⌕ › 009 ‹

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Lisa tenía las manos juntas y hechas puños.
Estaba tratando de tranquilizarse, lo único que quería era salir lo más pronto posible de aquella horrible calle, pero, al parecer su decisión se vio interrumpida al notar que un lujoso coche BMW blanco, frenó abruptamente ante ella.

—¡Lisa!

—¿DaeHyun? ¿Qué haces aquí?

—Lisa, Lisa te estuve buscando —salió del auto para acercarse a la chica.

—Y yo estoy en problemas.

—¡Ellos me golpearon por tu culpa!

—A mí me intentaron disparar —contó horrorizada.

—¡Se bebieron mi champagne caro!

—¿Quiénes?

—Los Agentes del Gobierno.

—Pero... ¿Por qué?

—Porque me dijeron que ahora trabajas para Shin.

—¡¿Quién es Shin?!

—La mano derecha de Gwon —respondió una tercera voz.

—¡¡¿Quién es Gwon?! —exclamó la tailandesa con desesperación.

DaeHyun indicó con su mentón que volteara a ver detrás. Lisa respingó levemente del susto al ver otra vez a la castaña.

—¿Disculpe quién eres tú?

—Es ella. Es la razón por la cual te golpearon y a mí casi me disparan —habló con rapidez—. Jennie. ¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Jennie? ¿Quién es Jennie? —insistió DaeHyun.

—La que va a golpearte si no cierras la boca de una vez —respondió mientras se ponía frente al contrario. Posó su mano en aquel hombro, tratando de intimidarlo—. Ahora escucha con atención. Me llevaré tu auto.

DaeHyun se deshizo del agarre tan pronto como que escuchó aquello.

—¿Disculpa? No te atrevas a mirar mi auto —la señaló acusadoramente—. O tendré que romperte las manos. Soy cinturón verde en Kung Fu y Karate —se puso en posición de defensa—. Mi patada voladora es tan rápida que puedo knockear a un pájaro en el aire.

Jennie bostezó y sin esperar más, le disparó en la pantorrilla. Haciendo que este se doblara de dolor. Lisa gritó horrorizada y llevó sus propias manos a su cabeza.

—¡¿Por qué le disparaste?!

—¡Me disparó! —sollozó.

—Lisa, entra al auto ahora.

—¿Por qué le disparaste a él?

—¿Por qué me disparaste a mí? —repitió llorando.

—Lisa, siéntate en el auto —la tomó suavemente por los hombros.

—No te sientes en el auto, Lisa —exigió DaeHyun. Jennie volvió a apuntarlo con el arma—. ¡Lalisa Manoban, siéntate en el auto, rápido! —gritó mientras se tiraba al suelo asustado.

La pelinegra lanzó un grito de irritación y sin más tuvo que obedecer.

Kim se puso de cuclillas al lado del convaleciente.

—Tranquilo, es una herida superficial. No está cerca del hueso. Buen tiro. ¿Verdad que sí?

—Muy bueno —contestó—. ¿Pero, por qué?

—Estabas por usar tu patada voladora. No podía arriesgarme —dijo medio burlona—. Ahora escucha. Cuenta hasta cien luego de que nos vayamos y entonces ahí podrás llamar a la policía, a la ambulancia, a quien tú quieras.

—Entendido.

—Pero si los llamas antes de contar hasta cien, volveré y te dispararé.

—¿Cómo vas a saberlo?

—Te dispararé si sigues haciendo preguntas estúpidas —lo apuntó con el arma otra vez.

—¡Contaré hasta 200, lo juro!

—Bien, eso me gusta.

Jennie se reincorporó e ignorando el enojado semblante de la extranjera, se adentró al coche para encender el motor.

—Ponte el cinturón de seguridad —Lisa solo viró los ojos al escuchar aquello.

El camino por toda la carretera fue silenciosa. A veces Jennie miraba a la menor de manera disimulada, notando como esta aún se mantenía seria y disgustada.

—Por cierto, yo no quería dispararle.

—¿Entonces por qué lo hiciste? ¡Aquellos que no quieren disparar, no disparan!

—Esa bala lo hará el héroe de la ciudad.

—Estás loca —alzó la voz indignada—. ¡Estás loca! Le disparaste a quien sea. Eso no es normal. Eso no es normal en ninguna parte del mundo.

—Sé lo que estoy haciendo.

—Por favor, detén el auto. Quiero ir casa, quiero estar lejos de ti.

—Relájate, Lisa. Solo cálmate.

La pelinegra suspiró.

—Quizás estaba a salvo con ellos.

Jennie la miró sorprendida.

—¿Qué dijiste? ¿Acaso tienes miedo de estar conmigo?

—Nunca debí confiar en ti.

—¿En serio? —Lisa no contestó, se estaba sintiendo verdaderamente mal—. Oh, ok. Muy bien entonces —habló para manejar hacia un estacionamiento y frenar el coche ahí. Se quitó el cinturón de seguridad con rapidez, abrió la puerta para salir y al cerrar esta lo hizo con brusquedad.

Lisa resopló con fastidio y decidió salir también. Notó que Jennie miraba con atención cada auto que estaba ahí.

A lo lejos pudieron percibir la discusión de una pareja mientras salían de su respectivo automóvil.

—Sana, escúchame.

—No quiero hablar contigo.

Kim se acercó sigilosamente, colocándose prudentemente al lado de ellos. En un abrir y cerrar de ojos, logró sacar las llaves que aquel chico tenía en su bolsillo del jean. Sin hacer que este se diera cuenta en absoluto.

—Disculpa, disculpa —ahora Lisa estaba detrás de ella—. ¿Acaso piensas dejarme así e irte?Contesta: ¿Por qué le disparaste a MinHo si no me necesitabas? ¿Y por qué estás robando ese auto? ¿Por qué robaste el otro si no lo necesitabas? Já. ¿Y dices que no estás loca? —sonrío con sarcasmo y enojo.

Jennie detuvo sus movimientos de abrir la puerta del coche rojo.

—¡Ahg! ¡¿Qué quieres? —dio media vuelta para encararla—. Estás molesta si estoy contigo y, ahora que me voy, ¡sigues estando molesta! —explicó a punto de colapsar—. Mira, realmente lamento el que debamos estar juntas. ¡Pero solamente es para asegurarme de que sigas viva! ¡Si yo no estoy contigo, estás muerta! ¿Entiendes eso? ¡Muerta! —resopló cansada, Lisa la miraba con atención—. Y sí, tal vez creas que esto es extraño, pero tengo otras cosas que hacer además de salvar tu vida. Son muy importantes. Y... —suspiró, viéndola fijamente—... ¿Sabes qué? —sacó la llave del anterior coche—. No importa —extendió el objeto—. Aquí está la llave, ahí está el auto. Ve y conduce hasta casa.

Lisa dudó, pero finalmente tomó dicha cosa entre sus manos. Observando como la castaña se alejaba para ir hacia el nuevo coche.

Kim metió la llave y la abrió rápidamente. Se acomodó poniéndose el cinturón de seguridad y luego de ello se quedó absolutamente quieta.

La pelinegra por su lado, solo resopló y dio media vuelta para dirigirse hacia el coche que era de MinHo. Sin embargo, empezó a dudar. ¿Qué era lo mejor para ella en esos instantes?

"¡Si yo no estoy contigo estás muerta!"

—Mierda —susurró por lo bajo, dando media vuelta para caminar hasta donde estaba Jennie.

Abrió la puerta del copiloto y se sentó al lado de la castaña. Fue ahí cuando Kim recién encendió el motor para poder avanzar.

La noche ya estaba cayendo y en medio del viaje, varias sirenas de camionetas pertenecientes a policías empezaron a resonar. Incluso uno estuvo al lado del coche que Jennie manejaba.

—Revisen cada BMW blanco de la ciudad. La sospechosa va en un auto HP-52-AJ 7739.

Lisa logró escuchar aquello. Cayendo en cuenta que estuvieron cerca de ser atrapadas. Suspiró y dirigió su vista hacia el frente otra vez.

Kim se quitó las gafas y la observó por unos segundos. Cuando se dio cuenta que esta estaba sumida en su propio pensamiento, sacó su celular del bolsillo de su chaqueta. Haciendo clic al GPS y viendo una ubicación en especial.

«Mansión Kim; Extremo sureste del país, Busan.»

Hizo zoom un par de veces más y suspiró profundamente al ver una noble y cuidada casa. Sin percatarse de la mirada curiosa de tailandesa a su lado.

Rápidamente Jennie apagó su celular y volvió su mirada al frente. Lisa se hizo la desentendida con simpleza.

¿Por qué Busan?

—Escucha —la voz de Jennie la distrajo—. Hasta el día de hoy nunca he sido la causante de la muerte de una persona inocente. No quiero que tú seas la primera. Especialmente, cuando estuviste esperando ese algún día toda tu vida —suspiró—. Tus planes y tus sueños morirían contigo.

Lisa la miró directamente, siendo consciente que aún recordaba lo que aquella noche le dijo.

De cierta forma se sintió segura y decidió permanecer en silencio un poco más.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro