O7: Soledad

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Para muchos, estar en silencio mientras hablas contigo mismo, podría ser considerado como una tortura, para otros la necesidad de hablar con los demás es tan fuerte que no tardarán en tener una conversación con la persona más cercana para poder eliminar ese aburrimiento en su propia persona, para algunos otros el silencio es una recompensa que puedes obtener después de haber soportado demasiado ruido, para otros el silencio es un castigo en el cual no quieren ser parte. Para Park Jimin... el silencio era lo único presente desde ahora en su vida.

Las cosas habían sido complicadas después de la secundaria, después de sus dieciocho años, aquellos viejos amigos suyos con los cuales había creído estaría para el resto de su vida, se habían alejado, primero fue Eunji, quien descubrió que aquel aroma que para nada le gustaba provenía de él, de Jimin, por supuesto el theta le explico su condición, pero a pesar de que él pensó que lo comprendería, estaba totalmente equivocado, ella lo desprecio, le dijo que no quería tenerlo cerca nunca más en su vida, le dijo que jamás debieron ser amigos, y eso fue todo.

Eunji no esparció rumor alguno de la condición de Jimin, sino que simplemente se fue, Minjoon, supo que el aroma de Jimin no estaba para nada acorde a él, le pregunto en muchas ocasiones el por qué utilizaba el aroma de un perfume tan asqueroso como él que traía puesto, pero cuando Jimin le menciono que ese era su aroma natural, el de un theta, Minjoon se alejó, pero él no fue tan discreto como lo fue Eunji, no, Minjoon creyó que sería una buena idea difundir la jerarquía de su amigo a las demás personas, quizás solamente le pudo haber dicho a cuatro, pero esos cuatro hablaron con otros, y esos otros con los demás, poco a poco dentro de la escuela se comenzó a esparcir el rumor de que Park Jimin es un theta, un rechazado social, alguien que no debía ni siquiera respirar el mismo aire que ellos.

Quizás al principio Jiyu no lo entendió del todo, la beta pensaba que todos estaban siendo demasiado exagerados con el asunto, pero a pesar de que salía a la defensa de Jimin, no tardo mucho en alejarse al igual que los demás, porque no soportaba que la miraran con desprecio, no soportaba que la insultaran por no alejarse del theta, detestaba que siempre pensarán que ella iba a estar como la pareja de Jimin, ella a pesar de siempre haber querido a Jimin como su más grande amigo, se había sentido prisionera de las miradas y las palabras de los demás, todas acumulándose cada vez más en su cabeza y haciendo que perdiera por completo ese cariño hacia Jimin, para ahora ser parte de esas personas que detestan a Jimin.

A pesar de las formas en que ellos se alejaron, Jimin no podía culparlos, es un theta, una jerarquía baja, nadie quiere estar al lado de alguien como él, lo sabe, y a pesar de la pequeña opresión en su pecho, él mismo se encargaba de consolarse y decirse una y otra vez que todo estaría bien, que no escuche lo que dicen de él.

Puede que antes a Jimin la soledad le pareciera demasiado abrumadora, inclusive asfixiante, pero ahora, ahora era diferente, la soledad era un espacio para él mismo, uno en el cual puede brindarse por sí solo apoyo, uno en el cual puede ser feliz y dejar de sentirse herido. Cuando cumplió los diecinueve años, y había por fin entrado a la universidad, la soledad era lo único que lo acompañaba, para su desgracia, se había presentado como theta en su ultima clase, y su aroma lo había delatado por completo, desde aquel día, sus demás compañeros se reúsan a hablar con él, ni siquiera pueden mirarlo a los ojos y si lo hacen lo juzgan, lo critican a más no poder, le recalcan que es un rechazado y le dejan en claro que jamás será incluido.

Las cosas no mejoraban, y a pesar de que siempre les decía a sus padres que estaba bien, que nada malo pasaba, todo era mentira, y aunque él mismo se había acostumbrado a su soledad, no podía evitar de vez en cuando llorar, porque los recuerdos lo abrumaban, porque extrañaba cuando podía pasar tiempo con las personas que tanto estimaba, porque se siente deprimido al ver como todos los demás pueden sonreír, pueden platicar, pueden enamorarse, pueden ser abrazados, se siente celoso al verlos, porque él no puede, él es invisible a los ojos de los demás, y le duele, le duele tanto que siente como si su corazón se quemará y se hiciera cenizas en cuestión de segundos.

Su mirada baja no le permitió darse cuenta de que alguien venía frente a él, por lo que de inmediato sintió un fuerte golpe en su hombro, golpe que lo hizo soltar los libros que llevaba en sus manos.

—¡Fíjate por donde vas, escoria! —menciono un alfa para después escuchar la risa de un omega quien se burlaba al ver lo que pasaba—. Maldita sea, cubre ese asqueroso aroma.

—Sí, ¿acaso no ves que los demás lo detestan?

Jimin trato de ignorar aquellos comentarios, él no tenía la culpa, los supresores para los thetas son difíciles de conseguir, sus padres hacen todo lo posible por tenerlos para él, pero es difícil, además de que se tratan de productos costosos, apretó sus labios, no debía de afectarle, pero siempre era lo mismo, no le sorprendía, pero de todas formas dolía.

¿En verdad su aroma era tan asqueroso como todos lo comentaban?

No quería pensar en eso, pero siempre escuchaba lo que los demás decían, los alfas decían que su aroma se parecía al del caramelo cuando se quema, amargoso y dulce, los omegas lo describían como si una pila de fruta de hubiera podrido, que olía demasiado agrio, sin dulzor alguno, y con un horrible amargos que te hacía querer vomitar en segundos, la realidad era que Jimin ni siquiera podía describir su propio aroma, podía sentirlo, pero no era para nada parecido a lo que los demás decían de su aroma, y no entendía la razón, él podía percibir un aroma a café muy fuerte, además de una leve fragancia dulce y delicada, la combinación era extraña, inclusive para él, porque su aroma no era nada atrayente, y lo entiende, porque no es atrayente como el de los omegas.

Soltó un largo suspiro y se coloco en cuclillas para poder darle alcance a los libros que había soltado, aunque en cuanto tomo uno de ellos e iba a agarrar el segundo, una mano más se adelantó, Jimin detuvo sus movimientos al ver aquella mano, era un poco más grande que la suya, dedos largos y de un color blanco, tan blanco como la nieve, parpadeo un par de veces no entendiendo lo que pasaba, incluso pensando que esa mano era irreal, pero no, allí estaba.

—No —una voz comenzó a escucharse y Jimin dejo de mirar la mano para pasar a mirar al propietario de aquella ronca voz—, no deberías dejar que te traten así...

Sus miradas chocaron, y Jimin lo vio a detalle, ojos gatunos, nariz pequeña, labios delgados, noto unas pequeñas pecas debajo de sus ojos, sus cabellos de color marrón oscuro, cejas delgadas y definidas, y su aroma, Jimin lo pudo distinguir, un aroma a tierra mojada y hierbabuena, un alfa.

El chico frente a él, al sentir que todavía se estaban mirando fijamente, no pudo evitar apartar la mirada y disponerse a levantarse, Jimin hizo lo mismo.

—Toma —el chico de piel nívea no tardo en entregarle el libro, Jimin lo tomo en cuanto lo vio, y dio una pequeña reverencia con la cabeza en forma de agradecimiento—, y n-no dejes que te traten así, ¿está bien?

Jimin parpadeo un par de veces, ¿por qué ese alfa le hablaba? ¿Por qué no hacía lo que los demás? ¿Por qué parecía empeñado en estar allí?

—Gracias —susurro por lo bajo Jimin y dio de nueva cuenta una reverencia con la cabeza, sin decirle más a aquel alfa, dio un giro sobre su propio eje, y comenzó su camino para alejarse, pero de nueva cuenta una voz lo detuvo.

—Soy Yoongi —menciono el alfa, y Jimin giro su rostro para verlo de nuevo, frunció levemente el ceño ¿por qué ese alfa tenía un leve rubor en las mejillas? Era tan extraño—, ¿c-cuál es tu nombre?

Pero Jimin no respondió, de nuevo giro su rostro, sintiendo un leve calor en las mejillas, ¿por qué ese alfa quería saber su nombre? No tenía sentido, ¿por qué se sintió tan bien que alguien preguntará por su nombre? Sin querer una ligera sonrisa asomo por sus labios, pero no respondió, no era un buen momento, quizás nunca haya buenos momentos, pero definitivamente hoy no, siguió con su camino, dejando a un alfa desconcertado detrás suyo.

Yoongi se preguntaba si acaso había cometido un error, mientras que Jimin no podía dejar de sentir sus mejillas cálidas debido a una pregunta tan simple como esa.

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