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Lo que menos importaba en esos momentos era el aspecto que tenía, no importaba si tenía ojeras, no importaba si no se había cambiado la camisa en días, o si su cabello estaba desarreglado, y no le importaba para nada no haberse puesto un reloj caro, o haberse puesto loción.

Y tampoco le importaba llenarse las manos de sangre.

Mucho menos si era la sangre del causante de todo ese problema.

—¿¡EN DÓNDE ESTÁN, MALDITO CABRÓN!? —preguntó arrancando la cuarta uña del alfa frente a él, Oh soltó un alarido de dolor, mirando como sus dedos sangraban, el dolor era inmenso, aún más el escozor cuando SooBin le arrojó alcohol a la herida.

Lo hizo removerse con dolor en la silla, lo hizo gritar del dolor, derramar lágrimas solamente por esas cuatro uñas que le faltaban.

Pero aún así, no dijo en dónde estaban los omegas.

—¿No vas a decir nada, maldito? —preguntó SooBin soltando una risa luego, estaba en un estado de desesperación incontrolable, tomó a Oh del cabello con fuerza— ¿¡TENGO QUE CORTARTE EL BRAZO ENTERO PARA QUE ME DIGAS!? —preguntó a los gritos antes de empujarlo, Oh cayó de espaldas, atado a la silla, adolorido pero guardándose la ubicación.

Los agentes de inteligencia nacional estaban entrenados para eso, para no delatar sean cuáles sean las circunstancias.

—Señor Choi, recibió una llamada —avisó uno de sus hombres, SooBin jadeó con la respiración errática, tomó un bate de béisbol de metal y se acercó a Oh.

—¿Quién mierda era? —preguntó antes de golpear las costillas del alfa que soltó alaridos de dolor. SooBin siguió golpeando su estómago, dejándolo sin aire en segundos. La impotencia de tener al pez gordo frente a él pero sin nada de información sobre los omegas lo desesperaba, lo angustiaba— ¡HABLA, MALDITA SEA! —gritó bateando la cabeza de Oh, con la suficiente fuerza para dejarlo inconsciente pero sin hacerle más que un pequeño corte en la cien.


Además, su desesperación aumentaba al saber que si no los encontraba primero, iría preso.

—El agente —soltó el alfa estirando el teléfono del jefe, SooBin se detuvo volteando a verlo, con la mejilla llena de sangre, las manos también, soltó el bate que hizo un ruido seco al caer. Avanzó con el alfa y le arrebató el teléfono de las manos, salió disparado fuera de esa habitación, caminando directamente a otra que estaba completamente vacía, estaba en uno de sus tantos escondites.

Se apoyó sobre una mesa llena de armamento y algunas drogas.

Miró la llamada perdida, sin dudarlo la devolvió, sintiéndose ansioso.

—Hola —saludó TaeHyun del otro lado, en la oficina principal de la agencia, llamando y teniendo su teléfono conectado al monitor principal, varios del equipo de computación haciendo el trabajo de guardar la llamada, así como buscar la dirección IP.

Todos los agentes estaban reunidos ahí, escuchando.

—¿Qué ocurre? ¿Para qué me llamas? —preguntó SooBin pasando su dorso por su mejilla, en lugar de limpiar la sangre lo que hizo fue embarrarla más.

¿Por qué otra razón te podría llamar? ¿Invitarte a un almuerzo?

¿Los encontraron? —preguntó sintiendo sus manos cambiar de temperatura, sintió sus manos frías, una opresión en el pecho, sintió sus ojos cosquillear, su vista se puso borrosa, aguantó un par de lágrimas, tragando grueso.

El alivio que había recorrido su cuerpo y mente era algo indescriptible.

Así es, ya se hizo el allanamiento y rescate necesario...

¿Cómo está YeonJun?

No deberíamos hablar de eso, hay cosas más importantes, ¿No crees?

¡Nada es más importante! ¿¡Cómo está!? ¡Carajo, dime por lo menos algo! —gritó con desespero, TaeHyun suspiró, quedándose en silencio unos segundos.

Sea como sea, y a pesar de que eran contextos diferentes TaeHyun entendía como se sentía SooBin.

Por eso, le fue sincero.

Está bien... Está bajo de peso, así como deshidratado, pero no tiene más que heridas superficiales, su bebé también está bien...

Carajo... —fue lo único que dijo dejando su mano en su frente, soltando un suspiro que denotaba el alivio que le daba la información.

Tu y yo tenemos un trato —recordó TaeHyun, SooBin cerró los ojos, tomando un respiro.

—Quiero que mi condena se reduzca a la mitad —pidió, había pensado lo suficientemente bien en eso.

TaeHyun arqueó una ceja, sintiendo algo de rabia y presintiendo que SooBin tenía algo bajo la manga.

¿Por qué motivos?

Mi condena actual es de diez años, aún así, colaboré con la agencia dándoles información lo que me reduce tres años... De esos siete años que me quedan me pueden reducir dos más...

—Sólo si hay una razón concisa.

Yo tengo a Oh —confesó, TaeHyun alzó las cejas, mirando a los demás agentes que también hicieron muecas de impresión— Fue a una subasta de omegas del otro lado de la ciudad y lo rapté, él está bajo mi poder así como toda la información que él me quiera dar... Colaboraré con ustedes entregando a Oh, así como también voy a confesar mis crimenes y las ubicaciones exactas de cada punto de escondite que tengo, mi imperio entero lo voy a entregar y confesar... Cinco años es lo único que estoy pidiendo, hice la mitad de su trabajo, ustedes consiguieron a los omegas, yo conseguí al secuestrador, yo tengo al pez gordo, Kang —habló con seguridad, paseando alrededor de la mesa, tomó un arma y jugueteó con ella mientras esperaba respuesta del otro lado.

¿Crees que eso es suficiente para reducir tu condena a la mitad?

En este país, si —afirmó sabiendo que tenía toda la razón y en todo su derecho, se estaba aferrando a las leyes del país, y al contrario de perjudicarlo, lo ayudaban.

Tienes veinticuatro horas para presentarte en la agencia.

Ustedes tienen veinticuatro horas para decirme si mi condena está a la mitad o no, si no es así, no me conviene entregarles a Oh.

¿Crees que estamos jugando?

¿Tú crees que yo estoy jugando?

Te voy a enviar una dirección, tienes doce horas para entregar a Oh en ese lugar y por obviedad, entregarte tu mismo.

Uhm, medio día... —murmuró, suspiró aceptando su destino, sabiendo que con eso YeonJun pasaría apenas y un año o hasta menos en casa por cárcel y su historial se limpiaría, estaría bien, YeonJun estaría bien si él hacía eso.

No tienes derecho a buscar un abogado, el gobierno te otorgará uno.

Nos vemos, Kang —fue lo único que dijo antes de colgar, apretó el teléfono en sus manos antes de estamparlo contra la mesa, partiendo la pantalla.

Tal vez si no fuera dejado a YeonJun sólo no estaría en esa situación, pero no había porque pensar en lo que pudo haber hecho, ya no había razón para hacerlo.

Se iba a entregar, porque ese había sido el trato, porque así YeonJun estaría cómodo, no pagaría por sus crímenes, estaría en casa.

Su imperio había acabado, y lo peor era que no le afectaba, no sentía rabia o tristeza por ello, no le importaba perder todo lo que había tardado años en construir.

Porque lo estaba haciendo por YeonJun y eso jamás sería algo malo para él.






















[...]



















Una semana y tres días durmiendo en el suelo había sido suficiente como para sentir dolor de espalda, aún así, en dónde estaba acostado ahora no era duro como el suelo.

Lo último que recordaba era entrar a una habitación con un alfa, con una cama.

¿Por eso estaba tan cómodo? ¿Lo había usado y lo había dejado en la cama?

No, escuchaba un pitido, sentía frío, se sentía cómodo, no sentía dolor en las zonas íntimas.

¿Estaba en un hospital?

Abrió los ojos con un quejido, enfocando apenas por la luz tan clara, estaba en un hospital, cubierto por una manta hasta el pecho, miró a su lado derecho, tenía una intravenosa, pero lo más importante, había alguien acostado en ese borde de la camilla.

TaeHyun estaba sentado en una silla, pero tenía los brazos cruzados sobre el borde de la camilla y su cabeza apoyada en ellos, se había quedado dormido desde hace dos horas.

Pero despertó de sopetón cuando sintió una mano en su cabeza.

—B-beom... —balbuceó abriendo los ojos, se irgió en su lugar, mirando a su novio que sólo le dió una pequeña sonrisa.

—Hola... —murmuró sintiéndose débil, con hambre, pero aliviado de estar fuera de ese lugar, de haber sido rescatado y no haberlo alucinado.

Pero no pudo decir algo o hacer más porque TaeHyun tomó su mano con cuidado, mirándolo a los ojos.

—Perdóname... —susurró mirándolo a los ojos, BeomGyu abrió la boca para decir algo pero observó como el alfa soltaba un par de lágrimas contenidas, desencadenando un llanto que tenía acumulado— Perdóname, por favor... D-debí cuidarte más... N-no debí dejarte sólo, yo lo siento tanto, lo lamento tanto... —habló mientras seguía llorando, lágrima tras lágrima, BeomGyu se quedó sin palabras.

¿Qué hombre había llorado así por él?

¿Qué hombre había llorado mientras le pedía perdón?

Ninguno.

—No es tu culpa, no fue tu culpa, Tae... —negó acomodándose para enderezarse y acunar las mejillas ajenas, secando sus lágrimas.

—Perdón por no encontrarte antes... —susurró sorbiendo su nariz sintiendo un cúmulo de emociones que jamás había experimentado y que solamente salían con llanto.

Sentía culpa, pero también alivio, emoción de verlo sano, estaba soltando todo lo que tenía acumulado de esa horrible semana y tres días.

—No es tu culpa... —susurró BeomGyu limpiando sus lágrimas con cuidado, TaeHyun sorbió su nariz, BeomGyu besó su mejilla apoyando su frente de la ajena, el alfa cerró los ojos, hipeando un poco.

Él nunca se imaginó llorar de esa manera, pero ahí estaba, como un niño llorando, hipeando y sorbiendo su nariz.

—Ya estoy bien... No me pasó nada malo... —susurró el otro sintiendo sus ojos cristalizados también, se separó pasando sus dedos por los ojos del alfa con cuidado, quitando las lágrimas.

Pero TaeHyun seguía llorando, seguía viéndolo con culpa en los ojos.

El alfa se movió, inclinándose y envolviendo al omega en sus brazos con total cuidado y cariño, cerrando los ojos para evitar derramar más lágrimas pero era imposible.

Mucho menos cuando BeomGyu lo rodeó de vuelta, sin agarrar su ropa como hacía antes, estaban rodeándolo con sus brazos, firme y con el mismo afecto.

—Mi ojitos bonitos... —susurró sorbiendo con su nariz, escuchando al omega llorar igual, sintiendo como el aroma a canela lo rodeaba, era un aroma protector, suave.

Con ese simple abrazo ya se sentía protegido, pero ese aroma que lo envolvía lo hacía querer quedarse ahí para siempre.

Sintió una caricia en su cabello, seguido de un beso suave en su coronilla.

TaeHyun sorbió su nariz, acariciando el cabello de su novio sin importar que estaba sucio.

—¿Quieres algo? ¿Agua, una ducha? —preguntó agachando la mirada, BeomGyu alzó su cabeza, mirando a su novio.

Tenía hambre, tenía muchísimo cansancio, también sed, dolor en el cuerpo, quería bañarse igualmente.

Pero había algo que superaba todas esas cosas.

—¿Cómo está Kai? —preguntó mordiendo su labio inferior esperando la respuesta de TaeHyun que pasó su mano por sus mejillas quitando las lágrimas que cayeron de los ojos del omega.

—Él está... —dejó las palabras en el aire sabiendo que no era para nada correcto decir que estaba bien— Está sano... Está en la habitación de al lado, puedes ir a verlo —ofreció recibiendo un asentimiento inmediato del omega. TaeHyun le dió espacio para bajar de la camilla, colocándole las pantuflas de hospital y sujetando su cintura cuando caminaron a la habitación contigua.

TaeHyun abrió la puerta, dejando pasar a su novio, pero se quedó afuera.

BeomGyu miró la camilla, avanzó arrastrando el suero con él, Kai estaba vestido al igual que él, también tenía una intravenosa, pero tenía vendajes y parches en algunos lugares.

El omega estaba despierto, mirando hacia la pared con una expresión neutral, pero parecía perdido, tanto que parecía no haberse dado cuenta que alguien había entrado.

—Hola... —susurró para llamar su atención, Kai sólo movió las manos y tomó la manta, la dejó sobre sus hombros, cubriéndose— ¿Como te sientes? Uhm... ¿No tienes hambre?

—Ya comí —contestó en voz baja, BeomGyu asintió acercándose un poco más— Gracias... Por conseguir la ducha... Fue riesgoso de tu parte pero lo agradezco de todo corazón —habló, tomando la suficiente valentía de voltear a ver a BeomGyu, era al primero que veía directamente a los ojos luego del rescate.

Tal vez porque sabía que lo entendía.

No es nada... Yo tomaré una y comeré, vendré a visitarte luego —prometió con una pequeña sonrisa, Kai asintió agitando con mano con la intravenosa en modo de despedida. BeomGyu se acercó y dejó una mano sobre la de Kai con sumo cuidado, lo miró a los ojos antes de hablar— Nada de lo que pasó es tu culpa, y tampoco te lo mereces, no eres menos que nadie, Kai...

—Lo sé —susurró sintiendo un nudo en su garganta, BeomGyu dejó una pequeña caricia en sus dedos.

—Yo te entiendo —sinceró con un asentimiento— Y entiendo todo lo que puedes llegar a sentir y es totalmente válido... Si quieres llorar, hazlo, si quieres romper algo también, haz lo que veas necesario para sacar ese sentimiento... Y si necesitas a alguien de apoyo, cuenta conmigo —prometió dándole una sonrisa antes de retroceder, Kai sólo le agradeció con un susurro, mirándolo irse con los ojos cristalizados.

Había sido humillado, abusado y golpeado por tres días. Llorar era algo que no había dejado de hacer desde que despertó y lo seguiría haciendo hasta quedarse sin lágrimas.

Pero eso no calmaría la rabia que sentía por dentro, el llanto no calmaría la cólera y la impotencia que tenía.

Lo único que lo resolvería era el mismo Oh.

Con una bala en la cabeza.

Una bala que él iba a disparar.
























































¿Opiniones de SooBin? ¿De Kai?

:D

The_Dark_Diamond04

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