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—¿Seguro que no lo quieres ni tantito? —preguntó una tranquila mamá Kim.

—No, carajo no —y volvió a llorar buscando consuelo al abrazar la almohada—, ¿a quién engaño? lo quiero, lo amo, es el hombre de mi vida y me duele ahora porque acabamos mal —sollozó al recordar las palabras de Frederic y Jinki sobre decir sus sentimientos ante el moreno—, fui yo mismo quien lo herí en el pasado, parte de esto es mi culpa por no haber aclarado todo pero es que ¿cómo hacerlo si ni siquiera sabía la forma?

—Oh Bummie, eso se puede arreglar hablando.

—Estoy cansado mamá, lo que menos deseo es hablar con él ahora y no por miedo o cobardía, simplemente porque ambos estamos irritables gracias a que hemos dormido poco por el trabajo.

Mamá Kim observó a su hijo, bueno él tenía razón, se veía fatal así que una siesta le vendría bien para aclarar todo después, permitió que su hijo subiera a su antigua habitación donde bastó con recostarse para quedarse dormido al instante.

Al haber dejado descansando a su hijo, bajó hacia la sala donde un pensante papá Kim le esperaba en silencio, la pareja se encogió débilmente de hombros, no podía interferir en matrimonios ajenos por lo que ellos solo serían los guías y expectadores.

—Kibum luce fatal, parece empachado.

—Oh cariño —mamá Kim abrazó a su esposo por el cuello dedicándole un tierno beso a su mejilla—, lo noté y me recuerda a mi cuando estaba embarazada de él.

—¿Será? —papá Kim boqueó sorprendido— ¿seremos abuelos después de todo?

—Posiblemente, no presionemos ahora, ellos arreglarán sus diferencias y volverán a estar juntos para darnos la noticia de que tendremos un adorable nieto.

El matrimonio Kim tomó asiento y prendió la televisión, según las exigencias de papá Kim debía hacerlo para ver Teresa ya que era la novela matutina que no se perdía mientras se dedicaba a comer palomitas. Su calma no duró mucho debido a que una hora después los apresurados y escandalosos pasos de Kibum causaron su curiosidad, lo vieron bajar agitado y aun con algunas líneas de la almohada sobre la cara.

—¿Kibum?

—Debo irme.

Urgió mientras tomaba su bolso de trabajo, antes de retirarse sacó su tarjetero donde extrajo su credencial de identificación personal, las manos le temblaban y su respiración errática le hacía ver a los señores Kim que definitivamente algo no andaba bien.

—¿Qué sucede Kibum?

—Es Minho —las emociones del traductor estaban tan sensibles por los recientes acontecimientos que empezó a llorar de nuevo—, tuvo un accidente y debo ir al hospital.

Los padres se levantaron de inmediato, papá Kim fue por las llaves del auto mientras que mamá Kim verificaba que no hubiese nada en el fuego para poder acompañar a su nervioso y llorón hijo al hospital.

—Tranquilo Kibum, estará bien.

—Es que no puede ser, hoy no es nuestro día de suerte —y para colmo sus nauseas volvieron a tal grado en que tuvo que abrazarse con fuerza el estómago para evitar vomitar aunque resultó lo contrario cuando solo tuvo tiempo de abrir una bolsa de papel para vacíar lo poco que había ingerido horas antes.

El matrimonio ahora tenía dos preocupaciones, su hijo en estado y su yerno accidentado; se mostraron comprensibles cuando el traductor logró calmar su revuelto estómago, su cara decía mucho de su salud pero para evitar más disgustos, los padres decidieron no decirle nada.

Al llegar al hospital, Kibum fue de inmediato a la recepción para solicitar información de su esposo, le preocupaba que el accidente haya sido grave o peor aún, que el golpe dejara doblemente pendejo a su señor marido.

—Está aún en revisión, le diré cualquier información en cuanto salga de observación.

Kibum se paseó nervioso por la sala, comenzaba a sudar por la baja de presión que presentaba sin saberlo y cuando menos sintió, ya se encontraba en el suelo, inconsciente.


🐸❤😺


—¿Nombre? —el doctor preguntó mientras hacía pruebas reflejo en los ojos.

—Minho.

—Llevenlo a piso, está bien, no sufrió ningún daño, solo es necesario esperar a que despierte por si solo —informó ante una atenta enfermera quien cambió de tablilla para ir hacia el otro paciente— ¿nombre?

—Minho.

—¡Ah caray! —el doctor observó a la enfermera la cual asintió comprobando el nombre— ¿tenemos dos Minho?

—Sí, Choi Minho y Song Minho —verificó la enfermera en cada tablilla de información—, Choi Minho solo tiene contractura muscular del cuello, se le suministrará un desinflamatorio y se espera a que despierte para su pronta alta, mientras que Song Minho recibió un fuerte golpe en la cabeza por lo que fue sometido a coma inducido para esperar la desinflamación del cerebro.

El doctor asintió, observó a ambos hombres sobre cada camilla y se retiró dejando a una casi nada despistada enfermera que por andar babeando por los pacientes durmientes, acomodó las tablillas de información dejando a Choi como Song.

—Tan guapos —suspiró abandonando la habitación.

Dos camilleros entraron minutos después, leyeron la información de cada paciente y se llevaron a Song Minho a piso con total calma, el hombre terminó en una habitación compartida con demás pacientes, al menos le dejaron el oxígeno puesto si no pobre hombre ya se hubiera muerto por la falta del mismo.

Mientras tanto; Minho fue acomodado cuidadosamente sobre la exclusiva cama, le colocaron la máscara de oxígeno hasta ajustarla para suministrarle bien el oxígeno, la intravenosa transparente goteaba lentamente dejando conducir el medicamento antidesinflamatorio, era demasiado ajeno a la confusión de un embobada enfermera.

Ambos estaban bajo el profundo sueño, uno debido al coma y otro gracias al sueño, por suerte ninguno estaba en peligro debido a que Song Minho había recibido el medicamento correcto sin correr riesgos, al igual que nuestro ojón protagonista, así que no se alarmen que aquí nadie se muere.


🐸❤😺


Cuando Kibum abrió los ojos, todo se movió causándole enormes nauseas; cerró los ojos con fuerza intentando alejar el malestar visual, lentamente todo se normalizó hasta que pudo abrir de nueva cuenta los ojos sin malestar alguno.

—Hijo, que bueno que has despertado —mamá Kim se levantó de la silla para ver a su niño.

—¿Qué pasó?

—Te has desmayado porque tenías la presión baja —mamá Kim tomó la mano de su hijo y negó—, cielo comprendo que estés preocupado por Minho pero piensa en mi nieto.

—¿Nieto?

—¿Qué no seré abuela?

—¡Ah! —Kibum negó dubitativo— no lo sé, no he tenido tiempo de ir al médico.

—No sería mala idea hacerte una prueba de sangre.

—¿Y Minho? —Kibum retomó la preocupación inicial que le había conducido a la camilla.

Mamá Kim suspiró largo, ¿cómo explicarle a su hijo que estaba en terapia intensiva?

—¿Mamá? —el labio inferior del castaño tembló anticipando el llanto— ¿cómo está Minho?

—Él está... delicado, ha sido inducido a coma por seguridad.

—Pero ¿por qué? ¿Qué tiene mi esposo?

—El doctor dijo que el golpe que recibió al chocar ocasionó la inflamación del cerebro y para evitar complicaciones han decidido inducirlo a coma con el objetivo de desinflamar.

—¿Es grave?

—No, tranquilo que él estará bien.

Kibum asintió, bajó de la camilla luego de haber sido revisado por la enfermera, tras una toma de presión y el chequeo de su corazón, se marchó a la sala de espera donde solicitó ver a su rana durmiente pero eso no se pudo por encontrarse en un área de suma vigilancia médica, dado ello no le quedó más que esperar al día siguiente.

Las primeras horas de la mañana fueron para Kibum un eterno martirio, no solo por no obtener información sobre su esposo, si no también por la lentitud de los análisis que se había hecho; desayunó obligatoriamente y bajo la atenta supervisión de sus padres, habló con Sooman sobre la condición de su esposo y pidió a Sulli que cancelara todas las citas de Choi hasta nuevo aviso.

Al mediodía Kibum se encontraba leyendo los resultados de la prueba de sangre; lo que venía sospechando se volvío un golpe de realidad al leer la confirmación de su embarazo, no sabía como reaccionar, ni siquiera sabía si debía reaccionar.

Estaba feliz.

Triste.

Enojado.

Con ascos y mareos.

Estaba enamorado y también desolado por no poder compartir la noticia con su esposo.

—¿Estás bien? —suegra Choi se sentó a lado del solitario joven.

—No —Kibum mantenía la mirada baja aún sobre la hoja de resultados—, necesito a Minho.

—¿Qué pasó?

—Discutimos —el castaño soltó una baja risa nasal, con total desgano—, fue uno de esos dramas donde retomamos lo que solíamos ser; nos volvimos enemigos por unos instantes y a consecuencia generó esto.

—Bueno, un drama no viene mal de vez en cuando —mamá Choi abrazó a su tan bonito nuero, porque sí, ella también había sido influenciada por papá Choi al ver que no tenían un yerno si no un nuero todo bonito y refinado—, tal vez lo necesitaban para darse cuenta de ciertas cosas.

—¿Por ejemplo?

—Amor, dime Kibum ¿qué pasaba cuando discutían en la universidad?

—Nada, terminábamos sucios mayormente porque nos arrojábamos lo primero que teníamos al alcance —murmuró ligeramente meláncolico al recordar aquellas veces en las que sus discusiones llegaban a tal grado de arrojarse hasta sus pripias mochilas—, o terminábamos jurando venganza.

—¿Les servía de algo?

—No...

—¡Claro que sí! —animó mamá Choi— ¡Los acercaba más! ¿O me negarás que simplemente dejaban las cosas y se ignoraban después?

Kibum negó con una ligera sonrisa pintada en sus labios, después de cada discusión lo que hacían eran buscarse de nuevo para tomar revancha o crear nuevas discusiones que implicaba el verse de nuevo y cruzar aunque sea palabras de villanos, pese a que nunca fue así.

—El matrimonio es un subir y bajar, pensamos que seremos felices para siempre y que será algo inquebrantable, pero no es así —la suegra suspiró viendo a su esposo quien se paseaba de lado a lado esperando alguna novedad—, su error fue creerse villanos, nunca se permitieron hablar sin sentirse amenazados, nunca bajaron la guardía y por eso ahora que sucedió de nuevo ambos se hicieron daño, porque llegaron a bajar todas sus defensas para por fin conocerse, ¿qué crees que pasará después?

—¿Volveremos a pelear?

—Eso depende de ustedes, cariño —mamá Choi tomó la hoja de análisis y sonrió gustosa—, pueden simplemente ignorar lo que han construido y volver a ser enemigos o pueden hablar de todo lo que les moleste, solucionarlo y ser felices a la espera de su primer hijo.

—Es complicado, soy complicado —Kibum apoyó la cabeza contra la pared sintiéndose cansado—, me cuesta mucho expresar lo que siento y con esto siento que he defraudado a Minho.

—Mi hijo ha sabido esperar por muchos años por ti, ahora están más cerca, han aprendido de los errores ¿por qué no empezar de nuevo cuando él despierte?

—Tengo miedo de que me rechace. —Expresó sintiendo dolor en su corazón.

—¿Quién dice que lo hará? ¿Por qué no arriesgarse? —mamá Choi se levantó dejando antes un suave beso a su sien— el miedo es natural, en ti queda vencerlo.

Kibum asintió arrugando entre sus manos la preciada hoja, estaba nervioso y con esas ganas de vomitar que no se iban, se puso en pie para calmar su malestar, también con ello se acercó al control de las enfermeras para solicitar permiso para ver a su esposo, necesitaba verlo, la angustia le estaba matando.

Pero incluso antes de que hablara, sonó una alarma que atrajo su atención, de inmediato las enfermeras buscaron en los monitores de control el paciente que estaba en graves problemas, una de las mujeres señaló de inmediato.

—Choi Minho está teniendo una alta de presión demasiado brusca.

Kibum tembló tal cual hoja, no le importó seguir a la enfermera la cual corría por los pasillos, necesitaba verlo, necesitaba decirle que lo amaba y que tenía prohibido dejarlo pero incluso antes de poder profesar esas palabras se detuvo detrás de la enfermera al ver el grave error que habían cometido.

—Él no es mi Minho.

Y Kibum solo fue expectante como la presión de ese hombre de nombre compartido estaba entrando en una fase crucial debido a que gracias a la confusión él estaba sufriendo lo que en un principio debió haber sido supervisado extrictamente.

Pero entonces ¿Dónde estaba su Minho?

¿Seguiría en terapia intensiva?

¿Continuaba grave?

Necesitaba verlo de inmediato por lo que acudió de nueva cuenta a control de enfermeras para exigir saber sobre él.

—¿Dónde se encuentra Choi Minho? El real...

—En piso, cuarto 404 —la enfermera habló observando mediante el monitor como una enfermera auxiliaba al paciente para controlar su presión.

—No, él no es Choi Minho, mi esposo ingresó ayer por accidente de automóvil.

La enfermera tecleó en busca de la información, en su registro aparecieron dos Minho con la diferencia del que el apellido era diferente.

—Oh, aquí dice que Choi Minho ingresó al pasado el medio día —informó al castaña el cual asintió—, está en piso, iré a verificar la tablilla de información dado que el resultado que arroja dice que quien tuvo el fallo de presión fue su esposo.

—¡Me parece una falta de respeto que diga eso! —Kibum colocó una mano en su pecho con la dignidad— mi esposo es guapo y no parece asaltador de microbus —chasqueó la lengua ofendido con la comparación entre el Minho de barrio y su esposo de clase alta.

—Sigame por favor.

La enfermera de buena o mala gana, caminó hacia el piso indicado, buscó el número de cama e ingresó hacia la habitación correspondiente al Minho de barrio, tomó la tablilla de información y leyó en voz alta para que un ceñudo Kibum escuchara.

—Choi Minho, 25 años, presenta contractura muscular en el cuello y raspones superficiales en la sien y los nudillos de las manos —la enfermera bajó la tablilla viendo al esposo malhumorado— ¿ve? es su esposo, ¿por qué lo niega?

—¿Me ve cara de que amo la vida al límite al casarme con un sujeto de barrio bajo?

—No es bueno negar a los esposos.

—¿Acaso piensa que mi renacuajo tendrá un padre con complejo de Brayan? —negó indignado— ¡Busque a Choi Minho!

—Señor él es...

—¡Ahora!

—Pero es que...

—Grito peor que ambulancia en carretera, o buscas a mi esposo o empiezo a gritar tu falta de capacidad para diferenciar entre un hombre de barrio y uno que es empresario, tienes dos segundos... amiguita —y sonrió como perra sátanica convencedor de que lograría su cometido.

Y lo hizo.

La enfermera se retiró de la habitación para regresar a control donde buscó con impetú al susodicho, ¿guapo? tsk, por favor, si ese Minho se veía bien guapo ¿por qué negar un esposo así?

Kibum se apoyó en la pared mientras esperaba la información correcta, no fue necesario que demorara más cuando un joven no mayor a veinticinco años y con ropa de dudosa marca, se acercó a control ligeramente molesto.

—Ese no es mi esposo.

La enfermera alzó el rostro ¿qué acaso era el día de negar marido o qué?

—¿Disculpe?

—El hombre que está en esa habitación no es mi marido, por favor ¿me ve pinta de que me encantan los ricachones?

Kibum escuchó aquello y se acercó al joven; sus vestimentas contrarias a las suyas bastaron para que se diera cuenta de que aquel joven era el esposo del hombre de dudoso estatus.

—Disculpe, he oído que se han confundido de persona, ¿puedo saber el nombre de su esposo?

—Song Minho...

—¿Minho? — Kibum ladeó el rostro, instantes después arqueó una ceja confuso— ¿también se accidentó?

—Sí, ayer después del medio día, me han dicho que está en terapia intensiva pero cuando fui a verlo resulta que no es él, ese hombre es por mucho más guapo que mi esposo.

—Por supuesto que lo es, me casé con un dios griego —habló pavoneándose por tener a Minho como esposo—, lo importante aquí es ¿cómo pudieron confundirse?

La enfermera acudió a terapia intensiva seguida de los dos esposos molestos, al llegar a la habitación, Kibum pudo observar gracias al cristal que ahí estaba su Minho, debido a que no podía pasar sin antes colocarse el traje clínico decidió observar desde la ventana como su esposo estaba en la cama.

—Mi amor...

—Ya decía yo que mi esposo no podía ser tan guapo —el esposo de Song Minho se retiró yendo hacia el piso que le había dicho Kibum.

Mientras eso pasaba, la enfermera leyó la información percatándose del grave error, por lo que acudió de inmediato a buscar a los camilleros para hacer el intercambio de pacientes, de lo contrario las lesiones internas de Song podrían agravarse al carecer de medicamento desinflamatorio; con ello Minho fue trasladado al piso que le correspondía desde un inicio teniendo a su lado a un sonriente castaño por saber que su esposo no estaba en peligro.

—Minho, despierta, debemos hablar.

Kibum besó la frente ajena, suspiró y tomó asiento mientras que su mano se dedicó a acariciar la ajena, tenían que hablar, tenía que decirle todo, sin ocultar nada más, debía compartir con él la felicidad de ser padres aunque las palabras dichas con anterioridad del moreno aun dolían, no importaba, aclararían la situación, solo quedaba que despertara.



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