Por mi voluntad 1 (infitonic)

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En un mundo antiguo y lejano donde existían caballeros y reyes una gran batalla se vivía. Un reino contra otro, uno buscando expandir sus dominios, el otro simplemente protegerse. Ambos reinos han tenido bajas durante la guerra, pero el que ha sido más golpeado es el reino más pequeño, puesto que no posee la fuerza militar para resistir todos los ataques que les han dado, y esto preocupa al joven rey quien ve con dolor como sus hombres son acribillados.

El ama a su gente, subió al trono muy joven después de la muerte del rey anterior causada por una enfermedad incurable. Él fue educado muy bien y a pesar de ser el monarca, él prefería vivir de forma humilde, sus ropajes hermosos pero sencillos lo demostraba muy bien, además de todo el cuidado que le ha dado a todos, sin excepciones, en su reino, creando para ellos grandes proyectos que beneficien su vida, y por eso también es amado por su pueblo, por lo menos de la mayoría.

-mi señor- uno de los generales del rey llama su atención, al encontrarse en una reunión para planear su estrategia. El ejército enemigo los ha hecho retroceder y han tenido muchas bajas. El dolor en reino es evidente, familias han perdido a sus seres queridos y muchos pueblos han sido destruidos. El joven rey, un erizo de ojos esmeralda, con su corazón tan grande que poseía acogió a todos en el centro del reino, dando su oro y usando hasta el castillo para cuidar de esas personas que lo han perdido todo.

Suelta, cansado, el aire que retenía en sus pulmones.

-díganles a todos que nos rendimos- dice de la nada, dejando en silencio a todos los generales, quienes lo miran con sorpresa.

-pero mi señor, no podemos rendirnos, nuestro imperio sería destruido-

-lo sé- dice mirando a cada uno de ellos –sé que no es la mejor solución y que arriesgo mucho, pero es el único método que yo veo para detener tanta matanza, no quiero ver a mi gente sufrir más-

-mi rey, es un acto noble, pero nosotros estamos para servirle, nuestro deber es protegerlo-

-y el mío es protegerlos a ustedes- mira hacia el lobo color fuego –general rockie, usted tiene familia, gran parte de los que están en esta sala la tienen, ustedes harían todo por protegerlos- todos asienten, dándole razón a sus palabras -Y yo también, el reino entero es mi familia y yo deseo protegerlos- se levanta decidido de su asiento –daré mi vida ante el rey enemigo todo por proteger a los que yo quiero-

-que?- gritan varios mientras otros solo se quedan con los labios entreabiertos ante las palabras del joven rey

-sin mí, la matanza parara, ustedes, como los soldados, deben bajar las armas, vayan con sus familias, y sigan sus vidas bajo un nuevo reino, y sean felices por mí- dice con calma y una leve sonrisa para proseguir a retirarse sin dejar que ninguno ponga alguna objeción a su decisión.

Camina rápido por los pasillos de castillo hasta salir a las caballerizas, tomando su caballo el cual monta sin siquiera colocarle una montura, solamente las riendas. Arrea a su corcel haciendo que salga rápidamente del castillo.

-por favor, señor, no lo haga!- escucha a su espalda

Ve por el rabillo del ojo como varios de sus más confiables hombres lo llaman tratando de detenerlo. Regresa su mirada al frente sin desistir a su decisión. Pasa por la cuidad principal, siendo saludado por los pobladores que lo observan pasar. El también saluda a todos, sin excepción alguna. Él era muy querido por muchos, aunque muy criticado por otros, pero es algo que nunca le importó.

Llega a la puerta del reino saliendo por fin de él. Su caballo sigue cabalgando rápidamente por un largo tiempo hasta que se comienza a cansar. Cuando sonic se da cuenta hace que baje la velocidad y que solamente trote. Llegará tarde o temprano al campamento enemigo, donde sabe que se encuentra el otro soberano. Y aunque sabe que debe llegar, no tiene mucha prisa por lograrlo.

Mira el cielo el cual posee nubes oscuras anunciando que muy pronto llovería.

Después de un largo camino baja del caballo y le quita la correa, acaricia su cabeza con cariño y se aleja, dejando libre al caballo. Después de todo, ya no lo necesitará más.

El campamento se encuentra a unos pasos, los cuales el transita. Cuando llega a la entrada es recibido con armas de todos los soldados presentes, quienes miran confundidos al rey, puesto que solo viene él.

-vengo a ver a su rey- dice tranquilo, pero con la autoridad que la corona que porta en su cabeza le entrega.

Los soldados siguieron confundidos, pero al final llevaron al erizo azul ante su monarca. Obviamente custodiado.

Lo llevaron hasta la carpa más grande del lugar, donde estaba el trono improvisado del rey en el que se encontraba un chacal de pelaje oscuro y blanco de un ojo dorado y otro azul, con la corona en su cabeza que lo proclamaba de la realeza.

-qué extraño ver al rey sin sus guardaespaldas- comenta mirando extrañado a la figura que llega sin protección alguna -a que debe su visita sin protección?- alza una ceja mirando de arriba hacia abajo al menor.

El erizo respira profundo antes de proseguir, con sus manos algo temblorosas saca su espada de forma lenta, provocando que los soldados se coloquen en guardia también con sus espadas.

-esperen- ordena el señor en el trono y los demás obedecen

Sonic mueve su espada y en un veloz movimiento la entierra en el suelo, luego se retira la corona y la capa, colocándola sobre la espada arrodillándose con la cabeza baja. Su cuerpo aun tiembla, pero su decisión está tomada.

-le entrego mi cabeza- habla con algo de nervios en su voz, pero lo aclara hablando con mayor decisión -por el perdón a mi reino-

El lugar se queda completamente en silencio, llenando al pequeño de más nervios. Mientras el rey mayor mira al pequeño, buscando algo de trampa en sus palabras. Es difícil ver que un rey prefiera sacrificarse. Mira a uno de sus hombres, coloca su mano bajo su barbilla y lo medita un segundo para comenzar a hablar.

-pues gracias rey sonic, será un gran honor tener su cabeza en la pared de mi nuevo castillo- dice sonriendo cruelmente -ejecútenlo- ordena, uno de sus hombres asiente y levanta la espada que empuña a punto de cortarle la cabeza al pequeño, quien, tensa todo el cuerpo cerrando con fuerza los ojos esperando el filo pasar por su cuerpo hasta separar su cabeza del resto. Solamente soltando una lagrima como despedida a su vida. 

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