Capítulo 48- ¡No puedo llevarme a Hobi a Alaska!

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Jin's pov

La sonrisa de idiota no podría quitármela absolutamente nadie.

Y es que las cosas con Namjoon iban jodidamente bien.

Habíamos pasado un día asombroso en la playa, solos él y yo, como hacía tiempo que no hacíamos. Bueno, nosotros vivíamos en la misma casa, así que técnicamente estábamos juntos siempre y cuando no tuviésemos escuela o trabajo, pero... Vosotros me entendéis.

El caso es que todo estaba yendo de puta madre, y a decir verdad, me sorprendía, porque realmente pensé que el incidente de la oferta de trabajo ocasionaría muchísimos más problemas, pero aparentemente, el simio terminó comprendiendo mi punto, pues ni siquiera había preguntado o vuelto a sacar el tema.

Ahora mismo estaba en mi horario de descanso, hablando con Youngjae de lo genial que estuvo el día anterior, y riéndonos de Namjoon por su detalle de prepararme el desayuno.

Que sin duda, viniendo de él, era un acto súper significativo, pues la cocina no era santo de su devoción y todos éramos conscientes de ello, incluso la pobre María de las Mercedes... Que en paz descanse.

- ¿Entonces ya todo está bien?

- Genial.

- ¿De verdad?

- Que sí, tranquilo - El castaño estaba ligeramente preocupado, pues por su "culpa" Namjoon había terminado enterándose de lo de Francia, y evidentemente le había reclamado. Aunque tampoco le armé un escándalo, pues igual, tarde o temprano lo hubiese descubierto, ya que básicamente todos en cocinas lo sabían. De hecho, yo ni siquiera le llamaría un regaño, simplemente le dije "Eh tú, tu novio le ha contado lo de mi propuesta al mío, idiota", y ya está, así de simple, aunque ya sabéis que mi amigo podía llegar súper exagerado si se lo proponía... Casi tanto como yo.

- Uff, menos mal - Suspiró dramáticamente.

- Si hubieras visto la cara que puso cuan- La vibración proveniente de mi móvil, que se encontraba guardado en mis pantalones, interrumpió mi frase - Oh, espera, dame un segundo.

Me puse de pie, y salí al callejón para poder hablar más tranquilamente con...

Bueno, decía número desconocido.

Así que, intrigado por la identidad de la persona que llamaba, contesté el teléfono.

- ¡HYUUUUUNGGGGGGG! - El horripilante chillido de Taehyung me hizo apartar el artefacto de mi oreja, en búsqueda de evitar quedarme sordo.

- ¿Por qué mierda gritas Tae? - Gruñí.

- Oh... Pues no lo sé - Rodé los ojos. A pesar de saber que ese tipo de comportamiento era altamente común en el castaño, no podía evitar frustrarme cada vez que hacía cosas así - Bueno, no importa. ¿A que no sabes qué?

- ¿Qué pasa?

- ¡ESTOY HABLANDO DESDE UN TELÉFONO PÚBLICO! - Y volvió a gritar, pero en esta ocasión, no me dio tiempo a alejar el celular, por lo que sentí una punzada que recorrió desde mi oído hasta lo más intrincado de mi alma. Por lo menos ya sabía la causa del porqué no me salía el remitente - ¿Y sabes quién más está aquí? ¡Jiminie! - Habló con total emoción - Venga Jimin, saluda, hombre - Evidentemente, en esta ocasión no se dirigía a mí.

- Hyung, ¿podemos mandarle a Alaska? Por favor - Reí un poco por el comentario del bajito, cuya voz salió con total desesperación. Seguramente nuestro amigo de sonrisa rectangular le tuviese aturdido con todas sus locuras.

- ¡Eh! ¡No puedo irme a Alaska! ¡A Hobi no le gusta el frío! ¡Y devuélveme el teléfono! - Le escuché hablar de fondo, y acto seguido, el aparato comenzó a hacer un sonido extraño, que me dio a entender que estaban forcejeando por él.

- Chicos, tengo que trabajar.

- ¡Dámelo ya, pesado! - Y después de un par de segundos más, en esa batalla cuya razón desconocía, el castaño volvió a ponerse - ¡He ganado! - No podía verle, pero apostaría lo que fuera a que le había sacado la lengua al de pelo salmón.

- Tae, ¿por qué has llamado? Tengo prisa.

- Oh sí, sí. Quería preguntarte si te apetecía venir esta tarde a una heladería conmigo, Kookie, y el enano nalgón.

- ¡Oye! - Pude escuchar el reclamo del último mencionado.

- Jimin, no intentes negar la realidad. Papá Dios decidió darte un trasero enorme, así que acéptalo y haz uso de él - Contrarrestó con total seriedad, como si acabase de decir lo más filosófico del mundo. Sin embargo, no duró mucho, pues nuevamente recuperó su actitud aniñada, para agregar: - ¿Entonces qué dices Hyung?

- Lo siento, esta tarde voy a salir con Namjoon - Comencé a sonreír a la nada, pensando en lo que podríamos hacer juntos en la feria, y en cómo le torturaría forzándole a subir en todas esas atracciones que tanto él adoraba... Nótese el sarcasmo, por favor.

- ¡Pero Hyung! ¡Te necesitamos! ¡Desde que estás casado no nos haces ni caso!

- ¡No estoy casado idiota!

- Bueno, casi. Igual, pones a tu esposo por delante de tus hijos... Has cambiado Hyung - Comentó cual viejito enfadado, y estaba seguro de que había hecho un puchero.

- Lo siento Tae. ¿Qué tal si lo dejamos para mañana?

- Ah no, mañana no quiero - Refunfuñó infantilmente.

- ¿Seguro? ¿Ni siquiera si te invito a un combo de esos que traen 8 sabores, algodón de azúcar y vienen con un juguetito?

- Jiminie, hyung dice que mejor lo dejemos para mañana - Empecé a carcajearme, era muy fácil sobornarle - Bueno, entonces nos vemos.

- Nos vemos, cariño.

- Hasta luego chicos.

Me despedí de todo el personal del local, pues ya había terminado mi turno, en esta ocasión algunos minutillos antes, y por tanto, como cada día, salí por la puerta trasera, esperando encontrar a un moreno enorme, de pelo gris y adorables hoyuelos rescostado en el muro.

Pero me llevé una ligera decepción al notar que, además de un bote de basura y un par de gatos, el callejón estaba totalmente desierto.

"Tal vez se le ha hecho tarde, igual aún quedan diez minutos para las 4", pensé.

Y seguí pensando.

Y estuve con esa idea en mente la próxima media hora, sin embargo, nunca apareció.

Así que medianamente preocupado, eché a andar al departamento, temiendo que quizás algo hubiese pasado.

En menos de lo que canta un gallo, ya estaba frente a la entrada principal, que curiosamente, no tenía echado el pestillo, por lo cual asumí que el simio se encontraba en casa.

- ¿Nam? - Recorrí con la vista todo el salón, pero ahí no estaba, así que después de comprobar en la cocina, me dirigí a la habitación, guiado por unos sonidos extraños que provenían de la misma.

Si el día de la fiesta creí haber visto la imagen más jodidamente dolorosa del mundo, definitivamente había cometido un error, porque sin duda, lo que estaba teniendo lugar frente a mis ojos, era muchísimo más escalofriante.

Y mi cuerpo fue consciente de ello, porque una vez hube procesado la situación, e incluso antes de que me diera cuenta, lágrimas silenciosas comenzaron a rodar por mis mejillas.

Ahí estaba Namjoon, desnudo, y a su lado, gimiendo, la persona que tantos malditos problemas nos había causado: Dong Sun.

Aunque tal vez solamente me los hubiese causado a mí, porque aparentemente, al moreno le sentaba como un guante su compañía, o por lo menos eso me decía el bote de lubricante que había junto a la mesita, el mismo que había usado el día anterior conmigo.

Una vez me notó, se incorporó apresuradamente, dejando a la vista su torso y cubriendo con una manta todo lo que se encontraba por debajo del ombligo.

- Princesa, esto no es lo que- Antes de que pudiera terminar de hablar, volví sobre mis pasos, recogiendo el bolso que se me había caído de la impresión, y cerrando la puerta detrás de mí.

No quería quedarme en la misma habitación que ellos, porque sabía que si lo hacía, simplemente no podría controlarme y no quería humillarme más.

Así que, llorando como una maldita Magdalena, de la forma más penosa posible, salí del apartamento a toda velocidad, con la cabeza gacha, y entré al ascensor.

- Jin, espera - Una mano canela impidió que el montacargas cerrara. Aún seguía sin camiseta, pero llevaba unos pantalones a medio abrochar - Princesa, escucha, no es lo que piensas, lo que sucede es que-

- ¿Ma vas a decir que no estabais follando? - Mi voz salió rota por el llanto, de hecho, me sorprendió incluso haber podido ser capaz de formular una frase.

Estuvo mirándome temeroso, sin saber exactamente qué decir, pero luego de unos segundos, terminó suspirando.

- Lo siento... - Y no tuvo que agregar nada más para confirmarlo.

Yo solo empecé a llorar incluso más que antes, y me deslicé hasta quedar sentado en el suelo, alzando las rodillas y metiendo mi cabeza entre ellas.

Definitivamente estaba mandando mi orgullo a la mierda en ese instante, ya que le permití verme dolido, pero es que no podía evitarlo, me sentía jodidamente mal, no solo por la traición, sino por ese sentimiento de decepción, pues Namjoon resultó no ser como me había jurado tantas veces que sería.

En el poco recorrido desde el ático hasta la planta baja, estuve en esa posición, temblando ligeramente, y con él mirándome de pie, pensando todo tipo de cosas y reflexionando acerca de los últimos 10 meses de mi vida.

Y es que yo sabía que él era así, siempre lo fue, nunca se ató a nadie, nunca dependió de nadie. Sin embargo, pensé que tal vez conmigo sería diferente, que igual yo le habría gustado por lo menos un cuarto de lo que él me gustaba a mí, y que por eso había decidido serme fiel... Que tal vez conmigo tenía suficiente y no le hacía falta nadie más.

Pero... Bueno, evidentemente estaba equivocado.

El ascensor se abrió, sin embargo, no me puse de pie, me quedé justamente como estaba, aún sin mostrar mi rostro.

- ¿Desde cuándo? - Cuestioné de repente, aún sin levantar la cabeza.

- ¿Eh?

- ¿Desde cuándo estás con él? - Y realmente necesitaba saber, porque si hubiese sido desde que el castaño apareció en mi vida, entonces un montón de cosas dejarían de tener sentido, como el testimonio de Baekhyun, o la corroboración de Jiho respecto al problema mental.

- Jin...

- Contesta.

- Hace un poco más de tres semanas - Susurró, y yo alcé la mirada, enfocándome en él. Si lo que decía era cierto, entonces había sido justo después de que nos reconciliáramos, y la verdad, no entendía la razón.

- ¿Por qué?

- ¿Cómo?

- Que por qué cojones lo has hecho - Una furia, que no sabía de dónde mierda había salido, se abrió paso ante mi llanto, y me motivó a levantarme y encararle.

- Pues... No lo sé Jin...

- ¿Conmigo no era suficiente? - le empujé el pecho ligeramente - ¿Lo haces por lástima por su trastorno? - Volví a empujarle, lo que esta vez un poco más fuerte - ¿Te dio curiosidad volver a follar su culo como hacías antes? Contesta.

- Jin... - Repetí mi acción de instantes antes.

- He dicho que contestes - Apartó la mirada, y posó sus manos en sus caderas.

- ...

Y su puto silencio fue la gota que desbordó el vaso.

- ¡CONTESTA MALDITA SEA! - Esta vez le moví tan brusco, que su espalda impactó contra la pared.

De pronto, su semblante se tornó mucho más duro, y volvió a enfocarse en mí.

- ¿Quieres saber por qué? ¿Eh? ¿Eso quieres? Pues vale. Eso tendrás... Lo que pasa es que ya estoy harto.

- ¿Cómo?

- Justo lo que has escuchado, estoy jodidamente harto de todo. De tener que darte explicaciones de cada puta cosa, de tener que pensar en si a ti te molestará o no algo antes de hacerlo, de aguantar todo el jodido día tus órdenes y tus caprichos. ¡Estoy cansado de tener que comer tus putas zanahorias! ¡No me gustan!

- Namjoon... - Todo el valor que había mostrado instantes antes, se iba drenando poco a poco.

- Aún no he terminado - Puso una mano en alto - Estoy agotado de esta jodida rutina. Todos los días son iguales, ir a la escuela, pasar por tu trabajo a buscarte si tienes turno de día y si es en la noche esperar a que llegues hasta las tantas. Estoy harto de no poder irme de fiesta con mis amigos porque a la "princesa"- Dijo esto último con voz chillona - No le gustará que le deje solo.

- Yo nunca te he prohibido que salgas con tus amigos.

- ¡He dicho que aún no he terminado! - Gritó y me hizo dar un salto en el lugar - También odio eso, tener que aguantar tu soberbia - Mi labio inferior comenzó a temblar y a duras penas conseguí murmurar:

- Namjoon, para.

- No te negaré que me atraes, porque estás jodidamente bueno, pero eso no me compensa. Si empecé a salir contigo fue porque creí que igual era lo que le hacía falta a mi vida, estabilidad. ¡Pero ya he aguantado casi 10 jodidos meses!

- Namjoon, he dicho... Que... Pares... - A este punto, ya había comenzado a llorar desconsoladamente otra vez.

- Jin, no puedo decir que no te quiero porque, joder, he estado contigo más tiempo que con nadie en el mundo, pero no aguanto más. Esto mismo, ahora, justo ahora, odio tener que haber salido semidesnudo de mi propia casa a darte explicaciones. Odio los compromisos, las excusas. ¡Me gusta hacer lo que quiero cuando quiero! ¡Y follar cuando quiera y con quien quiera! Joder, estoy cansado de ver el mismo culo todos los malditos días. ¡Es como si todo el tiempo te dieran de comer pollo! Lo siento, pero es la put- Y no pudo culminar la frase, porque mi puño en su mejilla izquierda no lo permitió.

Si el día anterior había conseguido sacarle sangre sin siquiera intentarlo, ahora que le había golpeado con todas mis fuerzas, había hecho que tuviera que apoyarse para no comerse el suelo.

No iba a escuchar una palabra más, no cuando todo lo que salía de su jodida boca eran malditas ofensas. Y no me dolía que me insultara, me dolía que de verdad hubiera tenido que pasar por todo eso el tiempo que estuvimos juntos. Para mí fueron los mejores meses de mi vida, y resultaron ser una maldita mentira.

- Tranquilo, que no vas a tener que sufrir más... - Y después de pronunciar esas palabras con la voz entrecortada, salí del ascensor, dejándole solo y golpeado.

Me veía totalmente horrible.

Ya de por sí estaba desaliñado por el propio trabajo, pero ahora se le agregaba el hecho de tener toda la cara jodidamente hinchada, los ojos rojos y fluidos saliendo de mi nariz, sin dejar detrás el pequeño detalle de que aún seguía sollozando como un maldito infante.

Daba pena, y encima no tenía idea de a dónde ir.

Así que, después de caminar sin rumbo por lo que pareció una eternidad, decidí llamar a la única persona que sabía que sería mi paño de lágrimas: mi hermano.

Luego de un par de tonos, la llamada fue contestada.

- ¿Hyung?

- Kookie...

- ¿Hyung? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Por qué mierda estás llorando? - Preguntó con total preocupación.

- Namjoon...

- ¿Dónde estás? Ahora mismo paso a buscarte.

- No quiero ir a casa, papá y-

- Tranquilo, no están aquí, han salido con los señores Lee y no volverán hasta tarde - Francamente, escucharle decir eso supuso un alivio total, pues realmente no habría mejor lugar para desahogarme que mi cama de toda la vida, calentita, con la agradable compañía de mi hermano menor haciéndome mimos, y un bote de helado de pistacho.

Me puse a ver los alrededores, para obtener una noción de mi posición, y grata fue mi sorpresa al descubrir que estaba relativamente cerca.

- Tranquilo, ya voy yo.

Justamente, 15 minutos después, llegué al lugar donde viví toda la vida, en el Jungkook me esperaba en la entrada, sin tardar un segundo en venir corriendo hacia mí en cuanto notó mis condiciones.

- ¿Así que me estás diciendo que te has encontrado a ese hijo de puta teniendo sexo con el tío de la otra vez?

En cuanto entré por la puerta, le conté absolutamente todo lo que había pasado.

Me encontraba un poco más relajado, mi cuerpo tenía aún pequeños espasmos de vez en cuando, pero sin duda, su compañía me había sentado bien

- Exacto...

- Voy a partirle la cara - Y se puso de pie, pero antes de que siquiera avanzara un paso, le tomé de la muñeca y le hice sentarse nuevamente en el sofá.

- Tú no vas a ningún lado.

- ¿Cómo que no? ¿Pretendes que todo se quede así?

- En primer lugar, tú no puedes con Namjoon... Y además, ya lo he hecho yo - Abrió muchísimo los ojos.

- ¿Le has golpeado?- asentí tímidamente - Wow, hyung... Genial - Sonrió en grande y luego pasó su mano por mi cabeza, revolviéndome el pelo, como si él fuese el mayor. Francamente, eso solo me hizo recordar mucho más al simio, pues como todos sabéis, tenía esa jodida manía - ¿Por qué no te das una ducha y te relajas un poco bajo el agua tibia? - Comentó retomando su seriedad.

- No tengo ropa... - Era absolutamente cierto. Había llevado prácticamente todo lo que tenía a casa de Namjoon, y ahora solo contaba con la mochila rosa que usaba para el restaurante.

- Tranquilo, yo te dejo algo.

Unos minutos más tarde, ya estaba en la bañera, sintiendo el agua calentita empapar cada espacio de mi cuerpo.

Pensé que me sentiría mejor, pero fue todo lo contrario. Al estar solo, no había nada que apartase mi mente de lo sucedido, y por tanto, comencé a llorar nuevamente.

Joder, que puta vergüenza... Era un maldito llorón.

Pero es que solo el que ha estado en mi posición podría comprenderme.

El amor da jodido asco.

Y entre pensamientos y pensamientos, transcurrió mi baño, y posteriormente mi cena.

Y así estuve todo lo que quedaba del maldito día.

Bueno... No tanto... Dolo hasta que un recuerdo en particular rondó por mi mente.

Yo había decidido rechazar una oportunidad por Namjoon, porque le prefería a él una y mil veces más.

Pero... Ahora que no le tenía... Igual podría conformarme con esa opción.

Porque si sacaba cuentas, el señor Park me había dado un tiempo de dos semanas para decidir, y aún quedaban dos días para que finalizara ese plazo.

No quería tomar ninguna decisión precipitada, pero después de lo ocurrido, era obvio que no volveríamos, y por tanto, mantenerme en Winter Spices sería sumamente incómodo, teniendo en cuenta de que quedaba justo al lado de su casa, que probablemente le vería y que... Su padre era mi puto jefe.

Así que con esa determinación, estiré mi mano, hasta alcanzar mi mochila que se encontraba sobre la silla del escritorio y sacar de ella mi billetera, en la que guardaba la tarjeta con los datos que me había propiciado para poder contactarle.

Y sin siquiera ponerme a pensar que era medianoche, que podría despertarle o algo por el estilo, y que igual estaba actuando como un jodido loco, marqué los números que conformaban el código de llamada, para que solo después de un par de timbres, escuchar una adormilada voz decir:

- ¿Sí?

- Señor Park, es Seokjin... ¿Sigue en pie su propuesta?




FIN




De la primera temporada...

No os asustéis, de verdad que habrá final feliz, solo que será en la segunda parte. Y tampoco os asustéis por esto, mañana mismo la empiezo a subir.

Solo existe esta separación porque consideré que era mejor así, ya que habrá un salto temporal muy grande... Pero igual, porfa, si os está gustando, pasaos a leerla.

Un besazo, y gracias por leer, de verdad.

El discurso largo lo voy a dar en la segunda, donde agradeceré bien bien y todo eso. Pero os loviuuuuuuuu😘😘😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro