Su aleta se movía freneticamente sobre las olas del mar,  había visto por primera vez algo maravilloso que al final resultó peligroso para los pasajeros del barco; nado entre los escombros,  intentando ver si había algún sobreviviente de aquel fatídico accidente.

Encontró a un joven pelirrojo el cual estaba apuntó de ser comido por dos tiburones que peleaban por el,  la sirenita angustiada,  nado hacia ellos llamando su atención.

-señores tiburones- habló la muchacha- porfavor suelten a ese humano,  no soportará un minuto más bajo el agua

-es nuestra comida- respondieron ambos molestos,  mirando a la muchacha. 

-si no lo sueltan,  tendré que llamar a papá para que los encierren en los calabozos- comentó dándose la vuelta y comenzando a nada hacia el Castillo

-¡princesa no! - gritaron aterrados,  la sirenita se detuvo y los volteo a ver

-¿lo soltaran? - pregunto la sirenita cruzándose de brazos

-claro que si princesa- habló el tiburón con una cicatriz

-solo estábamos jugando con el- comentó el otro tiburón soltando al humano.

La sirenita comenzo a nadar rápidamente hacia la superficie,  esperando que el muchacho aún estuviera con vida; se arrastró por la arena,  abrazando al cuerpo del muchacho lo acostó sobre la arena revisando que todo estuviera bien.

La joven sonrió al ver como el muchacho abría sus ojos,  ambos se quedaron viendo maravillados; el jovenes,  se sentó y quedó mucho más sorprendido al ver que Eleonor era una sirena.  Rapidamwnte a muchacha,  colocó uno de sus dedos en la boca del muchacho.

-porfavor no grites - le comunicó preocupada - podrían venir otros y atrapar me

-¿quien...... ¿Quien eres tú? - preguntó el pelirrojo confundido

-me llamó Eleonor- le dijo amablemente sonriendo le

-me llamó Raphael y yo...... - aquel joven no sabía que decir- y...... Gracias por salvarme la vida

-no fue nada- habló sonriendo le

-¡es el príncipe raphael!- se oyeron voces desde Arribas de las colinas,  la sirenita vio con horror como personas como Raphael se acercaban

-¡debo irme! - grito asustada- ¡nadie debe saber que existo!

-¿te volveré a ver? -pregunto el príncipe a la sirenita tomándole el brazo e impidiéndole que regresara al mar

-te lo prometo- habló la sirenita, 

Eleonor se acercó y beso suavemente la frente de Raphael,  quien cerro los ojos y al abrirlos ya no encontró a la sirenita.

Continuará