Capítulo 1

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— ¡Amor! — Gritó Taehyung desde el cuarto de lavado donde también guardaban aquellas cosas que no utilizaban diariamente. — No encuentro las guirnaldas del arbolito. ¿Sabes donde están?

Llevaba más de media hora rebuscando en los cajones aquellas luces de colores que quería colocar para adornar su árbol navideño. Había encontrado todos los demás adornos y estaba todo en su sitio menos las benditas guirnaldas de colores. Definitivamente esa era una de las cosas que lo frustraban, no encontrar algo cuando lo necesitaba.

— ¿No se las prestaste a Hoseok para la fiesta de cumpleaños de su sobrina en septiembre? Si mal no recuerdo desde que se las diste aún no las ha regresado. — Respondía entrando a dejar algunas ropas en la lavadora, cerrando la puerta con el pie.

— Kook... — El pelinegro se volteó para verlo sabiendo ya lo que venía, arrugó su nariz y apretó sus dientes. — ¿Cuántas veces te he dicho que no cierres de esa forma las puertas? Dejas siempre marcas que yo tengo que limpiar después, incluso podrías romperlas un día. — Acarició su sien y dejó de buscar en las bolsas sabiendo que tendría que llamar a su amigo para que le regresara lo que necesitaba. — ¿Puedes colaborarme un poco? No me molesta encargarme de las cosas de la casa cuando no estás pero te pido encarecidamente que cuides lo que hago.

— Lo siento, de verdad lo siento amor. — Se agachó a su lado y besó sus mejillas. — Voy a procurar prestar más atención, amor. Ahora termina ahí que ya voy a servir. ¿Sí? Después terminaremos juntos de adornar el arbolito. — Tae asintió — Dame un beso.

Estiró sus labios y el castaño negó sonriendo, ¿qué iba hacer con ese hombre? Juntó sus labios a los suyos, viéndolo salir tras esto con una sonrisa. Ese era su compañero de vida, en ocaciones quería incinerarlo vivo pero segundos después se le pasaba al recordarse a si mismo que sin él no se hallaba, no podía estar sin el hombre que amaba. Recogió rápidamente todo el reguero que había hecho yendo hacia el comedor al terminar.

— ¿Ya te lavaste las manos? — Lo interrogó Jungkook señalándolo con una espumadera. Tae abrió los ojos en señal de culpabilidad y agitando lo que tenía en las manos, su pareja le indicó que fuera al baño. — Ve a lavarte las manos de una vez, sucio. — Se rió ante su mueca de protesta y terminó de poner la mesa haciendo tiempo a que su novio regresara. — ¿Jugo de naranja o manzana?

— ¿Qué cocinaste? Si es mariscos de manzana, si es carne, de naranja. — Sacó la lengua y se acomodó en la silla. — Huele de maravilla, mi estómago está rugiendo porque mi hermoso hombre desayunó solo olvidándose de mí.

— Dices que huele de maravilla pero, ¿no logras diferenciar si cociné mariscos o carne? Tu olfato está en sus últimas. — Se burló sirviéndole — Si te hubieses levantado más temprano hubieses desayunado, te despertaste hace dos horas y son las tres de la tarde. El desayuno se toma en la mañana.

— Eso fue porque ayer me acosté incluso después que tú organizando los materiales que recibí para las nuevas flores artesanales que deseo hacer.

No supo en qué momento Kook perfeccionó su arte culinario pero comparado con un año atrás había mejorado notablemente. Tanto era así, que ya estaba acostumbrado a los días que él estuviera en casa para la comida, hacerlo cocinar.

Si bien era cierto que estaban sumidos en una rutina cansina y aburrida desde hacía ya meses, seguía teniendo al mismo hombre enamorado del que se enamoró casi a primera vista ocho años atrás. Intentaba sobrellevar la ausencia de su pareja, habían días que no se veían o regresaba tan tarde y cansado que tras un beso de buenas noches iba a dormir sin conversar mucho. En cambio, en su tiempo libre, se encargaba de mimarlo y hacer la mayoría de las actividades juntos. El único problema era que estos momentos cada vez disminuían más.

— Crees que puedas ir conmigo esta semana a casa de mis padres, celebran sus bodas de plata y desean que estemos juntos. — En su mente no estaba preguntarle a Kook, no quería una respuesta negativa pero bajo la insistencia de sus progenitores, se vio casi obligado a hacerle la invitación. — ¿Crees que puedas salir un poco antes de tu trabajo el miércoles?

— Amor, realmente me gustaría y haré todo lo posible por lograrlo pero no te aseguro nada. El próximo mes llegará el nuevo presidente de la compañía y tenemos que cumplir muchas metas atrasadas. Como subdirector general y aspirante a director tengo una gran responsabilidad en estos momento. Además, el director actual me tiene en la mirilla desde que sabe que la junta de accionistas andan buscarlo remplazarlo. No puedo arriesgarme ahora, solamente falta esperar un poco.

El castaño asintió mordiendo sus labios porque sabía que "no te prometo nada" significaba justamente que no iba a suceder. No es que no estuviera orgulloso de él y deseoso de que siguiera una emprendedora y exitosa carrera. Mas, desde el momento en que se graduaron, hacía ya cuatro años, Jungkook se había centrado solamente en escalar y subir de posición. Fue entendible, todos querían prosperar, tener una mejor posición, logró tener el puesto de jefe de marketing una vez que terminó las prácticas gracias a sus notas y gran desempeño.

Estuvo, corrección, estaba orgulloso de su pareja. No todos los jóvenes lograban llegar a su puesto actual con solamente veintiocho años. Pero extrañaba a su pareja, alentaba a Jeon Jungkook el subdirector general de SIA pero necesitaba a Jeon Jungkook su novio.

Un mes atrás no pudieron celebrar su aniversario porque tuvo que viajar a Japón, anteriormente en el cumpleaños del pelinegro tampoco pudieron hacer nada porque estuvo toda esa semana en Nueva York, incluso después de regresar tampoco, de hecho abrió los regalas pasado un mes. Si se obviaban las fechas importantes, — esas que podían ser cualquier día — tampoco compartían mucho. Su cumpleaños el año anterior lo olvidó totalmente se pasó el treinta de diciembre, el último y primer día del año solo en su apartamento esperando que en algún momento este llegara.

Lo recompensó una semana después, lo llevó de viajes a Tailandia aunque de esa semana que allí estuvieron tuvo que trabajar tres días, fue agradable y realmente se divirtieron mucho. Sin embargo, esas tristes y solitarias noches siguieron grabadas en él por mucho que quiso olvidarlas.

— Mejor dime que no podrás llegar Kook, así nos ahorramos que yo te espere con ilusiones y que tú nunca llegues. Que tengas que disculparte y pasemos por todo eso otra vez. — Colocó el último plato en el lavavajillas y se sentó en el sofá tomando el control remoto para ver cualquier cosa que estuviesen dando.

Miró con desdén el arbolito temiendo tener que pasar esa navidad que se encontraba a una semana de distancia, solo o de sobrante en las de alguna amistad ya que sus padres tenían pensado viajar por todo el mediterráneo gracias a un sorteo que ganaron y no iban a desperdiciar.

Sintió los pasos de su pareja hacia él pero fingió estar extremadamente concentrado, mismo si lo que estaba en el televisor era un anal de ventas para amas de casa y lo que estuviesen vendiendo fuera un sartén como cualquier otro. En ese momento, ese era el programa más interesante para Taehyung.

— Prometo que haré el esfuerzo. — Acercó su nariz al cuello de su pareja olisqueando el aroma que tenía. Recorrió el mismo con su lengua hasta llegar a su oreja y mordisquearla a su antojo. — No te me pongas así, amor. Sé que el trabajo me ha estado consumiendo mucho tiempo pero te prometo que una vez que este estrés pase, quedaré a tu entera disposición.

— No sé si te has dado cuenta Kook pero siempre que se termina algo, aparece algo nuevo. Cada año las cosas van empeorando entre nosotros, no quiero que nos volvemos extraños dentro de nuestra propia casa como esos matrimonios que tanto criticamos años atrás. — Se volteó para mirarlo, perdiendo levemente el foco al verlo mordiéndose los labios. — Estamos hablando.

— Lo sé, te estoy escuchando. — Respondió juguetón succionando sus clavículas y pecho en un camino de besos que iba trazando. Tae lo separó y sosteniendo su rostro lo obligó a mirarle. — Ya sé, lo siento.

— Primero fue lograr ser notado y realizar el mejor trabajo como novato y jefe del departamento de marketing para que no dudan de tus capacidades. Después fue la lucha para ganar el puesto de subdirector, ahora es por el puesto de director general y el nuevo presidente. ¿Qué vendrá el siguiente mes cuando todo esto termine? ¿La vicepresidencia? ¿Ser miembro de la junta de accionistas? ¿La presidencia o te lanzarás a crear tu propia compañía? Te dije una vez y te repito que caminaré siempre a tu lado pero tú no estás haciendo lo mismo, me estás abandonando Kook.

El pelinegro detuvo todo intento de juego o seducción para escuchar detenidamente sus palabras, quiso darle una respuesta convincente pero no sabía qué decirle en esos momentos. Se sentía culpable pero haría todo para compensarlo, realmente una vez que terminara el año y dieran a conocer las nuevas posiciones, le dedicaría mucho más tiempo. Su trabajo era importante pero su relación también. Apoyó vencido su frente sobre el pecho de su pareja y se dejó acariciar.

— Lo siento, amor. Te pido que me des la oportunidad de ascender y una vez que lo haga estaremos mucho mejor. Sabes que esto no es solo por mí, sino también por ti. Prometí que jamás te haría pasar trabajo y daría una vida más que digna, pienso cumplirlo.

— Kook, mírame. — Obedeció alzando la vista. — Estar contigo ya es para mí una vida digna, me gusta vivir bien eso es cierto, creo que a todas las personas le gusta pero no necesito lujos. Estoy trabajando desde casa porque gracias ato puedo dedicarme a hacer las cosas que me gustan aunque no cobre mucho, mas si es necesario que ambos trabajemos ocho o diez horas diarias para pasar más tiempo juntos y ser felices puedo hacerlo sin problemas.

— Yo lo sé amor, sé que no le temes al trabajo pero me gusta complacerte. Me gusta entrar a tu cuenta de Instagram desde mi trabajo y ver los lugares que visitas en el día, las fotos que tomas. Ir al taller y ver tu artesanía. Me gusta verte esa hermosa sonrisa cada día. — Besó sus labios regalándole una sonrisa al separarse. — No creas que no he visto todos los seguidores que tienes en el último tiempo, estoy bien pendiente de mi mayor tesoro.

— ¿Sí? pues cuida bien a tu mayor tesoro señor empresario, lo extraño mucho y lo necesito conmigo. ¿De acuerdo? — Kook asintió sonriente. — Ahora puedes seguir con lo que estabas haciendo hace un momento, creo que te quedaste por aquí... — Señaló su pezón mordiéndose los labios en una imitación de su pareja.

— No sé, alguien estaba muy centrado en comprar un sartén nuevo, puedes seguir mirando no te olvides de usar tu tarjeta para ello.

Taehyung le lanzó un cojín viendo como se echaba a correr, fingió una rabieta cayéndole atrás segundos después. Corrieron por toda la casa como cuando tenían veinte años y corrían por el campo de la universidad, algunas cosas no cambiaban fácilmente. El castaño agarró la cintura de su pareja y este lo cargó llevándolo de regreso al sofá para dejarse caer con él en sus brazos.

— Eres mezquino, ¿dónde quedó eso de que lo mío es tuyo? Quitándome el acceso a tus tarjetas por un mísero sartén...

— Cuando el sartén roba la atención que es para mí hay que pagar las consecuencias.

— ¿Ah sí? — Preguntó haciéndose el ofendido.

— ¡Sí! — Exclamó mordiendo y haciéndole, sintiendo los fuertes golpes que le eran dado a su espalda. — ¿Te rindes? — El castaño asintió. — No te escuché, ¿te rindes?

— ¡Sí! Suéltame ya... — Su pequeña queja quedó interrumpida cuando las cosquillas cambiaron por caricias sobre su piel y sus bocas se fundieron en un urgente y apasionado beso. — Esto sí me gusta. — Musitó entre besos. — ¿Sofá o cama?

— Ya estamos en el sofá. — Arqueó ambas cejas de forma sugestiva e infiltró su mano bajo su ropa interior. — Creo que esta será una intensa tarde, si mañana no me levanto a trabajar será por tu causa.

El castaño se encogió de hombros aguantando la risa y otros sonidos que comenzaban con aparecer. Odiaba y amaba con intensidad la forma tan letal en la que Jungkook lograba hacerlo caer, olvidarse de todo y todos cada vez que estaban juntos. Lo amaba, amaba ese hombre infinitamente.

+++

Todos los documentos que habían amanecido apilados en su escritorio no tenían precedentes. No entendía cómo era posible que haya abandonado su oficina el sábado en la tarde con todo en orden para llegar el lunes a primera con todos esos documentos para revisar y firmar. Le gustaba su trabajo pero en días como ese deseaba quedarse bajo la manta de su cama con su pareja acurrucada él y ver el televisor todo el día, deteniéndose solamente cuando quisieran hacer otras actividades, incluso comer arriba de la cama sin moverse para hacer absolutamente nada.

— Tae... — Musitó dejando caer su frente sobre el escritorio con ambas manos al lado de su cuerpo. — ¿Por qué a mÍ? — Protestó con un llanto falso así como los que sabía hacer su cascanueces. — Todo sea por la casa de nuestros sueños y nuestra felicidad.

— ¿Ya perdió la cordura, Jeon? — Escuchar esa voz arrogante a esa hora de la mañana era ser despiadado con su persona, levantó la mirada dándole una sonrisa que bien sabían los dos que era falsa. — Apresúrate, llamaron a una junta de emergencia. La junta directiva deberá estar reunida en cinco minutos, vine personalmente a avisarte, así que procura no llegar tarde.

— Entendido señor Hwang. — Le respondió permaneciendo en su asiento hasta verlo salir con una ceja enarcada. Ver o escuchar a Hwang Minhyun a primera hora de la mañana debería catalogarse como una catástrofe natural que dejaba grandes pérdidas al pasar. Revisó su traje, tomó su agenda por si debía anotar algo y salió de su oficina a pasos rápidos.

Con él, eran seis las personas que estaban reunidas. El vicepresidente, director general, el jefe de recursos humanos, administración y finanzas, el de operaciones y por supuesto, Jungkook como sub director. Todos parecían desconcertados, al parecer ninguno sabía con exactitud por qué habían solicitado una junta de emergencia, ni siquiera la vicepresidencia.

Se alzaron rápidamente de sus asientos al ver a un hombre entrar con aspecto impecable, era la primera vez que era visto por esos rumbos y nadie parecía conocerlo. Mantuvo la puerta abierta dando paso a la persona que venía tras él. Jungkook reconocía a esa persona, de hecho, era muy difícil olvidarse de ella pero, de todos los lugares del mundo, fue ahí donde menos se lo esperó ver.

— Este será un anuncio breve porque no los haré malgastar su tiempo y menos lo haré yo con el mío. Me alegro que todos estén presentes para presentarme correctamente aunque la introducción oficial se hará como estaba previsto el próximo mes. — Todos se miraron sin saber quién era él aunque por su gesto, el vicepresidente también lo conocía. — Mi nombre es Park Jimin y apartar del próximo mes ocuparé el lugar de mi padre siendo el nuevo presidente de SIA. Espero que continúen trabajando como hasta ahora. ¡Que tengan un buen día!

Realizó un corta venia que todos respondieron y salió del lugar sin mirar atrás. ¿Park Jimin era el hijo del presidente de la compañía? Ni siquiera habían intercambiado mirada. Al parecer ya no lo recordaba y una gran parte de él se sintió aliviado. Además, aunque así fuera, el subdirector o director general no tenían que tratar directamente con el presidente así que todo estaba bien. No eran enemigos ni mucho menos pero para evitar comentarios en la empresa ahora que estaba aspirando a una mayor posición, creía que eso era lo mejor.

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Creí haber publicado este capítulo junto con el prólogo al igual que con las otras dos historias pero recién me di cuenta de que no fue así.
Espero que les haya gustado este primer capítulo y desde ya les agradezco a todos los que comenzarás conmigo esta nueva travesía.
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