𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻. an unwanted wedding

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❛ Perdóname
Si te digo la verdad, me equivoqué
Si quieres volver a hablar, te buscaré

Porque yo digo lo que siento
Yo te lo juro, soy sincero ❜

Apolo se arrepentia de muchas cosas y una de esas estaba en hacerle daño a Aria D'olympus.

Aquella diosa que lo ayudo cuando el más la necesitaba, aquella chica que llegó a su vida como una ligera brisa de verano, compartiendo años de amistad y empezando una historia de amor.

Pero él lo arruinó.

Si tan solo pudiste volver el tiempo atrás y ver más que solo su egoísmo, en donde la razón no lo dejo solo y su ira no lo cego, pero él sabia que ya era tarde. Con una sola acción había perdido a su mejor amiga, a la mujer que él iba a conquistar y tener una historia de amor sincero y verdadero.

Pero él sabia que estaba maldito y nunca encontraria el verdadero amor, estaba condenado a vivir en la infelicidad y seguramente Aria lo arrastre a eso, pero él no se quejaba, se lo merecía y si ella quería arrastrarlo al Tártaro con gusto él la seguiría.

—Apolo, ¿Estás listo?

La voz de su hermana gemela lo saco de sus pensamientos. Artemisa se había distanciado de Aria, al defenderlo a él, Aria había tomado aquel acto de su mejor amiga como traición y formó una barrera entre las dos.

El dios suspiro con pesadez.

—No quiero casarme, no de esta forma  —dijo para voltear a mirar a su melliza.

Artemisa había reemplazo su típico conjunto de cazadora, para llevar un vestido de color negro con bordados verdes oscuros y unas botas de punta negra. Su cabello estaba llevado con una trenza completa y su rostro solo reflejaba seriedad pura. Pero si Apolo sabía algo de su melliza, es que nunca se iba a perdonar de aquella amistad que perdió con su mejor amiga.

—Ya es tarde para arrepentimiento hermano, solo hay que seguir —dije para colocar mi capa dorada en mis hombros.

—No —niego mientras me miraba al espejo —. Está debía ser forma de casarnos, yo debía conquistarla y enamoraría, ambos nos…casaríamos por amor y no por deber.

Sentí los brazos de Artemisa rodeando de atrás mis hombros. Y con dulces palabras que debían ser como un veneno disfrazado.

—Debiste pensarlo antes de hacer lo que hiciste.

En el templo de la diosa de los héroes, se encontraba una situación similar pero está vez la que daba consuelo era la madre de la novia.

—No es lo que quería para ti, perdóname mi niña —dijo Belona mientras acariciaba el cabello de su hija.

Aria estaba acostada en el gran sofá que estaba colocado en el templo blanco, mientras que su madre estaba sentada en el, ella recostaba su cabeza sobre las piernas de su madre como una niña pequeña.

Aria había crecido muy rápido, esa la volvía una diosa, ya que como todos los dioses el crecimiento aumentaba pero para Belona, ella aún seguía siendo su pequeña niña.

Su dulce niña.

—No es tu culpa mamá, intentaste evitarlo pero a veces no podemos correr de nuestro destino —dijo Aria levantando su cabeza para sonreírle a su madre.

Si en la historia entre mortales se recordaba la historia de madre e hija que compartían Belona y Aria, era todo un ejemplo a seguir. Los mitos revelan la verdadera interacción de madre e hija, y como ambas se apoyan mutuamente.

Aria se enserio y abrazo a su madre.

—Me alegra que una de las dos haya roto un juramento al menos —dijo Aria.

Sabía que el brillo en los ojos de su madre no se trataba de su boda (no claro que no, ella mismo vio cuando belong "casi" atraviesa a Hera con su lanza). El divorcio de Ares y Belona fue una sorpresa para todos.

No podían creer que un matrimonio que era feliz se separara, o bueno eso es lo que ellos veían. Pero eso demostraba que tan lejos de la realidad estaban.

—Separarme de tu padre fue la mejor decisión que pude haber tomado —dijo su madre para sujetar sujetar sus mejillas con sus manos y darle caricias tiernas —. Pero estoy más feliz de que estuvieras de mi lado.

Aria sonrió, tal vez no estaba feliz con su boda con Apolo pero se alegraba de tener unas buenas noticias en esos días de tristeza y despedida a su libertad.

—Siempre estaré de tu lado madre —dijo la diosa abrazando a su madre.

—Lo se, mi dulce niña.

La decoración era sencilla (ni siquiera Afrodita quería decorar una boda obligatoria) Ni tampoco era sorpresa que la diosa del amor no estuviera invitada.

La rivalidad de Aria y Afrodita era toda una leyenda para los mortales al ver como ambas diosas demostraban su oído tan libremente, pero, si ambas estuvieran en una pelea contra un hombre o dios (cualquier cosa) Sin duda se ayudarían a la otra.

La celebración fue festejada en el temblor de Hera (Aria juro vomitar cuando vió las diversas flores que habían en el) su desagradó por el polen iba en aumento y más si era provenía de un día que ella juro odiar.

El salón estaba decorado con flores doradas y velos blancos con destellos plateados, la velas eran blancas (ni ella sabía como podía funcionar eso) solo sabía que esto era lo único que le gustó.

Cuando entro al salón la brazo de su padre, su visita automáticamente fue dirigida hacia el dios del sol, que lucía un traje negro, con decoración doradas. En sus manos llevaba una rosa negra similar a la suya pero está era blanca.

Aria juro ver un detalle de brillo en sus ojos y por un instante ella solo quiso volver a abrazarlo como los viejos tiempos, cuando ella no lo odiaba.

Por otra lado, el dios del sol quedó maravilloso al ver como la diosa lucía un espléndido vestido crema, con sus cabellos plateados en dos trenzas cruzadas sobre su cabello suelto. Sin dudas se sintió como volver el tiempo atrás y recordar como él iba a cada rato a su templo solo para verla.

Cuando ya la tuvo en frente de él, vio como la miraba de la diosa reflejaba nostalgia. Tendió su mano, rogando para que ella la tome y no la rechaze.

Con las manos juntas, ambos juraron amarse, Pero solo uno cumplió esas promesas y el otro solo dió falsas esperanzas.

—Acepto.

Sencillas palabras que en un futuro podían desataran un odio terno o una guerra. Una de las dos.

Con este último capítulo damos por cerrado el primer acto.

—El segundo acto se tratar sobre como Apolo y Aria llevan acabo su matrimonio y también la historia de Belona con su nuevo marido y MUCHOOOOO dramaaa.

—Percy aparecerá en el tercer acto, pero hay que ser pacientes que cuando el venga no va a hacerlo solo.







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