"Solo un pequeño recordatorio, nada más."

Esas fueron las palabras que le dije a Daemon.

Sinceramente prefiero que no sepa el por qué mis ojos son de otro color.

Fue después de que Vongola, o por lo menos nosotros, la primera generación, nos disolvieramos.

G se quedó con Elena... Y yo me fuí a Japón junto con Asari.

Tal vez crean que los tres rehicimos nuestras vidas como si nada, que no nos importaba lo que ocurrió.

Pero no fue así...

Después de todo, ni siquiera sé por qué pasó esto en primer lugar...

Solo recuerdo que habíamos logrado encontrar viva a Elena de alguna forma y que ella no quería que le dijéramos a Daemon.

Algunos me dirán, ¿Giotto y tu intuición no te advirtió de nada?

Pues la verdad es que no, en todo ese trayecto, incluso en el mismo día de la muerte de Daemon, mi intuición no me dijo nada.

Solo funcionó cuando ocurrió lo de Corzat pero antes y después no.

Y sinceramente, eso me carcomía el alma.

En toda mi estancia en Japón, a pesar de formar una familia, tener hijos y demás.

Me odiaba a mí mismo... Sí solo hubiera escuchado a Daemon y Alaude en su momento... No habrían atacado la mansión, Elena no hubiera resultado herida... Nada habría pasado y todos estaríamos juntos como una familia.

Eso fue lo que pensé cuando tuve que decirle a Elena sobre la muerte de Daemon.

Ugetsu fue quién me sacó de la habitación para tratar de tranquilizarme cuando rompí en llanto, no sabía con que cara mirarlos... Me aconsejó que fuera con él a Japón, ya no era bueno que permaneciera en Italia rodeado de recuerdos.

Y así fue, aún que claramente, ni con eso pude "sanarme".

Yo morí apenas con 35 años de edad...

¿Por qué?

Bueno, eso tiene que ver con mis ojos.

Al parecer, el odiarme a mí mismo con tanta intensidad provocó que yo despertara llamas de la noche, razón por la que con cada día que pasaba el color de mis ojos cambiaba a uno mucho más oscuro, como el de un cielo en la noche.

Las llamas me consumieron por dentro, matándome en el proceso.

Je... Un final digno y doloroso para alguien como yo.

¿No es verdad?

-¿Sigues allí? - preguntó una voz profunda y áspera.

-Sí, solo quiero saber en qué terminará esto- respondió el rubio a la nada.

Hacía unos años que había ocurrido esa navidad donde Daemon por fin los confronta.

Y ahora él se encontraba en el techo de la mansión Vongola viendo como el ex-arcobaleno del sol perseguía a uno de los sucesores de Daemon por todo el lugar ya que este había pedido la mano del décimo en matrimonio.

-Te aseguro que Reborn lo dejará como coladera- expresó esa voz y por un portal negro apareció el mismísimo Bermuda y se sentó a un lado del rubio.

-Jeje, entonces sí será divertido- dijo el de ojos azules.

Lo que nadie había notado en todo ese tiempo, era una pequeña cadena que se situaba en el cuello de Giotto y que estaba unida al aura de Bermuda y los demás Vindice...

Sí, después de despertar esas llamas él estuvo ligado a la "Justicia de la mafia" por todas esas décadas, solo que al estar dentro del anillo Vongola nadie lo notaba, además de que con su modo Hyper lograba ocultar la cadena y el color de sus ojos.

Ahora que había logrado hablar con Daemon, su alma dejó de tener un enlace con el anillo.

-Ya debemos irnos- anunció Bermuda, el rubio suspiró antes de asentir y dar una última mirada a los Vongola para luego pasar por el portal.

Ahora todo ha terminado ¿No?
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Ay Giotto... Giotto...

Siempre echándote la culpa a ti solito.

¿En serio creen que esto se acaba aquí?

¡Jajajajaja!

Déjenme decirles que no.

Después de todo, todavía falta mi versión...