SIETE

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— el problemático regreso —

Chloe no durmió aquella noche. Sabía que era estúpido, y no serviría de nada, pero no se alejó de la Puerta por la que sus amigos desaparecieron. Se quedó allí, sentada con la espalda apoyada en el muro observando el cielo estrellado.

Le fue imposible no rememoran su noche en el Laberinto, sus intentos de escape, los gritos de dolor y el miedo, el pánico que había sentido fue inigualable. Y pensar que Minho y el Novato, a quien le había tomado cariño rápidamente, estaban allá afuera pasando por una situación similar la estaba volviendo loca. No quería encontrar sus cuerpos destrozados.

Cuando los primeros rayos de sol iluminaron el Área, alguien la despertó moviendo su hombro de forma suave. Era Chuck, que le traía una taza de café caliente. No fue necesario decir algo, sólo se sentó a su lado con una mueca intranquila, esperando.

Los demás habitantes también se despertaron más temprano de lo habitual, como si lo hubieran acordado. El ambiente estaba lleno de ansias y mientras los habitantes se dirigían a desayunar echaban rápidas miradas a las puertas aún cerradas. A pesar de que las esperanzas de que volvieran con vida eran mínimas, todos se aferraban a esa idea. Después de todo, Minho era respetado y apreciado entre los chicos.

El resto de los Corredores se habían reunido junto a Chloe, Chuck y Newt, que había llegado luego de desayunar. Estaban realizando sus estiramientos y ejercicios habituales antes de salir, pues las Puertas estaban por abrirse.

Cuando el estrépito de las paredes que se abrían resonó por el área, todos los habitantes, sin excepción, levantaron su vista a las Puertas. Los que se encontraban dentro de la Finca, en las cocinas o mataderos aparecieron en el umbral de las respectivas entradas para echar una mirada.

Las Puertas se abrieron, y no había nadie esperando por entrar.

Luego de unos minutos de esperanza, volvieron a sus respectivos trabajos. Ellos no habían vuelto.

—¿Qué quieres hacer? —La voz de Newt hizo que Chloe volteara a mirarlo.

No había pensado en lo que haría.

—Seguir esperando —Dijo ella sin miramientos—. Si no han vuelto para el almuerzo convocaré una asamblea para escoger a un nuevo encargado de los Corredores.

—¿Y qué harás ahora? ¿trabajar?

—¿Qué más puedo hacer? Los vegetales no se cultivarán por si solos —Era claro que Chloe se sentía más que decepcionada—. Chucky, ve a buscarme si sucede algo.

Entonces se alejó en silencio, dejando a Newt y Chuck junto a la Puerta Oeste. No sabía que pensar ni como sentirse, su mente era un revoltijo de emociones y sentimientos sin resolver que la aquejaban. Sentía lastima por sí misma, y por Thomas. El Novato había entrado y creía que era debido a ella, por contarle su miedo al Laberinto y por intentar entrar. Sabía que la había visto intentarlo. Fue un error.

Ahora no solo Minho y Alby estaban muertos, Thomas también.

La chica tropezó con una piedra, y sin poder evitarlo o pensarlo un poco, la pateó con rabia, observando como volaba un par de metros.

—Chloe...

—Sí, lo sé, no debí hacer eso —La chica bufó—. Lo siento.

—No, ¡Chloe! —Volvió a gritar Newt—. ¡Son ellos!

Se volteó tan rápido que su vista se nubló por unos segundos, pero luego los vio, con total claridad. Desde el pasillo de la puerta se acercaban dos figuras caminando de forma lenta, los cuerpos parecían estar agotadísimos.

El cuerpo de Chloe fue invadido por sentimientos de alivio, felicidad, orgullos y satisfacción. Por el asombro, la chica se dirigía hacia la Puerta de forma lenta mientras que veía a Newt acercarse a los chicos rengueando.

En los límites de la puerta pudo observar mejor el aspecto de Minho. Su cuerpo estaba sudado por completo, la ropa rasgada, con suciedad por todas partes y uno que otro rasmillón. Aun así, parecía tener una expresión de alegría.

—¿Qué pasó? —Les preguntó Newt, con una pizca de irritación en la voz—. ¿Qué reverenda...?

Pero el rubio se vio interrumpido cuando Chloe pasó a toda prisa por su lado, golpeándolo de forma accidental. Ella no había dejado de mirar a Minho con una expresión afligida, y se abalanzó sobre él. Se elevó sobre la punta de sus pies y sus brazos rodearon el cuello del chico, escondiendo su rostro en el cuello del asiático, buscando el mayor contacto posible. Fue correspondida de inmediato, los fuertes brazos del chico rodearon su cintura, con energía a pesar del agotamiento.

—No sabes lo feliz que estoy de que hayas vuelto. —Le dijo Chloe luego de un rato, contra su cuello.

—¿Ah sí?

—Sí —Dijo ella separándose del Corredor, aunque no quería desprenderse de sus brazos—. No sabes el dolor de cabeza que es elegir un nuevo Encargado.

Minho bufó con gracia. Entonces Thomas apareció en el rango visual de la chica, quien luego de asegurarse de que no estuviera herido también le dio un fuerte abrazo. Hasta ese momento no se había dado cuenta, pero se había sentido casi tan preocupada por Thomas que por Minho.

Era extraño, después de todo solo se conocían hace unos días, pero había algo en ella que se sentía cercana a Thomas. Era algo que nunca le había ocurrido con otro Habitante.

—Tenías razón —Le dijo Thomas luego—. Fue la peor noche de mi vida, es horrible...

—¿Y crees que estaba bromeando? —Inquirió ella con un gesto de broma—. Sólo recuérdame no volver a contarte ninguna historia demasiado personal, no quiero que vuelvas a hacer alguna estupidez por algo que dije.

Parecía que Minho quería acercarse y preguntar de que historia personal estaban hablando, pero Newt se les adelantó.

—Necesito que me expliquen que sucedió anoche.

—Te lo contaremos después —Thomas lo interrumpió—. Tenemos que salvar a Alby.

—¿Alby? —Repitió Chloe, confundida.

—¿Qué estás diciendo? ¿Acaso sobrevivió? —Inquirió Newt.

—Vengan para acá. —Contestó.

—No —Soltó Chloe sin pensarlo—. Vayan ustedes. Iré con los Docs para asegurarme de que tengan todo preparado.

Ella no pensaba adentrarse aún más en el Laberinto. Había caído en cuenta de que se encontraba dentro justo después de abrazar a Thomas, y se encontraba haciendo su mayor esfuerzo para controlarse y no vomitar ahí mismo.

Espero a que los tres chicos desaparecieran hacia la derecha para dejar su actuación de un lado. La fría y húmeda brisa le erizó la piel y el silencio del lugar al enfermó, no pudo hacer nada para detener las contracciones de su estomago y fue contra una de las paredes, apoyándose con una mano y expulsando lo poco que había comido durante la mañana.

El sabor amargo de la bilis se mantuvo en su boca y garganta, pero se recompuso de inmediato. No podía dejar verse enferma por los demás Habitantes, no cuando tantas cosas estaban ocurriendo. Debía mantener la calma y nada se saldría de control.

Chloe no pudo darse un respiro durante el resto de la tarde. Luego de que Minho y Thomas estuvieras curados y descansando, ayudo a los Docs con Alby. Siempre daban trabajo luego de ser pinchados, y colocarles el suero no era sencillo.

Luego de que Alby comenzara con la Transformación, ella junto a Newt se encontraron con Minho, que ya había despertado. Les contó toda la historia, de principio a fin: Thomas había sido un héroe y el un cobarde, si no hubiera sido por el chico, estarían muertos. Cuando Chloe escuchó que habían acabado con cuatro Penitentes se sintió orgullosa y agradecida de lo bien que lo hicieron, sin embargo, no pasó por desapercibido la pequeña pizca de envidia que sintió.

No pudo evitar pensar en sus capacidades: En su primer día apenas logró escapar con vida de un Penitente, y ellos habían acabado con cuatro en una noche. Pero aquel pensamiento no estuvo en su mente por mas de cinco minutos. Tenía cosas más importantes de que preocuparse.

Finalmente, el día acabo. La puesta del sol trajo con ella el familiar chirrido de las cuatro Puertas cerrándose. Apenas anocheció, Chloe y Chuck buscaron a Thomas para llevarse algo de cenar y un gran vaso de agua fría. La chica no quería estar con el resto de Habitantes ni escuchar una vez más la historia de su noche en el Laberinto, su cabeza dolía y necesitaba alejarse de los aullidos de Alby que se expandían por el aire.

El Novato se encontraba refugiado en una banca cerca de las lápidas, donde casi todo era silencioso. El menor se sentó en la banca aun lado de Thomas, mientras que Chloe se sentaba sobre el pasto, con la tristeza y la preocupación pintadas en el rostro.

—Gracias —Les agradeció el castaño, acabando con la carne y espaguetis tan rápido como pudo—. ¡Esto era lo que mi alma necesitaba!

—No es un espectáculo muy agradable —Comentó Chuck—. Es como mirar a un cerdo muerto de hambre deglutiendo su propio plopus.

—Eres muy gracioso —Replicó Thomas, con un dejo de sarcasmo en la voz—. Deberías ir a divertir a los Penitentes, a ver si logras hacerlos reí.

—Ah, eso me recuerda algo: eres el tema del día.

—No sé de qué estás hablando.

—Caray —Soltó Chuck—. A ver, déjame pensarlo. Primera, vas al Laberinto por la noche, cuando se supone que no debes hacerlo. Después, te conviertes en una especie de fenómeno de la selva, colgándote de las lianas y atando Habitantes a los muros. Más tarde, te transformar en uno de los primeros en sobrevivir toda una noche fuera del Área y, para rematar, matas a cuatro Penitentes. Realmente no se me ocurre por qué esos larchos andan hablando de ti.

—Pero eso de engañarlos para que cayeran por el Acantilado fue idea de Minho, no mía.

—Eso no es lo que él dice —Habló Chloe con un monótono tono de voz—. Dice que te vio hacer el truco de esperar y arrojarte, y entonces se le ocurrió hacer lo mismo por el barranco.

—¿El truco de esperar y arrojarse? —Preguntó Thomas, llevando los ojos hacia arroba en señal de suficiencia—. Cualquier idiota hubiera hecho lo mismo.

—No te hagas ahora el humilde con nosotros. Lo que hicieron es totalmente increíble. Los dos, tú y Minho.

Thomas lanzó al piso el plato vacío, repentinamente enojado.

—¿Entonces por qué me siento como una mierda, Chuck? ¿Podrías contestarme eso?

—Por la misma razón que todos nos sentimos como una mierda, Thomas —Le respondió entonces Chloe—. Estamos jodidos.

Permanecieron en silencio hasta que apareció Newt con cara de muerto, se sentó junto a Chloe con una expresión muy similar al de la chica.

—Creo que ya pasó lo peor —Anunció Newt—. Ese desgraciado debería dormir un par de días y despertarse en buenas condiciones. Quizás emitir algún rugido de vez en cuando.

—Dime —Thomas miró a Newt—, ¿cómo es exactamente la experiencia que Alby está atravesando? En serio, no entiendo qué es la Transformación.

—¿Y tú crees que nosotros sí? —Le dijo Newt, llevando los brazos hacia arriba y luego golpeando sus rodillas al bajarlos—. Todo lo que sabemos es que, si los Penitentes te pinchan con sus malditas agujas, te inyectas el Suero o mueres. Si lo recibes, tu cuerpo sufre ataques, se sacude, la piel expele burbujas y se pone verdosa, y te vomitas todo encima. ¿Te parece que esta explicación es suficiente, Tommy?

Thomas arrugó la frente.

—Hey, sé que es muy desagradable tener que ver cómo tu amigo sufre, pero sólo quiero saber realmente lo que está ocurriendo allá arriba. ¿Por qué lo llaman la Transformación?

Newt se relajó, hasta pareció encogerse, y luego suspiró.

—Te trae recuerdos, pequeños fragmentos reales de antes de llegar a este sitio horrendo. Cualquiera que pasa por eso actúa como un maldito desquiciado cuando todo termina... aunque en general no tanto como el pobre Ben. En realidad, es como si te devolvieran tu vida anterior y te la arrancaran nuevamente.

—¿Estás seguro? —Inquirió Thomas.

Newt y Chloe lo miraron confundidos.

—¿Qué quieres decir? ¿Seguro de qué?

—¿Ellos están transformados porque quieren volver a su existencia anterior o es que se quedaron totalmente deprimidos al descubrir que su antigua vida no era mejor que la que tenemos ahora?

Newt observó durante unos segundos y luego miró hacia otro lado, inmerso en sus pensamientos. Chloe pensó aquello la primera vez que vivieron una Transformación, pero necesitaba algo a que aferrarse, y la vida que había dejado atrás era su ancla para no perder la razón. No le gustaba pensar que aquella vida era peor de que estaba viviendo en ese momento.

—Los shanks que pasaron por la Transformación prefieren no hablar de la experiencia. Ellos se vuelven... diferentes, antipáticos. Hay un puñado por el Área, pero me resulta insoportable estar con ellos. —La voz de Newt sonaba distante, y sus ojos se habían desviado hacia algún lugar del bosque.

—Newt tiene razón. Esos larchos se vuelven personas totalmente diferentes a lo que eran antes —Le explico Chloe—. Gally es uno de ellos.

—Y es el peor de todos. —Dijo Chuck, metiéndose en la conversación.

—Es mejor no juzgarlos —Opinó la chica—. Ninguno sabe que fue lo que la Transformación les mostro, así que...

Chloe se levantó para sentarse a un lado de Thomas.

—Ahora debemos decidir qué haremos contigo, Thomas.

—¿Qué hacen conmigo? ¿De qué hablas?

Newt también se levantó y estiró los brazos.

—Has puesto este lugar patas para arriba, maldito larcho. La mitad de los Habitantes cree que eres Dios y la otra mitad quiere arrojarte por el Hueco de la Caja. Hay mucho que decidir.

—¿Cómo qué? —Repuso él.

—Paciencia —Le respondió—. Ya te enterarás mañana después del despertar.

—¿Mañana? ¿Por qué? —La castaña rió ante las preguntas.

—Convoqué una Asamblea y tú estarás ahí. Eres el único tema a tratar.

A la mañana siguiente, el Novato se acomodó, con aspecto ansioso y preocupado, frente a Chloe, Newt y los once encargados que estaban ubicados en sillas formando un semicírculo a su alrededor. La reunión se realizaba en una gran sala de la Finca donde las paredes y el piso eran de madera, no había ventanas y la habitación olía a moho y a libros viejos.

—Como líder, declaro abierta esta Asamblea —Anunció Chloe, de pie frente a su silla—. Los últimos días han sido una locura y gran parte está relacionada con nuestro Novato, Thomas, aquí presente.

Thomas se puso rojo de vergüenza.

—Él ya no es más el Novato —Exclamó Gally, con su voz áspera y grave—. Ahora es sólo un transgresor de las reglas.

Eso desencadenó una ola de murmullos y susurros, que Chloe acalló de inmediato.

—Gracias por la aclaración Gally —Habló Chloe manteniendo paciencia, pero con un deje de sarcasmo—. Ahora pido que mantengas el orden hasta que sea tu turno de hablar.

Gally cruzó los brazos y se reclinó en la silla con una expresión de enojo.

—La razón por la que están aquí presentes es simple: gran parte de los Habitantes se han acercado a mí en los dos últimos días para quejarse de Thomas o para alabarlo. Por lo que tenemos que decidir qué haremos con él.

Gally se inclinó hacia delante, pero Chloe lo cortó antes de que pudiera decir una palabra.

—Ya tendrán su oportunidad de hablar, uno a la vez y cuando se les indique —Luego volteó para mirar a Thomas—. Tienes que saber, Thomas, que no estás autorizado para hablar hasta que te lo pidamos, ¿de acuerdo?

Luego Chloe indicó a Zart, sentado en la última silla de la derecha.

—Zart, serás el primero en hablar. Comienza por favor. —La chica volvió a sentarse, preparada para escribir todo en un cuaderno que tenía y escuchar lo que los Encargados tenían que decir.

—Bueno —Comenzó, mirando hacia todos lados—. No sé. El quebró una de nuestras reglas más importantes. No podemos dejar que todos piensen que eso está bien... —Bajó la vista, se frotó las manos y agregó—: Sin embargo, también... cambió muchas cosas. Ahora sabemos que podemos sobrevivir allá afuera y derrotar a los Penitentes.

—Vamos, deja de decir tonterías —Intervino Gally—. Estoy seguro de que fue Minho el que realmente se sacó de encima a esos monstruos ridículos.

—Gally, no volveré a darte otra advertencia —Thomas frente a ella, creyó que era increíble la habilidad que Chloe tenía de imponer orden sin siquiera levantar la voz—. Vuelve a interrumpir o hablar antes de que sea tu turno, y te relevaré de tu puesto como encargado —La chica no espero a tener una respuesta y se volvió hacia Zart—. ¿Eso es todo Zart? ¿Alguna recomendación oficial?

El Jardinero sacudió la cabeza.

—Muy bien. Sartén, tú eres el próximo.

El Cocinero lanzó una sonrisa a través de su barba y se enderezó en la silla.

—Este larcho tiene más agallas que muchos de los que andan dando vueltas por aquí —Comenzó a decir—. Esto es realmente estúpido: le salva la vida a Alby, mata a varios Penitentes y nosotros nos sentamos a parlotear sobre qué hacer con él. Como diría Chuck, esto es una montaña de plopus.

—Reglas son reglas Sartén, si alguien rompe una regla se debe convocar a una Asamblea —Chloe tampoco estaba feliz por la situación, si fuera por ella Thomas no recibiría ningún castigo, después de todo se había atrevido a hacer lo que ella no. Pero no día pasar por alto la opinión de los encargados—. Entonces, ¿cuál es tu recomendación?

—Pónganlo en el Consejo y que se dedique a enseñarnos todo lo que hizo allá afuera.

Las voces se elevaron desde todas las direcciones. A Chloe le llevó medio
minuto calmar los ánimos.

—Todos hagan silencio de una vez. Recuerden que todas las ideas son aceptables y todos podrán expresar lo que piensan cuando votemos. —Luego Chloe apunto al siguiente.

—Yo en realidad no tengo ninguna opinión.

—Todos tiene una opinión. Di lo que tienes en mente.

—Si tengo que opinar, supongo que estoy de acuerdo con Sartén —Dijo—. ¿Por qué castigar a un tipo por salvarle la vida a otro?

—Entonces sí tenías una opinión —Pregunto mientras volvía a escribir—. ¿Algo más?

El Encargado asintió y el siguiente en hablar fue Winston, el Encargado del Matadero.

—Yo creo que debe ser castigado. Lo siento, Nuevito, pero Chloe, tú siempre estás torturándonos con el orden y todo eso. Si lo dejamos ir sin ninguna sanción será un mal ejemplo para los demás. Él quebró nuestra Regla Número Uno.

—Eso es cierto —Aceptó Chloe, mientras hacía unas anotaciones—. ¿Qué tipo de castigo crees que debería recibir Thomas?

—Considero que deberíamos ponerlo en el Cuarto Oscuro a pan y agua durante una semana. Y tendríamos que asegurarnos de que todo el mundo se entere, para que a nadie se le ocurra imitarlo.

Gally aplaudió, pero se detuvo cuando sintió la mirada de Chloe sobre él. Estaba perdiendo la paciencia con él. Después hablaron otros dos Encargados: uno a favor de la idea de Sartén y el otro a favor de la de Winston. Luego llegó el turno de Newt.

—Estoy de acuerdo con la mayoría de ustedes —Dijo el rubio a su lado—. Debe recibir una sanción, pero también tenemos que encontrar una forma de utilizarlo. Me reservo mi recomendación para el final.

Los Encargados continuaron diciendo lo que pensaban. Para algunos, Thomas merecía elogio; para otros, castigo. O ambos. Sólo faltaban tres personas que dieran su opinión: Chloe, quién siempre era la última, Gally y Minho. Este último no había dicho una palabra desde su entrada al recinto, se mantenía encorvado en la silla, con aspecto de no haber dormido en una semana.

—Creo que ya dejé bien claro cuál es mi opinión. —Se limitó a comentar Gally.

—Perfecto, entonces es turno de Minho.

—¡No, espera! —Bramó—. Quiero agregar algo más.

—Todos te escuchan. —Dijo Chloe, permitiéndole hablar.

—Piensen un poco —Comenzó diciendo el constructor—. Este cretino llega en la Caja, haciéndose el confundido y asustado. Pocos días después, está corriendo por el Laberinto con los Penitentes, como si fuera el dueño del lugar. Creo que todo eso fue una actuación. ¿Cómo puede haberse comportado allá afuera como lo hizo después de tan pocos días? Yo no me trago ésa.

—¿Qué es lo que intentas decir exactamente? —Cuestionó la chica, con una ceja enarcada.

—Yo creo que es un espía de la gente que nos puso aquí.

Otro alboroto explotó en la sala. Chloe soltó una carcajada y negó con la cabeza, luego se ocupo de volver a tranquilizar a los Encargados, pero Gally no había terminado.

—No podemos fiarnos de este larcho —Prosiguió—. Al día siguiente de llegar, aparece una chica chiflada lanzando una sarta de disparates de que las cosas van a cambiar, aferrando una nota extraña. Encontramos a un Penitente muerto. Luego Thomas se halla en el Laberinto justo esa noche, cosa muy conveniente para él, y trata de convencer a todos de que es un héroe. En realidad, ni Minho ni nadie realmente lo vio haciendo algo con las lianas. ¿Cómo sabemos que fue el Nuevito el que ató a Alby allá arriba?

Hizo una larga pausa.

—¿Y quién crees que lo puso allá arriba? No había nadie más en el Laberinto.

—Pero no estamos seguros de eso, ¿o sí? —Inquirió Gally—. Están sucediendo demasiadas cosas raras, y todo esto empezó cuando apareció este Novato garlopo. Y, qué casualidad, termina siendo el tercero en sobrevivir una noche entera afuera en el Laberinto. Hay algo que no está bien, y hasta que no resolvamos qué es, yo recomiendo oficialmente que encerremos a este cabrón en el Cuarto Oscuro durante un mes y luego hagamos otra reunión.

Rugió de nuevo la Asamblea y Chloe apuntó algo en su bloc de notas, sin dejar de mover la cabeza. Siempre supo que Gally había perdido un poco la cabeza luego de su Transformación, pero aquello era otro nivel.

—Gally, ¿terminaste?

—Sí, pero no descarten lo que digo antes de pensarlo siquiera.

—Muy bien, Gally. Ya te escuchamos y todos vamos a considerar tu sugerencia, ¿sí?

Gally asintió y se acomodó nuevamente en su silla sin decirle nada más. Chloe le dio la palabra a Minho. El Corredor se levantó rápido, tomando a todos por sorpresa.

—Estuve allá afuera y vi lo que hizo este loco: se mantuvo entero, mientras yo me acobardé como una gallina. No voy a ponerme a hablar sin parar como Gally. Quiero decir cuál es mi recomendación y terminar de una vez.

—Adelante —Dijo Chloe, levantando la mirada—. Escuchamos tu recomendación.

—Propongo a este larcho para que me reemplace como Encargado de los Corredores.

Se hizo un silencio total en la sala, como si el mundo se hubiera detenido por un momento, y todos los miembros del Consejo permanecieron atónitos mirando a Minho. Chloe por un momento creyó que se trataba de una broma, pero el chico lo decía muy en serio.

Gally finalmente se incorporó y rompió el silencio.

—¡Eso es absurdo! —Exclamó, dirigiéndose a Chloe y señalando a Minho, que se había sentado nuevamente—. Se le debería expulsar del Consejo por decir semejante estupidez.

Algunos Encargados parecieron estar de acuerdo con la recomendación de Minho, como Sartén, que comenzó a aplaudir para ahogar la voz de Gally, pidiendo a gritos la votación. Pero otros no. Winston sacudió la cabeza con fuerza, mascullando. Cuando todos comenzar a hablar al mismo tiempo, Chloe se sintió agobiada. Dejó de tomar notas y salió del semicírculo, ordenándoles a los Encargados que hicieran silencio. Le costó que le tomarán atención nuevamente, pero luego de unos minutos restauró el orden y todos se sentaron.

—Shuck —Exclamó Chloe—. Nunca los había visto comportándose de manera tan inmadura. Se supone que somos los Encargados de este lugar, actúen cómo adultos o los reemplazare a todos y cada uno de ustedes.

De golpe, se quedaron callados e hicieron un gesto afirmativo con la
cabeza.

—De acuerdo —Siguió la chica, regresando a su silla y apoyando el bloc sobre las piernas. Anotó algo en el papel y luego levantó la vista hacia Minho—. Lo que has dicho no tiene sentido. ¿Puedes aclararlo más para que todos entendamos?

Minho lucía agotado, pero empezó a defender su propuesta.

—Shanks, es realmente muy fácil para ustedes estar sentados aquí hablando de cosas que desconocen. Yo soy el único Corredor del Consejo y sólo Newt y Chloe han estado en el Laberinto.

La pelinegra no recordó aquello con mucha felicidad.

Gally se interpuso.

—No, si cuentas la vez que yo...

—¡No la cuento! —Gritó el asiático con molestia—. Y créeme, ni tú ni nadie tienen la más remota idea de lo que es estar allá afuera. La única razón por la cual te pincharon es por quebrar esa misma regla, por la cual ahora estás acusando a Thomas. Y eso se llama hipocresía, miertero, pedazo de...

—Suficiente —Lo cortó Chloe antes de que la situación pasara a mayores—. Termina con tu defensa o cierra la boca, Minho.

La tensión era evidente. La piel roja y tirante de las caras de Gally y de Minho parecía a punto de reventar, pero luego de unos segundos los dos desviaron la mirada.

—Bueno, en resumidas cuentas —Continuó el Corredor, mientras tomaba asiento—, yo nunca vi nada parecido. En ninguna ocasión se dejó llevar por el pánico. Ni lloró, ni se quejó, ni se asustó. Amigos, él lleva aquí sólo unos pocos días... Recuerden cómo estábamos nosotros al principio. Acurrucados en los rincones, llorando sin parar, no confiábamos en nadie, nos negábamos a actuar. Estuvimos así durante semanas o meses, hasta que no tuvimos otra opción que enfrentar la situación y vivir.

Se levantó nuevamente y señaló a Thomas.

—Sólo unos pocos días después de aparecer aquí, este tipo se mete en el Laberinto para salvar a dos larchos que apenas conoce. Todo este plopus de que él quebró una regla es una imbecilidad. Todavía no comprendió las reglas. Pero muchos ya le habían contado lo que era estar en el Laberinto, especialmente por la noche. Y aun así, él salió, justo cuando la Puerta estaba cerrándose, sólo porque dos chicos necesitaban ayuda.

Hizo una pausa para respirar. Parecía ir ganando fuerza a medida que hablaba.

—Pero eso fue sólo el principio. Después, él me vio abandonar a Alby, dándolo por muerto. Y eso que yo era el veterano, el que tenía todo el conocimiento y la experiencia. Al ver esto, no debió haber cuestionado mi manera de actuar, pero lo hizo. Imaginen la voluntad y la fortaleza que necesitó para empujar a Alby arriba de esa pared, centímetro a centímetro. Es un delirio. Parece una locura completa. Pero las cosas no terminaron ahí. Luego llegaron los Penitentes. Le dije que teníamos que separarnos y empecé a correr siguiendo los dibujos de nuestros mapas, empleando las ya conocidas maniobras de evasión. Él, en vez de orinarse encima, se encargó de la situación: desafió todas las leyes de la física y de la gravedad para subir a Alby a esa pared, desvió la atención de los Penitentes hacia él, venció a uno, encontró...

—Ya captamos tu idea —Intervino Gally con brusquedad—. Este Tommy es un tipo con suerte.

Minho se acercó a él.

—¡No, garlopo inútil, no entendiste nada! Hace dos años que estoy aquí y nunca vi nada igual. Que tú digas algo...

Chloe ya se había levantado de su asiento, pero no fue necesario intervenir. El Corredor se interrumpió, lanzando un gruñido de frustración.

—Gally —Dijo Minho con más calma—, tú no eres más que una mariquita que nunca me ha pedido, ni una sola vez, ser Corredor o al menos intentarlo. No tienes derecho a hablar de cosas que no comprendes. Así que cierra la boca.

El muchacho se puso de pie furioso.

—Si vuelves a hablar así te rompo el cuello aquí, delante de todos. —Repuso, escupiendo mientras gritaba.

Minho se rió, luego levantó la palma de la mano y la aplastó sobre la cara de Gally, el chico se desplomo hacia atrás en la silla, que se partió en dos pedazos. Cayó al suelo y enseguida comenzó a hacer grandes esfuerzos para incorporarse. Minho se acercó y apoyó el pie en su espalda, empujándolo con la cara contra el piso.

—¡Detente Minho, ahora mismo!

—Te juro, Gally —Le dijo con una mueca de desprecio, ignorando las palabras de la líder—, no vuelvas a amenazarme. No me dirijas la palabra nunca más. Si lo haces, te romperé tu cuello miertero, una vez que haya terminado con los brazos y las piernas.

Newt y Winston ya se habían acercado, pero con una señal Chloe les había pedido que no interfirieran, pues temía que el Corredor se defendiera contra ellos. La chica se acercó, quedando frente a Minho:

—Minho —Dijo con autoridad—. Aléjate de Gally, ahora. No voy a volver a repetirlo.

El Corredor levantó la mirada. Necesitó de unos segundos, pero terminó alejándose de Gally, quien dio un salto con el rostro enrojecido por la rabia. Pero no hizo ningún movimiento hacia Minho. Sólo se quedó allí, con el pecho hacia fuera, respirando con fuerza.

Finalmente, se alejó dando traspiés hacia la salida, que estaba detrás de él. Sus ojos iluminados por el odio se movían como flechas por el recinto. Retrocedió hacia la puerta y estiró la mano para alcanzar la manija de la puerta.

—Las cosas ahora son diferentes —Dijo, lanzando un escupitajo hacia el piso—. Minho, no debiste haber hecho eso, nunca —Le advirtió, y desvió su mirada maniaca hacia Chloe—. Y tú, tendrían que desterrarte por tu vergonzosa incapacidad para liderar este grupo. Eres patética, y el que se quede aquí no es mejor que ella. Las cosas van a cambiar. Lo prometo.

Gally abrió la puerta de un golpe y salió al pasillo, pero antes de que alguien pudiera reaccionar, asomó de nuevo la cabeza dentro de la sala.

—Y tú —Dijo, fulminando a Thomas con la mirada—, el Novato que se cree que es un maldito Dios, no olvides que te he visto antes. Yo pasé por la Transformación. Lo que estos tipos decidan no significa nada —Hizo una pausa, mirando a cada uno de los presentes. Cuando su expresión maliciosa volvió a posarse en Thomas, agregó—. Sea lo que fuera que hayas venido a hacer aquí, te juro por mi vida que voy a impedirlo. Y si es necesario, te mato.

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