Capítulo Final - Parte 2

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— ¿Realmente no sabes para qué tu padre me quiere? — Indagaba Jimin mirando a su hermano.

— Aunque no nos guste, nuestro padre y no... — Negó tomando su chaqueta de uno de los percheros de aquel recibidor. — No tengo ni idea de lo que quiere hablar contigo. Últimamente te has convertido casi en el favorito, algo que agradezco porque así me gano mayor libertad.

— Me estás utilizando como carne de cañón, increíble, hyung. — El mayor sonrió besando su cabeza, susurrando algo en su oído que hizo a Jimin voltear, encontrándose con su padre.

— Papá. — Saludó con una venia apresurándose a la salida. — Nos veremos en la noche si mi cuñadito uno te libera. — Musitó con una sonrisa viendo a su padre fruncir un poco el ceño y a Jimin rodar sus ojos. Con maldad y diversión le dio un guiño mientras el menor le mostraba disimuladamente su dedo medio.

Los hermanos Park se veían con mucha más frecuencia ahora que el mayor demudó definitivamente a Seúl. Este había estado visitándolos, volviéndose el comediante de ellos solo para acompañarlo junto con Taehyung, algo con lo que buscaba alivianar las aguas. No tenía conocimiento de todos los detalles, era obvio que las cosas con Jungkook no estaban bien, con Taehyung aparentemente estaba bien, pero había una evidente decadencia en las muestras de cariño que él solía atestiguar. Claro, no todas las parejas se mantenía en la constante burbuja de romanticismo extremo, mucho menos público. Sin embargo, desde el comienzo él fue cómplice y testigo de la relación con Taehyung, cuando Jungkook se les unió también. Entonces, ver eso de cierta forma era triste.

— Con esto terminaríamos de liquidar la deuda con Park's Company. — Musitó Jimin terminando de firmar los documentos que su padre le entregó.

— Así es, ahora solo te queda mantener tus empresas, recordando siempre que de ellas no dependes solo tú, sino todos sus empleados, aliados e incluso los empleados de esos socios. — Comentó el señor Park recostándose a su silla mientras lo miraba y cruzaba discretamente sus dedos sobre su regazo. — En la empresa todo está marchando mejor de lo que esperaba cuando te la entregué hace casi dos años. Ahora, tu vida privada...

— Es mi vida privada, no tengo que darle satisfacciones de esta a nadie, padre. — Se apresuró a intervenir bajo la atenta mirada del mayor. — Si eso es todo...

— No he dicho que sea todo, no he terminado de hablar contigo. Así que toma asiento y escúchame. — Ordenó apacible.

Jimin sabía que cualquier discusión o conversación que no fuera estrictamente de negocios con su padre, desencadenaría un encuentro indeseado por su parte. No estaba de ánimo para escucharlo. Si bien desde aquella ocasión en su casa no había vuelto a hablar sobre su vida privada, no quería darle la menor brecha para soltar su veneno. Esa era la razón por la cual en ese instante empuñaba fuertemente sus manos controlándose. Miró de soslayo al mayor por varios segundos antes de exhalar y tomar asiento para poder salir de ello lo antes posible.

— ¿Cómo está Taehyung? — De todas las preguntas extrañas que podía esperarse, esa ni siquiera estaba en la lista. Tratando de esconder su desconcierto el rubio ladeó la cabeza relamiendo su labio inferior mientras lo miraba con desconfianza. — ¿Cómo va la relación de ustedes tres? ¿Cómo está Jungkook y cómo estás tú?

— ¿A qué vienen estas preguntas que nunca has realizado? ¿Desde cuándo te interesas por mis novios?

— ¿Novios o exnovios? No creo que Jeon continúe formando parte de esa relación. — Enarcando una ceja el menor tensó su mandíbula molesto, no podía creer que su padre fuera a utilizar eso ahora para molestarlo y burlarse de él. — Quizás no te has dado cuenta aún, ni siquiera cuando vives en carne propia todo lo que los negocios pueden ocasionar, todo lo que somos capaces de hacer por esto y todo lo que descuidamos también. Por mucho que intentamos llevar una balanza perfecta entre la vida profesional y la personal, para hombres de negocios del nivel de nosotros, con las responsabilidades que tenemos, el amor es casi un lujo. Una verdadera relación traerá al comienzo o al final problemas por esto. Quise que lo comprendieras y vivieras de primera mano aquella noche, quizás así, podrías comprender a tu padre un poco más. Todos los malos entendidos, los meses de viaje que se convierten en años y esas estancias tan cortas con la familia. Eventos a los que no se puede llegar, personas que nos aman esperando, mas por ellos mismos nos sacrificamos, para que tengan la mejor de las vidas.

— ¿Todo esto de entregarme lo perteneciente a mi familia materna, sus actos fueron solamente una trampa para ver mi relación fracturarse? ¿Esa fue su forma de terminar con lo que usted consideras una aberración?

— No era o soy el más feliz, pero tampoco veo lo que tienen o tenían como una aberración. Supongo que visitar a un psicólogo es más beneficioso de lo que imaginé. Eso, ver el crecimiento de los tres, verte feliz, ver lo ejemplar que es Jeon en los negocios y fuera de estos, puede haber influido en mi percepción de todo. No he podido volver a interactuar con Taehyung, pero creo que seguro es una buena persona también. Esa noche que por primera y última vez hablamos de algo que poco tiene que ver con los negocios, no te dije que devolvería todo como una trampa. Quise devolverte todo lo que por derecho te correspondía. No obstante, no puedo negar que sí porque necesitaba ver que tan real, profundos y duraderos podrían ser sus sentimientos.

— ¿Disculpe? ¿Para qué debía usted qué tan real eran nuestros sentimientos?

— Porque te guste o no eres mi hijo al igual que Sungwoon y no puedo simplemente hacerme a un lado en sus vidas. Puedo quedarme a la sombra, no desaparecer. No cualquier persona soporta todo lo que los negocios consumen, porque nosotros rara vez tenemos vacaciones aunque el mundo crea que nuestros millones nos hacen viviendo en unas eternas vacaciones. Porque pasamos cada minuto multiplicando o cuidando lo que ya tenemos. Mientras mayor es el cargo y la prosperidad alcanzada, más alta es la carga y responsabilidad que llevamos a cuestas. Esos dos hombres han permanecido a tu lado pese a todo, aunque no estén los tres juntos, los acepto y apoyo.

Jimin tenía tantas cosas para decirle que no quería articular palabra. Tenía sentimientos y pensamientos encontrados con todo lo que escuchaba. Por un lado quería bombardear a su padre, por otro no tanto.

— Sus problemas no los considero irremediables, por lo tanto, espero que puedan arreglar las cosas. — Frunciendo el ceño el rubio lo miró algunos segundos antes de desviar la llamada a su teléfono, viendo el nombre de su pareja reflejado en este.

— Supongo que debería decirle gracias, pero preferiría que no investigara más mi vida privada.

— Lo siento, es algo que haré hasta el día en que muera. Lo único que puedo decirte es que no interferiré en ella siempre que no te estés haciendo daño física o mentalmente. — Contestó serio, pero el menor de los Park podría jurar que notó una sonrisa ladeada.

— Un poco tarde para preocuparse por mi bienestar, ¿no cree?

— Nunca es tarde para velar por el bienestar de un hijo. He cometido y seguro cometeré muchos errores en lo que me resta de vida, pero abandonarlos a su suerte a tu hermano y a ti no será uno de ello. — Afirmó mirando el teléfono que su hijo presionaba con fuerza. — Puedes responder esa llamada, hemos terminado por hoy.

— Con su permiso. — Jimin se levantó manteniendo la compostura. Se inclinó en una formal reverencia y salió del despacho de su padre en una rápida búsqueda de su saco antes de salir hacia su vehículo, preocupado por esa llamada inesperada de Taehyung. Se sentó tras el timón lanzando todos excepto el teléfono al otro asiento y te marcó por videollamada, mordiéndose ansioso el pulgar en el proceso. Cuando su llamada fue tomada, suspiró con cierto alivio al ver a Taehyung acostado en la cama sin rastro de tristeza aunque sí veía sus ojos hinchados, como si hubiese estado llorando. — Mi amor... ¿Qué sucedió? ¿Todo bien?

Los párpados de Taehyung cayeron, su labio inferior se perdió entre sus dientes acompañados de un sollozo que hizo que el mayor le dijera que ya iba en camino.

— Bebé yo... — El pecho de Jimin se encogió ante esto, viendo como la cámara se movía lentamente hasta mostrarle a un Jungkook que contenía la risa, abrazado al cuerpo de Taehyung. Por un momento no entendió nada, estaba confundido, sin comprender por qué estaban ellos juntos. — ¡Estoy feliz y esperándote! — Exclamó sobresaltándolo, carcajeándose junto al pelinegro que mostró toda su dentadura en una amplia sonrisa. — Ven a casa, tus novios te están esperando. Los dos lo hacemos.

Sin poderlo evitar, Jimin rompió en llanto apoyando su cabeza sobre el timón. Muchas veces la expectativa de la felicidad era más intensa que la propia felicidad. Sin embargo, mientras derramaba lágrimas sin poder contener la emoción de su interior, se daba cuente que existían excepciones. Ver a Jungkook y Taehyung juntos, sonriendo, llamándolo a casa fue todo lo que anheló durante todos esos meses, años incluso porque aún mientras trabajaba en Estados Unidos muchas veces eso era todo lo que quería.

Él no necesitaba junto a ellos andar en busca de la felicidad, la tenía ahí, la seguridad, el amor, todo estaba en su hogar con esos dos. En esa vida cotidiana que en el último tiempo tan vacía se sentía. Lloró, lo hizo por un tiempo hasta que las lágrimas le permitieron ver nuevamente, secándose algo descuidado sus ojos para regalarles una sonrisa.

— Ya voy... S-Solo espérenme, ya estoy en camino a casa. — Fueron sus últimas palabras antes de terminar aquella llamada y conducir a la velocidad máxima permitida.

Se reía solo, luego lloraba entre risas y gestos desesperados. Nunca su camino a casa le pareció tan lejano, fue como si lo alargaran a cada minuto o él estuviese estacionado en el mismo lugar por mucho que avanzara. Ni siquiera tuvo la paciencia para entrar el vehículo a su propiedad y aparcarlo en el garaje correctamente. Lo dejó justo en la entrada, quitando su cinturón de seguridad y corriendo sin asegurar el auto a toda velocidad al interior, sonriendo después de ver los automóviles de Jungkook y Taehyung juntos después de tanto tiempo.

—¡Tae! — Gritó casi desesperado mientras abría la puerta. — ¡Kook! — Volvió a gritar, luchando con sus manos temblorosas, caminando por la planta baja.

Todo su mundo se detuvo en el momento en que divisó a Taehyung descendiendo por la escalera con una amplia sonrisa, corriendo en su dirección hasta saltar sobre él, envolviéndolo con sus piernas y brazos como un oso bebé. Se aferró a él incrédulo aún, sonriendo tontamente con lágrimas en los ojos mientras veía descender a Jungkook descalzo, llevando solo un pantalón chándal negro.

Cuando este llegó a su lado, sin poder accionar correctamente, Taehyung brincó de un cuerpo a otro con la confianza de ser agarrado y no se equivocó. Jungkook lo atrapó sin dejarlo caer, dando una vuelta su lugar antes de elevar su rostro y recibir un no muy casto beso del castaño. Sus ojos se encontraron con los del rubio que los contemplaba en silencio secando sus lágrimas sin mucho éxito. Uno de los brazos del pelinegro se extendió para indicarle que se acercara, recibiendo un abrazo por parte de ambos.

Unidos, como los ángulos de un triángulo, ellos sumaban 180º, le daban la vuelta perfecta a todas las cosas, revolucionaban todo a su paso, incluyendo sus propios corazones. Con pocas o casi nulas palabras, sus miradas decían muchas cosas. Cuando Taehyung volvió a colocar sus pies en el suelo y los abrazó correctamente, fue él el primero en volver a romper en llanto solo que, a diferencia de días y horas atrás, era de felicidad.

— Los extrañé tanto. — Musitó Jungkook contra sus frentes mientras mantenía sus cabezas pegadas y sus manos perdidas en sus cabellos. — los necesité tanto...

Nada le era suficiente, esa proximidad, esa tranquilidad y satisfacción que solo podía experimentar junto a ellos dos en ese momento le parecía insuficiente. Porque había sido como estarse ahogando bajo tierra o en el mar y repentinamente salir a la superficie recibiendo esa primera bocanada de aire. No daba abasto, quería más, ese era el motivo por el cual no quería dejarlos ir, por el que se aferraba a ellos así como ambos se aferraban a él.

— Nosotros también te extrañamos mucho. — Comentó Taehyung afincándose con vehemencia al pantalón de Jungkook y la camisa de Jimin. — Te extrañé muchísimo.

— Tae, Tae nos vamos a caer... — Fue lo único que pudo decir el mayor de los tres antes de caer en el sofá entre risas, siendo el pelinegro el que terminó por completo en el suelo, perdido entre estruendosas risas y burlas. — ¿Cómo es que intentas lanzarte sobre ambos así, tonto?

— Lo siento. — Fue lo único que dijo acariciando su propia barriga, mirando entre uno y otro con una amplia sonrisa. — Por esto, por todo lo que sin querer nos he hecho sufrir, lo siento.

— Los tres hemos tenido culpa en todo. — Se incorporó Jungkook lentamente, arrodillándose junto al sofá. — Hemos hablado muchas veces que esto es algo que debemos manejar los tres, siempre podrá existir alguna falla o error, pero siempre y cuando queramos afrontar o salir de eso, lo lograremos juntos. Tenemos que hablar, mucho o poco, tenemos que hacerlo. Mas ten en cuenta que los tres hemos cometidos errores, aceptarlos, rectificarlos intentar no volver a cometerlos es lo importante. ¿De acuerdo?

Taehyung sintió, al desviar su mirada hacia Jimin e igual forma se encontró con un asentimiento y una sonrisa que esa roja nariz hacía ver graciosa.

— ¿Dormirás hoy aquí? — Indagó el rubio ganándose la atención de un Kim que rápidamente se incorporó.

— Por supuesto. — Fueron sus palabras mientras Jungkook sonreía rascando su nuca.

— B-Bueno, yo no sabía que regresaríamos juntos hoy, que Taehyung aceptaría verme y nosotros nos reconciliaríamos. Lo poco que me llevé está en mi apartamento, igual podría quedarme si así lo desean, conversar, comer juntos.

— Dormir abrazados, necesito mucho perderme en mi sándwich humano.

No era secreto para ninguno que ellos se habían adaptado a dormir juntos. Jimin no dormía bien a menos que Jungkook o Taehyung estuviera presionando su espalda con otro sirviéndolo de almohada en el frente. Taehyung necesitaba abrazar a alguien, pero aunque continuó durmiendo cada noche abrazando al mayor, seguía sintiendo la falta del pelinegro junto a ellos.

Quizás por eso esa noche, cuando fueron a dormir después de largas pláticas y una cena juntos, los tres se acoplaron perfectamente en aquella gigantesca cama como si todo el tiempo de ausencia no hubiera existido. Jungkook quedó como rara vez en el medio, el mayor abrazando su espalda, piernas de todos enroscadas y un calor único que solamente sus cuerpos se transmitían.

Fue Jimin el primero en abrir sus ojos a la mañana siguiente, preocupado de que todo fuera un simple sueño hermoso. No lo fue, ahí estaban esos dos abrazados nuevamente, el hombre que amó desde niño, el que revolucionó su vida después de adulto, en esa época donde ya no creía posible sentir nada por alguien más. Los dos hombres a los que su corazón le era fiel. Esos que lucían inocentes mientras movía sus cabellos y acariciaba sus cabezas, sonriendo ladeado, depositando muy castos besos en sus cabezas.

Sus despertares siempre resultaban en un enredo de pies y manos, sábanas, erecciones mañaneras que a veces eran incómodas, aliento y sudor en muchas ocasiones. No había nada remotamente sexy en eso, sin embargo, todas las mañanas durante el tiempo que compartieron juntos, incluyendo esa, todo era hermoso. Cualquiera que abriera primero los ojos miraría a los otros como si fueran su mundo entero, sonreirían por muy apurado que estuviesen aunque sea un segundo y agradecerían en silencio por tener la oportunidad de tener no uno, sino dos hombres que amaban siendo correspondidos.

Algunas mañanas esas miradas desembocaban un sexo perezoso atrapado bajo mantas pegajosas ya fuera por el sudor o actividades de la noche anterior, cosa que no había ocurrido en esa mañana específicamente. Bañados de luz cuando alguno olvidaba cerrar bien las cortinas, viéndola prendida en la piel de cada uno de sus novios que los hacía brilla de adentro hacia afuera. El sol no siempre los recibía con el mismo ímpetu, no siempre brillaba con la misma intensidad debido a los cambios de clima, así como las relaciones no siempre eran resplandecientes y hermosas, pero era testigo de ese hogar formado por ellos.

Se durmieron de una forma, pero ahí estaban, con Taehyung en el medio recibiendo el calor de ambos. Ese castaño que con su tesón y cierta testarudez logró hacerlos ver de forma poco convencional que ellos podrían ser una trireja, que se guardaban sentimientos inexplorados. Un hombre que fue siempre el más seguro de todos y que en el momento menos pensado se desplomó por lo que para mucho podría llegar a parecer insignificante.

Eso le demostraba que la falta de comunicación y la desconfianza la podía tener hasta el más seguro, mucho más aquellos que tenían un pasado con paja que podría incendiar su presente. Porque Jimin lo admitía, la mayor parte de sus preocupaciones y desconfianzas fue el temor a la idea de que, Jungkook hubiese encontrado afuera algo que en casa le faltaba, tal cual sucedió con Taehyung y él, el temor a que él pudiera llegar a amar a alguien más.

Con ojos repletos de amor observaba sus cuerpos aun cuando estaban levemente cubiertos de ropa, las clavículas de Taehyung resaltaban más, los músculos de sus bíceps parecían haber mermado incluso en su rostro se notaba la creciente delgadez. Había bajado demasiado de peso por el mal comer y su descontrol del sueño, no era un cambio exagerado, pero notable para él. De hecho era notable en los tres por igual, habían adelgazado en todos esos meses separados.

Sonrió cálidamente frente al enmarañado castaño que andaba abriendo sus ojos, estirando sus brazos mientras bostezaba. En retorno otras comisuras elevadas se mostraron, moviendo sus manos casi como un niño para incitarlo a acercarse, besando su mejilla, luego sus labios.

— Buenos días, bebé. — Pronunció sobre sus labios, alejando sus piernas de Jungkook para bordearlo con estas. — Dios, todo esto me parece un sueño, todavía no puedo creer que esté despertando nuevamente junto a ustedes.

— No es un sueño, amor, realmente estamos juntos. — Sus cuerpos fueron abarcados por un adormilado Jungkook perezoso que los hizo reír. — ¿Tú qué?

— Solo quiero confirmarles que no es un sueño. — Agregó sin elevar sus párpados, distorsionando un poco su voz y ocultando su rostro entre ambos cuerpos acostados de lado como un perfecto espejo. — Estoy despertando con mis novios luego de casi un año alejados.

— ¡Me estás aplastando! — Se quejó Jimin entre risas, sintiendo el peso del pelinegro solo incrementarse debido a todo el movimiento comenzado sobre él.

— Kookie... — Taehyung solo que carcajeó ampliamente, logrando que los contrarios lo admiraran embelesados. — ¿Qué me miras, bebé?

— Nunca vuelvas a dejar de sonreír, Tae. — Extendió dificultosamente su mano entre esos tres cuerpos hasta acariciarlo suavemente en sus cachetes. — Te amo en las buenas y malas, pero me encanta verte sonreír así. Extrañaba mucho esta sonrisa. — Confesó perdido en sus ojos, estudiando sus rostros, esos labios que se unían en una línea, pronto transformada en una cuadrada sonrisa de dientes apretados. — Exactamente esta, una real por mucho que la finjas, no me puede engañar, no lo hizo en todos estos meses y no lo hace ahora.

Taehyung no pudo rebatir sus palabras, su reír incluso para él se sentía diferente porque no era esforzado, no estaba pretendiendo estar de maravillas, simplemente salía con naturalidad. Un deje de culpa lo invadía porque hubo momentos en los que se comportó un poco egoísta con él, cuando estaba cada día a su lado, intentando que al menos ellos dos funcionasen. Apoyó su propia mano en aquella que lo acariciaba y se inclinó sobre su toque, murmurando una vez más un casi inaudible "gracias" que fue aceptado con una mirada y esos labios del rubio que con parsimonia se fueron acercando.

Habían disminuido sin proponérselo ciertas muestras de cariño en donde los besos no se vieron involucrados, mas se sentía diferente. Esa extraña emoción que azotaba sus vientres como si recién se hubieran conocido y estuvieran a punto de compartir ese primer beso bajo la atenta y relajada mirada de Jungkook. El primer contacto fue casto, el segundo no tanto. Los labios del rubio fueron atrapados por los contrarios en un lánguido beso que se interrumpió solamente cuando necesitaron respirar e ir en busca de aquella boca abandonada.

Taehyung besó a Jungkook y tomó una distancia que le permitiera a Jimin imitarlo, justo antes de que se unieran después de tanto tiempo en un beso de tres que tan natural se dio. Al comienzo de su relación batallaron un poco para acoplarse en él, pero ahora, todo funcionaba de maravilla en una perfecta sincronización.

La boca del pelinegro ahora que se había costado a un lado comenzó a desplazar hacia el mentón y cuello de Taehyung, un contacto visual que se rompía cada vez que cerraban sus ojos. Jimin besaba la nuca del castaño, mordiendo la zona entre la espalda y el cuello que siempre tensaban y relajaban el cuerpo de Tae. Por momentos invadía el territorio de Jungkook, encontrándose siempre con sus labios en una suave tregua de besos.

Kim estaba encerrado siendo bañado de afecto, esos cuerpos sólidos que presionaban el suyo. Ahí era donde pertenecía, donde encajaba perfectamente. Ellos apiñados junto a él, sus respiraciones cálidas y su sola presencia completaban el rompecabezas que los formaba a ellos tres en ese modo único.

Nada de fanfarria al respecto; ningún espectáculo de fuegos artificiales o chispas que explotaban cada vez que se tocaban. Solo amor, un reconocimiento muy lento y silencioso que les permitía escuchar con detenimiento en el fondo de sus pechos, confirmando que no era solo uno, sino tres los que llenaban ese sitio. Por eso no podía ni quería hacer nada más que hundirse entre ellos, en ese perfecto triángulo que creaban.

— Somos asquerosos, ninguno se ha cepillado los dientes siquiera. — Se burló Taehyung haciendo que los otros dos se detuvieran. Jimin se apresuró para apartarse, llevar la mano cerca de su rostro y dejar salir el aliento para comprobarlo, escuchando a los menores carcajearse divertido. — Si apestaras realmente, no te hubiera permitido acercarte, además, no es la primera ni la última vez que me besas al despertar.

— Una cosa es un beso y la otra comerte la boca. Voy al baño... — El castaño brincó de la cama, seguido por un menor que admiraba todo feliz, sintiendo su corazón rebosante de calidez y alegría con solo contemplarlos. — Tae, sueltamente.

El nombrado hizo caso omiso a sus palabras, acorralándolo contra el lavamanos del baño, besándolo caliente y abierto, curvando ambas manos alrededor de su trasero para darle a cada cachete un golpe nada suave antes de irse corriendo a meter bajo una de las duchas. El pelinegro llegó para sobar a Jimin en el lugar golpeado, riendo contra su cuello, amasándolo suavemente.

— Gracias por mantenerte a su lado y cuidarlo tan bien en mi ausencia. Saber que al menos te tenía a ti hacía que mi preocupación fuera menor. Gracias por ser parte de nosotros bebé, por venir a nosotros y amarnos de la forma en que lo haces. — Su tono era bajo, solo el mayor lograba escucharlo, pero aún a la distancia, el castaño podía hacerse una idea por las ruborizadas mejillas y ojos cristalizados de Park. — Gracias por siempre intentar crear una base sin proponértelo. Te amo. Los dos te amamos.

— Eso lo sé. —Admitió con una sonrisa siendo él ahora quien abrazaba a Jungkook mientras miraba y recibía una sonrisa de Taehyung. — Los amo a los dos y sé que este es un sentimiento recíproco.

Puso distancia, dejó caer la única prenda que llevaba, el pantalón de su pijama y se volteó hacia Jungkook para mirarlo antes de ir hacia la ducha para acompañar a Taehyung. El llamado para que se les uniera fue tácito y liderado por esas miradas que se encendieron en el preciso instante en el que el pelinegro quedó totalmente desnudo.

Permanecer tranquilo mientras cuatro manos ajenas se encargan de limpiar cada centímetro de su cuerpo, algo que definitivamente los tres amaban, que experimentaron entre risas y pocos besos. Tras una esa eterna ducha finalmente se envolvieron en sus albornoces y cepillaron sus dientes risueños, abrazándose torpemente, haciendo contacto visual en el espejo. Esa era una imagen que adoraban admirar, una que habían extrañado.

— Ahora sí podemos meter nuestras lenguas hasta el fondo de nuestras gargantas. — Declaró Kim logrando que los otros dos lo miraran serio antes de carcajearse.

Siempre era tan encantador ver como comenzaban en sus días relajados. Como los besos suaves y golpecitos contra la punta de sus narices terminaban en suspiros sin aliento dejando sonrojados sus hermosos labios. Jimin y Taehyung se besaban como si no hubiera prisa, entregados, lánguidos. Cada uno mantenía una mano sobre Jungkook, separándose con perezosos chasquidos cuando alguno se giraba para pasar a besarlo. Sus formas de besar era diferente, entre los menores siempre había competencia, juego, provocaciones y esa lucha por el control aun en su más sutil beso.

Siempre se burlaban, decían que Jungkook era posesivo, pero el castaño podía ganarle fácilmente, lo demostraba en cada beso que les daba. Con Jimin era como si quisiera complacerlo, consentirlo y malcriarlo con cada beso, dándole una ternura en ocasiones extrema para un Jimin que no la pedía o quería, aunque tampoco le desagradara. Los besos entre el menor y el mayor de todos, eran por momentos un poco más templados, como un balance medio entre los otros dos besos. Complicidad, sosiego, tranquilidad y firmeza, eso transmitían aunque claro estaba, eso no quitaba que todos por momentos cambiaran completamente, siempre sorprendiéndose, complaciéndose.

Codiciosos y ansiosos, Jungkook llegó a él primero mientras Jimin presionaba pequeños besos contra su frente haciendo estremecer al castaño que llevaban a rastras hacia su habitación. Labios húmedos, pero suaves contra los suyos, separándose a tiempo para su lengua, esa que succiona con la boca, como si no hubiera nadie más en la habitación, salvo ellos. Pasaban los dedos por el cabello de Taehyung, agarrándose a los mechones castaños con fuerza y se estremecen por igual, su nombre, el de Taehyung, abandonan sus labios con un suspiro antes de alejarse en perfecta sincronía.

Nunca había tiempo suficiente para recuperar el aliento, y pronto el castaño volvió a estar envuelto en calor. Jimin lo exuda hasta el fondo y sus besos saben como Taehyung imagina que lo haría la luz del sol, dejándolo persiguiendo más. Las manos de Jimin son pequeñas que las suyas, pero firmes y, sin embargo, ahuecaban sus mejillas como si fueran delicadas al ritmo de cada roce de sus suaves labios. Cuerpo traidor el suyo que temblaba en el abrazo de sus novios mientras trastabillaban en dirección a la cama.

— Te amo... — Susurró Jungkook al oído de Taehyung mientras el cuello de este era besado por el rubio. Logró hacer que el castaño lo mirara por en un momento sonrojado e invadido por las emociones con una intimidad que vía reflejada en él constantemente antes de inclinarse para besarlo, su mano grande extendida alrededor de su cintura mientras lo sumergía en ese beso duradero que se rompió únicamente para agregar otra boca a este.

— Te amo, Kook. — Logró responderle con un gemido cuando los labios de Jimin se ciñeron a su ahora desnudo pecho. Una exhalación temblorosa, exigiendo la cercanía de aquellos pertenecientes al pelinegro, encajándolos lento y exploratorio como si no se hubieran besado tantas veces antes. — Te amo, bebé. — Musitó contra los labios de Jimin mientras sostenía su cabello rubio con fuerza.

Se besaban con avidez, cada beso o caricia iba directamente a sus miembros, alimentando esos deseos que no podían ni querían controlar más. Se extrañaban de todas las formas existentes, incluyendo esa. Podrían pasar horas besándose, mordisqueando sus labios, pasando sus dientes por las lenguas, saboreándose.

Tanto Jungkook como Jimin dejaron escapar un gemido alto cuando las manos de Taehyung se enrollaron sobre sus miembros. Él sabía cómo arrastrarlos a la perdición del placer desbordado con una mirada, besos o la agitación de sus manos como en ese instante.

— Quiero tenerlos aquí. — Musitó relamiendo sus labios antes de abrir ampliamente su boca, luchando por acomodarse sin querer soltarlos sin éxito. — Mierda. — Se quejó alejando sus manos de sus erecciones, sentándose en la cama mientras sonreía y volvía a abrir su boca para ellos en una invitación. — No se contengan. — Jadeó Taehyung volviendo a masturbarlos. Difícil concentrarse cuando después de tanto tiempo volvían a ser tres.

Fue gracioso que, después de tanto debatir en silencio quién se acercaría primero, ambos se acercaran simultáneamente a los labios del castaño que reía divertido, acariciando sus traseros mientras ellos estaban arrodillados en la cama a ambos lados de su cuerpo. No les dejó alejarse, depositó un beso en la punta de cada uno. Lamió a Jimin, luego a Jungkook. Pronto abrió un poco más su garganta para el pelinegro, luego para el rubio.

Así fue cambiando de un lado a otro consintiéndolos por igual, disfrutando de los sonidos de sus besos y esas miradas que ambos le daban cuando hacía el intento de abordar sus erecciones a la misma vez, obligándolos a friccionar sus glandes cuando los sostenía con las manos y los rodeaba con sus labios.

Jungkook lo miró, sus ojos recorrieron lentamente el cuerpo desnudo del castaño y gimió de deseo perdido en los recuerdos o esos nuevos anhelos que lo golpeaban. Una mano en su mejilla atrajo su atención hacia Jimin, quien estaba sonriendo algo divertido ahora que podía volver a tomar un respiro, dándole un ligero beso en sus labios. Todo lo que importaba eran los labios de Jimin sobre los suyos, la mirada de Taehyung y las manos de ambos apropiándose de su pene, acariciándolo suavemente.

— ¿Comenzarán ustedes dos? — Preguntó Jimin, mordiéndose el labio inferior.

— Sí. — Contestó el pelinegro.

— No. — Contestó el castaño con una sonrisa frente a su desconcierto. — La última vez que estuvieron juntos no pude participar, no pude verlos porque estaba molesto, pero ahora, me gustaría verlos. — Que se hagan el amor él y tú, quiero verlos cambiar. — Se levantó para besar al pelinegro junto al mayor. — Vamos a darte la bienvenida a casa. — Gimió y lo besó con más fuerza.

Jungkook estaba un poco abrumado, dos personas que competían por su atención con gran diversión y deseo, algo que desde hacía mucho no experimentaba. No tenía quejas, solo se entregó a ellos sin poner la menor de las objeciones. La primera tensión llegó cuando algo frío se abrió camino por el pliegue de su trasero, mentalmente no fue lo que esperó cuando dijeron que le darían la bienvenida. Los besos que le daban eran un buen incentivo y sedante. Fue extraña la intrusión, mas ellos se encargaron de que el pelinegro no sufriera.

Mientras movía suavemente sus dedos en el interior del pelinegro, Taehyung vertió más lubricante en la mano derecha del mayor, incitándolo a remplazarlo. Cuando Jimin entreabrió los ojos para mirar a Jungkook debido al movimiento a su lado, jadeó al verlo con dos dedos preparándose, los ojos entrecerrados mientras lo veía besarse con el castaño.

— Bebé, — gimió el menor de los tres, poniendo su otra mano sobre su pene para estimularse. Lamentó tener que alejarse de Taehyung, pero tenía a alguien que lo quería, un menor que aguardaba por él como nunca antes.

— Joder, Kookie... — Sus ojos tintados en lujuria brillaron mientras se puso de rodillas. Escuchó el crujido de la tapa de plástico, luego las manos de Taehyung se acercaron a su cintura para ponerle lubricar más su extensión, bañando su cuello con besos y lamidas lascivas. Fue todo como un truco de magia perfectamente ejecutado por Taehyung.

La última vez que estuvieron juntos los tres, ninguno se imaginó que semanas después tendrían una catástrofe aterrizando a sus pies. ¿Ahora? No podía pensar en nada más que en la bendición de poder estar juntos nuevamente y el vapor que recorría sus cuerpos. Mientras presionaba la entrada del pelinegro, Jimin supo que su amor por él era tan fuerte como siempre, que los sentimientos que los tres compartían no habían mermado ni un poco.

— Joder, maldición, Jimin. — La cabeza de Jungkook se echó hacia atrás ante la intrusión, esa era la primera vez que estando los tres juntos el mayor de todos entraba en él y sabían que esto tenía a Taehyung extremadamente entusiasmado.

El rubio fue lento, derrapando amor con cada embestida y mirada. Estaba tan encendido y tan duro que sintió que podía hacer eso durante horas, pero estaba tan impaciente por sentir también a ese pervertido que se masturbaba observándolos a cortos centímetros de ellos, acariciándolos esporádicamente. Se deslizó hacia afuera y hacia adentro, observando la expresión de Jungkook y los pequeños estremecimientos de dolor hasta que sus ojos se abrieron nuevamente para mirarlo. No porque no lo disfrutaran, sino porque de alguna forma la mayoría de las veces terminaban en posiciones diferentes, por lo que era raro para Jimin ver esas expresiones del pelinegro y viceversa.

— Sí, está todo bien, bebé... — Le aseguró el pelinegro antes de recibir un beso de Taehyung en su cuello y boca.

Asintiendo, Jimin aceleró, sus caderas golpeando con más fuerza las contrarias. Había pasado tanto tiempo, pero Jungkook no se sentía menos bien a su alrededor. Cálido, apretado, tan firme y hermoso. Podría hacer eso por el resto de su vida si se le permitiera aunque entre ellos siempre había tanto que hacer que les era difícil apegarse a una sola cosa.

Pero luego estaba Taehyung, entrando en besar al pelinegro como siempre, robando su atención por segundos mientras se besaban y eso no le importaba. No cuando podía admirar en primera fila sus lenguas batallar, la saliva escurrir por esos labios que tan bien se compenetraban, Taehyung luego volteaba la cabeza para besarlo también.

— Tae, en mi cara. — Demandó Jungkook, medio jadeante, pero el nombrado obedeció.

Se puso de pie, su bata finalmente desapareció por completo e instantáneamente se apoyó de la cama para ayudarse a descender sin perder el equilibrio por los movimientos nada suaves que Jimin daba. Este último tuvo que acomodarse, sentándose de rodillas, un poco nostálgico por no poder besar al pelinegro ahora para no interrumpir con su tarea, pero viendo a Taehyung a horcajadas sobre su cabeza.

Como su boca se entreabría sensual, la manera en que sus ojos revoloteaban o como la lengua de Jungkook se perdía en su trasero, como movía sus caderas entre gemidos. Joder si eso no era lo más caliente y erótico que cualquiera pudiese ver. Como este cada vez que en su nebulosa se encontraba con su mirada y sonreía coqueto, bajando la vista para deleitarse con el cuerpo de Jungkook siendo penetrado de ese modo.

El nuevo ángulo de Jimin significaba un empuje menos profundo, pero podía penetrarlo mucho más rápido. Era constante, lo suficiente para mantenerlo interesado, pero ninguno de los dos iba a correrse así. No podía, no cuando Jungkook estaba preparando a Tae para él. Se inclinó para besar al castaño suavemente, sus lenguas se encontraron brevemente antes de que tuviera que sentarse y concentrarse en el menor de los tres.

El miembro de Jungkook estaba duro y latente sobre su vientre, rojo y esperando ser liberado. Este fue el motivo por el cual Jimin apartó una mano de su cadera para poder rodearlo y acariciarlo, sonriendo ante los gritos ahogados de Jungkook. Taehyung también gritó por las vibraciones, casi se cae, pero los fuertes y firmes brazos del pelinegro se ciñeron alrededor de sus muslos para mantenerlo quieto mientras continuaba devorándolo.

— Mierda. — Se quejó Jungkook sobre la entrada del castaño cuando Jimin dejó de ignorar su próstata, volviéndose mucho más salvaje de lo que esperaba esa noche, haciéndolo casi saltar en la cama cada vez que se separaba y chocaba bruscamente con ese punto en su interior.

— No te entretengas, chupa. — Ordenó Taehyung tirando de sus cabellos para que volviera a su actividad interior, intercambiando una risa cómplice con Jimin antes de inclinarse para besarlo.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo sin que las caderas de Jungkook se inclinaran hacia arriba y gimiera sin contención. Su espalda se arqueó y Jimin rodó fuera de él antes de que se corriera sobre su vientre y pecho. Parecía completamente jodido, jadeando por aire.

El rubio se quedó quieto, pasando una mano por su marcado muslo y esperando hasta que los ojos del menor se abrieran de nuevo antes de retirarse. Jungkook gimió, pero un gemido de contenido mientras yacía tranquilo, justo antes de maldecir alto al reconocer aquello que se abría bruscamente paso ahora en su interior.

— Te voy a matar, Tae. — El nombrado que se había situado en el medio de ambos rio divertido, inclinándose para besarlo.

— Debo reconocer que mi sabor mejora cuando proviene de tus labios. — Musitó quedándose quieto para que Jimin pudiera entrar en él.

Esa era sin lugar a dudas su posición preferida, cualquiera donde pudiera ser doble estimulado por ambos, donde pudiera moverse al encuentro de los dos, complacerlos y ser complacido por igual. Justo como en ese instante en el que un nada condescendiente Jimin arremetía contra él llenando su cuello de besos y él embestía a Jungkook con vehemencia.

Riendo, Taehyung tiró de los cabellos de Jimin y lo miró por encima de su hombro, indicándole tácitamente que saliera de él para después abalanzarse, tirándolo hacia atrás contra el colchón.

— Vamos a destrozar con mucho cariño a nuestro bebé, amor. — Musitó Inclinándose para morder los labios de Jungkook.

El mayor dejó escapar un grito cuando Taehyung se deslizó sobre su miembro y comenzó a rebotar obscenamente, marcando su propio ritmo. Jimin realmente no tenía nada que decir, solo miraba al castaño con deseo descarado. Él montándolos era siempre un espectáculo para la vista. Sus abdominales perdidos se marcaban y movían con cada inclinación de sus caderas, su pene golpeaba su estómago con cada rebote.

En el momento más ido, Jungkook se abrió paso en su interior, haciéndolo buscar apoyo en las caderas del castaño que relamía su labio con zalamería. Esa doble estimulación estaba perdiéndolo, no creía poder aguantar mucho más después de que ambos se unieran de esa forma en su contra.

— Mierda, Kookie, joder, te extrañé, extrañé ese glorioso pene tanto como extrañaba estar junto a los dos. — Jadeó Jimin, con la cabeza cayendo hacia atrás. — Fóllenme, oh háganme el amor como solo ustedes saben.

Apenas podía sostenerse, no podía creer que los dos fueran tan rápidos y sincronizados. Perdiendo sus manos en la cabeza de Jungkook que atrajo a su cuello mientras movía sus caderas, Taehyung gemía enloquecido por el remolino que se formaba en su vientre bajo y que pronto explotó sin necesidad de tocarse. Jungkook salió rápidamente de Jimin para perderse en él, eso había llegado ante lo previsto, pero sabía que podía alargar ese estado de éxtasis un poco más. Lo obligó a inclinarse sobre el cuerpo del rubio y se perdió en su interior, embistiéndolo con fuerza precisa, mordiendo y besando su espalda mientras el mayor ahogaba todos sus gemidos.

— ¡Paren! — Se quejó el castaño procurando alejarse de ambos sin éxito pues, su cuerpo lo traicionó, comenzando a temblar perdido mientras volvía a venirse con el miembro de Jungkook maltratando con amor su próstata. — ¡Mierda, mierda!

Jimin lo miraba con asombro como si nunca hubiera presenciado esa escena que lo mantenía al borde aun cuando Jungkook estaba fuera de él. El cuerpo trémulo de Taehyung seguía aparejándolo. No obstante, tan pronto como sintió que su objetivo con el castaño fue alcanzado, Jungkook regresó a la entrada de Jimin, yendo hacia su próstata sin contemplaciones.

Aún algo sensible, Taehyung se mantuvo en el mismo sitio, acompañando a sus novios en la liberación, volteando su rostro para recibir gustoso los gemidos y besos de Jungkook.

La espalda de Jimin se arqueó, apretándose alrededor del pelinegro con tanta fuerza que se corrió con un gemido nada bajo. Varias penetraciones más por parte de Jungkook y él también se unía a ese exquisito clímax que después de un año volvían a compartir los tres juntos. Se quedaron jadeando, exhaustos y pegados hasta que el castaño levantó lentamente y se dejó caer en la cama junto a Jimin.

— Kook, ven aquí, mi amor. — Llamó Tae aún normalizando su respiración.

El aludido que todavía estaba en el espacio exterior en algún lugar, se sentó sobre sus talones y con parsimonia se fue apartando, contemplando como de la entrada del rubio salían algunas gotas de su propia liberación. Se arrastró hasta acostarse junto a ambos, cerrando los ojos, recibiendo esa adorable ronda de besos y abrazos perezosos. Tendrían que limpiarse, pero aún recuperaban el aliento y volvían a sentir sus extremidades.

No lo sabían, pero los tres en silencio pensaban en el inicio de aquella relación. Su relación de tres solía ser vista desde puntos diferentes, pero, así como el poliamor no era para todo el mundo, la monogamia tampoco. Ya habían pasado por este punto en el comienzo, ahora, lo que el resto pudiera pensar o dejar de pensar no importaba, estar juntos era todo lo que deseaban. Cualquier problema que enfrentaron y superaron en el pasado los habían fortalecido llevándolos a ese momento.

Porque desde el comienzo su amor fue como el triángulo de las Bermudas, no entraron a propósito, nadie sabía lo que era o sabía cómo salir. No encontraban una salida porque fueron totalmente tragados por ese sentimiento al que se volvieron adictos, a ese amor de tres, a ese perfecto triángulo que cada uno de ellos como puntas únicas ayudó a crear.

— Los amo. — Musitaron adormilados los tres al unísono y esto les hizo abrir los ojos y reír, atrayéndose más a pesar del calor de sus cuerpos. — Yo también los amo.

💜💜💜
FIN

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro