Conocerlo

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Yoongi.

Me rechazo.

He oído tantas veces esa promesa, y eso solo quiere decir cambiar de dueño, cambiar de rutina, no lo necesito, gracias aún así.

Lo que resto del tiempo siguió sentado en una orilla de la habitación, solo tarareando alguna especie de canción.  

Pero si por algo soy conocido es por mi necedad, Jk dice que es lo que me mantiene vivo. El idiota se le olvida que mi puntería es perfecta.

Todos los sábados reserve a Jimin para mi, di ordenes específicas, el no sería tocado por nadie ese día, era lo máximo que podía hacer. Por lo que desde el viernes en la noche debían dejarlo en condiciones  para mi servicio.

—Si no piensa tocarme ¿para que me llama? —me miró desde la cama abrazado de sus rodillas —las chicas me han dicho que usted solo folla a mujeres.

—¿Has preguntado por mi? —le di un trago a mi cerveza sentado al otro extremo de la habitación —es un honor.

Hiso una pequeña mueca y suspiro —¿Qué necesita de mi?

—Nada.

Metió su cabeza entre sus piernas empezando a tararear esa canción, entre estrofas escuche un pequeño hipido, lo cual me saco de mis pensamientos sin sentido.

—Pequeño —me acerque pero solo hasta la orilla de la cama —¿Estas llorando? —frote mi rostro con frustración —es lo que menos deseo, ¿Me puedes decir por qué lloras? —me ignoro por completo —es una orden Jimin.

Levantó su rostro y se limpio las lágrimas del rostro, su labio aún temblaba.

—Usted me asusta mucho —abrí los ojos en grande.

—ESO ES UNA ESTUPIDEZ.

Cuando grite el se encogió, alejándose aún más de mi.

—Perdona, perdona —respire hondo— no te he hecho nada, ni siquiera te he tocado.

—Es por eso que me asusta —sus ojos se llenaron de lagrimas de nuevo —desde que tengo uso de razón solo existo para un propósito —se toca el pecho —solo sirvo para eso y usted no me usa —se cubrió el rostro —me da miedo el sentimiento de tranquilidad porque después las cosas siempre son peor, siempre es más duro todo, duele más.

Solo estaba en paz dos días, solo dos días podía estar sin que lo tocaran, lo golpearan y drogaran, sin que algún cerdo lo abusara.

—Habla conmigo —me senté en la cama —quiero que cada vez que venga hables conmigo, de todo, no importa de que, plática conmigo, tu sola compañía será mi servicio, no solo sirves para lo que piensas.

Solo asintió y después se calmo, ese día el solo me platico de un poco de su niñez antes de que todo se jodiera, que entrara en este mundo de mierda.

La siguiente vez le pregunte el porque había caído en esto.

—Mi madre murió cuando yo tenía nueve años, mi padre comenzó a meterse en el mundo de las drogas, su adicción fue tan grande que le robo a su proveedor, cuando este se dio cuenta, a cambio de no matar a mi padre me pidió como pago y le dio una dosis más —sonrió de manera forzada — desde ese entonces me dieron a entender que ya había acabado todo.

—Es muy jodido este mundo—fume de manera tranquila.

—¿Puedo preguntar de ti? —asentí —aquí todos te conocen como Suga, pero no se ti nombre.

—Min Yoongi —se me quedo mirando —¿suena raro?

—Es tierno.

—Es la primera vez que escucho que mi nombre es tierno —reí y el frunció el ceño un poco —es solo que, no lo digo mucho.

—¿Puedo decirte por tu nombre?

—Claro, sin problemas.

—Bien, Yoongi.

La primera vez que lo escuché decir mi nombre fue demasiado extraño, sentí una especie de felicidad algo nuevo. Ahora pagaba por dos días, con las mismas especificaciones.

Una semana no cumplieron con lo que pedí. Jimin estaba muy golpeado del rostro, su labio estaba hinchado y apenas podía hablar por el dolor.

—¡GYU!

Salí de la habitación, me sentía furioso, llegué pateando la puerta de la oficina de Mingyu, él se levantó algo asustado.

—¿Qué diablos pasa?

—Sabes que pasa cuando no obedecen mis especificaciones.

—Las seguimos—levantó las manos —Minnie no estuvo con nadie desde ayer en la mañana, y fue un cliente tranquilo.

—¡No puede ni moverse!

Se mueve nervioso buscando su teléfono, marca de manera rápida comenzando a sudar.

—¿Quién cuido ayer a Minnie? —escucho y se puso algo blanco —SON UNOS IDIOTAS —camino nervioso— ¿Dónde esta? No voy a meter las manos por él.

Colgó y salimos de su oficina, llegamos hasta el área VIP del bar, en eso  llamó a un tipo, este se acerco a nosotros era uno de los guardias del lugar.

—Él fue.

Fue lo único que me dijo, sin darle tiempo de parpadear le dispare en el pie, se escucho que grito y todos entraron en pánico, Mingyu se fue, yo tomé al tipo del cabello quien se retorcía de dolor.

—Creo que no es muy difícil seguir mis instrucciones —hable entre dientes —si digo que nadie toca a Minnie cuando yo venga, es porque nadie puede tocarlo.

—Aah, per…perdón— se trataba de zafar de mi agarre pero lo hice caminar así —no sabia, no sabia que usted era el cliente.

—¿Crees que voy a tragarme ese cuento?—llegamos a donde estaba Jimin —todos aquí saben porque Jimin no se toca.

Permaneció con la vista agachada, le se sostenía la pierna.

—Pídele perdón — le apunte con el arma en la cabeza —no tengo mucha paciencia.

—PERDONAME.

Su voz temblaba, Jimin no pudo decir nada, no salió ni un sonido de su voz.

—Creo que no te perdona.

Dispare una vez, cayó muerto al instante, los guardias de las habitaciones llegaron al escuchar el disparo, miraron al tipo muerto luego a mi.

—Limpien este desastre y háblenle  a Mingyu, me llevare a Minnie de aquí.

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