⛈️Capítulo 31: Se avecina tormenta

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Siento que besan mi rostro, abro los ojos y es él, lo beso y sonríe, me abraza y me meto entre sus brazos encajando a la perfección.

—Levántate, es nuestro último día — asiento.

—¿Qué haremos hoy?

—Torre Eiffel —  salto de la cama feliz ¡al fin!, Max se ríe y salto sobre él, me toma entre sus brazos y me besa.

Me pongo un sweater rojo grueso, una falda negra, medias negras transparentes que son térmicas, unas botas largas negras, me hago ondas en el cabellos y me maquillo, voy a buscar a Max a la biblioteca, me mira y queda embelesado se estira en su silla.

—Estas increíble — sonrió.

—Tu no te quedas atrás —  le lanzó un beso y se ríe.

Él esta usando una camisa blanca con un sweater delgado que se ajusta a su cuerpo, pantalón y zapatos negros, encima un abrigo negro, se ve guapísimo, me muerdo el labio mientras babeo por él, pasamos a desayunar aunque no tengo nada de apetito, tengo muchos ganas de ir a la Torre Eiffel, Max nos pide un par de Éclairs (bollos alargados rellenos de crema y recubiertos de chocolate), está delicioso tuve que pedir otro, sabe muy bien, cierro los ojos mientras lo como y Max aprovecha de besarme.

Cuando al fin terminamos y nos vamos siento mucha ansiedad necesito llegar siempre quise ver la Torre Eiffel es el monumento más visitado del mundo , es el principal símbolo de París, representa la magia de la luz, es hermosa y gigantesca, mientras vamos subiendo por el ascensor, le digo a Max todo lo que se, material, historia y medidas, él sonríe, estoy muy contenta, mientras más alto estamos comienzo a sentir un poco de vértigo y Max me abraza por la espalda, me apego más a el, siento mucho vértigo, me giro y lo abrazo

—No puedes esconderte, esperaste toda la semana para venir aquí, tranquila yo te cuido — me da las manos y me gira para seguir viendo.

—No puedo — digo afirmando su abrigo — sufro de ansiedad y es verdad, de la nada pienso que me voy a morir, cosa que pienso ahora, ¿y si se cae?, ¿si tiembla?, y así un sinfín de pensamientos intrusivos...

—Mírame... — tengo mi frente pegada a su pecho y mis manos tiran de su abrigo fuerte, me siento un poco angustiada, trato de respirar hondo — Emma... — dice Max tomando mi cara con sus manos y levantándola lentamente.

—No puedo Max, necesito auto calmarme, me está dando un ataque de pánico — me siento congelada, él miedo me recorre y no puedo controlarlo siento taquicardia y un pito suena en mi oído — me pasa cuando siento mucho miedo, quedo congelada — digo mientras mi cuerpo comienza a temblar, es como si liberará toda la energía o adrenalina acumulada.

Me abraza, saca su celular, me pone sus airpods y coloca una canción la reconozco de inmediato ¨Let her go¨, amo esa canción, me quita un audífono y se lo pone.

—Esta canción me gusta mucho — lo miro — bien... ya puedes moverte — sonríe.

—No me siento muy bien.

Me abraza mientras me gira, sigue sonando la canción mientras observamos, ayuda a relajarme un poco, apoyo mi cabeza en su pecho mientras ambos observamos y al fin puedo decir que estoy mejor, terminamos de subir y apreciamos la vista, es impresionante, el suelo de cristal vuelve a darme algo de vértigo y aprieto el abrigo de Max, nota de inmediato mi gesto y me acerca a él.

En la cima podemos apreciar el Arco del Triunfo, el Gran Palacio, el Museo de Louvre, Notre Dame de París, e incluso la basílica de Sacre Coeur, Max sujeta mi mano, mientras lo abrazo y voy observando, me besa la frente saca su celular y nos toma una foto, me la envía y la pongo de fondo de pantalla, él hace lo mismo.

Tenemos hambre así que vamos a comer en uno de los restaurantes que hay en la Torre Eiffel decidimos comer en Le jules verne ya que Max había comido ahí antes y dice que es excepcional y sí que lo es, cada plato está increíblemente bueno. Luego de comer descendemos y comenzamos a caminar por las calles pero nos mantenemos cerca para ver la iluminación de la Torre Eiffel, caminamos muchísimo sin parar de conversar, de vez en cuando Max me abrazaba y no me suelta, me colgaba en él cuando estaba cansada y me besaba en cada oportunidad, cuando oscurece por fin vamos de vuelta para apreciar las luces, quedamos enamorados de la noche en París, las luces, estar juntos ahí apreciando lo hermoso que estaba todo iluminado, por un momento me quedo completamente pegada viéndola, es que es hermosa.

Cuando llegamos a la suite, nos ponemos a empacar las cosas, mientras escuchamos música y conversamos sobre cómo será el regreso y todo lo que se viene,  serán semanas muy agitadas luego de la presentación anual de MAEX RIC tendrá que realizar 2 viajes, serán cortos 2 o 3 días pero de todos modos no estará, sabía que se vendrían semanas complicadas, su vida tomara una gran responsabilidad, lo miro con admiración. Terminamos de empacar y nos vamos a dormir, mañana el avión saldrá temprano, Max me abraza y me duermo entre sus brazos.

****  ****

Me despierto y el piloto está comunicando que estamos próximos a descender, miro a Max y esta profundamente dormido sonrió y lo despierto para avisarle que falta poco, el asiente pero vuelve a cerrar los ojos y se apoya en mi, me río y lo vuelvo a despertar.

La primera parada una vez de vuelta, es en su departamento para buscar a pita, cuando entramos y la llamo, llega corriendo, me ladra como loca, casi siento que me está regañando por dejarla, la tomo y la lleno de besos, ella comienza a lamer mi cara y pegar saltitos para llegar a todas partes, la abrazo, Max se ríe y se acerca para tomarla y acariciarla, ella se vuelve aun más loca y lo lame por todas partes, el sonríe encantado.

—Quédate aquí estas últimas semanas...

—No puedo Max — pone cara de decepción — debo terminar de empacar lo que me falta y la próxima semana estaré en turno.

—Puedes hacer todo perfectamente desde aquí.

—Te amo — digo acercándome a él y rodeando su cuello con mis brazos, pone sus manos en mi cintura y nos besamos.

—Recuerda que tienes la tarjeta de entrada, puedes venir cuando quieras— asiento y sonrío.

Llegamos a mi casa y él entra primero, observa como está todo, luego sale y me toma de la mano, sus escoltas bajan mis maletas y las dejan dentro de casa, bajo a pita y corre por todas partes, oliendo y ladrando está feliz, Max debe irse y por un segundo me sentí arrepentida por no quedarme en su departamento, nos besamos y lo acompaño a la salida creo que ni uno quiere separarse del otro, llevamos una hora conversando, suena su celular y él toma la llamada. 

—Hola papá — me sonríe — Okey, estaré en unos minutos ahí — corta.

—Ya debes irte... — asiente.

—Estaré un poco ocupado, vendré en cuanto pueda — dice abrazándome.

—Tranquilo, entiendo — Nos besamos por ultima vez y se marcha.

Comienzo a desempacar todo, separo lo limpio de lo sucio y lo dejo en la lavadora, pita corre por el patio con su pelotita, vuelvo a mi habitación y me estiro en mi cama, me pongo a ver el celular y ponerme al día con el trabajo, miro por la ventana y el cielo se ve nublado, va a llover, reviso el clima y sí, se avecina tormenta, me acomodo hasta que me duermo, cuando despierto pita esta ladrando sin parar, me siento en la cama y me estiro, está todo obscuro, enciendo la luz y voy a ver la ropa que ya esta lavada y en la secadora, ¿yo la dejé en la secadora?, no lo recuerdo... me pongo a calentar agua para hacerme un té y suena mi celular, lo reviso y es un mensaje de Alex, pongo los ojos en blanco.

Ya estás de vuelta

                Alex Ricci

Se me eriza la piel, ignoro su mensaje y termino de preparar mi té, me voy al sofá y pongo la tv, elijo una serie coreana y vuelve a vibrar mi celular, es otro mensaje de Alex,

Que tal estuvo la siesta

                        Alex Ricci

Quedo paralizada, no puedo moverme, siento taquicardia, escucho a pita ladrar y salto, me ayudó a reaccionar, me levanto y corro a buscar a pita y una sombrilla, salgo de casa aterrada, estuvo aquí, mientras dormía estuvo aquí, salgo de casa y cruzo la calle, me siento en el parque de enfrente y dejo el teléfono en el asiento, miro mi casa, las ventanas y no noto nada raro, tengo mucho miedo, suena mi celular, están llamando y no quiero verlo, ni siquiera lo quiero mirar, pita camina por el parque oliendo todo, la lluvia la tiene empapada, pero está feliz, mientras la observo sentada, vuelve a sonar el celular, pero no quiero tocarlo, cuando se detiene lo tomo y lo apago, llamo a pita quien viene corriendo y salta en mis piernas mojándome por completo, de pronto se acerca un sujeto de traje negro, lo reconozco trabaja para Max.

—Hola señorita Emma.

—Hola — le digo y sonrió.

—El señor quiere hablar con usted — me entrega su celular, lo recibo y contesto.

—Hola — mi voz suena temblorosa.

—Nena... ¿Estás bien?, ¿Por qué no contestas? — no se que decir, siento ganas de llorar, trago saliva y respiro.

—Todo bien, estoy en el parque con pita — trato de hablar lo mejor posible.

—Pero hay una tormenta, ¿Estás bien? — pregunta Max preocupado.

—Si, necesitaba tomar aire.

—Bueno, hoy no podré pasar.

—Esta bien, Te amo.

—Te amo.

Quedo mirando el teléfono, no se que hacer, lo único que tengo claro es que Alex estuvo en mi casa, miro al trabajador de Max.

—¿Cuál es su nombre? — pregunto.

—Gueil — dice y sonríe.

—Gracias Gueil — digo devolviendo su celular —¿ le puedo pedir un favor? — me mira y asiente — ¿podría revisar dentro de la casa? — me mira extrañado.

—¿Sucedió algo?

—No — miento — es porsiacaso...

—¿Segura? — sabe que estoy mintiendo, aún así asiento.

Caminamos hasta la casa, él entra y revisa cada habitación, ventanas y puertas por si hay alguna forzada, sale al patio y lo revisa, creo que no nota nada raro, espero, quizá solo envío el mensaje para asustarme y fue una coincidencia.

—¿Todo bien? — pregunto temblorosa.

—Si señorita, de todas formas estaré afuera en el auto, cualquier cosa recuerde usar su collar y vendré de inmediato, al igual que el señor — sonrió tocando mi collar.

—Muchas gracias — sonríe pero vuelve a mirar por las escaleras y eso enserió me angustia, siento que no me dijo la verdad o estoy muy paranoica.

Gueil se marcha y me voy a la cocina y miro los platitos de pita, tiene agua y comida aun, abro mi refrigerador y esta lleno, sonrió, saco un yogurt y también un poco de cereal, me siento en la mesa, la tv aún esta encendida y ya me perdí un par de capítulos. Estoy muy concentrada escuchando cada sonido, definitivamente estoy paranoica, miro por la ventana y veo el auto de Gueil, es imposible que alguien haya entrado si él está ahí, tranquila Emma solo quería asustarte, trato de respirar hondo mientras intento seguir comiendo, pero mi apetito ya se esfumó, ¿Qué quiere Alex?, ¿Por qué hace esto?, veo luces fuera y vuelvo a mirar por la ventana, es el auto de Max, sonrió, dijo que no vendría hoy, se acerca al auto de Gueil cubriéndose bajo su sombrilla, este ultimo baja de su auto, conversan un momento, están serios, luego Max saca su celular y vibra el mío, lo tomo y contesto

—Nena estoy afuera — dice y corta

Salgo para abrir, está vestido completamente diferente, sonrío esta usando un traje completo color gris, pantalón, chaqueta, guilet y camisa blanca se ve increíble.

—¿Quién eres tú y que hiciste con mi novio? — se ríe.

—¿Estás bien? — pregunta analizándome, asiento y se pone serio.

—Dijiste que no pasarías hoy.

—No quería que pasaras la noche sola — aun me mira serio, Gueil debió decirle lo que le pedí.

No puedo dejar de verlo se ve muy bien, fuerte, guapo es digno de admirar, sonrío pero él aun está serio, la cosa es que sé que si le digo algo, va a explotar y no quiero que haga alguna estupidez, finalmente es su hermano.

—¿Por qué le pediste a Gueil que revisara la casa? — pregunta serio, lo sabia, Gueil le dijo.

—Porsiacaso.

—Sabes que odio las mentiras, aunque sean mínimas, ¿Qué paso? — siento su mirada fija en mi.

—No quiero hablar de eso Max...

—Si no me dices no puedo hacer nada Emma.

—No tienes que estar protegiéndome, no soy una niña.

—¿Por qué no quieres decirme? — esta muy serio, se lleva las manos a los bolsillos — Vamos, te quedaras conmigo.

—Estoy bien, Gueil está afuera todo el tiempo, llevo el collar puesto siempre — digo acercándome a él.

—Emma cuando estás aterrada te congelas — saca las manos de sus bolsillos y las pone en mi cintura, acerca su frente a la mía — como reaccionaras si no tienes mecanismo de defensa —lo beso, no quiero seguir hablando de eso.

—¿Tienes hambre? — niega con la cabeza — ¿Te quedaras a dormir?

—No te dejaría dormir sola, sé que estás asustada — lo abrazo y enserio lo agradezco, porque no planeaba dormir.

—Vamos entonces... — le digo dándole la mano y llevándolo a mi habitación.

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