O1; SEDUCTOR

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SEDUCTOR

Goeun estaba demasiado emocionada por el viaje que había planeado junto a Jimin, a Francia, específicamente a la playa Palombaggia, una de las mejores sin dudas.
Pues, como ambos habían tomado un descanso, este no dudó en planear un viaje para así poder pasar tiempo juntos ya que hacía dos meses que no se veían, lo cual era demasiado tiempo para ambos. Siempre que tenían un pequeño descanso por más que fuera sólo de dos días, no dudaban en pasar el tiempo juntos aunque alguno tuviera que viajar donde se encontraba el otro.

Aquello hacía a sus fans dudar sobre su relación, pero aún así, la mayor parte de ellos adoraban su amistad y hasta algunos pensaban que estaban en una relación, por lo que habían creado un ship para ellos llamado "Goemin".
Al principio se les había hecho algo incómodo, pero Jimin fue el primero en pasar de eso ya que estaba más que acostumbrado que lo shippearan con sus amistades, sin darse cuenta en lo absoluto que Goeun se sentía así porque estaba perdidamente enamorada de él. Eso le hacía temer que por las fotos y videos que creaban las personas se diese cuenta de sus sentimientos que trataba de ocultar para no arruinar su amistad.

La castaña esperó impaciente a Jimin, el cual estaba hablando con la recepcionista, mientras ella deseaba poder admirar la vista hacia el maravilloso mar de una vez, y también poder pasar tiempo con el rubio. Pero en cuanto lo vio acercarse a ella con una sonrisa inocente, frunció el ceño desconcertada.

—¿Vamos a nuestra habitación?

—¿Nuestra?

—Sí, nuestra.

—Espera —abre sus ojos a la par por la sorpresa—. ¿Tú y yo...?

—Vamos a compartir habitación...—desvía su mirada a los hombres quienes tomaron sus maletas para cargarlas.

—Jimin, ¿estás seguro? —pregunta temerosa.

—Por supuesto —comienza a caminar hacia el elevador—. Somos amigos hace demasiado tiempo. Además, ya hemos dormido juntos antes, no es nada extraño.

Goeun tragó en seco sintiéndose paralizada, mientras que Jimin la miraba ya dentro del ascensor, por lo que al ver como este frunció el ceño confundido por su reacción, caminó rápidamente para ponerse a su lado, sintiendo la tensión crecer.

—Ya, no me digas que estás nerviosa por dormir conmigo...—la empuja levemente con su hombro.

—No es eso —se cruza de brazos—. Cállate.

Jimin soltó una pequeña risa ronca que provocó que se estremeciera, pero aún así trató de actuar normal como si nada sucediera, deseando poder ser como él.
Parecía que no le importaba nada. Siempre actúa tan relajado, con una sonrisa en su rostro, la cual causaba un cosquilleo en su estómago.

Al llegar a la habitación corrió emocionada hacia la puerta corrediza de cristal que deja ver la maravillosa vista hacia el mar en aquel balcón, por lo que al sentir la brisa cálida chocar contra su rostro y despeinar su cabello, no pudo evitar sonreír mientras cerraba su ojos, escuchando a Jimin agradecerle a quienes los han ayudado con las maletas.
Cuando el aroma de la colonia de él llegó a sus fosas nasales, abrió los ojos encontrándose con el rubio, el cual la miraba con una sonrisa, apoyando su espalda en las barandillas del balcón.

—¿Emocionada por los días que vamos a estar aquí?

—Demasiado —admite apoyando sus manos dándole unos leves toques con sus dedos— Te he echado de menos —murmura tímida.

— Y yo a ti.

Miró la gran cama con acolchado blanco, notando que la habitación es demasiado lujosa y espaciosa, había algún que otro adorno y plantas.
Las paredes estaban pintadas de blanco, con algunos cuadros colgados, pero lo que la hacía aún mejor era el jacuzzi que se encuentra allí.

Goeun intentó decir algo al respecto, pero al notar que usaba aquel tono coqueto con esa mirada de picardía sintió sus latidos acelerarse. Pues, sabía que Jimin coqueteaba con todos, no importaba si era hombre o mujer, mientras que se le hiciese una persona atractiva, pero nunca antes intentó ser seductor con ella por lo que no sabía cómo actuar al respecto.
Estaba completamente sorprendida, porque no entendía qué significaba. No quería ilusionarse pero su corazón estaba fallándole.










(...)









Habían pasado dos días desde que llegaron a aquel hotel, donde la mayor parte del día estaban en la playa, luego cenaban, se daban una ducha y salían de fiesta. A pesar de que Goeun no era de salir Jimin al sí serlo buscaba convencerla, algo que no era demasiado difícil ya que con sólo hacer puchero lo lograba.

Creyó que los días que pasarían juntos serían más que maravillosos y quizás tendría la oportunidad de enamorarlo, pero este parecía tener toda su atención en una de las mujeres que estaba quedándose allí.
Una mujer estadounidense, Samanta Smith, de veintiséis años, cabello rubio, ojos grandes y verdes, nariz respingada, labios gruesos y de color cereza, cuerpo esbelto, que cualquiera podría darse cuenta que aquellas curvas llamaban por completo la atención de Jimin.
Este estaba agradecido de que Namjoon lo obligara a hacer un curso de inglés, pues si no fuese por ello dependería de su mejor amiga para poder comunicarse con la rubia, y sabía que Goeun no iba a poder estar todo el tiempo traduciéndoles para que pudiesen comunicarse.

La castaña estaba en el jacuzzi bebiendo champagne, tratando de hacer a un lado la rabia que tenía al saber que Samantha capturó la atención de Jimin en un par de minutos, mientras que ella llevaba dos años intentándolo.
Entró a Instagram volviendo a ver la foto que había publicado con el rubio, soltando un suspiro de frustración.

—Imbécil —murmura dejando el celular nuevamente en el suelo.

Se habían conocido durante la entrega de unos premios, ya que la mejor amiga de ella también era idol, su grupo Itzy estaba triunfando por más que llevaban un año, por lo que la había acompañado porque se sentía demasiado orgullosa de lo que estaba logrando.
En un momento había decidido ir al baño, mientras caminaba por el largo pasillo había tropezado con una idol, lo que provocó que cayera, cuando pensó que la ayudaría ella sólo la miró disgustada, por lo que se sorprendió, pues no había sido su culpa.
Al escuchar una dulce voz masculina y levantar la mirada se encontró con Park Jimin, el cual le extendió la mano sin dudarlo para ayudarla a levantarse.

Luego de eso comenzaron a hablar, este había confesado haberla visto en algún que otro drama y que le gustaba cómo actuaba, por lo que ella también admitió admirar su trabajo, aunque no era de sorprenderse pues llevaba unos pocos meses de que se seguían en Instagram y Twitter.
Así fue el comienzo de una pequeña amistad que con el tiempo empezó a crecer, hasta llegar al día donde decidieron viajar sólo los dos.

—Estaba buscándote —la voz masculina la hace sobresaltarse—. ¿Estás bien?

Goeun no pudo evitar admirar su cuerpo, pues no llevaba camiseta lo cual dejaba apreciar sus abdominales, sólo lleva una bermuda roja.
Este notó la mirada por lo que no pudo evitar sonreír, pues se dio cuenta que en los días que habían pasado a veces su mirada se desviaba a su cuerpo, lo que no le incomoda para nada.

—Yo...—carraspea la garganta— lo estoy. Sólo que no quería seguir donde había tanta gente.

Asintió comprendiéndola, mientras entraba al jacuzzi sentándose a su lado, para luego quitarle la copa acabándola de un gran sorbo.

—¡Oye!

—Lo siento, tenía sed —humedece sus labios.

—Creí que seguirías con Samantha —murmura rodando los ojos.

—No. Ha ido a prepararse porque esta noche hay otra fiesta —contesta con una sonrisa—. Iremos, ¿cierto?

—Ya fueron demasiadas fiesta —suspira al pensar que debía verlos juntos.

—Oh, vamos. Apenas llevamos dos días aquí, nos quedan varios más —la mira rogante—. No puedes cansarte al tercer día.

—¿Y por qué no vas sólo tú? —alza una ceja.

—Porque no estaría bien —se acerca lentamente—. Vine para estar contigo, ¿lo olvidas?

Al sentir sus respiraciones mezclarse tragó en seco. Pues, se perdía en sus ojos mieles que tenían un toque de picardía.
Bajó la mirada a sus carnosos labios rosados que provocaba que se estremeciera de sólo pensar en cómo se sentiría probarlos. Pero al ver como una sonrisa arrogante se dibujaba en sus labios, decidió alejarse desviando la mirada, tomando una bocanada de aire tratando de calmar los latidos acelerados de su corazón.

—Está bien, iremos. Pero promete que estarás sólo conmigo —lo mira amenazante.

—Lo prometo —alza su meñique, por lo que sonríe mirándolo con ternura, entrelazándolo con el suyo.

—Sólo seremos tú y yo, disfrutando de la noche.

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