La madre Frida estaba cantándole una canción de dormir a cada uno de los niños más pequeños, luego de dejar dormida a Historia, fue con Armin pero él aprovecho para preguntar.

— Madre Frida, ¿que hay afuera?.

La mujer pelinegra se notó sorprendida, esa curiosidad era algo que debía corregir en el pequeño Armin — Verás Armin, afuera están los adultos.

— Y ¿Porque no podemos salir?.

— Porque hay tanto buenos como malos afuera, y los debemos cuidar de los malos y esperar a que los buenos los adopten, asique nada de curiosear ¿Entendido?.

— Si madre Frida.

La madre Frida sonrió y lo dejo dormir, sin embargo volvió en unos minutos, iba a poner algo de ropa a lavar y tirar otra inservible, entre ella un sombrero.

Armin despertó por otra pesadilla que tuvo y cuando Farlan lo termino de calmar, no encontró el sombrero que perteneció a su abuelo.

— ¿Abuelo? ¿Donde se fue?.

No iba a despertar a Farlan por eso, solo era cuestión de preguntar a la madre Frida, él podía hacerlo.

Armin se puso sus zapatillas y una campera sobre su pijama, hacia frío, camino lentamente para no tropezar en la oscuridad, tenía miedo, pero no pediría ayuda a Farlan, le demostraría a Hitch que él también era valiente.

Con pasos seguros noto que la puerta estaba abierta.

— La madre Frida ¿estará regando las flores?

Salió afuera y logró ver un carro con algunas ropas viejas y algo desgastadas, de seguro las iba a remendar o tirar, sin embargo gracias a la luz de la luna llena pudo ver el sombrero de su abuelo encima de las demás.

— La madre Frida seguramente se equivocó.

Armin tomó el sombrero de su abuelo, pero se asustó al ver una luz viniendo del bosque, por lo que entró en el carro y se tapó con las ropas.

Se auto abrazo y cerró los ojos mientras sentía como el carrito se movía, pero de repente se escuchó un grito.

— ¡Armin!.

— ¡Madre Frida! ¡Armin no está!.

La madre Frida corrió hacia el edificio, debía encontrar a Armin antes de que saliera de ahí.

Armin escucho los gritos luego de calmarse e intento salir pero solo cayó en el suelo junto a mucha ropas.

— Auch, seguro la madre Frida me va castigar muchos días, iré a disculpar...

Un viento bastante agradable soplo a las espaldas de Armin, el volteo y miro sorprendido y embobado a la puerta abierta, esa pesada y dura puerta que retuvo su libertad mucho tiempo estaba abierta dándole el paso libre a su curiosidad.

— No, las reglas son... son...

Pensó que primero sería bueno ir con Farlan y los demás, si todos lo vieran, pero la madre Frida no les dejaría, en cambio, ahora tenía la oportunidad de dar, solo un pequeño vistazo, al mundo exterior.

— Solo será un vistazo.

Se coloco el sombrero de su abuelo y otra campera que había en el carro, y se aventuró a ir a ver el mundo exterior.

El vistazo le llevaría mucho tiempo, pues el camino era un túnel oscuro, Armin estaba asustado, pero esa debía ser una prueba de su valor, una prueba de que merecía conocer el mundo exterior, de que merecía su libertad.

Tras unos minutos de caminata logró ver el otro extremo del túnel, camino lentamente pegado a la pared por si había alguna persona mala.

Lo que había eran muchas casas, con calles vacias, algunas personas adultas como la madre Frida iluminaban la oscuridad con el mis artefacto que ella tenía.

— ¡Niño! ¿Que haces aquí?.

— ¡Ahh!.

Uno de esos hombres descubrió a Armin, él cual empezó a correr, los demás hombres también se movilizaron para intentar atraparlo, pero está tanta la conmoción que hasta los que cuidaban las rejas del segundo muro.

— ¡Vuelve aquí!

Armin se sentía acorralado, lo iban a atrapar, sin embargo la llegada de la madre Frida los interrumpió.

— Oigan, ¡hay un niño perdido!.

Debido a que todos los adultos voltearon a ver a la madre Frida, Armin aprovecho para correr entre dos hombres para salir.

— Armin ¡No!.

Armin corría y corría sin parar hasta que tropezó y al levantar la vista estaba aterrado, en el exterior no había adultos, habían monstuos.