Capítulo 4

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— ¡¿Qué?! — Se levantó exclamando Jungkook de su asiento enfrentando la mirada estupefacta de Hwang Mingyu. — Debe estar bromeando Hwang. Eso no es posible, a mí nadie me informó de eso con anterioridad.

— Oye, yo tampoco lo sabía. Esas fueron órdenes expresas del presidente, realmente hubiese preferido hacerlo yo pero ya ves que no siempre tenemos lo que queremos.

¿Órdenes expresas del presidente? ¿Por qué justo en ese día? No podían estarle haciendo eso a él justamente ese día. Hacían apenas minutos que se había enterado que lo habían mandado a un viaje de tres días y que estaría de regreso justamente en navidad. Quizás en otro momento no le hubiese importado tanto pues era trabajo importante al fin y al cabo pero como estaban las cosas en su relación, no creía prudente viajar y menos ese día. Era la boda de plata de sus suegros y si él no iba...

Frotó su rostro con frustración, Park Jimin no podía haberle dado una peor orden.

— ¿Qué haces sentado? — Preguntó Mingyu cuando iba a salir de la oficina y se percato que su subordinado seguía sentado en el mismo sitio. — El vuelo sale en dos horas, ya deberías estar yendo hacia el aeropuerto.

— ¿Dos horas? No pueden decirme así de repente que quieren que salga de la ciudad. Debo pasar por mi casa empacar, prepararme. No puedo ir hacia el aeropuerto así sin más.

— Todo lo que necesitas para cerrar el contrato y la exposición están en esta empresa, en esos documentos que yacen sobre tu escritorio. Ropa y demás efectos personales te serán entregados en cuanto llegues al hotel en Pekín antes de que tengas que viajar a Heilongjiang para tu conferencia. Lo único que necesitas es tu pasaporte y como todos lo debes tener siempre en la empresa, ¿me equivoco? — Jungkook negó  exhalando con frustración. Hwang contempló su reloj y le dio ligeros toques frente al pelinegro. — Tic toc, el tiempo apremia subdirector Jeon.

Le había prometido a Taehyung que estaría esa noche con él. Cerrar ese contrato le aseguraría la dirección pero en ese momento estaba de todo menos feliz o entusiasmado. Intentó ir a la oficina del presidente y pedirle que por favor enviase a otra persona en su lugar pero no pudo siquiera entrar ya que estaba reunido. A regañadientes tomó sus pertenencias y se puso en dirección al aeropuerto.

— Vamos Tae, contesta, amor. — Hablaba solo mientras marcaba una y otra vez el número de su pareja mientras conducía a gran velocidad. — Vas a querer arrancarme la cabeza cuando me escuches, ni siquiera sé si quiero que contestes.

Aparcó en el estacionamiento del Aeropuerto de Incheon  volvió a intentar sin éxito comunicarse con su esposo. Lo mismo ocurrió el resto de la hora que allí pasó, hasta el último segundo antes de que le mandaran a colocar su móvil en modo de avión, estuvo intentando hablar con Taehyung. No pudo hacer más que mandarle un mensaje con toda la información, incluso el número de parqueo para que pudiese retirar el vehículo si lo necesitaba en esos tres días.

Se encontraba nervioso y no podía evitar estarlo; no precisamente por su trabajo sino por su novio. Tenía un extraño presentimiento sobre las secuelas que este viaje dejaría en su relación pero, a menos que quisiese dimitir, no tenía otra opción más que cumplir con su trabajo. Eran solamente res día pero, por alguna razón sentía que duraría todo un año. Las dos horas que aproximadamente durarían su vuelo iban a ser un calvario, solamente deseaba volver aterrizar para intentar una vez más comunicarse con Taehyung.

+++

— ¿Que hiciste qué? — Preguntaba incrédulo el mayor de los Park. — Yo sinceramente no te entiendo.

— No hay mucho que entender, — expresó abriendo su saco para dejarse caer en el asiento de su oficina. — No es mentira que él era el mejor para cerrar el negocio, he visto y revisado su expediente de forma exhaustiva. Cada resultado que le entrega a la empresa es satisfactorio, con Jeon siempre ganamos. Con ese viaje ahora mismo ganamos todos. Él podrá ganarse otros méritos que lo ayudarán para la dirección de la compañía, su salario aumentará y el bono será bien jugoso. Son tres días solamente, no lo mandé a la guerra.

— Pero casi a la siberia. Entiendo que fuera incluso a Pekín por el contrato pero, ¿Heilongjiang? Tienes empleados capacitados para dar una conferencia, no creo que tu subdirector debería estar haciendo eso. — Jimin rodó los ojos reclinándose un poco más. —  Además si somos sinceros todo esto es una mala estrategia tuya. Ya sabemos que tú le darás el puesto a Jeon, él será el próximo director.

— No es seguro, yo le doy el puesto al más competente y no al que me guste. Sabes perfectamente eso, no mezclo el trabajo con mi vida personal así que no hagas esas insinuaciones.

Se volteó y su hermano permaneció varios segundos mirándolo antes de levantarse y tirar de su silla hasta llevarlo cerca de los sillones y sofá. Esto hizo que Jimin se tambaleara y casi cayera al suelo recriminando al mayor con la mirada que simplemente se rió.

— A ver, nadie te dijo lo contrario, no te estoy acusando de algo que sé que no harías pero este viaje de Jeon Jungkook es un modo de esconderte en tu caparazón. Él ganará esas cosas que dices, pero tú también estás haciendo esto por beneficio propio. No puedes negármelo. ¿No dijiste que hablarías con él y buscarías la forma de saber si tenía pareja o no?

— No te lo niego, ¿de acuerdo? No tengo todavía la fuerza para enfrentarlo o tenerlo cerca de mí. Necesitaba poner distancia de por medio unos días más para no correr a su oficina como novia abandonada toda intensa y media psicópata. Será algo bueno, ya cuando regrese espero tener más claras mis ideas. Jungkook no es solamente un chico que me gusta y estás consciente de ello. Significó y significa mucho para mí, fue mi primer novio y hombre, fue mi soporte en días grises y negros. Cuando ni siquiera te conocía realmente porque nuestro padre nos presentó en escasas ocasiones. Antes de ser el hijo del grandioso empresario Park, cuando era solamente el bastardo que creció alejado.

— No tienes que hablar de eso en estos momentos. Eso es un doloroso pasado que no te pido que lo olvides porque es imposible pero, sabes perfectamente que papá te quiere y si no se ocupó más de ti era porque tu madre no quería recibir nada de su parte y no permitió que te viese. No debes seguir cargando con eso.

— Ya lo superé.

— Si lo hubieses hecho no te expresaras con tanto resentimiento pero bien, esto no se trata de nuestra familia sino de tu felicidad. Si ese chico significa tanto para ti, con más razón debes luchar por ello. Ya no se puede cambiar el hecho de que él está ahora mismo llegando a Pekín pero si quieres escuchar el humilde consejo de tu hermano, no tardes en acercártele y cerciorarte. Si puedes estar con él o tienes la posibilidad sabrás a qué atenerte y si no, pues podrás organizar tu vida. Estoy seguro que él no es el único que pudo quererte o que te gustase. Podrás amar a alguien más.

— Tú hablas como si las cosas fuesen fáciles. Como si los sentimientos se controlaran por control remoto. — Se echó hacia atrás y caminó por toda su oficina. — ¿Sentiste alguna vez lo que es literalmente escuchar to corazón quebrarse y andar sin rumbo trazado mientras te duele el pecho? Sentir los brazos que una vez te sujetaron con cariño alejarte y luego envolver a otro cuerpo para jamás tenerlos es doloroso.

— ChimChim...

No era lo mismo estar solo que estar sin Jungkook, estar a solas diariamente con sus pensamientos y sentimientos, con eso que permanecía en su interior cuando lo dejaron. Podían haber pasado muchos años pero para él se le hacían pocas horas desde el momento en que sus caminos como pareja se dividió.  Habló, lloró y pataleó solo, a puertas cerradas para que su madre no se preocupara  y no viese cu corazón contrito, para que nadie fuese testigo de su propia humillación cuando logró averiguar y entrar a la universidad donde Jungkook estudiaba.

Después de verlo partir junto a su familia sin saber su paradero, dar con él le había vuelto a dar todas las esperanzas de su vida mustia y vacía. Sin embargo, no pensó verlo en brazos de aquel chico que lo trató con tanta familiaridad. Era difícil contemplar a la persona que amaba junto a otra sin poder hacer o decir absolutamente nada porque el chico al que amó, vio todo como un mero juego de niños. Según la palabras de Kook lo quería y estimaba pero no lo veía como hombre, puso el parche antes de abrir el hueco porque, luego de todas esas crudas palabras, extendió su mano y atrajo hacia él a la persona con la que compartía su vida, Kim Taehyung.

Extrañamente terminó perteneciendo a su grupo de amistades, los tres compartieron varios momentos, todo hasta que la noticia del fallecimiento de su madre llegó junto a la presencia de su ausente padre. Corea del Sur quedó guardada en el mismo cofre donde echó todos sus sentimientos o gran parte de estos porque, en todos sus años alejado ni siquiera por un solo día, se olvidó de Jeon Jungkook. ¿Cómo podía alguien permanecer tanto tiempo enamorado de alguien con quien perfectamente sabía que ya no tenía esperanzas? Aún estaba en busca de esa respuesta.

— Le dije te amé cuando quise decirle te amo. Es bueno verte cuando lo que realmente quería decirle es no dejé de pensarte un solo día. No era un fiel creyente y aún así fui a confesionarios para que desenredara mis arrepentimientos y mis mentiras. He vivido sin tener qué decir Sungwoon en voz alta pero con mi corazón lanzando gritos que nadie puede oír. Profundamente destrozado con mi espirito vacío llorando por desamor como una cobarde que no puede sobreponerse. Refugiándome en el trabajo y en noches de intercambios carnales que no me llenan o hacen sentir pero que al menos me hacen fantasear con el "quizás con este sea diferente" aún sabiendo que no es a causa de ellos solamente.

Su voz se quebró y su hermano no pudo decir nada, lo vio caminar hacia la ventana y lo siguió, se acercó lentamente y lo atrajo hacia él para abrazarlo, para consolarlo solo con su presencia.

— Como un soplo de viento fuerte que desoja a las flores más bellas aún sin desearlo. Así es lo que siento por ese hombre con el que ni siquiera me atrevo a volver a tener contacto. Me siento con un maldito pozo vacío y negro en mi interior con un bufón duende que se ríe de mi amor. — Se abrazó al mayor y dejó salir frente a él todas las lágrimas estancadas que llevaban horas queriendo salir.

+++

Cuando estaba ocupado le pasaba el tiempo tan rápido que no se dio cuenta en qué momento  la tarde había llegado a la ciudad. Se pasó toda la mañana ayudando a sus padres a cambiar la decoración de la casa, reorganizar todos los muebles y hacer la limpieza. Entre pláticas esporádicas, anécdotas que sus enamorados padres contaban de cada uno o en conjunto, las amistades que pasaron a festejar con una que otra copa las horas fueron pasando. Ayudó a su madre a cocinar y en esos momento suspiraba satisfecho al ver la mesa perfectamente organizada. Todos los platos armonizaban el sitio, contrastaban y aromatizaban.

— ¿Cuándo viene el niño? — Preguntó su madre trayendo las servilletas olvidadas de la cocina, pasó por su lado y las acomodaba en la mesa sonriente. — ¿Por qué no lo llamas para ver a qué hora sale del trabajo? Así sabemos a qué hora debemos de terminar la cena para que no se enfríe.

— ¿Hasta cuándo piensas llamarlo niño? Ni siquiera a tu hijo lo llamas así. — Negó con una sonrisa. — Ya le marco para ver cuánto tardará en llegar.

Había estado todo el día tan atareado que desde la mañana no había revisado su teléfono. Se olvidó completamente del aparato pero por una buena causa. Permitió que su mamá lo abrazara durante varios segundos y se retiró a buscar su móvil a su antigua habitación. Amaba el hecho de que sus padres aún mantuviesen todo como si él nunca se hubiese ido de ahí, era como un pequeño mundo donde podía sentirse niño otra vez o recordar su infancia y adolescencia. Se sentó en su cama alegre y se dejó caer estirando la mano para finalmente marcarle a su pareja.

Con el ceño fruncido se reincorporó al ver su pantalla como si todas aquellas llamadas perdidas y mensajes cambiaran según lo hacía su posición. Releyó los mensajes varias veces hasta dejar de lado su teléfono, sobar su cara como si se estuviese dando un masaje, buscando la calma de la que carecía en ese instante.

— Lo sabía, sabía que por x o y, Jungkook no iba a llegar hoy. — Es que ya conocía esa situación.

Siempre la misma historia y claramente, con buenas justificaciones o motivos por los cuales no podía refutar. No quería ser egoísta y atormentar a su novio cuando bien sabía que se estaba esforzando trabajando. No estaba de fiesta o perdiendo el tiempo por ahí, aún así no dejaba de ser molesto estar en constante soledad.

Ahora le tocaba levantarse de esa cama y salir a contarle a sus progenitores que una vez más, su yerno no podía llegar a la cena porque se complicó en el trabajo. Su padre entendía y defendía siempre a Jungkook, celebraba que el chico se superara constantemente labrando un gran porvenir. Fue para su primer aniversario de relación que le confesó a sus padres sobre sus preferencias y le presentó a su pareja.

Pusieron el grito en el suelo, lo llenaron a preguntas pero cuando su padre comenzó a interrogar a su novio sus ojos se fueron iluminando a cada segundo que pasaba, terminando la noche con una aceptación que lo dejó completamente confundido a pesar de sentirse aliviado y feliz. Podía decir que influyo de forma positiva el hecho de que Jeon fuese un alumno estrella y tuviese en claro sus objetivos de vida como si hubieran retrocedido en los años y ellos buscaran el "esposo adecuado" para su hija.

Apoyaba sus sueños, quería verlo crecer profesionalmente y como persona pero su límite ya estaba siendo cruzado. Quizás era un joven aún que de comportaba de forma egoísta pero no estaba conforme con esa situación. Se había cansado de hablarla y nada mejoraba, quería seguir apoyándolo hasta el final pero no deseaba seguir así, viéndolo y teniéndolo cada vez menos tiempo a su lado, solo en todas las fechas importantes. Llegaría para navidad y hasta entonces, no quería saber nada de él ni de sus explicaciones. Estaba molesto y necesitaba drenar todo ese malestar para no terminar diciendo cosas de las que se arrepentiría.

+++

Siempre había amado la primera nevada, incluso desde que era niño pensaba que era un evento mágico. Muchas veces se iba a la cama en un mundo y despertaba en otro totalmente diferente. Los copos de nieves eran el polvo mágico y único que cubría su ventana, jardín y calles. Él y Taehyung formalizaron su relación en su primer año universitario justamente el día de la primera nevada, donde bailaron bajo la nieve como niños. Un leve arrepentimiento los embargó en la noche cuando ni siquiera con todo el té que bebieron pudieron prevenir un resfriado. Batallaron bastante para calentarse pero bajo las sábanas de su estrecha cama terminaron por entrar en calor abrazados hasta que se quedaron dormidos.

Con ese recuerdo el día anterior extrañó aún más a su novio, había llegado la primera nevada a la ciudad más fría de China y no pudo evitar echarlo de menos. No había podido hablar con él desde el momento que lo dejó en casa de sus padres. Leyó su mensaje pero lo dejó en visto, no respondió ninguno de los que le mandó, tampoco sus llamadas y supo que lo estaba ignorando deliberadamente.

Conocía su carácter y eso era señal de que realmente estaba molesto. Tenían la madurez para hablar sus problemas y solucionarlos, buscar la mejor forma de superarlos pero cuando Taehyung se encerraba de esa manera, no había ser humano que traspasara esa barrera. Es entonces donde le daba su espacio hasta que se relajara y aceptara dialogar con él nuevamente.

Sin embargo, en esos momentos su angustia y preocupación crecían a pasos agigantados. Con la primera nevada llegó una tormenta y desde entonces no había parado de nevar. Los caminos estaban cerrados y todo medio de transporte había sido detenido sin poder transitar. Estaba atrapado en aquella pequeña ciudad, casi pueblo y lo peor era que aunque lograra salir de ella, y llegar al Aeropuerto Internacional de Harbin, de nada serviría, los vuelos fueron suspendidos y no se reanudarían hasta nuevo aviso.

Para colmo de males, era navidad, si el no llegaba a Seúl esa noche, estaba más que seguro de que las cosas con Taehyung se pondrían color de hormiga brava o incluso hormiguilla de fuego.

Intentó por todos los medios lograr que alguien se atreviese a llevarlo, llamó incluso a su compañía en Corea del Sur y todos le dieron la misma respuesta, debería quedarse hasta que disminuyera la nieve y los vuelos volvieran a funcionar. Maldijo incontables veces, todo lo estaba abrumando, siendo la falta de comunicación con su pareja la mayor de sus preocupaciones. Dejó caer su teléfono sobre la cama una vez que reunió todo el valor necesario para dejarle saber al menos mediante un texto que no lograría llegar para la cena. Se acostó completamente vencido para tratar que el sueño fuera capaz de canalizar y evaporar la rabia ligada con frustración que tenía.

A miles de kilómetros de distancia, Hoseok recibía en su casa a otro de sus amigos sorprendido aún por su aviso repentino. Hasta donde tenía entendido él y Jungkook iban a pasarla solos, incluso Tae le había confiado sus planes para esa noche, los regalos preparados, todo. Que estuviera allí solo, no era una buena señal.

— Me sorprendió que llamaras diciendo que venías a cenar con nosotros. — Lo abrazó dejándole un beso en su cachete de forma forzada para que el menor se relajara y al menos por un segundo mostrara su sonrisa. — Pasa, hoy cenaremos entre amigos como esas veces en donde no pudimos ir a casa por navidad y permanecimos en el dormitorio de la universidad.

— ¿Quiénes están aquí? — Pregunta quitándose sus zapatos y abrigos.

— Los por siempre solteros y solitarios, — ríe y Taehyung niega con la cabeza. — Nam, Yoongi, mi hermana y yo. Estamos en familia y como hermanos.

Todos reían durante la cena, las anécdotas de sus años de estudiantes parecían ser siempre el plato fuerte. A decir verdad quienes más hablaban y reían eran Hoseok y su hermana. Esta última estaba tratando de superar el hecho de que era la primera navidad sin su hija. Desde su divorcio en octubre, había tenido que ceder a que un fin de semana estuviera con el padre y otro con ella, siendo su desgracia que justo en navidad le tocase a ella estar sola. También era su primera navidad soltera luego de quince años de relación.

Namjoon llevaba años solteros, de hecho, nunca le han conocido una verdadera relación aunque sabían que el calor corporal ocasional no le faltaba. Yoongi evitaba hablar de esos temas como siempre aunque de una forma u otra lo sonsacaban, obligándolo a usar su boca para algo más que beber vino mientras ríe de las historias de los demás. Hoseok también escondía tras su sonrisa la tristeza que lo corroía teniendo tan cerca de él al hombre del cuál estaba enamorado desde tiempos remotos.

Se llevaban muy bien, él y Yoongi dejaron atrás esos encuentros esporádicos donde terminaban teniendo sexo como amigos complacientes cuando terminaron la universidad. Su amistad jamás se vio fraccionada pero el pelirrojo no lo veía a él como un simple amigo. No supo en qué momento esos encuentros comenzaron a significar mucho más pero simplemente su corazón dejó de tratarlo como un simple amigo con el que de vez en cuando reforzaba su amistad envueltos entre sábanas.

Lo  miraba y anhelaba en silencio, se sentía feliz de al menos seguir contando con su cercanía, verlo aunque no pudiese tenerlos como deseaba. Todavía bromeaban, incluso en ocasiones dejaban salir bromas algo subidas de tono y varias veces compartían besos sin connotación sexual. Eran meras muestras de cariño muy a su forma y costumbre.

Taehyung, bueno, él no dejaba de revisar su celular para ver si recibía algún otro mensaje de su pareja, viendo las fotos de su viaje que le había mandado pese a no haberle respondido una sola vez. Lo extrañaba, lo extrañaba demasiado y en esos momentos deseaba al menos poder ir hacia aquella ciudad para estar a su lado pero cuando intentó reservar un viaje le informaron lo mismo que su novio le escribió, debido a las tormentas, los vuelos estaban temporalmente suspendidos.

— No es que todos comentemos estupideces en el nombre del amor, pero nuestro pobre Namjoonie se lleva el premio. — Bromeaba Hoseok mientras el aludido reía, mismo si su en su interior esa sonrisa no se reflejaba no quería que los demás notasen que aquello todavía lo afectaba a pesar de los años. — Gastaba todos sus ahorros comprando regalos que dejaba en la taquilla de aquel chico de cuello estirado que se creía superior a todos. Recuerdo que se apellidaba Kim también pero no recuerdo su nombre.

— Seokjin, Kim Seokjin se llamaba. — Murmuró Namjoon.

— ¡Vaya, es increíble como todavía lo recuerda! — Exclamó levantándose a buscar una nueva botella de vino. — ¿Nunca lo has vuelto a ver?

— No. — Se limitó a contestar mas el seco tono hizo que todos se dieran cuenta de que mentía.

Ignoraban completamente el hecho de que este estuviese aún teniendo algún tipo de sentimiento o recuerdo sobre aquel sujeto pero era evidente que no era así. Compartieron todos una mirada cómplice decidiendo cambiar de tema para evitar que este se sintiera incómodo. Después de todo el motivo de esa reunión era tratar que todos olvidasen al menos por ese momento todos sus problemas o esas cosas que atormentaban sus cabezas.

https://youtu.be/eJWzNULN5C0

Estaba tan cansada que no iba a actualizar hoy pero aquí estoy y una de las razones para eso es que hoy es el cumpleaños de una de mis lectoras, — una personita que estimo bastante — y quería regalarle este capítulo en su día.
Quizás no es mucho pero es lo único que puedo darles a esta distancia.

🎊🎉Querida @sodi_11 Feliz cumpleaños, espero que estés teniendo un hermoso día. Que sigas contando con la salud suficiente para que cumplas muchos años más y sigas siendo tan especial. Muchos besos. 🎊🎉

LORED

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