Sábado. 9:30 pm

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Lulú sentada en su sillita especial tomaba su biberón frente a la mesa, siendo atentamente vigilada por Liena quien se servía una segunda pieza de pan dulce. Lincoln la miraba pensativo tanto a ella como a la bebé, también de vez en cuando a Loan. El hombre apenas y había terminado la mitad de su pieza con todo y que era algo pequeña.

—La leche no me gusta mucho —suspiró Leia—. ¿No puedo tomar soda?

—No a esta hora, cariño —le respondió su padre—. Si quieres puedes tomar un vaso con agua. A tus hermanos no parecer molestarles tomar leche.

Lupa sonrió al ocurrírsele un comentario inapropiado. Estaba por abrir la boca, pero una mirada de advertencia previa tanto de su padre como de Lyra hicieron que se lo pensara mejor. Liby volteó a verla arqueando una ceja, Lupa le hizo una seña para que se acercara y le susurró algo al oído. La chica se tapó la boca tanto como el aparato se lo permitía para contener la risa; a su lado Lemy terminaba de pasarse lo último que le quedaba del pan con un trago de leche, cuando Liby le susurró al oído el comentario de Lupa todavía divertida, entonces el chico se sobresaltó y escupió en el vaso parte de lo que había tomado del mismo. Lacy al otro lado de él le preguntó qué le ocurría, a lo que el chico sonrojado y asustado le respondió que nada mientras se limpiaba los rastros de leche que le salieron por la nariz. Lizy estaba intrigada al verlos actuar de esa manera.

—¿Es un chiste? ¿Pueden contármelo?

—¡No! No pueden —le respondió Lyra con un tono de voz que se sintió más como una orden hacia sus hermanas menores inmediatas. Ya podía imaginarse de qué se trataba lo que comentaban sin necesidad de preguntarles—. Tampoco deberían de estarle diciendo esas cosas a Lemy. Todavía es un niño.

Lemy gimió molesto por esas palabras, Liby se encogió de hombros al igual que Lupa. Los tres aún estaban disgustados con ella.

—Creo que son cosas de grandes —Le explicó Leia a su hermanita terminándose a disgusto la leche—. Eso o también preferirían la soda en vez de esta cosa.

—Sí niñas, es eso.

Con esto Liby cortó el asunto mirando a su padre, temiendo que también se molestara con ellas por seguir con el tema. Este en respuesta le sonrió guiñándole un ojo con aprobación y la jovencita suspiró con alivio.

Loan miraba preocupada y comprensiva a su hermano, a quien Lacy le daba algunas palmadas fuertes en la espalda para que no se ahogara. Lily que estaba por comenzar con su tercera pieza de pan, para disgusto de Lyra, le pidió a Lupa y a Liby en susurros que por mensaje le mandaran a su celular el chiste. Ante todo esto, Liena sonrió con un gesto mientras negaba con la cabeza desinteresada de lo que estuviesen hablando, sintiéndose tranquila por lo bien que la mayoría parecían llevarse una vez más entre sí, en todo caso mucho más tarde seguramente su tía le mostraría el chiste sin que se lo pidiera.

Lincoln esta vez miró con mayor atención al resto de sus hijas y a Lemy. Pensaba en cómo hace tan solo un par de días atrás, su rutina había sido la misma desde hace mucho tiempo: Llegaba del trabajo, encendía el televisor sin verlo sólo para tener ruido de fondo, se recalentaba cualquier cosa para cenar, tomaba un vaso con leche y al final se iba a dormir pensando en lo que ella, sus hermanas, sus hijas e hijo estarían haciendo donde fuese que estuviesen. Aunque la idea de tener una reunión como esta en principio le pareció descabellada, en esos momentos y pese a las fricciones del día, sentía una gran paz y reconforte como no lo recordaba desde hace bastante.

—Bien, espero que estén disfrutado la cena. En cuanto todos terminen necesito que me ayuden a buscar algunas cosas para improvisar algunos sitios donde podamos dormir.

—¡Es verdad! —Leia saltó animada de la silla—. Todavía tenemos que ver con quién nos vamos a quedar y en dónde. Bueno, me pido la habitación principal con Lizy.

—¡Oye! —refunfuñó Lupa—. ¿Realmente crees que dejaremos que un par de mocosas se queden con la habitación más grande?

—Pues yo ya la pedí primero antes que ustedes.

Con su mirada, Lyra obligó a Leia a sentarse nuevamente.

—Lupa tiene razón —La sensación de haber dicho aquello le sentó muy desagradable—. Necesitamos organizarnos de forma que las mayores ocupemos los sitios más amplios y las niñas los más pequeños. La ventaja es que Lulú ya tiene su cuna —pensativa, miró a la segunda más joven de sus primas—. Lizy, ¿no te molestaría quedarte en la cuna con tu hermanita? Creo que ambas pueden caber ahí.

—Pero mi mamá me dijo que yo ya soy una niña grande como para seguir durmiendo en una.

El padre las interrumpió.

—No hará falta. El sillón es lo suficientemente amplio para que duerman dos niñas pequeñas en cada extremo. Lizy y Leia se pueden quedar en él.

—¿Mua en el sillón? —se indignó Leia antes de recobrar su coqueto porte infantil—. Papi, si me dejas quedarme en tu cuarto, te dejaré quedarte conmigo.

—Ya escuchaste, mocosa —Lupa le llamó la atención—. Papá no se quedará en la habitación principal contigo, lo hará conmigo por supuesto.

Le guiñó un ojo a su padre, pero lo único que le provocó fue un suspiro de fastidio. Lyra se molestó todavía más.

—¡Tú estás loca si crees que te vas a quedar con el tío Lincoln! —La sola idea la estremecía.

Lyra parecía apunto de agregar algo más, pero recordándole que estaba caminando por la cuerda floja, tía Lily intervino.

—Tranquilas chicas, pero ya escucharon a su padre —una corta pero concisa mirada amenazante bastó para que Lyra no se atreviera a interrumpirla corrigiéndola en que se refiriese a Lincoln como su tío—. El dormitorio principal es sólo para los mayores. Además, en mi estado —para enfatizarlo se tentó el vientre— es obvio que yo dormiré en él. La última vez mi doctor entre otras indicaciones, me exigió la mayor comodidad posible.

Con una sonrisa de autosuficiencia, las retó a que le argumentaran una réplica. Nadie pudo hacerlo, en todo caso las únicas que quedaron disgustadas fueron Lupa y Leia, aunque también pero solo un poco, Loan y Lyra, al resto parecía darles lo mismo. Lupa esperaba que Lemy objetara algo valiéndose con la carta de saber que la tía Lily también le gustaba, pero a él apoyando la cara en sus manos con los codos sobre la mesa, parecía darle igual la discusión. Bien, la chica albina pensó que si no podía quedarse con el plato fuerte, por lo menos tomaría el postre.

—Como digas, papi. Entonces creo que será mejor que Lemy y yo busquemos otro sitio donde pasar la noche.

El chico frunció el ceño. Lyra como ya se esperaba, protestó:

—¡Lemy no se quedará contigo y con ninguna! ¡Él se quedará a dormir conmigo!

—Vamos, creí que es de buena cristiana el ser compartida. Si quieres me quedo con él la primera mitad de la noche y tú la segunda, sólo te advierto que no seas tan brusca con el pobre cuando te toque el siguiente turno después, que te lo dejaré algo sensible.

—¡Basta!

Gritó Lemy completamente abochornado, al mismo tiempo que lo hizo también Lincoln ya cansado de los vulgares modos que su hija exhibía.

—Lupa —la llamó con autoridad—, vas a quedarte en la habitación de huéspedes con Lacy y Liby. Estoy seguro que pueden arreglárselas para caber las tres ahí.

Aunque la albina quería objetar algo, Lyra se le adelantó.

—Por mí está bien esa parte, pero no quiero que mi hermano pase la noche con ninguna de mis primas.

Al decir esto último, miró a Loan con precaución. La joven adulta refunfuñó. No había dicho nada, pues ya había anticipado que su padre o su hermana no dejarían a su lindo hermanito en las garras de aquella arpía enana, por lo que ahora debía de pensar en el modo para convencer a su padre de cómo siendo la buena, maternal y protectora hermana mayor que era, su hijo estaría mucho mejor con su primogénita.

—De eso no tienes por qué preocuparte, Lyra —trató Lincoln de calmarla—. Lemy y yo dormiremos juntos en la van de tu madre.

Esto no sólo sorprendió a las hijas de Lincoln, sino también a la misma Lyra que había tenido en mente algo distinto.

—¿Por...? ¿Cómo...? —musitó Loan.

—Por el espacio, hija —le contestó el hombre con tranquilidad—. Ya le di un vistazo y parece ser lo suficientemente amplia para los dos. Lemy ya me ha dicho que se ha quedado ahí antes y de nuevo prefiere hacerlo ahí ahora, así que me quedaré con él para hacerle compañía.

Aunque el tema no era mucho de su interés, Liby se dirigió a su hermano que continuaba indiferente al asunto.

—¿Y tú estás de acuerdo con eso?

—Pa... —sintió la mirada de Lyra encima de él— ah, el viejo ya me había prometido quedarse conmigo, así que me había hecho ya a la idea. Por mí no hay problema, me da lo mismo.

Suspiró mirando a Lacy. Por mucho que le hubiera gustado pasar la noche a su lado, algo que de solo pensarlo lo sonrojaba y hacía a su corazón subir mucho su ritmo cardiaco, ya se imaginaba que nadie se lo permitiría. Por otro lado y por un motivo difícil de comprender incluso para él, la idea de quedarse con su padre, fuera de incomodarlo, lo emocionaba de un modo en que no podía recordar haber sentido antes desde que era mucho más joven.

Quien realmente parecía tener un problema con la idea era Lily, lo que fue una sorpresa incluso para las chicas.

—¿Estás seguro que quieres quedarte en la van, Linky? Digo, la cama de tu habitación es amplia y de verdad no es que yo ocupe mucho espacio. Con la mitad me basta.

—Lo sé, Lily. Descuida, por eso Liena se quedará contigo —se vuelve hacia su hija—. ¿Estás de acuerdo, cariño? —Liena le sonrió y le hizo unas breves señas—. Sé que la cuidarás muy bien, cielo —regresa con su hermana—. ¿Lo vez, Lily? Te dejo en buenas manos.

"Cariño", "cielo". A Lily no le molestaba que su hermano con cariñitos les hablara a sus hijas, aunque estaría encantaría que también a ella le diera el mismo trato.

—Linky, sólo para asegurarme, si recuerdas que soy yo quien está esperando ahora a tu bebé, ¿verdad?

El comentario pareció incomodar a todos. No es como si fuese un secreto, pero al igual que Lincoln, nadie entendió por qué tenía que sacarlo a relucir de nuevo. La misma Lily de pronto se sintió ridícula por señalarlo al ganar más su impulsividad que su sentido común... otra vez.

—Lo sé, Lily. De verdad ya estoy bien con eso. Si quieres mañana hablaremos de eso otra vez.

Lincoln fue el único que no se dio cuenta que su respuesta aunque la dio de forma casual y sin mucha importancia, se sintió bastante fría. Su hermana controló el impulso de tomar la azucarera y lanzársela a la cara. Una mano se posó en su muñeca. Liena negó con la cabeza con cierta incomodidad y eso bastó para tranquilizarla. Tal vez no era tan mala idea quedarse con su sobrina quien conseguía generarle calma con tan poco.

—Sigo creyendo que no es buena idea que tú te quedes con mi hermano.

Antes que Lincoln le respondiera a Lyra algo, fue Lemy quien lo hizo ya cansado de su actitud por lo que restaba del día.

—Vamos, hermana. Es mejor así. ¿No dijiste que te sentirías incómoda de que me quedara con una de mis primas? Bueno, yo también lo estaría si tuviera que dormirme contigo, porque yo soy un chico y... bueno, tú sabes.

Sonrojada, Lyra comprendió, pero seguía sin estar de acuerdo.

—Sí, lo sé. Pero... aun eres un niño y quizás no sea para tanto si...

—Mira, si por la mañana me despierto sin pantalones y muy callado, tendrás todo el derecho del mundo de decirme "te lo dije" y nos iremos. ¿Te parece?

Aun y sabiendo que la broma fue a su costa, Lincoln al igual que Lupa, Loan, discretamente Liena y Lacy, pero de una forma mucho más escandalosa por parte de Liby y Lily, rompieron a reír. Lulú comenzó a hacerlo sólo por imitarlos contagiada por el buen humor del ambiente. Intrigada, Lizy le preguntó a Leia.

—No entendí. ¿Por qué Lemy se quitaría los pantalones?

Su hermana se rascaba el mentón esforzándose en captar lo que insinuaron.

—Lizy... no estoy segura. Cosas de grandes, supongo.

Viendo a sus pequeñas primas, Lyra reprendió a su hermano.

—¡Deja de ser tan fresco!

—¡Y tú deja de ser tan fastidiosa!

Su padre los reprendió con calma decidido a evitar que el momento no se entorpeciera.

—Niños, ya basta.

—¡Él niño es él! —Reclamó Lyra.

—¿Y no te das cuenta que tú estás actuando de nuevo como una? ¡Córtalo ya!

A regañadientes le hizo caso al darse cuenta que quizá tenía razón. Teniendo que resignarse, devoró el último trozo de pan que le quedaba.

—Tío, ¿y dónde se supone que dormiré yo?

—Creo que todavía tengo en el ático un colchón inflable que solía usar en la universidad cuando salía de campamento. Estoy seguro que todavía sirve y es lo suficientemente grande como para que Loan y tú quepan en él.

Loan casi tuvo un sobresalto por la indicación. Ella quería dormir con el hijo de la tía Luna, no con su hija. A decir verdad incluso Lyra parecía tan incómoda al respecto con la idea como ella.

—Sabes tío, puedo dormir en el suelo. Loan puede quedarse en el colchón. Sólo dame unas cobijas o algo así y me las arreglaré.

—Vamos. Hace mucho que tu hermana no sale de casa y le hará bien algo de la compañía de sus hermanas.

—No es que no quiera a mi "prima", solo que no quiero hacerla sentir incómoda.

Loan se encogió de hombros mostrando que aunque no le gustara, obedecería a su padre si creía que eso sería lo mejor para ella. Abrió un par de veces la boca antes de atreverse a decir algo.

—Uh.. está bien por mí, pero... papá, en el ático yo y... Liena y yo encontramos cosas. Creo que servirían para... ah, ya sabes. Pasar la noche.

—Excelente, cariño. Entonces no se diga más. Quien esté listo, acompáñeme arriba para comenzar a bajar lo que haga falta.

Entusiasmada por la felicitación de su padre, Loan fue la primera en ponerse de pie corriendo a tomarle del brazo y guiarlo ella misma hacia arriba. Si algo mejoró el momento para ella, fue que Lemy no tardó en seguirlos, aunque también lo hizo Lacy.

El resto de las chicas terminaron con calma lo que les quedaba de cenar, aunque las que ya habían terminado, no se habían marchado sólo por la pereza de ir a ayudarles, tal era el caso de Liby y Lupa, esta última mostrándose un tanto resentida.

—¡No es justo! Ya habíamos dormido juntas anoche, ¿es que no podíamos variar un poco ahora?

—No será tan malo —opinó Liby—. A Lacy le agradará. Será como esas pijamadas que solíamos tener hace unos años. No tienes por qué ponerte pesada.

Lily terminó de beber el último sorbo de leche antes que Liena se pusiera de pie para ir a ayudar a los demás.

—De niña me encantaba tener pijamadas con mis amigas; tampoco estaban nada mal las que tenía con sus tías Lisa, Lana y Lola, aunque a veces se ponían algo siniestras cuando su tía Lucy nos acompañaba. Deberían sacar provecho ustedes de esto y disfrutar los momentos que por ahora pueden compartir juntas.

Liena se había retrasado intencionalmente para escuchar a su tía. Aunque se sentía ya algo mayor para las pijamadas, la idea de tener una con ella y sus hermanitas resultaba atractiva; incluso Leia pareció entusiasmarse.

—¿Podemos tener una pijamada entre todas, tía Lily?

La mujer lo meditó apenas unos segundos. Sería algo improvisado, pero tal vez podrían hacer algo divertido. Quizá esto hasta podría tomárselo como una entrada antes de lo que esperaba le dieran cuando le tocara una auténtica despedida de soltera.

—No creo que a Lincoln le moleste, solo avisémosle primero. ¿Tú que dices, Lyra? ¿Te unes a nosotras?

La mencionada aún se sentía incapaz de sostener la mirada de su tía. De pronto había perdido el apetito y se levantó de su lugar sin haber acabado.

—Hagan lo que quieran. Yo ya tengo sueño por conducir casi toda la madrugada hasta aquí. Iré a ayudar a preparar las camas.

Aunque intentó ser comprensiva con su argumento, Lily no pudo evitar sentirse algo decepcionada de ella. Ahora no estaba provocándola intencionalmente y de verdad quiso integrarla para que se relajara.

-o-o-o-

Aunque el plan había sido originalmente sacar sólo cobijas, almohadas, el viejo colchón inflable y sábanas viejas, Lincoln quedó gratamente sorprendido cuando Loan le mostró sus viejos álbumes de fotos, así como otros recuerdos del resto de sus hijos. Lacy estaba fascinada con su álbum.

—¡Recuerdo esto! Fue cuando mamá se fracturó la pierna en uno de sus juegos.

En la imagen, una sonriente mujer de corto cabello castaño de treinta y dos años, abrazaba sobre una cama con la pierna escayolada a su hija de seis años, mientras detrás de ella su hermano de treinta la tomaba a ella por el cuello para abrazarla. Lincoln suspiró. Pese al incidente de su hermana en aquél juego, el recuerdo le parecía lindo, aunque sentía lo entorpecía lo que entonces ocurrió después, cuando Lynn comenzó a relacionarse con el estúpido compañero de cuarto que le tocó en el hospital y al que su hija sin propósito de molestarlo, le tomó cariño al punto de considerarlo un segundo padre quizás incluso desde antes que su madre se casara con él.

—Vaya —Lemy estaba embelesado viendo las imágenes de Lacy cuando era mucho más joven—. Incluso eras muy linda entonces.

Dándose cuenta de lo que había dicho, el chico se cubrió la boca muy sonrojado. Lacy le sonrió enternecida tomándose a bien lo que consideró un sencillo e inocente cumplido.

—Gracias, Lem —pasó unas páginas y le mostró otra fotografía—. Todas éramos muy lindas, ¿te das cuenta?

El chico se puso de pie al instante muy colorado.

—¡Creo que debemos de buscar esas cobijas!

Lacy no comprendió lo que le ocurrió, a diferencia de Lincoln. Él solía bañarse a menudo con Lynn cuando eran niños... ya mayores pues... también, aunque no tanto y siempre a escondidas; pero eso era algo que prefería no mostrarle a nadie en fotografías, ni siquiera aquellas de su primera infancia en que su madre los bañaba juntos; tal y como Lacy había hecho inocentemente al mostrarle una foto de ella misma con Lupa a los tres años compartiendo la bañera con Liby entonces de cinco años. Lupa tomaría con humor el asunto, aunque era probable que a Liby le avergonzase.

Justo cuando estaba tomando un juego de almohadas guardadas en una bolsa, Lemy con curiosidad revisó una caja con su nombre. Había álbumes de fotos también de él con su madre o su hermana. No le sorprendió que casi no hubiera muchas de él con Lincoln, pero le resultaba muy llamativo que tuviera tantas de todas formas, algunas incluso que ni siquiera sabía que existían ya sea en físico o en cualquier formato. También encontró discos de video y memorias digitales.

—Viejo, ¿qué significa todo esto?

Lincoln vio la caja y pensó que sólo se estaba refiriendo a las fotos que se asomaban hasta arriba y no a todo el conjunto.

—Son de aquél concurso de talentos que hubo en tu escuela hace unos meses. No importa lo que diga tu madre, para ser tu tercer intento, creo que te fue mucho mejor que el año anterior, en especial si comparas tu acto con lo que le ocurrió al de tu amigo Gordon.

Tras escucharlo, sus ojos se abrieron incluso más que con la foto de sus primas bañándose juntas. ¿Cómo es que sabía quiénes eran sus amigos? ¿Cómo es que... sabía cosas de él en sí?

—Tú... ¿viste ambos concursos?

—Por supuesto. Aunque no pude estar ahí, como de costumbre le pedí a tu madre que los grabara y me los enviara al igual que el resto de tus eventos escolares, lo mismo las fotos que imprimí para el álbum. Por cierto, me alegró saber que esta vez sí di con una que se acomodara a tu estilo. Temí que la vendieras como la anterior.

Señaló una foto navideña donde el pequeño de diez años con emoción recibía una guitarra acústica y se la presumía a su madre y a su hermana.

—¿La anterior?

—Sí. Luna me contó que no era de tu estilo la que te regalé en tu cumpleaños, pero no pasa nada. Supongo que era prueba y error antes de que diera con la correcta. La música que has hecho con esa es fantástica. Mi hermana siempre consigue mantenerme al día con ella siempre que se lo recuerdo. Suelo escucharla de tanto en tanto en el trabajo o cuando estoy... ¿Lemy? ¿Qué te pasa?

El chico le dio la espalda y tomó las almohadas con apuración.

—Se nos hará tarde y... se nos hará tarde. Voy... ¡voy a bajar esto!

Lincoln todavía con el álbum de Lacy en las manos no estaba seguro de lo que ocurrió o lo que debería de hacer. Lacy y Loan sintieron una opresión en el pecho al creer comprenderlo.

—Dale su espacio —le sugirió Lacy—. Más tarde puedes preguntarle.

—¿Eso crees? ¿No debería...?

—No te hará mucho caso ahora. Todo está bien. No eres el único al que le da nostalgia recordar estas cosas. Sólo deja que se le pase.

Lincoln decidió hacerle caso. No quería asfixiar con preguntas al chico ahora que ambos estaban más o menos bien. Aunque a Lacy le gustaría ir y hablar con él siendo más neutral, no se le ocurría cómo hacerlo. No ayudaba que Lemy no parecía tenerle tanta confianza como le gustaría, o eso era lo que ella pensaba debido a la forma tan extraña en que se comportaba cuando ambos estaban juntos y a solas.

Al bajar, Lemy se encontró con Liena y Lyra. Apenas notó sus lágrimas, Lyra preocupada intentó detenerlo.

—¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué estás llorando?

—¡No estoy llorando, quítate de mi camino!

Casi se cae al intentar esquivarla, de no ser por Liena que pudo atraparlo a tiempo. El chico le dio un agradecimiento rápido a la vez que discretamente intentó tallarse los ojos con una mano. Le preguntó dónde quería que dejara todo aparentando indiferencia. Aunque confundida por su actitud, Liena estaba por anotar con su libreta el plan de tía Lily cuando Lupa apareció, por lo que prefirió pedirle a la albina que tradujese las expresiones de sus manos.

—Liena dice que lleves todo eso a la sala. Las chicas haremos una pijamada o algo así.

—Bien, yo me encargo.

—¿Y a ti que te pasa? —también notó algo fuera de lugar en su cara. Le había preguntado sin ninguna malicia, más allá de la curiosidad por la impresión que le causó—. ¿Por qué estás llorando?

—¡Rayos, que no lo estoy haciendo!

Esta vez hizo a un lado a Liby para marcharse. En ese momento Lincoln y las demás comenzaron a bajar llevando lo que encontraron para improvisar sus camas. Lyra y Liena se apresuraron a ayudarlos.

—¿Dónde estás las niñas?

Liby le respondió a su padre.

—Leia fue al baño con Lizy para asearla y ayudarla a cambiarse. Tía Lily estaba haciéndole un cambio de pañal a Lulú y... denme un segundo.

Se marchó bajo la atenta mirada de Lupa, quien apenas y había escuchado a Lacy hasta que ella le puso una mano sobre el hombro.

—¿Es cierto? Liena dice que tía Lily quiere que hagamos una pijamada. ¿Tú qué dices?

En otras circunstancias, le soltaría mordazmente lo mismo que a aquellas pesadas chicas de su escuela cuando solían invitarla a cosas así, siempre con las mismas intenciones con que lo hicieron la primera vez para ridiculizarla o hacerla sentir mal. Entonces recordó que no se trataba de ninguna de esas imbéciles, sino de la chica quien la consideraba más que su hermana, casi su gemela.

—Sí... suena genial, me apunto.

-o-o-o-

Una vez que Lemy soltó en el suelo de la sala las almohadas, intentó salir de la casa, pero poco estuvo a punto de tropezarse con la cuna de Lulú cuando la golpeó en el costado. Su hermanita gimió y se irguió para verlo.

—¡Lo siento!

Se detuvo para comprobar que la bebé estuviese bien. A ella pronto se le pasó el coraje y extendió los brazos hacia su hermano esperando que la cargara. Aunque no estaba de humor, Lemy no falto de corazón decidió sostenerla un momento. Cargar a Lulú se sentía bien. La niña apoyó su cabeza contra su pecho chupándose un dedo. Con su manita libre le tocó la cara, curiosa por la brillante lágrima del chico rodando por su mejilla.

—No te vez nada mal así, primito.

A pesar de la impresión que le causó, Lemy fue muy cuidadoso en no soltar a la pequeña. Liby se acercó con cautela. No quería que el chico volviera a huir, menos ahora que lo percibió vulnerable. Aunque el chico notó el cambio de pañal en la pequeña, miró a su alrededor como si buscara a alguien más con ellos.

—Creí que tía Lily estaba con Lulú.

Liby se encogió de hombros.

—Supongo que fue a cambiarse. Pero eso ya no importa. Lemy, ¿qué te pasó allá arriba?

El niño negó con la cabeza.

—Nada, es solo que... no, nada.

—¿Es que tengo que pedirle a Lacy que venga para que sueltes la lengua?

Su hermano resopló enfadado. No se sentía con ánimos de preguntarle qué tenía que ver Lacy con esto.

—Vi unas fotos y... mejor olvídalo. Es sólo una tontería, algo ridículo.

—Pues no te estoy escuchando reír. Ya en serio, puedes contarme.

—No lo entenderías.

La adolescente lo sorprendió con un gesto más propio de Loan, quizá también de Lupa, aunque lo hubiera preferido de Lacy: Le pasó la mano por el cabello para peinárselo descubriéndole los ojos.

—Ponme a prueba.

Temiendo que fuesen interrumpidos, los dos fueron a la cocina. Lemy seguía llevando a Lulú en brazos, la cual comenzaba a dormitar.

—Por mi mamá es que quise aprender a tocar la guitarra. Creía que así ella tal vez... bueno, olvidémonos de esa parte —tomó aire antes de soltarlo—. En mi cumpleaños hace un par de años me llegó un paquete. Mamá dijo que era un regalo de mi padre y apenas lo abrí, sentí que lo odié. Era una guitarra eléctrica. Mamá me dijo que le contó sobre cómo la música comenzaba a interesarme. Aunque me enojé con ella por estarle contando sobre mis asuntos a él, no le dije nada, más allá que la guitarra no me gustaba porque sentí no era del estilo que quería. Ella dijo que podía hacer lo que quisiera con la guitarra pues era mía, así que la vendí.

Liby pareció molestarse.

—¿Vendiste el regalo que papá te dio?

—Me hacía falta el dinero y... no pensé que fuera importante. Él nunca me vería usarla de todas maneras y creía que solo me la mandó porque sentía que era su obligación. Luego en Navidad conseguí una nueva guitarra acústica que mamá me dijo me mandó Santa Claus.

Liby sonrió.

—Eso es tierno. Es increíble que Santa Claus te diera algo siendo que no fuiste precisamente un niño bueno.

—No seas tonta, sé que Santa no ex...

—¡Oye! ¡Lulú te está escuchando!

Aunque supuso que la bebé no podía entenderlos o al menos no recordaría nada de lo que estaban hablando, además que se encontraba medio dormida, igual Lemy se sintió un poco culpable y por la pequeña suavizó sus palabras.

—Está bien. Me refiero a que sabía que no fue Santa Claus quien me la dio porque supe que estuve portándome mal, ¿mejor? —Liby asintió exclamando una risita—. Aun así me encantó esa guitarra. Es una acústica Concert que tengo en casa y todavía uso siempre que puedo, fue con la que aprendí a tocar. Es genial, es perfecta y siempre me sentí agradecido con mamá por comprármela... pero en realidad no fue ella quien me la regaló, tampoco fue Lyra. Apenas acabo de enterarme que... —luchó para evitar que la voz se le quebrara al sentirse dominado por sus emociones—. Bueno. Sabe con quién me junto, además... los tiene, pude verlos, tiene las fotos, los videos y estoy seguro que dijo la verdad cuando me contó que tiene grabaciones de mis canciones; quizás también sea cierto y sí las escucha seguido, pero yo... no fue que... fue porque sabía que era de él que vendí la primera guitarra. No quería nada de una persona a quien se supone no le intereso una... —miró a Lulú y reprimió la mala palabra—, siempre pensaba yo no le importaba.

Aún con la bebé en medio de ambos, Liby aguardó unos segundos antes de acercarse y estrecharlo entre sus brazos. Aunque agradeciendo el consuelo, de pronto Lemy sintió en lo que supuso era un pensamiento absurdo repentino, que Liby podría llegar a ser más alta que Lyra cuando llegara a la edad de ella. Sintió un poco de envidia al respecto.

—Papá nos quiere a todos, Lemy. Pero ni él como nadie puede dividirse en diez. Hace hasta donde sus posibilidades lo dejan y ya lo escuchaste, él no puede...

—Moverse mucho de este lugar. Ahora lo sé. Está atrapado aquí por nuestra culpa.

Quería corregir a su hermano de aquél pensamiento tan negativo, pero le fue imposible, pues desde que su padre les explicó el motivo por el que nunca se fue del pueblo, venía pensado en algo semejante.

—Sí, quizá tengas razón. Si de verdad no le importáramos, creo que hace mucho que se habría ido de aquí, pero no lo ha hecho, ¿cierto?

Lemy comprendió lo que insinuaba y asintió. Lulú parecía sentirse cómoda entre ambos, por lo que ella al igual que sus hermanos resintió la separación repentina que tuvieron cuando al lado de Lacy, Lupa los interrumpió.

—Muy inteligente, Liby. ¿Cómo es que no se me ocurriría a mí lo de usar a la bebé para llevarme al chico a un rincón?

Lacy miró sorprendida a la albina.

—Creí que Liby sólo estaba consolando a Lemy porque estaba sintiéndose mal por las fotos que encontró en el ático.

Tanto Lupa como Liby se palmearon la frente y Lulú rodó los ojos al comprender que una de sus hermanas dijo algo que no debía con solo ver a las otras dos. Lemy gimió una risa pensando en lo adorable que Lacy estaba siendo sin querer como de costumbre.

—Liby, me refería a que este bat con alambre...

—¡No molestes a Liby tú también!

Recordó lo que le contaron cuando Lacy se le fue encima a Lyra tras lastimar los sentimientos de Liby. Por supuesto que así era su hermana.

—Como sea. Sólo olvídalo.

Fuera de molestarse, Liby encontró con humor la ofensa.

—Rompieron el momento, chicas. Cinco segundos más y este bat con alambre hubiera anotado un homerun hasta la primera base. ¿Entienden?

Lemy enrojeció sintiendo que todas parecían decididas a romper el momento.

—¡No estaba haciendo nada malo con Liby, Lacy!

—Muy bien —respondió ella ya tranquila de ver bien a su hermano. Había pensado que de no ser un consuelo, ambos planeaban alguna travesura para con las demás—. Lulú no necesita verlos portándose mal.

Aunque su comentario no fue malintencionado, Lupa y Liby se cubrieron la boca para no reír al haberles ellas dado otro sentido junto con Lemy, quien más sonrojado de lo que estaba casi tanto como Liby además de incómodo, se marchó a pasos largos.

—¡Ya voy a llevarme a Lulú a la cama!

Lupa sonrió.

—Es tu hermanita bebé, rarito. ¿No preferirías llevarte a una de las mayores?

Liby se soltó a reír, aunque con culpa esta vez por lo soez del chiste. Lacy seguía confundida.

—Sigo sin entenderlo.

Su hermana mayor se limpió una lágrima.

—Tal vez deberían de comenzar a taparte a ti también los oídos como a Lulú.

—Vamos, puedo escuchar groserías sin problema.

—Sé que no tienes ese problema —"pero en cuanto a otros, ya te diré". Se masajeó un poco la cara sintiendo que con tanta risa el aparato se le había movido de la posición correcta—. Bueno, basta ya de esto. ¿Listas para la pijamada?

—¡Sí! Creo que esto será más divertido con tía Lily.

—Pues dejemos de hacerla esperar. Seguro todas ya terminaron de acomodar lo necesario en la sala mientras estuvimos aquí haciendo el tonto.

Lacy fue la primera en regresar con las demás. Liby estaba por seguirla, cuando Lupa la detuvo.

—Espera. Ya hablando en serio, ¿qué le ocurrió a Lemy?

—Creo que prefiero guardarme cierta información como secreto de estado.

Aunque sabía que su hermano quizá solo se sintió vulnerable por algo relacionado a su padre, Lupa temió que hubiese algo más aparte de eso.

—Cuando mencionaste que Lemy y tú... ya sabes, lo de la primera base...

—¡Sólo era un chiste, Lupa! —le sorprendió mucho y halagó también que alguien como su hermana la viera como una potencial rival de amores—. Yo no estoy tan loca, tonta, chiflada, enferma o pervertida como para interesarme en mi propio hermanito.

Lupa ni siquiera se sintió ofendida, sólo preocupada todavía.

—¿Estás segura?

—¡Cielos, hermana! Mira, para que estés más tranquila, te lo confesaré todo. Lemy me contó quién era la persona a la que quiere mucho más de lo que está dispuesto a reconocer, pero como me pidió que no se lo contara a nadie, pues tendrás que quedarte con el misterio sobre de quién se trata. Spoiler: Ni eres tú ni yo, pero es alguien a quien las dos queremos mucho.

Lupa dejó de creer que de eso estuviesen hablando, inclinándose más a que todo fue un mero consuelo sentimental a causa de las fotos; igualmente comprendió que su hermana no traicionaría la complicidad que Lemy compartió con ella. De cualquier manera la insinuación de su chiste le molestó, dado que la respuesta a eso era muy evidente a su pesar.

—Que gran misterio. Supongo que nunca sabré que esa es Lacy —se tronó los dedos de ambas manos para prepararse a lo que estaba por ocurrir—. Bueno, ya vámonos. Supongo que ella tiene en parte razón y la pijamada quizás sí sea divertida gracias a tía Lily.

—Cierto, es algo a lo que ninguna faltará.

—Con excepción de Lyra. Ella dijo que no estaba interesada en unírsenos.

Liby sonrió.

—Bien. Ella se lo pierde, ¿y tú?

—Alguien tiene que cuidarlas por si se portan mal.

—¿Cómo tú?

—Exacto. Si lo hacen no quiero que me dejen atrás.

Durante el regreso, Liby rememoró el momento con su hermano. Era joven, esa ventaja la hacía pensar que él todavía tenía muchas oportunidades de acercarse más a su padre, a quien a pesar de negarlo, evidentemente quería y que al igual que ella, buscaba su atención.

Su hermanito era lindo cuando salía de su acto de "hombre rudo". El modo en que trató a Lulú le hizo imaginar también en que quizás algún día podría ser un buen padre. Una pena que fuera un niño y encima su hermano. Por un incómodo momento que esperaba no se volviera a repetir, comprendió el interés que tanto Lupa como Loan sentían por él.

-o-o-o-

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Muchas, pero que muchas gracias por todo su apoyo, colegas. Espero haya valido la pena toda la larga espera, que si no, bueno, esta historia aún tiene para rato. Gracias por haber votado a que actualizara este fic. No olviden que ya pueden votar sobre qué historia quieren ver actualizada dentro de quince días en mi profile en FanFictionNet, quienes no puedan. Sólo déjenme un comentario de voto en las siguientes opciones que también tomo en cuenta.

Tan sólo sucedió

El plan de Lina

Tan sólo anécdotas (nuevo)

Ya lo sé todo

Todo quedó en familia (nuevo)

Hasta la próxima, colegas.

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