Cuerda Floja

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Todos vivimos de pie sobre una cuerda floja

Mis pies bailaban en la nada con los pasos de la soledad. Sentadito en el borde de un puerto a punto de anochecer, la típica brisa de la mar dándome caricias en el rostro y provocando ondas en movimiento de mis hebras castañas. Paz, el ligero palpitar de mi corazón y la consciencia de mi suave respiración. Los únicos presentes son los barqueros y pescadores recogiendo lo suyo al culminar la jornada diaria. Me sobo del gusto de quedar ciego ante el sol y el paisaje abrumadoramente hermoso.

Todos mis días siguen un curso regular y repetitivo; universidad ocho horas al día, tiempo para mí y tal vez alguna amistad, pero el momento esperado es ahora. La tranquilidad que me aporta la inmensidad del lugar de ensueño, me saca de tensión y libera mi mente por completo. Y es en este lugar donde me encuentro con él.

Tenemos los ojos abiertos siempre mirando al futuro, esperamos avanzar pero en realidad siempre permanecemos de pie en el mismo segmento de cuerda. El centro entre nuestro pasado y futuro. Nunca miramos hacia abajo, esperamos encontrarnos el cruel suelo y solo por eso no le damos vistazo.

Pero todos tenemos una debilidad, todos tenemos eso llamado corazón.

A mis espaldas escucho ligeros pasos que hunden la madera bajo su peso, es inicialmente un trote pero desciende la intensidad conforme se acerca. Entonces hay un peso sobre mis hombros, los cinco dedos mellando por encima de mi camisa de escuela y ese ligero pero mortal soplido de un susurro se hace presente.

– Hola enano.

Su sonrisa empezó a molestarme, sus chistes malos, sus apodos, sus bromas, sus juguetones insultos que me sacaban de las casillas. Entonces sus palabras lograron sonrojarme y su mirada hacer que me quiera esconder tras mis manos.

La realidad supera la ficción. Ojalá que no me viera a mí, que no viera más allá de la barrera que es mi sonrisa, que nunca hubiese sido lo suficientemente certero para que su flecha se clavase directo en mi pecho.

Sonrío girando mi cabeza para así encontrarme su presencia, sentado con los pies en la misma posición que los míos pero considerablemente más abarcadores. La sonrisa de conejito rompió mi calma con sutileza, el brillito en los ojos castaños provocando la sensación de cosquilleo en mi vientre.

– Hola Middle Peach*

Como cada día coloca su mano encima de la mía entre nuestros cuerpos, sus dedos cubren los míos y yo procedo a entrelazarlos en silencio.

– ¿Cómo has pasado el día hoy?

Asiento con la cabeza regresando la mirada al horizonte.

– Bien ¿Tú?

– Bien también.

Tenso mis dedos bajo los suyos y suspiro. Hay demasiado silencio, el aire de nostalgia me desagrada cuando lo comparto con él.

– Hey ¿A qué vino ese suspiro?

No queremos caer ¿Pero es nuestra elección siquiera? Apenas es un jodido desliz y ya nuestros pies cuelgan del aire, solo están los brazos para sostenernos pero ¿Hasta cuándo? ¿Cuánto peso pueden soportar?

No tiene sentido luchar contra la gravedad.

Solo queda esperar no sufrir la caída sin aquel que la provocó.

– Te extrañé hoy.

– Lo sé, siempre me andas extrañando. — Responde con una sonrisa y yo simplemente abulto los labios. — Yo también te extraño, melocotón, es solo que...

– Lo sé. — Le interrumpo con rapidez molesto por tocar el mismo tema. — No te preocupes, lo comprendo.

– Pasaremos juntos más tiempo, lo prometo.

Giro mi mano para esta vez surtir contacto entre nuestras palmas, sonrío girando la cabeza en su dirección.

– Kookie~ No me has dado un beso y ya llegaste.

Enarca una ceja con aire burlón.

– No te lo has ganado.

Y comenzamos otra vez nuestra mini guerra. Él buscando que me rinda y yo usando todas sus debilidades en su contra. Los labios en puchero, las súplicas, los lloriqueos. Hasta que finalmente me acaricia la mejilla y me besa. Los castos besos siempre listos para ser expuestos en las paredes de mi corazón.

A pesar de querer soltarme, aunque ya el miedo esté nublado por la excitación y ganas de quedar suspendido en el aire; me sostengo. Me niego a dejarme caer sin su mano junto a la mía, no pienso volar en el vacío sin su abrazo durante el proceso. No estoy dispuesto a rendirme.

Esperaré paciente a que se suelte y caiga por mí como yo lo haré por él. Me es suficiente con saber que estaremos juntos fuera de la seguridad de la cuerda floja.

Rozo nuestras narices e inesperadas lágrimas comienzan a brotar alertándole.

– ¿Jimin? ¿Qué sucede?

Desesperado por esconderme niego con la cabeza enterrando el rostro en su pecho, agarro entre mis manos su camisa y sufro temblores al sentir las caricias en mi espalda y cabello.

– Tranquilo... Estoy aquí, ya está bien Jiminie.

He caído antes de la cuerda floja, sonrisas que ya no recuerdo desestabilizaron esa paz. En algún momento tuve el sueño de volar junto a otra persona, pero siempre acabé suspendido solo. Después regresé a la soledad de la cuerda pero... Pero no quiero regresar. No quiero quedar atrapado en el bucle de mi presente. Ser libre...

Te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo te amo

– Te... Quiero, Peachy, mucho más que mucho.

Sus dedos recorren el anterior desliz de mis lágrimas palpando el salado líquido. Alza mi barbilla y sonríe. Veo sus ojos color café, el brillo que tienen cada vez que me mira ¿Qué he hecho yo para merecer tanto?

– Yo también te quiero mucho más que mucho, pero aún así no es igual ¿Sabes por qué?

Sorbo por la nariz y apoyo mi mejilla en su mano casi entrecerrando los ojos por las caricias.

– ¿Por qué?

Su rostro se hace más grande debido avla cercanía que a cada segundo aumenta.

– Porque para lo que te quiero, mucho es demasiado poco.

¿Miedo a caer? No necesito la cuerda floja, lo que necesito es fuerza para desplegar las alas. Esto es solo el preludio de una aventura sin límites. Y si luego tengo que recoger mis restos del suelo, mantener los recuerdos y la sonrisa será suficiente para recuperarme.

Caigamos juntos, volemos en el estrépito de la adrenalina dispersa en cada uno de los latidos provocados por el otro.

Adiós a la cuerda floja, encontremos la libertad, Middle Peach.

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Middle Peach: Medio melocotón

Dedicado a mi Medio melocotón

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