Capítulo 17

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— Tengo sed. — Avisó Taehyung caminando hacia su mesa seguido de el pelinegro aferrado a su cintura. Sin embargo, dejó de caminar cuando en su campo de visión entró un rubio evidentemente ebrio. — K-Kook.

— ¿Qué suce- ¿Ese es Jimin? — Apartando a un hombre que parecía querer ir un poco más allá, el CEO de SIA se encontraba a pocos metros de ellos.

Antes de que pudiera Jungkook reaccionar, el castaño caminó en dirección de aquellos dos, tirando a Jimin del brazo.

— T-Tae...

El corazón del rubio se saltó algunos latidos en cuanto vio a Taehyung pero cuando sus ojos divisaron también a Jungkook verdaderamente sintió como dejaba de bombear. Lucían increíblemente bien, demasiado para su pobre corazoncito, hasta su ebriedad había desaparecido.

Los tres se miraron por varios segundos hasta que Jimin regresó a sus sentidos, la presencia de ellos allí no significaba nada más que una razón para incrementar las copas que ya había pagado. Se zafó de la mano que lo sostenía, dos pasos fue lo único que logró dar pues terminó siendo agarrado nuevamente pero no por los hombre que su corazón latía, sino por el baboso que no dejaba su labia

— ¿A quién tocas, imbécil? — Intentó soltarse pero el sujeto solamente lo sostuvo más fuerte.

— ¿Sordo? — Jungkook preguntó serio apretando con fuerza aquella muñeca que sostenía a Jimin, la retiró y empujó al hombre que trastabilló cayendo al suelo.

Cuando se levantó, ya los de seguridad estaban allí para sacarlo.

— ¿Estás bien, be- Jimin? — Taehyung tomó nuevamente su brazo y aunque el rubio intentó soltarse, lo arrastró hacia la mesa en donde estaban. — ¿Quién era ese idiota?

— ¿A ti qué te importa, a ustedes que les importa? Dejen de joderme la puta vida, intento alejarme y vuelven a embaucarme, hacen conmigo lo que quieren. ¿Por qué no se centran en su hermosa relación y se olvidan de mí? ¿Quieren?

— Jimin... — Esta vez fue Jungkook quien intentó hablar pero sabía que de esa forma el se sentiría acorralado. — ¿Una copa?

Le señaló a la mesa en donde vio las dos botellas de champaña que tenían, no es que no la pudiera comprar él pero nunca se negaba a una buena copa de uno de sus bebidas preferidas. Revoleó los ojos, y caminó hacia la mesa para destapar el Dom Pérignon y empinarse para beber sin importarle que algunas gotas del líquido burbujeando corriera no solamente por su garganta sino también por la comisura de su boca y barbilla.

— Ya ha bebido demasiado, ¿crees que esa ha sido una buena idea? — Cuestionó Taehyung pasando la mirada de su novio al erótico hombre que bailaba sobre el sofá.

No se parecía en nada al Jimin que conocía, ni siquiera en sus tiempos universitarios. Casi hubiera sido como si estuviese vestido a juego con ellos, su pantalón también era negro y ceñido a sus perfectas piernas aunque estaba rasgado en varias partes.

Su abdomen quedaba levemente descubierto con algunos de sus movimientos, lucía incluso más joven que la primera vez que lo vio. No sabía si Jungkook conocía esa faceta pero él sentía que su gusto en vez de disminuir se multiplicaba, algo peligroso dada su situación pero increíble.

Ninguno quería presionar al rubio por eso, siguiendo el plan inicial, volvieron a la pista de baile. Sus caderas se movían al unísono, se provocaban descaradamente y besaban de cuando en vez. Minutos pasaron antes de que Jimin los acompañara, todos bailando por su lado bastante afectados por el alcohol.

Mientras sus cuerpos se agitaban al ritmo de la música, Taehyung se acercaba más al mayor. Las luces  bajas hacían que el rubio pareciera aún más etéreo. Se acercó pero mantuvo una distancia prudente con su pareja acariciando constantemente su cadera y viceversa de vez en cuando.

Jimin no supo qué le ocurrió, al día siguiente volvería a arrepentirse de todo pero le importa bien poco. El alcohol le daba valentía, el ambiente, esos dos que sin hacer nada lo provocaban. No se suponía que cometiera una estupidez así pero se inclinó y besó suavemente a Taehyung, saboreando el alcohol y la fresa agregada a su champaña.

Al comienzo el castaño se sorprendió, una parte de su cerebro aún estaba conectado a su sentido común que le decía que estaban delante de Jungkook. Pero su raciocinio se esfumó cuando el contrario succionó su lengua, la sintió enrollarse con la suya y lo envolvió en su cuello.

Los ojos del pelinegro que presenciaba todo aquello se ensancharon, sus cejas se alzaron porque lo menos que esperaba era ver a su pareja besando por segunda vez a otro hombre. Las manos colocadas en su cintura se apretaron mas, cuando los ojos del mayor de los tres se cruzaron con los suyos, se encontró admitiendo en silencio que se despertaba algo cálido e intoxicante en su estomago.

Iba a alejarlo, iba a hacerlo pero todo lo que hizo fue inclinar su cabeza para besar y succionar el cuello del hombre con quien pensaba casarse. Algo estaba funcionando mal con él, el maldito alcohol le estaba pasando la factura.

— ¿Qué estás haciendo, Tae? — Preguntó en un tono algo fuerte pero tranquilo para que pudiera escucharlo por encima de la música. No obtuvo respuesta, sólo un leve gemido. — ¿Tae?

— ¿Qué tan loco es que en estos momentos esté muriendo por hacer un trío con ustedes dos? — Deslizó su pulgar por la mejilla de un Jimin sonrojado que se separó al escuchar sus palabras, procesando verdaderamente esa información en su cerebro. — ¿Esto me pondría en problemas contigo?

El pelinegro observó a su ex pareja por encima del hombro, buscando un indicio de negación de su parte pero no veía ninguno. Su corazón latía demasiado rápido, estaba asustado. Era absurdo pero en ese momento se estaba muriendo de miedo y excitación a la misma vez. ¿Fue eso lo que le ocurrió en su casa hace poco más de un mes atrás? ¿Se asustó? ¿Se excitó?

— ¿Quieres un trío? — Volvió a preguntar como si no hubiese escuchado nada la primera vez.

— ¿Podemos ir a casa?

— ¿Qué quieres hacer en casa? — ¿Era tonto?

Era evidente lo que quería hacer en casa pero no lo podía procesar muy bien porque jamás pensó que su pareja insinuara o dijera que quería hacer un trío con su ex novio.

— Quiero follarlo y que me folles, quiero perderme entre los dos. En casa hay sitio para tres, tenemos privacidad para mezclarnos y saciarnos sin mirar el reloj. — Se volteó para besarlo y buscar esa mirada que le diría lo que su boca ene se momento no decía. — Quiero que sea con los dos.

Para aquellos que veían aquello o si alguno podía escucharlo lo más probable era que terminaran clasificándolo como un escándalo, una barbaridad pero poco le importaba. Si Jungkook cedía, Jimin también lo haría, podía ver en sus ojos lo estaba deseando tanto como él, solamente faltaba saber la opinión del pelinegro porque a veces no podía descifrarlo.

Atrajo al rubio para un nuevo beso igual de candente que el anterior, quizás más porque ambos se besaban no solamente para disfrutar ellos sino para conquistar al menor que luchaba contra todas las emociones en su interior. Mentiría si dijera que Jimin no despertaba nada en él pero tocar a alguien más que no fuera su pareja era...

Sus pensamientos volvieron a quebrarse cuando el castaño colocó al CEO en medio de los dos, besando sus mejillas, cuello, revelando su abdomen marcado ante Jungkook.

— Apuesto a que incluso su miembro es hermoso y su trasero. ¿Imaginas lo bien que se vería en nuestra cama? ¿A que sí tienes buenas aptitudes allá abajo?

Jimin tragó saliva, una pequeña risa puso en evidencia su nerviosismo y el alcohol en su sistema. Las palabras de Jungkook retumbaron en su sistema y eso lo hizo morderse el labio para controlar la mueca. No podía dejar sus emociones a flor de piel por culpa del alcohol, no podía.

— Sí las tengo, aquí donde me ven tengo un pene bastante agradable y un culo exquisito pero... No pueden tenerlo. — Sentenció empinándose lo que restaba en su copa para alejarse pero las manos en su cintura se lo impidieron.

— ¿Por qué no? — La pregunta de Taehyung vino con un puchero, quejándose, agarrándolo con fuerza.

— Porqueeeee... — Alargó innecesariamente la última letra sin notarlo — Ustedes aún sin papel son como una pareja de casados, además, no le gusto a Jungkook y él no quiere a un cualquiera metido entre ambos.

— Amor... — Musitó el castaño para que su novio dijera algo.

En vez de una respuesta, el pelinegro tomó el rostro de Jimin en sus manos, una se desplazó hacia su cabello y la otra apretó sin ser brusco sus mejillas. Su corazón latía tan fuerte como el de Jimin e incluso Taehyung, volvía a sentir aquel pánico de estar haciendo algo mal como sucedió en su casa. ¿Y si después se arrepentían?

De fiesta todo se veía bien pero cuando todo aquello pasara, podrían haber consecuencias negativas para ellos. Un trío, una noche de diversión, locura, una variedad o diversión más que podía tener con su pareja comenzaba a parecerle bien. Pero, estaba seguro que su idea de no querer a un tercero merodeando por los alrededores se mantendría firme, no iba a ceder y no quería que Jimin la pasara mal.

— ¿Vas a echarte para atrás otra vez? — Habló el rubio atrayéndolo hacia él, dando el paso que Jungkook no se dignaba a dar. Sobrio, completamente limpio de alcohol no se hubiera atrevido a hacerlo pero en ese momento, poco le importaba.

Sus alientos se cruzaron, sus labios tantearon el terreno y se provocaron apenas rozándose sin llegar a unirse porque aunque Jimin eliminó la distancia, el pelinegro seguía sosteniendo su cabello, jalándolo hacia atrás.

Sacó su lengua para delinear aquellos carnosos labios que no saboreaba desde antes de entrar a la universidad. Tenia un vago recuerdo pero ya se había olvidado de su textura real. ¿Cómo le cayeron los años a esos labios?

Los dientes tiraron del belfo inferior lo suficiente como para hacerlo quejarse, luego lo succionó y finalmente, lo besó. Las piernas de Jimin literalmente flaquearon, fue el castaño quien lo ayudó a sostenerse. Un caballo galopaba en su pecho, otro corría en su mente y otro, bueno, parecía que sus trotes se veían reflejados en las palpitaciones de su entrepierna.

No se midió, se entregó a ese beso en cuerpo y alma, olvidándose por segundos de Taehyung. Lágrimas corrieron por sus mejillas pero fueron limpiadas por un pulgar y la lengua de Jungkook cuando este decidió dejarlo respirar. Aún separados, seguía sintiendo su lengua volver a reconocer la suya, su sabor natural mezclado con el del alcohol, todo lo tenía en un completo frenesí.

— ¿Podemos llevarlo a casa? — Volvió a preguntar el castaño rompiendo la mirada que la ex pareja se daba. — No te desatenderé, puedo hacerlos sentir bien a los dos, sabes que puedo.

Estaba siendo muy persuasivo, con palabras y acciones, su mano se deslizaba dentro de sus pantalones, palpándolo con el cuerpo de Jimin y el suyo propio ocultando aquella desfachatez pública. El menor gimió, su miembro tembló ante la idea de Taehyung follando al rubio y se reprendió porque aquello no debería excitarlo tanto como lo hizo. Terminó asintiendo, eso era manipulación pero asintió, aceptando un nuevo beso de su pareja.

— Puede ir, siempre y cuando yo pueda mirar, te permitiré divertirte esta noche.

¿Solamente esa noche?

Los otros dos formularon la pregunta en sus mentes pero de no tener nada a tener al menos una noche era masque suficiente.

— Entonces, vamos, tengo dos penes que esperan por mí. Hombres, dos hombres. — Habló Taehyung contento, tomando a los dos de sus manos, entrelazando sus dedos. Se sentía tan bien tenerlos a ambos ahí, juntos sin esconderse o mentir.

Los tres se subieron a la parte trasera del taxi, siendo el castaño quien se mantuvo en el centro. El aire se hizo más denso, la tensión y ansiedad era palpable pero ninguno dijo nada. Quienes estaban cerca de la ventana se limitaron a mirar por ella, el del centro, liberó sus manos para acariciar dos bultos disimuladamente, deteniéndose cada vez que el curioso conductor buscaba mirar.

De alguna manera lograron llegar al edificio sin que ninguno cometiera una imprudencia visible. Pasaron por delante del custodio y subieron al ascensor lo más discretamente posible. Dos veces introdujo Taehyung el código de su casa, quizás por el nerviosismo o porque no podía concentrarse correctamente.

Se detuvieron el tiempo suficiente para quitarse los zapatos y que Jimin volviera a admirar todo como si fuese la primera vez que estaba ahí cuando ya era la segunda. Extraño, mas todo parecía nuevo y ese todo incluía a los inquilinos del lugar. Fue arrastrado y besado por el comandante de toda aquella locura.

— Dios, Jimin, sabes tan bien. — Lo besó profundamente, empujándolo hacia su habitación, sentándose él en la cama y atrayéndolo a su regazo.

Por el rabillo del ojo, vio a Jungkook entrando con el ceño fruncido. Su excitación había mermado porque su casa era sagrada y su habitación era un santuario, su cama era de dos, verla ocupado por tres simplemente no le terminaba de agradar. No es que su ex pareja fuera una mala persona o alguien a quien se utilizara para follar y ya, merecía el mejor de los trato pero la casa en donde convivían como pareja se sentía tan incorrecto. Verlos juntos se sentía tan raro.

— ¿No vas a unirte? — Preguntó con un leve puchero. Moría por estar por Jimin pero sinceramente, necesitaba a Jungkook tanto o más que al rubio. ¿Por qué se mentía? ¿Estaba mal admitir que los necesitaba por igual? — Amor...

— Kookie...

¿Cuánto hacia que no escuchaba ese diminutivo y de boca de Jimin? Cerró sus ojos con fuerza y se acercó lentamente, tomando las manos que le ofrecían. Taehyung lo atrajo a un beso que por un momento quiso romper, pensó en detener todo aquello pero cómo lo hacía después de sentir las dos bocas que más había querido en su vida sobre sus labios y al mismo tiempo.

Se debatía entre una boca y otra, besaba a Jimin, a su novio, los veía besarse e incluso permitían que obscenamente sus labios y lengua se unieran. Demasiadas manos apoderándose de él, todo estaba regado, un desorden sin control.

Cremalleras bajándose, pantalones cayendo, labios que se relamían, ojos y apetitos desmedidos. Jimin se sentía goloso, no pudo evitar mirar sus genitales y compararlos. El de Taehyung era más grande que el suyo pero más pequeño que el de Jungkook. Todo parecía tan perfecto que se sentía real. Una sola cosa rondaba aún, no sabía cómo se organizarían.

Es decir, ciertas cosas eran obvias, él prefería recibir pero no tenía problemas con dar. Cuando el castaño estuvo con él jugó el papel de activo pero podía jugarse su propio trasero a que con Jungkook él no podía hacerlo por lo que todas las combinaciones, formaciones o posiciones que se le venían la cabeza los hacía cambiar al castaño o a él solamente porque el menor se mantendría siempre al tope.

De igual forma, ese era el menor de sus problemas ahora. La gran cuestión eran decidir cuál engullía primero, el que probó unos meses atrás o el que le quitó su virginidad.

— Oh, mierda, mierda... — Taehyung se agarró al borde de la cama cuando la boca del rubio encerró a su falo. — Amor, ven aquí, bésame. — Se arrodilló para acomodarse, dejando que se deslizara a profundidad en su garganta. Lo escuchó jadear y un par de manos agarraron su cabello. Mmm, ¡mierda! ¿Dónde aprendiste a hacer eso?

Era increíble la imagen de un hombre tan hermoso como ese tragándolo. Conocía al Jimin fuera de la cama, tan encantador y dulce mientras que ese era un perverso y lascivo, les gustaba ambos, quería a ambos tanto como quería a su pelinegro. Señaló a este último, viéndolo medio duro parado a su lado para que se acercara un poco más y acariciarlo.

— Gracias. — Musitó inclinando su cabeza hacia atrás y Jungkook no pudo evitar reír porque era hasta cierto punto gracioso verlo así. Conocía el por qué de su agradecimiento pero no creía que le debiera agradecer aún.

Los ojos de la ex pareja hicieron contacto visual, mismo que el menor rompió porque algo en Jimin le incomodaba, como si este amenazara de cierta forma su relación. Algo estúpido, lo sabía pero quería mantener cierta distancia de él. Se trataba de complacer a Taehyung, él quería un trío y se lo iba a dar pero no necesitaba tener mucho contacto con su ex para dárselo.

Jimin estiró su mano hacia arriba para acompañar a la del castaño, no obstante, Jungkook se alejó varios centímetros. Echó hacia adelante la cabeza de su pareja y permitió que fuera él quien se hiciera cargo de su erección.

Por un segundo, el rubio volvió a sentirse mal, se suponía que debía estar todo el tiempo eufórico cuando se encontraba en una situación como esa pero él los quería a los dos, no solo a Taehyung y no solo a Jungkook pero este parecía evitar su cercanía y no entendía muy bien el motivo. Le tocaba conformarse con lo que le daba, estaba lo suficientemente sobrio en ese momento como para recordar que era un invitado, no formaba parte de ellos aunque quisiera.

— Bebé, ven aquí. — Subió al rubio para besarlo, permitiéndole al menos de esa forma sentir a Jungkook. — Eres genial y te mereces una recompensa, súbete a la cama, acuéstete sobre la almohada y ábrete de piernas para nosotros, queremos verte. — Obedeció, se deshizo de su camiseta y gateó desnudo hasta la parte superior de la cama. — Mira que hermoso, amor.

El pelinegro miraba pero desviaba la vista constantemente, su garganta se sentía demasiado seca, su miembro palpitaba y su pecho era todo un enigma. ¿Estaba mal querer devorar y hacerle el amor a los dos hasta que su cuerpo no pudiera responderle más? Sí, eso era un experimento para Tae, el no debía volver a intimar con su ex, no podía, quería pero si lo hacía... ¿Qué sucedería después?

— Vamos a dilatarte tan rico con nuestras lenguas que para el momento en que entre en ti, estarás a punto de venirte. — Avisó el castaño yendo hacia él, relamiéndose sus labios con gula.

— M-Mejor tú te encargas de él y yo me encargaré de ti, amor. — Habló algo confundido consigo mismo. Era el sexo más loco y contradictorio que había experimentado en su vida. — Levanta bien tu trasero para mí.

Aquel rosáceo anillo de carne de Jimin que palpitaba como si lo estuviera llamando, era una de las cosas más bellas que había visto en su vida. Era su segunda vez viéndolo y podía corroborar su pensamiento anterior. El mayor era una obra de arte tan espectacular que solamente los más afortunados deberían tener la posibilidad de admirar. Sinceramente, tal cual pensó también la última vez que estuvo con él de forma egoísta, odiaría saberlo con alguien más.

Llevó su lengua hacia la entrada y sonrió enviándole varias vibraciones que lo hicieron abrir más sus piernas. Jungkook veía cada detalle embobado, continuaba segregando líquido preseminal sin hacer nada más que ver aquella majestuosidad.

— ¡Oh, diablos! — Jimin se arqueó en la cama cuando tuvo el tibio, potente y húmedo músculo presionando contra la parte más íntima de sí mismo, entrando sin preocuparse por nada.

Con sus manos mantuvo la cabeza en su sitio mientras se movía hacia ella, aplastándola, gozándola. No sabía qué eras más excitante, sentir como se lo comían o ver como Jungkook devoraba al castaño. Amaba cuando sus miradas se conectaban, no tenía duda que lo estaba deseando al menos de forma carnal en ese momento por eso lo provocaba y sin fingir los gemidos o gestos que emanaban de él, le dedicaba cada uno.

Cuando lo vio llevar una de sus manos a su entrepiernas sonrió complacido, al menos si no lo tocaba, no lo dejaría correrse si no pensaba en él también. Se sacudía rápido, obviando el disfrute de aquel exquisito espectáculo en el que los tres eran protagonistas.

— Ah, Tae, ahí... — Exclamó cuando los tres dedos que estaba utilizando para dilatarlo masajearon su punto de goce interior. — Ay, mierda que rico, quiero más, dama más, Tae. 

Taehyung levantó la vista, sus labios ligeramente hinchados por lamer y chupar a Jimin con vehemencia. Besó su estómago y el pecho mientras le hacía caso a su pedido, retirando sus dedos para alinearse. Tuvo que ir suave, como lubricante solamente había utilizado su saliva y podía hacerle daño por lo que fue condescendiente y entró de a poco. Tan pronto como llegó a los labios de Jimin, se hundió, llenándolo todo lo que pudo de una vez. Jimin apretó la boca y clavó las uñas en su espalda.

— K-Kook, se siente tan bien, me aprieta de una forma que no te la imaginas, es tan estrecho. Es difícil recordar este sentimiento porque nunca entro en ti pero es tan jodidamente exquisito. — Jungkook no ponía sus palabras en duda, podía imaginárselo y eso era una tortura.

— Tienes un mapa en ese miembro, Tae, fue directo a mi punto ideal. — Se apretó más a su alrededor y lo besó profundamente.

— ¿Te está haciendo sentir bien, minie? — Habló el menor de los tres tomándolo de sorpresa. Este tuvo que estabilizar su respiración para no venirse solo con el éxtasis en la cara del rubio.

— ¡Sí! — Gritó cuando Taehyung lo embistió con ímpetus, dejándolo brevemente sin aire. — Oh Kookie, es tan bueno. — Gimió estirando su cuello para que el castaño lo besara mientras veía al otro masturbarse tensando su mandíbula.

Eso era tan jodidamente sexy y varonil para él que no podía evitar mirarlo y gemir ante esa endiosada imagen. Mientras empujaba, no podía evitar sonreír, estaba rebosante de muchas cosas en ese momento, felicidad, placer... Ver a Jimin bajo él, estar dentro de él volvía a sentirse como el cielo mezclado con el infierno en la tierra.

— Creo que es justo que me introduzcan a mí también, ¿no crees, amor? 

Jungkook asintió llevando las manos hacia su trasero para retirar el plug con que lo había preparado pensando que esa noche regresarían como locos. Lo único fue que sus cuentas fallaron y regresaron con un integrante de más. 

— ¿Crees que puedas manejarme bien en estos momentos? — Se arrodilló detrás de su pareja, besando y mordiendo sus hombros. — Nunca lo hemos hecho y puede ser demasiado para ti manejar ambas funciones.

— Quiero intentarlo, ya estoy dilatado y horriblemente estimulado por esa cosa que mientras me muevo no deja de rozar mi próstata. Si me voy a correr, quiero que sea con el miembro de mi novio dentro.

Con una sonrisa, Jungkook le dio una palmada a Taehyung en su nalga derecha y se inclinó sobre él, lamiéndole la espalda una vez más.

— De acuerdo mi amor, solamente para asegurarme te abriré un poco más con mis dedos. — El trabajo con dos dedos se le hizo demasiado fácil, con el tercero igual pudo moverse sin inconvenientes, estaba bastante suelto. Curvó sus dígitos y lo escuchó gemir, sus caderas se sacudieron y pudo verlo aferrarse a los brazos ajenos.

Jimin jadeó debajo de él, inclinándose para besarlo profundamente.

— Creo que se va a sentir muy bien dentro de ti. Por lo que vi, él viene como un caballo. — Susurró con lascivia al oído del castaño, permitiendo que fuera audible también para su ex. — Así como me la fuiste colocando a mí, tramo por tramo hasta que te llene. Hasta que puedas saborearlo y gemir a la par mía. — Chupó la lengua de Taehyung, sonriendo mientras veía a Jungkook seguir presionando contra su próstata.

— Me gusta cuando comienzas a hablar sucio. — Jimin abrió los ojos ante lo que dijo y el castaño también se dio cuenta pero Jungkook estaba tan concentrado, que no le prestó demasiada atención a sus palabras. — Oh... Amor eres tan jodidamente bueno. — Echó la cabeza hacia atrás, jadeando y gimiendo.

Se había olvidado por completo de moverse en Jimin, se detuvo para sentir ese abrumador placer de una mano en su interior mientras que la calidez de otro cuerpo abrazaba por delante. Una vez que los cuatro dedos se movieron a una velocidad insólita, dejó caer la cabeza sobre el hombro de Jimin.

— Listo. E-Estoy listo, Kook... — Jadeó en súplica. — Por favor, estoy tan cerca.

Asintiendo, Jungkook sostuvo su cadera empujando con cuidado hasta que la cabeza de su miembro se deslizó. Tae jadeó suavemente, ajustándose rápidamente antes de balancearse para ofrecerle mejor entrada. Su novio embistió lentamente, asegurándose de que estaba bien cada pocos segundos hasta estuvo completamente adentro de su pareja.

— A-Amo que seas tan grande. — Susurró, cerró los ojos y apretó fuertemente la almohada junto a la cabeza de Jimin.

— Lo sé, por eso disfrutas que te llene al punto en que ni siquiera recuerdes tu nombre. —  Jimin pasó los dedos por el cabello de Taehyung, sintiendo un escalofrío recorriendo su cuerpo.

El castaño que estaba dentro de él no se estaba moviendo pero podía sentir los movimientos de Jungkook como si fueran suyos. La forma en la que se hablaban sin dejar de observarlo a él, lo hacía sentirse aunque sea en ese momento parte de ellos, como si los tres fueran dos o incluso uno.

— ¿Vas a venirte? — Preguntó al sentir todo el cuerpo de Taehyung temblar.

Tae asintió, se estaba controlando pero era indescriptible la sensación de ser tomado por todas partes. Cuando se era activo había placer en la fricción interna de las paredes contrarias contra su miembro, la estrechas que lo succionaba.

Cuando tocaba ir abajo estaba también esa sensación que la fricción interna creaba pero el sentirse lleno, el deje de dolor y la próstata que era tan jodidamente sensible hacían enloquecer a cualquiera.

Por eso, tener todas esas sensaciones a la misma vez, dar y recibir por igual era tan increíble que lo estaba haciendo enloquecer incluso sin moverse. Costó todo de él no correrse en el instante en que Jungkook entró en él. 

Comenzó a empujar hacia atrás mientras Jungkook iba hacia adelante. Jimin se balanceó contra él hasta que se movieron en tándem, todos persiguiendo sus clímax. Fue abrumador para el castaño, lloró, jadeó y lloró como niño mientras sus caderas se oscilaban y los otros dos iban a su encuentro.

Todos se movieron hasta permitir que sus lenguas jugaran, gimiendo, sintiendo las respiraciones hacerse una al punto en que sentía que solamente aspiraban dióxido de carbono porque todo el oxígeno parecía haberlos dejado. Jimin fue el primero en llegar, su orgasmo lo golpeó de la nada mientras succionaba aquel par de lenguas. Echó la cabeza hacia atrás una vez en la cúspide y sollozó apretándose con fuerza alrededor del miembro de Taehyung.

Jungkook lo siguió golpeando profundamente a su novio llenándolo con toda su esencia sin dejar de mirar a su ex. Ese sentimiento llevó al castaño al límite y llegando con un jadeo en el cuello de Jimin, temblando y colapsando sobre este.

Lentamente, el menor se retiró, agarrando algunas toallitas húmedas de la mesita de noche, limpiándolos a los tres mientras Jimin sostenía a Taehyung. Para cuando terminó, se quedó observándolos a los dos ya dormidos. Su novio moviéndose a la cama junto al rubio manteniéndolo cerca. Eran hermosos, los dos lucían tan bien así que sintió miedo una vez más. Sin embargo, se olvidó de su temor por lo que restaba de madrugada y se colocó detrás de Tae. Los tres se quedaron dormidos sin estar muy seguros de lo que deparaba la mañana siguiente.

💜💜💜
2/2
Espero que les haya gustado el capítulo. No estoy 100% segura de lo que escribí pero ahí está. 😂

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