Capítulo 48

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No quería ser fastidioso y decir que volvían a lo mismo, que se sentía como un año atrás ahora que estaba a dos días de navidad con sus dos novios lejos pero, eso era justamente lo que sentía. De acuerdo, quizás él estaba un poco sensible porque ya se había acostumbrado a la atención de Jungkook y Jimin en él pero ahora que estaba en esa casa enorme solo, no podía evitar todos los pensamientos que llegaban a su mente.

Tenían muchas obligaciones, demasiadas cosas sucediendo a una velocidad increíble y comprendía el por qué de su ausencia. No era un juego lo que estaba sucediendo, sus novios eran hombres de negocio que ahora mismo estaban adentrándose a las ligas mayores no solo en Corea del Sur. El proceso era largo y agotador, SIA volvería a salir a la bolsa después de veinte años, con ella una de sus subsidiarias. Jimin estaba apoyando a Jungkook a alcanzar sus sueños pero este a su vez lo ayudaba a él en todo. Solamente eran ellos dos batallado con el peso de todo sobre sus hombres a pesar de delegar las obligaciones correspondientes al resto de los empresarios con quienes trabajaban.

Por este motivo Taehyung estaba considerando seriamente regresar a los negocios aunque no fuera a tener tanta responsabilidad porque desde que se graduó estuvo bastante apartado de ese mundo a diferencia de Jungkook. Sin embargo, sentía que de ser así quizás podría pasar más tiempo con ellos aunque estuvieran trabajando. Eran duras sus largas jornadas de trabajo, no podían simplemente esquivarlas, sus viajes de negocios e incluso esos días en casa donde lo único que hacían era pasar a saludarlo o dormir un máximo de cuatro horas antes de volver a la lucha.

Los apoyaba con su corazón, los amaba y sabía que todo era recíproco pero no podía evitar ser un poco egoísta e inmaduro cuando estaba como en ese momento. Solo en aquella casa abrazando sus piernas mientras en el televisor pasaba algo que él realmente no veía porque su mente estaba en Estados Unidos, junto a su trireja.

Habían hablado en la tarde, cuando recién se levantaron lo primero que hicieron como cada día fue llamarlo y dedicarle toda una hora mientras desayunaban, se arreglaban y preparaban para comenzar su día. En esos momentos ya eran casi las cinco de la mañana y no había recibido su llamada nocturna en donde le daban las buenas noches.

Evidentemente no siempre podían llamarlo juntos porque ambos tenían diferentes cosas que hacer, a veces no podían hablar toda una hora porque no contaban con ese tiempo. Él sabía lo mucho que se sacrificaban eliminando de sus escasas horas de sueño para poder estar con él aunque fuera de manera virtual, por eso solía decirles que no hablaran mucho y descansaran. Se conformaba con saberlos bien, escucharlos y verlos por un rato aunque a veces lo sintiera insuficiente porque nada igualaba su presencia real y la calidez de su cercanía.

Momentos en donde los dos se quedaban dormidos en medio de alguna conversación mostrando su cansancio, otras luchaban contra el sueño o se levantaban más temprano de lo necesario para hacer esas cosas de adultos a travesee una cámara y mantener la llama de su relación bien viva y candente pero por momentos nada de eso era suficiente.

Estaba consciente de que existían personas completamente abrazadas y mucho más distantes uno del otro que dos estrellas en diferentes galaxias. Gente que estaba completamente rodeada de personas pero que seguían sintiéndose solos. Prefería sinceramente saberse amado y recordado a la distancia que olvidado en la cercanía pero no podía evitar dejar escapar algunas lágrimas y por instantes sentirse tan extraño.

Aún cuando sabía lo ocupado que estaban, existían escenarios en su mente donde ellos dos estaban y si bien no tenía celos, llegaba a sentir un poco de envidia y molestia por estar tan lejos de ambos, de sus besos, sus toques. Su cama se sentía tan amplia y vacía que por muy alta que tuviera la calefacción, por muy caliente que fuera su pijama, el frío le calaba hasta los huesos. No importaba si amanecían como un Tetris cada uno en un lado y posición diferente en el colchón siempre que el calor de sus cuerpos se mezclaran.

El sonido de su teléfono interrumpió sus pensamientos y aún cuando lo buscaba algo desesperado en la cama sonreía sin poder evitarlo. No entendía cómo se le había desaparecido su celular cuando hasta hacía segundos él lo tuvo en sus manos mirando la hora. Tardó un poco en contestar, casi acobardándose al pensar que podría perder la llamada y lo creerían dormido pero no fue suficiente para esconder sus dientes.

Su sonrisa se amplió al ver a Jimin del otro lado de la pantalla cuando logró contestas, buscaba con la mirada también a Jungkook y esto hizo al mayor sonreír mientras caminaba enseñándole en aquella habitación que tan familiar y extraña le resultaba. La había visto en tantas ocasiones pero al no conocerla personalmente, parecía algo muy lejano de la realidad.

— Tuvimos una reunión de negocios juntos y recién hemos llegado a casa. Lo mandé al baño antes de que se acomodara en la cama y se durmiera sin siquiera cepillarse los dientes. — Hablaba Jimin con una sonrisa mientras entraba al baño. — Kookie, nuestro amor al teléfono.

— Mi amor... — Musitó el pelinegro volteándose una vez que limpió el jabón de sus ojos para mirar a la pantalla que se salpicaba sutilmente con el agua de la ducha. — Hola, mi amor, ¿cómo estás?

— ¿Cómo fue tu día hoy? — Agregó Jimin colocando el teléfono sobre la baranda fina de las toallas frente al espejo para que el castaño pudiese verlo mientras se desvestía. — ¿Hiciste algo?

— Échate un poco más hacia atrás para ver esos lugares íntimos que tanto extraño. — Pidió risueño escuchando a Jungkook reír, viendo a Jimin obedecer. — Hoy fui al gimnasio en la mañana con Hoseok, almorzamos juntos y después fui a que mis padres me consintieran un rato. Recién regresé a casa en la noche.

— ¿Manejaste a esa hora? Debiste haberte quedado con ellos, Tae. — Se escuchó a lo lejos la voz de Jungkook antes de que se acercara y cambiara lugar con Jimin, ofreciéndole una buena vista mientras secaba su cuerpo. — Cierra la boca que se te cae la baba. — Bromeó viendo a Taehyung. — Pronto volverás a sentir todo esto.

Pasaron varios minutos poniéndose al día sobre su jornada. Los tres se prepararon juntos para ir a la cama como cada vez que podían con la nostalgia sobrevolándolos en el aire. Se sentían un poco mal de que Taehyung se trasnochara tanto por la gran diferencia de hora pero a su vez eran casi los únicos momentos que tenían para hablar tranquilos y así, a pesar del horario, parecían estar en la misma zona mundial.

— Esperen... — Musitó Jimin removiéndose en los brazos de Jungkook entregándole su teléfono antes de iniciar la búsqueda del suyo andaba vibrando por algún lado y esto hizo que el castaño riera porque un rato atrás a él le pasó igual con el suyo. Cuando lo encontró y lo observó, se sentó en la cama un poco frustrado para mostrárselo al pelinegro.

Algo en el pecho de Taehyung se oprimió al ver sus caras. Ambos peinaron sus cabellos al unísono y él no pudo hacer más que incorporarse en su cama, exigiéndoles tácitamente cuando lo miraron de regreso que le contaran lo que ocurría.

— No vendrán para navidad, ¿cierto? — Indagó sintiendo el nudo en su garganta, ellos no le respondieron de inmediato, solo se miraron y esto lo hizo cerrar sus ojos con fuerza para hacer otra pregunta. — ¿Llegarán siquiera para mi cumpleaños o fin de año? ¿Lo pasaré solo nuevamente?

— Claro que no lo pasarás solo. — Se apresuró a responder Jimin. — No podremos viajar mañana pero...

— Entiendo.

— Mi amor, déjanos hablar. — Interfirió Jungkook al notar que tanto él como el rubio habían tenido la misma idea.

No viajaremos nosotros pero tú si puedes venir. — Taehyung abrió sus ojos para mirarlos, ambos parecían estar perdidos en el teléfono de Jimin mientras que el pelinegro sostenía el suyo en un ángulo no tan bueno. — ¿Qué tan rápido eres para coger tu pasaporte, vestirte y salir a la calle?

— Solo necesito cinco minutos.

— Entonces hazlo. Te pasarán a recoger en quince minutos para llevarte al aeropuerto. No podremos recogerte personalmente pero te traerán directamente a este apartamento y cada uno vendrá en cuanto terminemos con nuestras obligaciones. No estaremos en Corea con el resto de nuestros familiares en navidad pero todavía tenemos la posibilidad de pasar las festividades juntos. — Musitó Jimin con un deje de culpa en su voz porque conocía de primera mano lo susceptible que se ponía Taehyung en esos días.

— ¿Te animas a venir? — Indagó Jungkook preocupado, recordando que justo en estas fechas el año anterior todo se vino abajo en su relación y tenía miedo porque una vez más por su trabajo, no lograba cumplir su palabra de llegar a casa en la fecha acordada.

La pantalla para ellos quedó repentinamente negra aunque podían escuchar a Taehyung moverse y hacer algunos ruidos. No pasó siquiera un minuto antes de que castaño volviera a mostrarse, colocando el móvil en su mesita de noche mientras subía sus pantalones. Parpadearon varios segundos y luego rieron al verlo como un loco de un lado a otro.

— Casi listo, solo me falta tomar mi pasaporte y salir porque supongo que mis novios empresarios se encargarán de comprarme allá la ropa que necesite. — Habló nuevamente con el tono en su voz que a ellos les gustaba, divertido, alegre.

— Wow, eres un aprovechado. — Negó Jimin riéndose.

— Yo seré tu sugar baby y Jimin tu sugar daddy, tú solo monta tu trasero en ese avión pronto.

— Eso me gusta. — Mencionó sonriente tomando una pequeña bolsa negra para llevar a mano con sus pertenencias esenciales. Billetera, pasaporte, sus electrónicos imprescindibles y unos pequeños extras después, el castaño salía al exterior de su casa hacia el auto negro que lo esperaba. — Trato VVIP. Esto compensa en algo su arduo trabajo lejos de casa. — Bromeaba acomodándose en el asiento trasero mientras los veía abrazarse. — Tienen que hacer un hueco para mí ahí, extraño demasiado estar en abrazo de ambos.

— Te daremos todos los abrazos y besos que quieras. — Musitaba Jungkook mientras el mayor luchaba por mantenerse despierto.

— Intenten dormir ya, deben levantarse pronto. Yo dormiré en el avión aprovechando que es un viaje bastante largo y ya luego podremos hablar. Igual no desconectaré mi teléfono, con el wifi del avión estaremos en contacto. Descansen para que tengan fuerzas para el trabajo y recibirme también.

— De acuerdo, amor. Me gustaría al menos hablarte hasta que subas al avión pero también estoy muy cansado. Allá son casi las 06:30 a.m. y tu vuelo sale a las 09:00 a.m. por lo que llegarás aquí a las 09:00 p.m. hora local. Serán catorce horas de vuelo desde Seúl hasta Atlanta. — Se cercioró Jungkook mirando el teléfono de Jimin. — Estaré al pendiente.

— ¿Con cuál aerolínea reservaron?

— Korean Air, son los únicos que tienen vuelos directos a esta hora para que no tengas que despertarte por las escalas y viajes cómodo sin preocupaciones. Envíanos un mensaje a cada uno cuando llegues al aeropuerto, cuando abordes y estén a punto de despegar. Apenas el avión aterricen y puedan encender sus celulares me envías otro mensaje. Jimin ya organizó un chofer que te recogerá y traerá al apartamento. El código de acceso es el mismo que en nuestra casa así que no creo que tengas problemas. Igual me escribes cuando te reciban, me mandas una foto del chofer y la placa del coche.

— Kook, no me van a secuestrar. — Se carcajeó. — Sigo siendo un don nadie, un ciudadano coreano regular.

— No eres un don nadie y nunca se sabe. El mundo está muy loco, vienes casi a ciegas. Estaría más tranquilo si pudiera recogerte yo pero me será imposible a esa hora. Por favor, solo haz lo que te pido. — Murmuró adormilado.

— Lo haré, ahora descansa, amor. Buenas noches.

— Buenas noches, un beso grande. Nos vemos en unas horas. — Taehyung asintió finalizando la llamada, sonriéndole al teléfono.

No le importaba si esos días los pasaba en Corea del Sur, Estados Unidos, debajo de un puente o en el fondo del mar siempre y cuando estuviera con ellos. Eso era lo único que le importaba y necesitaba. No quería seguir teniendo solo recuerdos tristes de esas fechas. No deseaba llorar hasta quedarse sin fuerzas y no saber en el momento que lograba dormirse, tampoco andar en modo robótico todo el día como si su alma hubiera abandonado el cuerpo.

Ese año, después de casi tres navidades en solitario estaría no con uno sino, con los dos hombres de su vida. En cierta forma en ese instante agradecía el esfuerzo que ambos pusieron todos esos años porque ahora podían obtener sus frutos. No todos podían simplemente tomar el teléfono y organizar todo eso sin preocuparse por lo que gastaran. Habían muchas personas que pasaban días importantes lejos de sus familiares y seres queridos. No solo días festivos y felices, sino también aquellos en los que una urgencia se presentaba y ya fuera por trabajo, escuela, estado financiero y otro asunto no podían viajar.

Estaba agradecido de tener el buen fortunio de tener a esos dos hombres en su vida.

No pudo quejarse de absolutamente nada, ni siquiera del viaje porque aterrizar y salir sin tener que esperar el equipaje siquiera se sintió increíble. Tal cual el pelinegro le pidió envió fotos de todo completamente emocionado y divertido a sabiendas que ahora respiraban el mismo aire y dentro de poco los vería.

Fue llevado a ese apartamento en el que ni siquiera pasó solo una hora antes de que Jungkook llegara gritando su nombre y él corriera hacia él envolviéndolo con sus piernas para abrazarlo y besarlo hasta el cansancio. Para ambos ese reencuentro fue la bocanada de aire que necesitaban luego de casi ahogarse sin el otro. Hubieron algunas lágrimas perdidas pero estas fueron de felicidad y muy pronto posadas por más risas y abrazos.

Dos horas más tarde Jimin se les unió, solo bastó con ver su rostro para admitir que definitivamente esos serían los mejores días festivos que había tenido en su vida hasta el momento. Aún cuando tuvieron días de trabajo en los que él se dedicó a pasear la ciudad, tomar fotos y demás, fueron dos semanas maravillosas.

Fue Jimin quien quedó triste esa vez al verlos marchar juntos cuando él tenía que quedarse en ese país. Esas dos semanas se sintieron tan bien que ahora tenía un vacío latente que se escondía ligeramente bajo todo el trabajo que tenía que hacer donde no tenía siquiera tiempo para pensar. Recuperar todo lo que una vez fue suyo por muy en orden que todo estuviera, era una gran responsabilidad que caía sobre él.

Varios fueron los meses que se mantuvieron al borde del límite en esa extraña rutina de viajes porque cuando no era uno, el otro estaba solo. Jungkook se la pasaba viajando entre países, entre sus novios. El mayor también lo hacía de vez en cuando pero los negocios lo absorbían completamente. Decían que solo tenían que soportarlo por un poco, hasta que todo volviera a estabilizarse pero la estabilidad de una empresa podía tardar años, algunas incluso muchísimo más.

Todos ponían de su parte pero indiscutiblemente estaba pasando facturas. Hacían las cosas funcionar pero faltaba algo más que el roce constante. El agotamiento físico y emocional les iba llegando a todos de a poco aunque intentaran repelarlo.

— ¿Vas a salir otra vez? Recién acabas de llegar a la casa, Jungkook. Dijiste que esta noche no tenías obligaciones y podrías estar aquí con nosotros. — Protestaba Taehyung dejando de lado los platos que tenía pensado utilizar para la cena más tarde. — ¿A dónde vas?

— Regresaré antes de que Jimin llegue a casa. Es nuestra primera noche juntos los tres luego de dos meses, claro que estaré aquí para la cena. — Se acercó a pasos rápidos para besar su frente y luego sus labios. — Nos vemos en un rato.

— No me dijiste a dónde irías, te lo pregunté. — Habló con firmeza sorprendiendo al pelinegro que se detuvo a mitad de camino hacia la puerta al escuchar el tono de su voz. Se volteó con sus ojos entrecerrados para mirarlo y algo en Taehyung se molestó con esto porque lo hacía sentir un loco. — No me digas nada, no tienes que decírmelo pero realmente quería saber porque me dijiste una cosa y ahora me sales con otra. No es la primera vez, debería estar acostumbrado a eso desde hace más de una década pero supongo que hay cosas a las que uno nunca termina de adaptarse.

— ¿Estás molesto ahora?

— ¿No puedo estarlo? Porque tengo todo el derecho de estarlo, Jungkook. Intento poner de mi parte como siempre pero no importa qué, tú siempre priorizar el maldito trabajo.

— ¿Maldito trabajo? — Echó su cabeza atrás para suspirar y luego asentir. — Como sea, tienes razón. Si te interesa mucho saber a dónde voy, te lo diré. Surgieron problemas en el trabajo que tengo que resolver, llamé por teléfono a Seokjin y me dijo que logró arreglar una reunión con alguien que he intentado ver toda la semana pero no pude arreglar un encuentro debido a nuestras agendas y acabo recibir una llamada directa de su parte, hará un poco de tiempo ahora por eso tengo que ir. No sé cuándo pueda volver a verlo y esto es importante. Dije que regresaría para la cena y aquí estaré. ¿De acuerdo?

Taehyung asintió sin decir nada más, volteándose para tomar en su mano algunas frutas para lavarlas mientras escuchaba los pasos de Jungkook alejarse. Cuando el sonido de la puerta que daba al garaje de escuchó, las dejó caer en el fregadero completamente frustrado. Peinó su cabello sin importarle que sus manos estuviesen mojadas, con su antebrazo derecho frotó sus ojos y luego se inclinó para apoyarse en la meseta.

Luchaba contra eso pero no podía evitar molestarse cuando cosas así pasaban tan seguido. Maldición, comprendía que todo era importante pero ellos ni siquiera le permitieron unirse a ellos. Jungkook de plano se negó, luego de una plática con Jimin aceptó ayudarlo y capacitarlo desde casa antes de que entrara a alguna de las empresa a trabajar pero esas fueron solo palabras. Seguía sin poder ayudarlos de forma activa, él solo quería serles de utilizad y pasar un poco más de tiempo con ellos pero eso parecía estar mal.

— ¿Estás seguro que no quieres que te lleve a casa? — Preguntaba Sungwoon mientras él y su hermano descendían del avión. — Saliste de una reunión para el aeropuerto y en vez de dormir algo en el viaje te la pasaste trabajando, sé que debes estar agotado. Si tus novios no te vienen a buscar mi chofer podrá dejarte en casa.

— No hace falta, yo les dije que no vinieran pero Jungkook dejó un auto estacionado aquí para mí, así que yo mismo conduciré a casa. Tú mejor vete a ver a Taemin, debe estar loco por verte. — Contestó y el mayor sonrió sonrojándose. — Hay que ver para creer. Te tiene tonto.

— Ya cállate y mejor disminúyele la carga de trabajo para que podamos tener unos días tranquilos antes de convertirme en tu esclavo.

— Prefieres ser mi esclavo en vez del de tu padre.

— Eso no lo niego. — Asintió riéndose. — Él todavía está en cólera porque trabajaré desde Corea del Sur ahora.

— El poder del amor. — Sonrió pensando en la trireja. — Solo un par de meses más y volveré a radicar aquí, casi he terminado todo en Estados Unidos. Dos meses, máximo tres y estaré nuevamente en casa con mis hombres.

— Bueno, hermanito... — Musitó al llegar al estacionamiento del aeropuerto. — ¿Dejarás a Taemin libre unos días?

— No puedo, sabes que estoy desbordado de trabajo en estos momentos, ni siquiera yo puedo estar con mis novios. Lo siento pero deberán acoplarse a su tiempo en estos días y ya después le daré unas vacaciones. Voy a llevar a Tae como mi asistente un tiempo para que estemos juntos y pueda ver cómo funciona todo desde cerca antes de delegarle otras responsabilidades. Recursos humanos ya se está encargando del reclutamiento de nuevo personal así que pronto la carga disminuirá. Pero primero debo salir de la mayor presión y Taemin es pieza clave a mi lado ahora.

— Eres cruel pero justo con tu hermano mayor. — Besó su mejilla y agitó su mano para alejarse con su chofer. — Nos vemos pronto.

— Bye!

El cansancio parecía pasarle factura en cuanto se sentó en el vehículo que Jungkook dejó para él. Traqueó levemente su cuello y descansó unos segundos bostezando. Agitó su cabeza, colocó un poco de música y arrancó hacia su casa sonriendo en su camino. Los había extrañado tanto que podía sentir en su barriga la adrenalina y emoción que volverlos a ver le daba. Siempre era igual, no importaba cuánto tiempo llevaran juntos, siempre se sentía igual. Llevaban más de un año de relación pero cada vez le parecía que estaban comenzando y esa sensación de felicidad no disminuía ni siquiera cuando se disgustaban.

Cuando se estacionó en su casa, entró en búsqueda de ambos, siendo recibido por un Taehyung que sostenía una copa de vino sentado en el sofá. Mantenía sus ojos cerrados y la cabeza apoyada en el respaldo. Al acercarse vio una botella en la mesa y en sus oídos un par de audífonos inalámbricos de los cuales aún a distancia podía escuchar la música que resonaba.

— Vas a quedarte sordo. — Musitó con una sonrisa cuando lo sorprendió quitándole los audífonos. Besó su frente una vez que el otro sonrió y le dio la vuelta al sofá para sentarse a su lado.

Fue una sorpresa ver la forma en que se abalanzó hacia él para abrazarlo escondiendo el rostro en su cuello. Lo dejó sentarse en su regazo sin preguntarle nada, solo lo acarició y besó la cabeza mirando una vez más hacia la botella que iba un poco más abajo de la mitad. Había visto el comedor preparado cuando entró, era evidente que Taehyung había preparado la cena para ellos pero solo estaban los dos.

Un suspiro abandonó los labios de Taehyung después de un rato a solas con su otro novio, captando la atención del rubio de manera automática. Era extraño ver al castaño perder la alegría de esa forma, por lo que era claro que algo sucedía con él y quizá ahora que su novio los había dejado solos, podrían hablarlo. Tenía conocimiento de que este a veces se sentía solo y un poco desplazado, por eso estaba haciendo todo lo posible para cambiar las cosas y permitirle trabajar con ellos.

Se estaba esforzando al máximo para que la lejanía disminuyera y pronto poder estar con ellos como meses atrás pero, aún con sus descontentos, nunca había visto a Taehyung de ese modo desde que su relación comenzó. Jimin era consciente de que el menor estaba guardándose algo que comenzaba a irritarlo, así que sólo tenía que darle el espacio para que lo hablase y todo estaría perfecto o eso esperaba.

— ¿Pasó algo malo, Tae? —Preguntó sin dejar de acariciarlo. — Sabes que podemos hablar de lo que sea, la confianza es algo bueno que tenemos en esta trireja. Cuéntame lo que te está incomodando. entonces podremos encontrar juntos la forma de hablarlo con Jungkook, mi amor.

Dudando un momento y mordiendo su labio con nerviosismo, pues no estaba seguro de si era lo mejor hablarlo con el mayor, mas se decidió que los dos merecían saber las cosas si querían encontrar una solución a lo que estaba molestándolo. Trataba de ignorarlo, venía escondiendo aquello por semanas ya y ahora que Jungkook volvía a irse, comenzaba a volverse difícil el ocultarlo. No quería que Jimin pensara que estaba exagerando o que sus preocupaciones e incluso celos eran injustificados, pero en serio era incapaz de controlar la amargura que estaba sintiendo.

—No sé cómo decirlo, bebé — comenzó con cautela, viendo el ceño de Jimin fruncirse por sus palabra s— es que no quiero arruinar las cosas, quizá sólo me estoy dejando llevar por la confusión y me hago ideas que no son... Yo sé que ambos están repletos de trabajo, de responsabilidades pero alguno me deja tranquilo.

—Tae, me estás asustando —susurró. Jungkook e incluso él habían pasado por esas etapas pero el castaño no era de los que se sentían inseguros. De hecho, de no ser por él, ellos tres no estarían ahí ahora porque él fue el lazo que los unió. — ¿Quieres que llame a Jungkook también? ¿Dónde está? Pensé encontrarlos a los dos aquí. Si hay algo que está ocurriendo podemos hablarlo entre los tres y solucionarlo...

— ¡No! — Se levantó de golpe para enfrentar a Jimin, quien sólo se sintió incluso más confundido que antes por aquella reacción por parte del contrario.

Taehyung siempre prefería hablar las cosas entre los tres, pues era de los que pensaba que solucionar los problemas directamente era mucho mejor que estar planeando cosas por detrás después de su turbulento comienzo, pero ahora parecía horrorizado ante la sola idea de que Jungkook pudiese conocer lo que estaba angustiándolo — Es que se trata de él...

— De acuerdo, ahora confirmo que estoy asustado. — Espetó con preocupación, imaginando lo peor de manera inevitable, tal vez porque estaba dejándose llevar por la angustia que Taehyung demostraba.

Le quitó la copa que seguía manteniendo en su mano cuando estuvo a punto de beberla para dejarla junto a la botella, no creía prudente que continuara bebiendo en ese estado. Tomando una profunda respiración, Taehyung agarró la mano de Jimin y la acarició para buscar calma. — Creo... Creo que Kookie está engañándonos, bebé.

Jimin casi rió al escucharlo porque se esperaba cualquier cosa menos eso. Tal vez que se quejara por pasar mucho tiempo trabajando, los viajes, no lo sabía, cualquier cosa menos eso. ¿Jungkook? El Jungkook que él conocía no haría algo así.

Engañarlos... Eso era horrible en realidad, porque ellos siempre habían dejado claro que la fidelidad y exclusividad entre los tres, era algo importante. El propio pelinegro fue el primero en establecer esto cuando aceptó intentar tener algo con ambos y habían respetado esos términos desde el inicio. No tenía sentido, él más que ellos solía recordarles lo mucho que los amaba y lo feliz que lo hacían

¿Por qué Taehyung, quien siempre fue tan cercano a Jungkook, estaría dudando de esa forma de él? Los dos habían tenido una relación sólida por muchos años antes de que él reapareciera en sus vidas. El menor de los tres era quien más pensaba antes de hacer las cosas y odiaba las mentiras.

— ¿De qué hablas? No es divertido, Tae... — Estaba sintiendo su garganta secarse ante la ansiedad que la simple idea provocó. Los amaba a ambos y en realidad no quería pensar en algo así. Les había costado tanto armar lo que tenían, le costó tantos años de angustias poder alcanzar esa felicidad con los dos que la simple idea de volver a perderlos lo golpeaba aterrándolo.

—Se supone que Jungkook iba a esperar por ti y se quedaría con nosotros esta noche... Pero entonces su teléfono sonó y luego de hablar un rato fuera de la casa, me dijo que había surgido un problema en el trabajo y que no podía quedarse...

—Bueno, es normal, ¿No? Esas cosas suceden, más en estos momentos. Tú y yo también hemos tenido ese tipo de situaciones, amor —. Quiso sonreír, pero la seriedad en la expresión de Taehyung volvió a hacerlo sentir inseguro. Para que Taehyung sintiera esa desconfianza, era obvio que estaba omitiendo algo más.

—Ya sé. En serio lo sé y por eso lo dejé pasar cuando ocurrió lo mismo dos meses atrás cuando nos vimos la última vez los tres, no es como si no supiera que pueden suceder este tipo de problemas por trabajo. Créeme, con el tiempo que llevo con ambos, lo sé. — Musitó, intentando ordenar sus ideas que comenzaban a enmarañarse. — No es primera vez, bebé... ¿Esa otra vez donde llegué a la empresa y me dijiste que Jungkook había llamado para decir que estaría trabajando hasta tarde fuera? Un poco antes me llamó Seokjin para pedirme que le recordara a Kook que la reunión del día siguiente estaba suspendida. ¿Por qué iba a llamarme si Jungkook estaría trabajando con él?

—Pero él fue a esa reunión. Salió temprano porque odia hacer esperar a las personas... — El rubio frunció el ceño, ahora sintiendo la molestia comenzar a aumentar ante la simple idea de estar siendo engañado de esa forma tan absurda. — De hecho canceló la cena que tendríamos porque su reunión se extendió más de la cuenta y...

Jimin se levantó del sofá, paseando alrededor de la sala para intentar calmarse, tenía que pensar con la cabeza fría y no saltar a conclusiones precipitadas. Por un momento el recuerdo del tiempo en que Taehyung y él se encontraban a escondidas llegó a él haciéndolo sentir culpable ya que Taehyung más de una vez utilizó excusas parecidas para poder pasar un poco de tiempo juntos.

Estaba a punto de agarrar su teléfono y llamar a pedir explicaciones. Tanto Taehyung como él estaban comprometidos con la relación. Decidieron realmente formalizar su relación ellos acordaron estar juntos y si Jungkook no estaba siendo sincero con respecto a querer estar solamente los tres, era estúpido seguir de esa forma. Estaba tan enojado como confundido, él no se dejaba llevar por ese tipo de inseguridades pero algo se sentía mal.

El mes anterior mientras los dos estaban juntos en Atlanta, lo sorprendió hablando y chateando más de una vez con alguien con quien siempre cortaba comunicación apenas aparecía. Una vez tuvo el altavoz activado y escuchó a un hombre hablando en coreano que le preguntaba cuándo regresaría a Corea y que debían reunirse. No le partió sospechoso ni siquiera cuando Jungkook cortó la llamada repentinamente al verlo. Mas ahora todas esas pequeñas cosas se unían en su mente y no podía evitar sentir la opresión en su pecho. Si eso era así, tal cual se estaba imaginando estaría muy decepcionado y triste. Lo peor de todo, es que podía ver que Taehyung se sentía de la misma manera.

—Creo que lleva casi dos meses haciéndolo... Primero creí que estaba pensando demasiado las cosas, pero... Pero hoy en la tarde después de llegar del trabajo y ducharse, los dos acordamos dormir una siesta para poder tener fuerzas cuando llegaras esta noche. Cuando él creía que los dos estábamos dormidos, se levantó de la cama y fue al baño, lo escuché hablar con alguien por teléfono, bebé... Estaban planeando verse hoy en la noche. Por eso no te dije nada antes. Quería estar seguro y hoy me ha dejado claro que nos está mintiendo, hay algo que Jungkook nos está ocultando.

— V-Vamos a comer algo que muero de hambre. — Musitó para cambiar el tema de conversión. — Te extrañé tanto... — Acunando el rostro de Taehyung para acercarlo, sonrió antes de plantar un beso lento y suave sobre sus labios, suspirando contra su boca al sentir que todo el enojo se desvanecía gracias al castaño. —Dios, te amo tanto... Los amo tanto a los dos...

El teléfono de Taehyung comenzó a sonar sobre la mesilla en la sala, en la pantalla el nombre del pelinegro resaltaba y esto los hizo suspirar a ambos. Tomó la llamado poniéndolo en altavoz. Para que Jimin también pudiera escuchar y, después de preguntarle si el mayor ya había llegado, se disculpó con ambos avisando que llegaría un poco más tarde de lo acordado.

— ¿Ves? — Preguntó en cuanto terminó la llamada. — Siempre es igual.

—Vamos a despejar la mente por hoy, Tae. Mejor vayamos al cuarto, te haré sentir bien — Musitó con una sonrisa. Y aunque no era la primera vez que habían estado íntimamente juntos sin la presencia de Jungkook en el lugar, esa noche se permitieron privacidad entre ambos olvidándose del pelinegro por completo, esperando que aquel encuentro los ayudara a aliviar la tristeza que los dos estaban sintiendo ante el posible engaño por parte del menor.

En su oficina, Jungkook estaba envuelto entre papeles con Seokjin entrando y saliendo con nuevos documentos cada vez. Cerró sus ojos varios segundos antes de mirar la foto de los tres que tenía en su escritorio, tenía que apresurarse para regresar a casa.

— ¿Qué es esa sonrisa? — La voz de Eunwoo lo regresó a la realidad.

— Oh, no es nada. ¿Terminaste de revisar esos documentos?

— Algunos, me los llevaré para compulsarlos en la sede pero son demasiados, tendré que llevármelos porque si no, esta noche no acabaremos y yo tengo hambre también sueño. — Musitó el castaño sonriéndole.

— Lo siento por darte mucha más carga laboral que la que tienes por tu cuenta. No sé cómo agradecerte que siempre estés ahí para mí. Incluso te debo aquella conversación que me hizo ver de forma diferente la relación entre tres personas.

— Bueno, lo olvidaste cuando casi me golpeaste en el baño de aquel restaurante donde nos encontramos. — Rió estirándole algunas hojas. — No están del todo mal pero los números no coinciden, podrían estar alterados o ser un error. Revísalos porque en cuanto salgan a la bolsa este mes la comisión vendrá a revisar y no pueden haber estos fallos, no quieren empezar con el pie izquierdo.

Jungkook tomó los papeles para revisarlo, confirmando que en efecto los números no coincidían ni siquiera con los que él tenía en su ordenador.

— No sé cómo agradecerte. — Comentó sonriente Jungkook mientras abandonaban la oficina después de despedirse de Seokjin. — Me has ayudado muchísimo, gracias.

— Puedes agradecerme de muchas formas y si no se te ocurre alguna, yo tengo varias. — Respondió coqueto recostándose cerca de él en el ascensor. — Una comida o un trago, por ejemplo.

— Mi noche ya está comprometida, temo que deberé rechazar esa idea pero...

— No tiene que ser hoy, ¿otro día? Solo debes dejarme saber, prometo que haré tiempo para ti. — Musitó Cha depositando sobre los labios ajenos toda la atención de su mirada. Por reflejo relamió los suyos dejando su lengua aprisionada entre sus dientes.

— Dejemos las cosas claras, Eunwoon. Si bien nos hemos acercado desde hace varios meses por trabajo e incluso hemos conversado sobre nuestra vida privada, aunque te dije que te considero como un amigo, existen límites. No se si te olvidaste pero tengo no uno, sino dos novios.

— Lo sé y estoy bien con eso, no soy un hombre celoso.

— Cha...

— Estoy bromeando, relájate, sería incapaz de interferir de verdad en la relación de alguien más. Si estuvieran en una relación abierta o fueras soltero hace mucho que hubiera hecho algún movimiento claro y sin rodeos hacia ti. No me voy por los bordes sino por el centro, todos mis movimientos son tan claros que se vuelven casi transparentes. Tú tienes a demasiados hombres en tu corazón y no creo que tengas espacio para alguien más. A mi edad, en mi posición y con mi estilo de vida no quiero menos que una relación aunque me guste mucho alguien como lo haces tú. No mezclo tampoco trabajo y placer al azar así que puedes bajar la guardia, Jeon. No me entrometeré en tu relación.

Las puertas del elevador se abrieron y por ella salió el castaño recuperando la sonrisa en su rostro. Se despidió agitando su manos y antes de que el pelinegro pudiese decir algo más desapareció de su vista dejándolo solo. Eso fue extraño.

Para cuando llegó a su casa, casi era media noche y para su sorpresa, todo estaba en silencio, las luces apagadas y sus novios desaparecidos. Subió luego de notar que sobre la mesa del comedor Taehyung había dejado su comida cubierta. Al entrar a su habitación no pudo evitar sonreír al verlo a los dos abrazados y dormidos. Jamás se cansaría de esa vista y la había extrañado tanto que sentía la felicidad brotar por cada uno de sus poros.

Procurando no hacer ruido, tomó una ducha rápida y se dirigió a la cama para acostarse junto a Taehyung. Sin embargo, este abrió los ojos, hicieron contacto visual pero pretendió no verlo, solo se volteó entre los brazos de Jimin alejándose del tacto de Jungkook. Este último frunció su ceño confundido porque normalmente el castaño estiraba sus brazos o labios cuando llegaba y se acercaba más a él pero ahora no hubo nada de eso. No le gustaba esa sensación que se instaló en su pecho e ignoró.

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Pues este es el último capítulo de Triangle que dejé escrito. 🥺🥺🥺 Espero que haya sido de su agrado. Nos volveremos a ver pronto o al menos eso espero🙈 Cuando me recupere estaré escribiendo nuevamente, no los dejaré en el aire.
LORED

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