TODO ES MI CULPA

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"Las peleas de los padres, son el sufrimiento de los hijos".

Ella estaba oculta en un rincón de su habitación con miedo.

Sumergida en la oscuridad, arrodillada en el suelo, tapando sus pequeños oídos con sus manos, y llorando desconsoladamente, intentaba, con desespero, no escuchar los fuertes y dolorosos gritos de sus padres los cuales provenían de la planta baja.

Su rostro angelical y lleno de inocencia, desgraciadamente desbordaba tristeza, desesperación, ella tenía mucho miedo.

Las lágrimas eran su única compañía en esos duros momentos, ya no aguantaba más escuchar las discusiones de sus padres día tras día, no lo soportaba. Quería arrancarse los oídos cuando escuchaba los muy hirientes y dolorosos insultos que su papá le gritaba a su mamá, y viceversa.

¿Cuándo cambió todo? pensó ella, cerrando sus ojos lentamente, dejando caer las lágrimas por sus húmedas mejillas.

Loan, una chica que antes tenía una vida felíz junto a sus padres, nunca entendió en que momento cambió radicalmente su felicidad, por tristeza.

Ella era felíz, lo tenía todo, unos padres que la querían, una vida normal y tranquila, tenía todo lo que una niña de diez años desearía tener a esa edad; mas sin embargo todo eso cambió de un momento a otro, y nunca comprendió el por qué.

Mamá, ya no le grites a mi papá... ¿no ves que me duele eso?, papá, ya no le pegues a mi mamá... ¿no ves que me lastima eso?.

Las tardes de paseo se cambiaron por discusiones, las noches de familia se reemplazaron por pleitos, el desayuno, el cuál era un valiosísimo momento para ella; porque compartía todas sus aventuras con sus padres, se terminó y llegó la soledad, ese dulce y agradable aroma a amor familiar se fué, y solo se percibía olor a trago y a alcohol en la casa.

Levantó su mirada unos breves momentos cuando escuchó a su madre gritarle a su padre...

—¡NO SÉ CÓMO MIERDA ME PUDE HABER ENAMORADO DE TÍ!...¡FUÉ UN GRANDÍSIMO ERROR ESTAR A TÚ LADO, LITERALMENTE ME ARREPIENTO HABERME QUEDADO CONTIGO Y NO CON BOBBY!.

—¡PERFECTO GRANDÍSIMA ESTÚPIDA, LÁRGATE CON ESE IMBÉCIL y NO ME VUELVAS A JODER LA PUTA VIDA, ZORRA! —gritó su padre desde la planta de abajo, seguido de un sonido similar al de una cachetada.

—¡¡TE ODIO ESTÚPIDO!! —se pudo escuchar el sonido de un golpe en la planta baja, otra vez, empezó la pelea.

Volvió a cerrar los ojos, y se tapó los oídos lo más fuerte que pudo, ella temblaba, no podía seguir soportando esas peleas.

Empezó a llorar con más fuerza, un llanto desgarrador, maldijo su nacimiento desde el día en que su alegría se acabó, maldijo el día que llegó al mundo, maldijo todo los gritos que escuchaba, ella solo quería desaparecer para siempre, ya no quería seguir sufriendo de esa manera.

A veces quisiera desaparecer cuando ellos pelean, a veces quisiera, dejar de existir por unos momentos... cuando escucho sus discusiones, a veces quisiera... ser sorda, para no escuchar sus gritos e insultos pensó la pequeña Loan, cubriendo su rostro con sus rodillas-. A veces quiero... morirme.

La pelea subió de tono, pudo escuchar el sonido de cristales romperse, el sonido de los muebles moverse con brusquedad, la madera crujir estruendosamente, y los gritos que no faltaban.

Loan no aguantó más, se levantó rápidamente del oscuro rincón y se dirigió al baño, se encerró ahí adentro y se acostó a lo largo de la ducha la cuál había abierto, el sonido del agua caer sobre su pequeño y tembloroso cuerpo disminuyó meramente el sonido de la pelea.

—¡Todo es mi culpa! —gritó ella—. ¡Si yo no hubiera nacido mamá y papá no se gritarían! ¡Si yo no hubiera nacido ellos nunca se habrían lastimado! ¡Si yo no hubiera nacido... ellos serían felices sin mí!.

Loan dejó que la lágrimas se vayan con el agua que caía encima de su cuerpo, pero notó que el agua se tornaba de un color rojizo, era sangre lo que miró, las cortadas que previamente se había hecho en sus muñecas estaban sangrando nuevamente.

—Todo es mi culpa... mamá, papá... ya no se peleen por favor -Loan continúo llorando amargamente, tapando sus oídos para no seguir escuchando la pelea de sus padres en la planta de abajo.

Ella, sola en el baño, dejando que el agua moje su cuerpo y opaque el ruido de la pelea, siguió llorando llena de dolor, maldiciendo todo a su alrededor, solo quería que todo eso termine de una vez por todas.

Lastimosamente en muchos hogares las peleas y las discusiones son el pan de cada día. Los gritos, y los insultos desgraciadamente afectan no a los padres, si no a los más pequeños.

Esas peleas, esas discusiones que en su mayoría, terminan con los golpes, causan un gran daño a los niños, afectando severamente su forma de pensar y su forma de ver el mundo, deseando, en su mayoría, dejar de existir.

Antes de pelear con tú pareja, antes de llegar a los insultos, antes de llegar a los golpes... piensa primero en tus hijos, piensa en ellos, no dejes que sufran de esa manera.

Nunca sabrás el daño severo que les estás causando...

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