por terminar." Zayn pasó el dorso de su mano por la frente, secándola del sudor. "Pronto traerán más ropa y botas, no me gusta que las cosas se junten."

Louis giró su rostro hacia su amigo, un tanto apenado. Frunció sus labios, formando un puchero mientras se encogía de hombros y volvía a su puesto de trabajo. Y es que después de aquel día donde el mosquetero salvó su vida, y entendieron el rumbo que querían para la suya, se habían dedicado en cuerpo y alma a perseguir su sueño.

Bueno, no les estaba yendo como esperaban, después de todo, siguieron el consejo que les dieron ese día, y sin pensarlo, se presentaron ante las puertas del gran palacio del rey en búsqueda de trabajo. Como era de esperarse, ni siquiera sus nombres fueron preguntados, simplemente les dijeron que les darían techo y comida mientras cumplieran con las labores de limpieza.

Así comenzaron, por un año se dedicaron a limpiar la parte de los jardines del palacio, al siguiente, parte del interior de este sin llegar al piso de las habitaciones reales, los próximos dos fueron ayudantes en la cocina real, y aunque eran pésimos cocinando, sirvieron de mucho para llevar las grandes cantidades de platos de comida en reuniones importantes. Y finalmente, ahora se dedicaban a lavar y mantener en perfecto estado los trajes de los mosqueteros.

Para Louis, eso había sido demasiado, era un acercamiento a su meta, y la mayor parte del tiempo lo mantenía muy feliz. Mejor aún, cuando se dio cuenta que una de las rejillas de ventilación de la bodega, daba hacia el gran patio, donde los mosqueteros entrenaban a medio día.

En cuanto lo descubrió, lo único que hacia era perder unas cuantas horas de su vida viéndolos, imaginándose a el mismo con una gran espada, o con un gran sombrero. De acuerdo, el sombrero ya lo tenía. Seguía conservando aquel, que el mosquetero le había obsequiado, y rara vez se lo quitaba aparte de para dormir, le gustaba mucho traerlo puesto, le hacía recordar él porque estaba ahí.

"Deja de ser tan gruñón Zayn." El ojiazul comenzó a remojar en el agua un par de camisas más. "¿No te das cuenta que estás a un paso de ser un mosquetero real?"

Zayn bufó.

"Lo único que sé, es que tenemos poco tiempo para terminar, ya te he dicho que odio trabajar bajo presión."

"Bajo presión, sin presión, odias trabajar." Liam sonrió con un dejo de burla, mientras negaba con la cabeza.

"Bueno, algún día la princesa me verá, se enamorará de mí, y me casaré con ella, entonces ustedes serán mis sirvientes."

"He oído que está comprometida, el único soltero es el príncipe." El ojiazul interrumpió.

"No soy exigente."

"¡Zayn! Calla, estás hablando de la realeza, de tu próximo rey."

"Y yo seré el próximo otro rey, Li." Zayn le guiñó el ojo, para después estallar en carcajadas. "Es broma, es broma."

Liam y Louis se dedicaron una mirada, mientras sonreían levemente de lado. Sí, una broma.

Continuaban con su trabajo, Zayn se encargaba de lustrar las botas, dejándolas tan brillosas que podían ver su propio reflejo en ellas, Louis lavaba cada una de las demás prendas al igual que Liam, el cual después de retirar los excesos de agua, se encargaba de colgar todo en unos cuantos lazos que ellos mismos había colocado para acelerar el proceso.

La puerta de la bodega se abrió, captado su atención. Louis miró en automático, pero en seguida bajó la mirada, era Kéven. Su jefe, y el encargado de los mosqueteros.

"¿Han terminado ya?" musitó aquel hombre, que Liam definía como altanero e irrespetuoso.

"Ya casi señor, aún nos faltan un par de camisas, pero ya está casi todo en proceso de secado." Zayn disimuló una sonrisa, mientras tragaba saliva con dificultad.

"En un momento vendrán a dejarles lo demás." Su voz era intimidante, hacía que el pequeño grupo de chicos temblaran, era complicado trabajar para él. "Oh, Lou, ¿aún no te quitas ese ridículo sombrero?"

El ojiazul lo miró, entrecerrando sus ojos y apretando ligeramente sus dientes antes de responder. "No, señor."

"Por el amor de dios, resígnate." Kéven se acercó a la zona de trabajo de Louis, y en automático, Liam retrocedió unos cuantos pasos. "Tan solo mírate, eres frágil, débil, pequeño... nunca estarás a la altura de un mosquetero real, literalmente."

Los ojos del mayor se aguaron, pero no, no iba a llorar de nuevo frente a él, no iba a permitir que sus palabras lo hirieran nuevamente.

"Señor, hemos ido avanzando y practicando nuestro trabajo en equipo para ser mosqueteros, si tan solo nos diera una oportunidad nosot-"

"¿Ustedes? ¿Hablas en serio? Por el amor de dios." Se había reído de Louis en su cara. "Tú, no tienes la fisionomía, no cumples con los requisitos físicos para serlo. Liam, por dios." Señaló en dirección al menor, quien se encontraba resguardado detrás de una columna. "Tendrá la fuerza y la condición pero es todo un cobarde, cualquier cosa le asusta. Y Zayn, solo tendrá el porte porque no tiene ni siquiera la habilidad para tomar una espada de manera correcta."

Eso había llegado hasta el fondo del corazón de los tres, de nueva cuenta. "Ustedes para lo único que sirven es para esto, para trabajar, para realizar labores de limpieza, no para defender a la corte real, ¿saben que pasaría si los dejo?" Kéven hizo una pausa. "¡Contesten!"

"No." Los tres susurraron en unísono.

"Matarían al rey o al príncipe en segundos, no les puedo confiar la vida de sus superiores." Señaló en dirección a la pila de trajes sucios que segundos antes, ya habían pasado a dejar. "Sigan con la limpieza, todo esto es para hoy. Los mosqueteros de verdad ya no tienen trajes limpios para mañana."

Acto seguido, Kéven les dedicó una media sonrisa, se dio media vuelta y salió de la bodega, dando un gran portazo con la vieja puerta de madera. Liam podía jurar que vio un pedazo de esta desplomarse por el golpe.

Los tres se mantuvieron en silencio por unos segundos. Louis luchaba de verdad, estaba luchando porque las lágrimas no salieran y lo traicionaran, pero fue inevitable.

Las palabras de su jefe siempre le llegaban a lo más profundo del alma, su buen humor decaía, y veía más complicado el llegar a formar parte de los mosqueteros, podía sentir su sueño alejarse, las personas solo se encargaban de ponerle el pie para hacer las cosas mal y eso lo desanimaban.

Pero de alguna forma, estaban bien viviendo ahí, es decir, ¿quién le diría que no a un lugar donde dormir, resguardado del frío y con tres comidas al día? Sin embargo, el mayor sabía que las acciones que Kéven tenía con ellos, eran simplemente humillantes.

"Lou... no lo escuches." Liam había salido de aquel escondite improvisado, y colocó su mano en la espalda de su amigo. :Quizá nosotros no demos la pinta para serlo, pero tú sí. Tu más que nadie lo mereces y tienes toda la capacidad de hacerlo. No llores." Le dedicó una amplia sonrisa al ojiazul.

Louis soltó un suspiro mientras limpiaba algunas de sus lágrimas con los dedos, asintió ligeramente con la cabeza al oír al menor.

"No, todos tenemos que serlo, o díganme, ¿no es su sueño también?"

Zayn y Liam asintieron un par de veces con la cabeza. Y en realidad, al principio a ambos les parecía muy rara la idea de serlo, quizá no estaban tan convencidos. Pero en cuanto pisaron por primera vez el palacio, y los vieron entrenando, desviando ataques, vociferando y acatando ordenes, lo supieron.

"En realidad, a mi me encantaría usar un par de estas." El pelinegro tomó ambas botas ya lustradas y las observó con detenimiento. "El poder que emanan los que las usan es maravilloso."

"Y el olor también..."

Ahora los tres reían.

"¿Lo ven? Somos los tres o ninguno, no olviden el lema de los mosqueteros, "todos para uno...-"

"Y uno para todos." Sus amigos se habían encargado de completar la frase.

Ante los dicho, el trio de chicos se dispuso a continuar su trabajo, reanudando sus labores y trabajando en equipo para ayudarse, haciendo menos pesado todo el proceso.


Como siempre, tenía que ocurrir algo y esta vez fue culpa de Liam.

"¡Te dije que no dejaras la tinta de las botas a un lado del cubo de agua!" Liam estaba volviéndose loco.

"No creí que fueras tan torpe como para confundirlo, es mucho más pequeño, ¿cómo metiste el trapeador ahí?"

Y sí, Liam había confundido el bote de agua con el de tinta, y ahora, gran parte del piso estaba cubierto con un color oscuro. El castaño estaba caminando de un lado a otro mientras observaba la gran mancha, estaba muerto de miedo y seguro de que cuando vinieran a revisar su trabajo los correrían, o castigarían.

Por otra parte, estaba agradeciendo internamente que Louis no estuviera en la bodega ya que había salido a entregar unos de los tantos trajes ya perfectamente limpios.

"Cuando Lou venga y vea todo este desastre, ¿sabes que dirá?" Zayn estaba a punto de soltarse a reír.

"¡Calla Zayn! Tengo que arreglarlo antes, Louis no puede ver esto, el...-"

"¿Creen que estos errores los tendría un mosquetero?" Y eso fue todo, la risa de Zayn escapó de sus labios mientras negaba con su cabeza. Imitaba a Louis a la perfección.

"¿Qué hago? ¡Ya sé! Me voy del palacio, le dices que decidí emprender un viaje muy largo, de años, que cuando regrese los buscaré y que espero ya verlos trabajando para el rey."

Zayn rodó los ojos, a veces le sorprendía lo escandaloso y dramático que Liam podía ser.

"Relájate, eso no va a salir solo, así que líjalo."

"¿Lijarlo? ¿Crees que funcione?" Los ojos del menor se iluminaron.

El morocho se encogió de hombros. "Puedes intentarlo."

La sonrisa de Liam se agrandó, y prácticamente corrió hacía una de las tantas cajas que había en la bodega, rebuscando en ellas las lijas que días antes les había llegado.
Aunque quizá les preguntarían por el material faltante, ellos solo se limitarían a decir que el material estaba incompleto desde que arribó. Cuando finalmente las halló, tomo unas cuantas, y estaba sumamente confiado de que no se darían cuenta cuando llegasen a recogerlas.

Tomó las necesarias y con rapidez se acercó hacia la zona manchada, estaba admitiendo internamente que si había hecho un desastre muy grande. Dejó las sobrantes a un lado de Zayn, y con la elegida, comenzó a tallar una y otra vez el piso.

Tallaba con fuerza, sus nudillos se volvían blancos de todo el esfuerzo aplicado, pero poco a poco, sus ojos iban observando como el tono café se iba desvaneciendo. Suspiró con tranquilidad, sonriendo satisfecho al ver que el remedio que su amigo le había recomendado funcionó.

"¡SI! ¡Malik, sirvió!" Gritó, mientras daba un par de brincos por la felicidad.

"¡Qué bien! Ahora apresúrate que Louis no tarda en regresar, ya lleva un rato fuera."

El menor bufó y decidió continuar con su labor, fregando una y otra vez el suelo, esperando que la tinta se removiera en su totalidad. Por su parte, Zayn estaba lustrando los últimos pares de botas que le faltaban, mientras tarareaba una canción que probablemente él se había inventado y silbaba.

Colocó una bota más frente a él, y con la pequeña esponja, puso un poco de tinta para darle el brillo necesario. Sin embargo, cuando estiró su mano con el fin de alcanzar el retazo de tela que usaba para frotar y lustrar, hubo una diminuta confusión: las lijas.

Y así como acostumbraba, cerró sus ojos mientras movía la cabeza de un lado a otro. Estaba tan entretenido que ni siquiera notó el cambio de textura de su paño. Continúo silbando su canción, mientras sus manos estaban realizando el trabajo de la manera correcta, o eso creía hasta que abrió sus ojos para ver el resultado final.

"Lis... pero qué demonios..." sus ojos cafés se abrieron de sobremanera, al observar el estado en el que ahora, se hallaba la bota. Estaba totalmente maltratada, la lija había levantado la piel de ella, la había desgastado casi al borde de romperla.

Su boca se abrió poco a poco, y su vista se dirigió a la mano que sostenía la supuesta tela, rogando internamente por tenerla entre sus dedos.

Y no.

No era el paño.

Era una de las lijas que había traído Liam.

"¡Payne! Demonios, ¿qué hiciste?" Zayn se levantó de su banco en seguida.

Liam se sobresaltó cuando escuchó la voz de Zayn, y estaba asustado ahora.

"¿Por qué me gritas?" Musitó mientras se levantaba.

"¿Por qué diablos dejaste esto a mi lado? ¿No ves lo que acabas de provocar?"

Acto reflejo, le mostró con una mano las lijas que, con anterioridad, Liam había tomado prestadas, y con la otra, le extendió la bota maltratada. El castaño se cubrió la boca con su mano, olvidando completamente que estaban llenas de tinta diluida por el agua.

En ese instante, el enojo de Zayn desapareció, porque justo cuando su amigo quitó su mano, toda la barbilla, y parte de sus mejillas se hallaban manchadas. No pudo hacer más que reírse de él.

"No creí que fueras tan torpe como para confundirte." El menor citó las mismas palabras que él le había dicho con el incidente del trapeador.

Ahora ambos estaban mirándose con una sonrisa en los labios.

"He vuelto, chicos! Li, pero, ¿qué te pasó en la cara?"

Louis había cruzado sin avisar la gran puerta, cerrándola detrás suyo. Llevó los dedos al puente de su nariz, después de observar el piso y la bota en la mano de su amigo. En ocasiones le sorprendía el nivel de inteligencia que ambos tenían.

"Em, si, pues verás Lou, es una historia muy graciosa." Liam caminó hacía él.

"No voy a preguntar, me da miedo lo que respond-"

Como respuesta, la palma de Liam pasó desde su frente hasta su barbilla, manchando por completo la mitad de la cara del ojiazul.

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