Capítulo 32

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La única clase que Teresa y Henry no compartían ese día era taller, pues ella tomaba diseño gráfico mientras que Henry tomaba una relacionado con la escritura y el relato. Y gracias a ello, los dos, de manera individual, decidieron al fin hablarse.

Sentían que el tiempo estaba pasando rápido y tenían que actuar ahora mismo, por lo que en el último descanso se buscarían para finalmente salir de la tensión.

Lo mejor de todo es que ninguno estaba enterado de que ambos se estaban buscando. Teresa salía de su salón para bajar las escaleras, llegar a su casillero a dejar algunas cosas y pasar directamente al salón de Henry.

Claro que su plan no salió al pie de la letra, ya que, al mismo tiempo, él iba en dirección hacia ella. Detuvieron su paso quedando frente a frente a una distancia apropiada, sus miradas se conectaron haciendo que los demás no se sintieran presentes.

—Hola Hen...

—Hola Tere... —se interrumpieron ambos al ver que hablaron al mismo tiempo, soltando una pequeña risa nerviosa.

—Lo siento—volvieron a decir y el sonrojo los invadió a ambos.

—Tú primero Henry—se animó a hablar Teresa, después de mantener el silencio por unos segundos.

—No, tú hazlo.

—Por mí no hay problema Henry—insistió ella.

—De verdad Teresa, habla tú primero, por favor—ella no tuvo alternativa que aceptar. Dio un profundo respiro antes de comenzar.

—Bueno... primero me gustaría que habláramos en un lugar apartado, no me siento cómoda recibiendo varias miradas—dijo bajando su vista al ver a varios alumnos pasar y empezar a murmurar cosas.

Él no contesto ante eso, tomo su mano para comenzar a llevarla al mismo salón donde la última vez que estuvo ahí, les confesó su secreto a sus amigos, de igual manera cerro las cortinas y la puerta para evitar que alguien los viera o interrumpiera. Se sentaron a un lado del otro sin dirigirse la mirada.

—Yo... —empezó Teresa—, sé que después de lo que paso no hemos hablado nada y, de hecho, quería disculparme por eso—dejo un silencio esperando a que él dijera algo.

Volteó a verlo y este también la miraba, no apartaron la vista y el sonrojo comenzó a invadirlos, al igual que el sudor en sus palmas—. Lamento no haberte hablado y el evitarte en estos dos meses, pero me sentía incomoda con todo esto.

—No Teresa, yo debería disculparme contigo. No te conté todo lo que pasó porque planeaba hacerlo cuando te sintieras mejor de la fiesta, pero al parecer, fue un grave error y las cosas se complicaron aún más. Incluso sin darme cuenta también me alejé de ti porque, pensé que te enojarías conmigo.

—No me enojó el que no me hayas dicho—le sonrió levemente y bajo la mirada—. Siento que, si debería hacerlo Henry, tú debes disculparme, después de todo tú también saliste involucrado y fue muy egoísta de mi parte que sólo pensara en mí, sin preguntarte si te encontrabas bien.

—Los comentarios que escuche acerca de mí realmente me valieron una mierda, pero—Teresa regreso su mirada hacia él—, al ver que a ti si te afectaron...

—Ahora ya estoy mucho mejor, sin embargo...—negó con la cabeza—, no quiero ni recordarlos—el silencio volvió a invadirlos por unos minutos.

—De nuevo te pido perdón por habértelo ocultado, pero te juro que no pensaba quedarme callado es sólo que...—comenzó a acercar su mano hacia la de ella, claramente se dio cuenta de eso y también comenzó a acercarla—, estabas muy asustada que pensé que decírtelo te daría algo y yo...no quería eso.

Sus manos estaban teniendo pequeños toques, toques que lograban crear una corriente electrizante por todo su cuerpo, al igual que empezar a alterar las mariposas en su estómago.

—Su-supongo que fue culpa de ambos. No hablamos y dejamos que algo no los impidiera.

—Estoy de acuerdo contigo. Lamento todo lo que paso—finalmente colocó su mano encima de la de Teresa.

—Está bien, no fue tu culpa de todas formas—ella quería, enserio quería, tocar el tema del beso, pero por el momento no se sentía incomodidad y no quería romperlo al preguntar sobre eso. Sólo le dedico una leve sonrisa.

—¿Estamos bien? —De igual manera Henry evito hablar del tema, sólo para no romper el buen ambiente que se había formado.

—Estamos bien—lo observo levantarse de su asiento haciendo que ella lo imitara.

Henry se acercó a ella a abrazarla, cosa que la dejo un poco en shock, pero que al final termino aceptando. Como habían extrañado ese tipo de acciones, parecían ser comunes pero que para ese momento se sentía especial.

Terminaron el abrazo después de unos minutos dedicándose una sonrisa, luego comenzaron a recoger sus cosas para salir del salón, tratando de que los maestros no lo vieran. Sin embargo, Teresa hubiera preferido eso a encontrase con ella.

—Ya se me hacía raro que no tuvieran otro encuentro después de la fiesta, ¿ya terminaron de hacer lo que estaban haciendo?, ¿necesitaban de mucha privacidad? —Alice se encontraba enfrente de la puerta recargada sobre una de las paredes sonriendo con algo de arrogancia.

—Si "terminar lo que estábamos haciendo" —hizo comillas con las manos—te refieres a tener una conversación sobre cosas que a nadie le debería interesar, entonces sí ya terminamos. Nos vemos Alice—respondió con seriedad Henry, tomando a Teresa de la mano y comenzando a caminar por los pasillos devuelta al patio de la escuela.

—Siempre existirán comentarios malos Tere, es tú responsabilidad tomar los que te harán mejor, no intentar afrontarlos sólo para demostrar que se equivocan—dijo de la nada él.

Sus palabras parecían coincidir con otras que había escuchado, sin embargo, no le dio mucha relevancia debido a que el timbre sonó, indicando el fin del descanso y el comienzo de la última clase. Donde por mala suerte para ambos tuvieron que dejar de tomarse las manos.

"¿Escuchaste del viaje a Francia? Estoy muy emocionado por ir, ¿tú irás? Esperó que sí, me gustaría pasarla juntos, así podríamos interactuar más como hoy. Por cierto, te veías muy hermosa mientras estabas prestando atención en la junta, tú and all your little things. Espero que estés lista para pronto saber quién soy. XX"

Ok, aquí tenía dos pistas más; número uno iría al viaje y dos habló con él día de hoy, sin dejar pasar que hizo referencia a una canción de One Direction, lo cual le hizo sentir un cosquilleo, pero aquí lo importante era que ya habló con él, eso de igual forma no le ayudo en nada, pues muchos de sus compañeros se le acercaron para preguntarle si irían al viaje, sin embargo, de cinco sospechas ahora tenía cuatro.

Hasta el momento tenía información de que, sabe de sus gustos y al parecer también se decido a buscar más sobre esos, fue a su fiesta de XVI, estaba interesado en ir a Francia y finamente ese día mantuvo una conversación, o al menos una interacción, lo que sea, con él.

No negaría el hecho de que le frustraba un poco el no saber de quién se trataba pues para Teresa, era la primera vez que una persona se fijaba en ella y tenía un interés más allá de una amistad.

Agradecerle con respuesta a sus cartas las muchas palabras que le decido no era lo mismo que hacerlo frente a frente, sin embargo, también le asustaba conocerlo. No tenía expectativas, ni pensaba créalas para no salir decepcionada.

La cuestión ahora es, ¿cómo lo rechazaría? Sí, le gustaba cada carta que le escribía y guardaba cada una de ellas, a pesar de eso, sus sentimientos no habían cambiado y ahora que las cosas entre ellos dos se arreglaron, tal vez intentaría hacer algo al respecto.

Eso no quiere decir que al chico de las cartas lo tendrá como segunda opción, pero, ¿de qué te sirve amar a alguien por unas cuantas palabras en vez de su personalidad? Esa era la lógica de Teresa.

Durante esa semana y la siguiente, tenían como lapso de tiempo para entregar los permisos, ya sea con la directora de la escuela o con sus maestros de francés. Por fortuna para Teresa, Henry, Mark y Lazy ya estaban asegurados para ir al viaje, mientras que Avril sentía lo nervios subir por su cuerpo al aún no tener respuesta de sus padres. Al menos no era la única que tampoco la recibía.

De cualquier manera, esa semana se le pasó muy rápido, sin darse cuenta estaba arreglando su sala debido a que Gideon vendría a su casa esa noche para un "viernes de cine" como lo suele llamar ella misma.

Todavía se sigue preguntando porque Gideon en primer lugar quiso ver una de sus series, cuando él hace un par de meses decía que los asiáticos sólo se complican más las cosas. Era extraño, pero quien era ella para cuestionarlo.

Tuvo suerte de que ese día sus padres salieran de casa para visitar a su tía y no regresarían hasta la mañana del sábado, por lo que no tendría que soportar bromas o una situación incómoda de parte de ellos, pero eso si, ¡quería obtener una respuesta sobre el viaje!

El timbre sonó y le dio un último vistazo al lugar, la habitación estaba a oscuras, donde la única luz que existía era de la televisión, recorrió los sillones para tener más espacio y colocar variedad de almohadas y cobijas. Por último, en la pequeña mesa de enfrente había tazones con papas y dulces. Ojalá Gideon no allá olvidado las bebidas.

Abrió la puerta al oír el tercer timbrazo y sonrió en dirección a Gideon, quien por suerte no olvidó las bebidas.

—Disculpa, ¿aquí vive una chica que me encargó traer un bubble tea porque no quería nada de bebidas gaseosas para hoy? —mencionó divertido entrando a la casa, Avril rio y cerró la puerta detrás de ellos.

Ambos se adentraron a la sala donde básicamente ya estaba todo listo, ella se sentó con las piernas cruzadas mientras buscaba la serie. Gideon se sentó a su lado con ambas piernas estiradas empezando a comer de la botana que había.

Los minutos se convirtieron en una hora, en el cual ambos comenzaron a juntarse entre sí, hasta que llegaron a un punto en el que Avril tenía su cabeza recargada en su hombro.

Ninguno habló mucho, sólo para hacer uno que otro comentario, pero saben, ese silencio que se formaba jamás fue incómodo. En cambio, ambos sentían cierta tranquilidad y paz en su interior, algo que entre ellos nunca había pasado de esa manera.

En algún punto de la serie Avril dejo de mirarla para concentrase en la situación en la que se encontraba. Estaba un viernes cualquiera en su casa, viendo la nueva temporada de su serie favorita a lado de una de las personas más importantes para ella.

Pensó que lo que sentía era algo pasajero, pero el sentir un calor agradable, mariposas en su estómago, las manos sudadas y el anhelo de repetir esta ocasión, eran imposible negar que sentía algo, ¿podría llegar a ser mutuo?

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió caricias en su cabello, lo cual a ella casi no le agradaba, sin embargo, por primera vez la acción se sentía correcta.

—Y, ¿has tenido suerte con lo del viaje? —Preguntó Gideon sin dejar de acariciarle el cabello, cosa que le sorprendió mucho el que no le hubiese dicho nada.

—Según mi papá me tendrá la respuesta para antes del miércoles, pero no estoy segura de que vaya, ¿y tú? —Respondió con pocos ánimos, observando aún la televisión.

—Me dirán mañana y créeme, también pienso que no me dejarán—él dejo de ver la pantalla para voltear a verla, quien sólo se encogió de hombros—¿Sabes? Si no vamos no estaría tan mal.

—¿De qué hablas? —Se separó de él posicionándose al frente—Estamos hablando de Francia, otro continente, ¿cómo no podría ser tan malo si no vamos? —Cuestionó Avril muy confundida.

—Bueno...—la miró directamente a los ojos—, podríamos pasarla juntos esos días—Avril desvió por un momento la mirada, sin darse cuenta que esas palabras le provocaron un sonrojo.

Esta forma de hablar de Gideon le trajo una extraña sensación a su cuerpo, las manos le seguían sudando e incluso tuvo dificultad con pasar la saliva por su garganta, en eso recordó lo de la otra chica, la que de verdad le gustaba a él, por lo que posiblemente sólo lo dijo para hacerla sentir mejor.

Rio nerviosa y volvió a su lugar sin decir otra cosa. Tal vez el silencio que se aproximo fue incomodo sólo para Avril.

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